¿Pa'que
mas?
A. Suppparo y J. Ceglie
Un
rancho atierrao al lao de un ombú
una china más criolla que el mate
un caballo que sea una luz
en vez de facón un perrito fiel
y un saludo con un beso
reboleao desde muy lejos
con cariño de mujer.
Tuito
en un campo alfombrao
de puros cardos en flor
y un petiso pelo pampa
pa'que monte cuando nazca
con mi mesma estampa
el primer varón.
Venga
pueblero mi fueye
a disputar mía traición
una china y un perrito
un curito el chupetito
y ese rancho 'e barro
mientras viva yo.
Pa'
que te acordés
A. Seitún y F. Lomuto
En
lujoso magazín,
tras lustrado mostrador,
fue con tul y sedería
que forjó tu fantasía
un futuro de esplendor;
lo hago para hacerte mal,
lo hago pa' que te acordés
que llegó el ansiado día
que la seda que vendías
te adornó la garçonnière.
Así
pasastes tu vida entre almohadones
con la finura de un rico bibelot
mas el hastío que todo lo carcome
a este "Sèvres" también lo destruyó
y los fragmentos rodaron por el suelo
sin un gemido, sin llanto y sin dolor.
También
rodastes, perdida y sin consuelo,
y en tus ojos, el llanto se posó,
y sólo hallastes alivio en un pañuelo
al que impregnabas de éter y cocó;
y así, inconsciente, grababas por el doping
la vil mueca en el fino bibelot.
Lo
hago pa' que te acordés
que el lustrado mostrador
fue con tul y sedería
que tejió tu fantasía,
tus espléndidos trousseaux;
la morfina y la cocó,
hoy, en esa garçonnière
van tejiendo con desvelo
tu mortaja como velo
de tu última toilette.
Padre
nuestro
A. Vacarezza y E. Delfino
Padre
Nuestro, que estás en los cielos,
Que todo lo sabe, que todo lo ve,
Por qué me abandonas en esta agonía?
Por qué no Te acuerdas de hacerla volver?
Se
me fue una mañana temprano,
Me dijo "hasta luego" y un beso me dió.
Mas vino la noche, pasaron los días...
Los meses pasaron, y nunca volvió!
Padre Nuestro,
Que amargura sentí ayer,
Cuando tuve la noticia,
Cuando tuve la noticia
Que tenia otro querer!
Padre Nuestro,
Si un pecado es el amor,
Para que me has encendido,
Para que me has encendido
D'este modo el corazón?
Pero
yo
Le perdono a su falta,
Ni un solo reproche, si vuelve,
Le haré.
Lo mismo la quiero, con toda mi alma,
Con todas las fuerzas de mi corazón.
Se
me fue una mañana temprano.
Me dijo "hasta luego" y un beso me dio.
Mas vino la noche, pasaron los días...
Los meses pasaron, y nunca volvió!
Padre Nuestro,
Que amargura sentí ayer,
Cuando tuve la noticia,
Cuando tuve la noticia
Que tenia otro querer!
Padre
Nuestro,
Si un pecado es el amor,
Para que me has encendido,
Para que me has encendido
D'este modo el corazón?
Padrino
pelao
J. Cantuarias y E. Delfino
Saraca,
muchachos! Dequera, un casorio!
Uy Dio, que de minas! Ta todo alfombrao!
Y aquellos pebetes, gorriones de barrio,
acuden gritando:"Padrino pelao!"
El
barrio alborotan con su algarabía...
Allá, en la vereda, se ve, entre el montón,
el rostro marchito de alguna pebeta
que ya para siempre perdió la ilusión.
Y así, por lo bajo,
las viejas del barrio
comentan la cosa
con admiración:
"Ha visto, señora,
que poca vergüenza?
Vestirse de blanco
después que peco!
"Y
un tano cabrero
rezonga en la puerta
porque a un cajetiya
manyo el estofao:
"Aquí,
en esta casa
oste non me dentra.
Me sun dado coenta
que oste es un colao".
"Saraca,
muchachos: gritemos más fuerte!
Uy Dio, que amarrete! Ni un cobre ha tirao...
Que bronca,
muchachos! Se hizo el otario.
Gritemos, Pulguita! Padrino Pelao!
"Y
aquella pebeta que esta en la vereda
contempla con pena la novia al pasar.
Se llena de angustia su alma marchita
pensando que nunca tendrá el blanco ajuar.
Paginas
de amor
J. González Castillo y L. Riccardi
Dos
hojas tiene el libro de mi amor,
y son,
y son dos cartas que guardo de ti...
Cuando primero me dijistes, sí...
cuando después me contestastes, no...
Historia de mi dicha y tu desdén
las dos,
compendian todo mi existir...
la cuna de mi fe,
la tumba de mi amor,
como capítulos sin fin...
Yo
no sé
si sus letras el olvido apagará,
pero hace tiempo las grabé
donde ya no se borrarán...
Mal y bien,
son mi pena y mi consuelo,
porque tus cartitas son,
las dos,
la historia de mi querer...
Cartas
amorosas,
páginas de amor
que la mano escribe y dicta el corazón...
Nunca saben ellas
todo lo que son.
Cuando dan la vida con sus dulces, sí...
Cuando dan la muerte con sus tristes, no...
Cartas amorosas
páginas de amor...
Pajarito
D. A. Linyera
Pajarito
arrabalero,
sos vocero
del ciudadano entrevero.
Corazón que derramas
en la esquina
parlanchina
con voz limpia y cristalina
tu canción...
Radio
humano
que palpita
y que grita
su propia angustia inaudita
de emoción,
a vocear cada mañana la hoja van:
De la pajarera urbana
sós gorrión.
Pajarito
que al raudo compás del grito
Prensa!.. Argentina!.. Nación!
vas cortando las aceras
y flameando las banderas
de tu propia perdición.
Pajarito,
no olvides que con el grito
Prensa! Argentina! Nación!
por las urbanas arterias
vas cantando tus miserias
de gorrión...
Canillita
chocarrero,
refranero,
poeta desde el callejero
corazón,
mientras tu mamita vela,
canta y vuela,
sólo la asiste y consuela
tu canción.
Mientras
ganas tus centavos
canta bravo
la canción de los esclavos,
tu canción,
que en las urbanas arterias
callejeras
vengarás un día tus miserias
de gorrión...
Pal
cambalache
M. L. Carnelli de Castro y R. Rossi
Ya
van pa' dos meses
que me abandonaste
y ahí está la pieza
como la dejaste.
Polvo del olvido
desciende constante,
desde que te has ido
y no has vuelto a entrar.
La viola que supo
calmar mis desvelos,
expresar mis quejas
y aplacar mis celos;
la catrera rante,
la percha, el ropero,
desde aquel instante
solitos están.
Y
aunque mi recuerdo
su silencio llena,
no vale la pena
volver a empezar...
Por eso, ni intento
traerte a mi lado...
Prefiero, amurado,
mi pena cantar...
Para no tentarme
y hacer que regreses,
después de dos meses
voy a reaccionar.
Y esos cachivaches
que guardo en la pieza
hoy pal cambalache
los voy a fletar.
Recuento
las horas
desde que te fuiste,
y aunque no te lloro
me pongo algo triste.
Estufo y cabrero
lamento tu olvido,
pues sé que te has ido
pa' no volver más.
¿Qué querés que le haga
si sólo no me hallo,
soltero en la pieza
con tanto bagayo?
Aguanté dos meses
rompiéndome el mate,
pero pal remate
tus pilchas se van.
Palermo
J. Villalba, H. Braga y E. Delfino
Maldito
seas, Palermo!
Me tenés seco y enfermo,
mal vestido y sin morfar,
porque el vento los domingos
me patino con los pingos
en el Hache Nacional.
Pa' buscar al que no pierde
me atraganto con la Verde
y me estudio el pedigre
y a pesar de la cartilla
largo yo en la ventanilla
todo el laburo del mes.
Berretines,
que tengo con los pingos,
metejones, de todos los domingos...
Por tu culpa me encuentro bien fane...
Que le voy a hacer, así debe ser!
Ilusiones del viejo y de la vieja
van quedando deshechas en la arena
por las patas de un tungo roncador...
Que le voy a hacer si soy jugador!
Palermo,
cuna del reo,
por tu culpa ando sin cobre,
sin honor ni dignidad;
soy manguero y caradura,
paso siempre mishiadura
por tu raza caballar.
Me arrastra más la perrera,
mas me tira una carrera
que una hermosa mujer.
Como una boca pintada
me engrupe la colorada
cual si fuera su mishe.
Palomita
blanca
F. García Jiménez y A. Aieta
Su
ausencia esta congoja me dio,
y a veces su recuerdo es un bien
que pronto se me ahoga en dolor...
Y nada me consuela
de ir siempre más lejos
de verme sin ella.
Mi paso va adelante
y atrás el corazón.
El rumbo que me aleja tan cruel,
me roba sus caricias de amor,
y sólo el pensamiento la ve,
la escucha embelesado,
la besa con ansias,
la siente a mi lado.
Y voy, así soñando,
más lejos cada vez...
Blanca
palomita que pasás volando
rumbo a la casita donde está mi amor,
palomita blanca, para el triste ausente
sos como una carta de recordación...
Si la ves a la que adoro,
sin decir que lloro, dale alguna idea
de lo muy amargo que es vivir sin ella,
que es perder su amante calor...
Sigan adelante, pingos de mi tropa,
que de un viento errante somos nubarrón,
y en un mal de ausencia se nos va la vida
siempre a la querencia dándole el adiós...
Palomita blanca!
vuela noche y día de mi nido en busca
y escribí en el cielo con sereno vuelo:
"No te olvida nunca, sólo piensa en vos".
No
sabe aquel que nunca dejó
su amada a la distancia, el pesar
que el alma impone un duro rigor,
que viene de ladero,
que a ratos la nombra
midiendo allá en la sombra
los pagos que dejó...
La he visto entre mis brazos llorar,
la he visto al darme vuelta al partir
su tibio pañuelo agitar,
y luego irse achicando
su imagen lejana...
y en mi alma agrandado
su encanto... y esta pena
de no tenerla más...
Pan
C. Flores y E. Pereyra
El sabe que tiene para rato largo,
la sentencia en fija lo va a hacer sonar.
Así, entre cabrero, sumiso y amargo
la luz de la aurora lo va a saludar.
Quisiera que alguno pudiera escucharlo
en esa elocuencia que las penas dan,
y ver si es humano querer condenarlo
por haber robado un cacho de pan.
Sus
pibes no lloran por llorar,
ni piden masitas
ni dulces, ni chiches, Señor!
Sus pibes se mueren de frío
y lloran hambrientos de pan.
La abuela se queja de dolor,
doliente reproche que ofende a su hombría.
También su mujer, escuálida y flaca, en una mirada
toda la tragedia le ha dado a entender.
Trabajar?
Adonde? Extender la mano
pidiendo al que pasa, limosna, por que?
Recibir la afrenta de un "perdone hermano"
el que es fuerte y tiene valor y altivez.
Se durmieron todos, cacho la barreta,
se puso la gorra resuelto a robar.
Un vidrio, unos gritos carreras, auxilio,
un hombre que llora y un cacho de pan.
Pan
comido
E. Dizeo y I. Gómez
Sos un caído de la cuna, un pobre diablo, un maleta.
En los handicaps corridos siempre quedaste parao.
Te has perdido el vento al poker
porque no tenés carpeta
y, sin embargo, en la vida nunca falta un guey corneta
que haga girar la bolilla que sos un tigre mentao.
El hombre en pista liviana,
en barrosa y en pesada
si tiene sangre en las venas
jamás se debe achicar...
Y a vos te han visto hacer buches
amainando en la parada...
Tendrás muy buenos aprontes,
sos de mucha atropellada
pero, en finales reñidos,
sos mandria, sabes temblar.
Si
no hay clase, por que causa la vivís dándote dique?
Al fin y al cabo, que hazaña en tu cartilla cayó?
Seguí no mas bellaqueando, creyéndote un buen dorique que,
si
me apurás un poco, vas a quedar en el pique
pa' que chillen los muchachos que en todo primero yo.
Lo que uno sabe de viejo
a vos te falta, botija.
Sos potrillo de dos años.
Recién darás mucho sport
cuando andes como yo anduve
como bola sin manija...
Tenés que nacer de nuevo
para correrte una fija...
Aunque te juegues el resto
no llegás al marcador.
No
servís pa' acompañarme ni siquiera en la partida.
No tenés chance ninguna... Pa' mi que sos roncador...
Nunca marcaste buen tiempo... Es muy pobre tu corrida...
Cuando no se abre en el codo se me manca en la tendida...
Te falta mas performance pa' salir de perdedor.
Paquetín,
paquetón
S.Merico, C.Dedico y G.Ziglis
Era
un tano zapatero
que un begén acariciaba
y las horas se pasaba
pregonando el berretín,
de que un hijo canillita,
vareador de cuando en cuando,
le saliera debutando,
como yo soy aprendiz.
Y
fue así que cierta tarde,
el begén se realizaba
y el canilla se afilaba
en un pingo e'pedigré.
Y
al largarse la carrera,
el botija abatatado,
al picar quedó parado
y llegaba a placé.
Paquetín,
paquetón
yo quisiera saber,
hasta cuando sin chance
la vas a correr.
Paquetín,
paquetón
un consejo escuchá,
no te metas a loco
y la fusta largá.
Paquetín,
paquetón
quien te ve desfilar
se tendrá que reír,
no sabés ni montar.
Paquetín,
paquetón
qué buscas? qué querés?,
ya no se que esperás
pa'largar de una vez.
Mientras
tanto el zapatero,
masticando su amargura,
sigue haciendo compostura
pa'poderla así vivir.
Y
el botija encaprichado
que se siente un torterolo,
al viejo lo vuelve colo
palpitando un porvenir.
No
dejés que así te engrupa
y escuchame, tano viejo,
voy a darte el buen consejo
que tal vez necesitás.
Envolvelo
a ese paquete,
arrollalo como bola,
encajale mucha piola
y a los lagos lo tirás.
Paquetín,
paquetón
quien te ve desfilar
se tendrá que reír,
no sabés ni montar.
Paquetín,
paquetón
qué buscas? qué querés?
ya no sé que esperás
pa'largar de una vez.
Para
quererte nací
J. Razzano y C. Gardel
Sos
la tibia resolada
sos la tibia resolada que calienta mi existir
la que no me hace sentir el frío de la mañana
sos grueso poncho de lana que cobija mi osamenta
contra la ruda tormenta de mi vida borrascosa
la que en noche tenebrosa la paz de mi alma sustenta
quisiera desparramar
quisiera desparramar florcitas en tu camino
para que tu pie divino no se fuese a lastimar
yo me quisiera explicar pero explicarme no acierto
de que sos el cielo abierto donde quisiera subir
para quedarme a vivir como paria en el desierto
yo pa' quererte nací
yo pa' quererte he nacido paloma del alma mía
soy matrero y quien diría que vos sola me has vencido
un amor desconocido siento que mi amor provoca
y con una fuerza loca siento que se va mi alma
y solo encuentro la calma cuando te beso en la boca
Parlez-moi
d'amour
J. Lenoir
Il
est si doux,
mon cher trésor,
d'être un peu fou:
la vie est parfois
trop amère
si l'on ne croit
pas aux chimères...
Le chagrin est vite passé,
il se console d'un baiser,
du coeur on guérit la blessure
par un serment qui le rassure.
Parlez-moi
d'amour,
redites-moi des choses tendres...
Votre beau discours,
mon coeur n'est pas las de l'entendre,
pourvu que toujours
vous répétiez ces mots suprêmes:
"Je vous aime"...
Vous
savez bien
que dans le fond
je ne crois rien
mais cependant
je veux encore
écouter ce mot
que j'adore...
Votre voix aux sons caressants
qui le murmure en frémissant
me berce de sa belle histoire
mais malgré moi, je veux y croire.
Háblame
de amor (Parlez-moi d'amour)
J.
Lenoir
Traducido por Sara Bonavetti
Es tan dulce
mi querido tesoro,
Por ser un poco loco
La vida es, sin embargo
muy amarga
si uno no cree en las quimeras...
La pena se pasa rápidamente,
se consuela con un beso,
del corazón uno cura la herida
por un juramento que la tranquiliza.
Háblame de amor,
Vuélveme a decirme cosas dulces...
Tus hermosas palabras
mi corazón no está cansado de escucharlo,
Aunque siempre
Repitas estas palabras supremas:
“Yo la amo”.
Vos sabés bien
que en el fondo
yo no le creo nada,
pero sin embargo,
deseo aún
escuchar esta palabra
que yo adoro...
su voz con sus sonidos afectuosos
que el murmullo
me ilusiona con su bella historia
pero a pesar mío, yo deseo creerle.
Pasan
las horas
C. Camba
Pasan
las horas
cual lenta caravana
por el desierto
de mi corazón,
y las primeras canas
no me las traen los años,
sino los desengaños
que quitan la razón.
Pasan
las horas
y sufro como ayer;
tortura mi existencia
la cruel indiferencia
de aquella que amé tanto
con mágico querer;
y en medio del quebranto,
la quiero todavía,
y llega un nuevo día
viviendo un padecer.
Pasan
las horas
eternas de desvelos,
indiferentes,
siempre, a mi dolor;
ni un pálido consuelo
refleja el alma mía,
y me sorprende el día
delirando de amor.
Las
horas crueles
no llevan mi sufrir
errante y a deshora,
siento tocar las horas
con goce de misterio
profundo en mi sentir.
Parece un cautiverio
la plaza solitaria,
y el silencio plegaria
piadosa del morir.
Paseo
de Julio
E. Fresedo
Paseo
de julio, tu vieja recova
recuerda otras horas que no olvidé.
Sembraron ropas en tu vereda
y en tus agencias pusieron miel.
Paseo
de julio, saludo primero
de los forasteros que alegres van.
Rudos sus cuerpos como el acero
buscando tierras que trabajar.
Y
en esos cafetines, guardados entre sombras,
soñaba un buen muchacho que quiso de verdad.
Y al son de los violines rimaba allí sus coplas,
bebiendo a cada rato los sorbos de su mal.
Recuerdo
que una noche muy pálido decía:
No sé qué hay en mi pecho, me falla el corazón.
Y aquella misma noche la novia que tenía
de un trazo había deshecho su dicha, su ilusión.
Paseo
de julio, tu vieja recova
recuerda otras horas que yo olvidé.
Sembraron ropas en tu vereda
y en tus agencias pusieron miel.
Paseo
de julio, saludo primero
de los forasteros que alegres van.
Rudos sus cuerpos como el acero
buscando tierras que trabajar.
Tus
arcos como un puente que pesan por sus años,
tus luces de colores, tiraron mi ansiedad
y así al pasar enfrente de aquél café el muchacho
se me cruzaba entonces y quise preguntar.
Yo
vi en la misma mesa que aquél siempre ocupaba
un marínero amigo, que fijo me miró.
Y cuando la cerveza sus labios ya mojaba
me dijo: Fui testigo, murió el pobre de amor.
Patadura
E. Carreras Sotelo y J.López Ales
Piantate
de la cancha, dejale el puesto a otro
de puro patadura estas siempre orsay;
jamás cachas pelota, la vas de figurita,
y no servís siquiera para patear un hans.
Querés
jugar de forward y ser como Seoane,
y hacer como Tarasca de media cancha un gol,
burlar a la defensa con pases y gambetas
y ser como Ochoita el crack de la afición.
Chingás a la pelota, chingás en el cariño,
el corazón de Monti te falta, che, chambón.
Pateando a la ventura, no se consiguen goles, con juego y picardía
se altera el marcador.
Piantate
de la cancha que haces mala figura
con fouls y brusquedades te pueden lastimar;
te falta tecnicismo, colgá los papirulos.
De linesman hay puesto, si es que querés jugar.
El
juego no es pa' otarios, tenelo por consejo
hay que saber cortarse y ser buen shoteador
en el arco que cuida la dama de tus sueños,
mi shot de enamorado acaba de hacer gol...
Sacate
los infundios vos no tenés más chance,
ya no sacas pelota, la vas de puro aubol.
Te pasa así en la cancha de amor donde jugamos; mientras corres
la liebre te gano el corazón.
Pato
R. Collazo
Ayer
te vi pasar
con aires de bacán
en una vuature copera;
te salude y vos te hiciste el gil
como si no me conocieras.
Llevabas en tu carablanca de fifí
mas polvo que una carretera.
Y fue tal la bronca que yo me agarre,
que quise gritarte así:
Pato
fuistes en todo momento,
pato, aunque quieras despistar;
seco, hoy tenés apartamento
y te pagan mucho vento pa lucirte en el Pigall.
Pato, atorrante, desgracia'o,que te peinas a la gomina,
Pato, hoy sos milonguero y compadrón;
cuando te dé el espiante la mina,
pasaras por nuestra esquina a mangar para el buyón.
De
lo que fuiste ayer ya nada te quedo,
muchacho rante de mi barrio,
quien te viocomo te he visto yo,
manyá que sos un pobre otario.
Recuerda que la vida de cualquier bacán
tiene más vueltas que la oreja, y que, si un día
la suerte no va al suburbio volverás.
Pato
fuistes en todo momento,
pato, aunque quieras despistar;
seco, hoy tenés apartamento
y te pagan mucho vento pa lucirte en el Pigall.
Pato, atorrante, desgracia'o,que te peinas a la gomina,
Pato, hoy sos milonguero y compadrón;
cuando te dé el espiante la mina,
pasaras por nuestra esquina a mangar para el buyón.
Patotero
sentimental
M. Romero y M. Joves
Patotero,
rey del bailongo
patotero sentimental,
escondes bajo tu risa
muchas ganas de llorar.
Ya
los años se van pasando,
y en mi pecho no entra un querer,
en mi vida tuve muchas, muchas minas,
pero nunca una mujer...
Cuando
tengo dos copas de mas,
en mi pecho comienza a surgir,
el recuerdo de aquella fiel mujer
que me quiso de verdad y que ingrato abandone...
De
su amor, me burle sin mirar,
que pudiera sentirlo después,
sin pensar que los años al correr
iban crueles a amargar a este rey del cabaret.
Pobrecita
como lloraba
cuando ciego la eche a rodar,
la patota me miraba, y …
no es de hombre el aflojar.
Patotero,
rey del bailongo
siempre de ella te acordaras
hoy reís, pero en tu risa,
sólo hay ganas de llorar.
Pedime
lo que querés
J. Caruso y F. Canaro
Recitado
Mira
pebeta piantate del conventillo
vas a ver que cotorro te voy a instalar
yo soy muy bacancito allí dende me ves
mirá escuchá
Cantado
Si
tenes el berretín de ser mina de gran brillo
piantate del conventillo y venite a mi bulín
yo te puedo asegurar que si te venís conmigo
lo pongo a Dios por testigo que nada te ha de faltar
Departamento
alfombrado "chaise longue, secretaire"
y un negro que te eche aire vestido de colorao
en ves de un piano dos pianos, uno a manija otro'e cola
pa'que te sentés vos sola y toques a cuatro manos
Catrera
estilo oriental con palio y con mosquitero
y hasta un par de pebeteros fabricación nacional
y en un rincón del bulín he puesto para adornarlo
cuando vamos a acostarnos un gran Buda y un budín
Cortinas
de mil colores colchas a mano bordadas
almohadillas festoneadas bordadas con muchas flores
retratos a la "art noveau" jarrón, florero, maceta
varias mesas con carpetas y negligé a lo "gateau"
pedime nomás mi vida, pues no tenés más que hablar
que yo te voy a comprar todo lo que vos me pidas
de nada te has de quejar, y pa'que tengas de todo
vendas, tintura de yodo para poderte fajar.
Perdón
viejita
J. J. Saldias y O. N. Fresedo
¡Perdón,
viejita!
única amiga
que me reciba
tu bendición;
yo me arrodillo,
beso tus manos,
y una y mil veces
pido perdón.
Yo
estaba loco,
fui un pobre hombre,
yo la quería
con devoción;
vos me decías
"Tené cuidado",
yo enceguecí
de pasión.
Aquella
noche
junté mis pilchas
y sin decirte
tampoco adiós,
te abandonaba
viejita mía
para cambiarte
por otro amor.
Tuve
el castigo,
porque cobarde
me dejó solo
sin tu querer;
y desde entonces
con tu memoria
mi soledad
acompañé.
Mamita,
hoy vengo
pa' regalarte
dulces sonrisas
en tu vejez;
serás abuela,
voy a pagarte
toda la pena
que te causé.
Perdonada
E. Cárdenas y R. Rossi
En
la triste soledad
que abraza mi existir,
que agranda mi dolor,
esa nieve quedará,
la rosa de ilusión
que hartó mi juventud.
Quiero
luchar por vivir,
pero en mi loco afán,
los años rodarán;
que nadie sepa
que ya se muere
por aflicción
mi pobre corazón.
Quién
diría
que otra vez, arrepentida,
volverías
para pedirme perdón;
hoy me miras
y mucha pena me da
lo que contemplo: tu faz,
pálida por la traición.
Por
nuestro hijo
yo perdono tu desvío;
no te aflijas
porque me hagas padecer:
algún día
que comprendas como yo;
sabrás que el amor de un hombre
por otro amor perdonó.
Pero
si me ves morir,
bebiéndome la hiel
de amargo sinsabor,
no te acerques hasta mí,
como lo hiciste ayer,
mintiéndome tu amor,
que ya sabes que la luz
no ha de volver jamás
a nuestra juventud.
Déjame
solo,
deja que llore
la decepción
que hay en mi corazón.
Perdóname
Señor
V. Servetto y F. Pracánico
Me dicen que soy malo,
que vive en mis entrañas
el odio permanente
de ideas muy extrañas,
que no supe querer.
Que
soy un degradado,
borracho, indiferente,
es que desengañado
repruebo al inocente
que adula la mujer.
Porque
quiero dejar como castigo,
mi pena, mi desprecio y todo el amargor,
para toda mujer, para el amigo,
yo ya tiré la cruz, perdóname señor.
Yo
he pasado también aquellas horas
de falsas alegrías en mi juventud,
se han muerto mis flores, mis auroras,
por eso a nadie debo amor ni gratitud.
Me
dicen que soy malo,
que vive en mis entrañas
el odio permanente
de ideas muy extrañas,
que no supe querer.
Que
soy un degradado,
borracho, indiferente,
es que desengañado
repruebo al inocente
que adula la mujer.
Me
dicen que soy malo,
que anido la amargura,
que estoy ensombrecido,
es que no hallé ventura
ni cuando quise amar.
Por
eso que me río
de la desgracia ajena
y tétrico y sombrío
me burlo de mi pena,
porque no sé llorar.
Perfume
de mujer
A. Tagini y J. Guichandut
Mujer,
te acuerdas de mi?
Yo soy aquel muchacho soñador
que hallaste tú, cargado con la anemia
de su vida bohemia de ensueño y de dolor.
Yo soy aquel que lucio,
como blasón, su moño volador
y que cenó en sus noches de infortunio
con pan de plenilunio y vino de ilusión.
Calida
y fiel, gota de miel,
que puso el alma en el besar,
tu recordación sume al corazón
en negro abismo de pesar.
Torpe de mí, que no preví,
el desencanto amargo de hoy,
dulce y fiel mujer, ya sin tu querer,
no se quien soy ni adonde voy.
Fortuna,
fama y laurel
solo en tu amor halle luz de verdad,
y en un recodo brusco del destino
me aparto del camino de la felicidad.
Lejanas glorias de amor,
mi boca hoy busca besos como ayer,
y nada más a mi lado perdurable
esta tu inolvidable perfume de mujer.
Pero
hay una melena
J. Bohr
Antes,
femenina era la mujer,
pero hoy con la moda se ha echado a perder;
antes no mostraba más que rostro y pie,
pero hoy muestra todo lo que quieran ver.
Hoy más de una niña parece un varón,
no les falta a algunas más que usar bastón,
Y lo que me causa más indignación
Son esas melenas que usan las "garçonne".
Lo
que más detesto es la melena
Porque a la mujer convierte en nena.
Pero
hay una melena,
Melenita de oro,
Que es una fortuna:
La de mi tesoro.
Pero
hay una melena
Que me vuelve loco,
Y es su melenita:
Su melena de oro.
Más
de una jamona que anda por ahí
Se ha cortado el pelo para despistar
Y está convencida que peinada así,
Los hombres, al verla, la van a adorar;
Y anda por Florida, palpitando un flirtee,
Y con su flequillo y el pelo cortón,
No sabe, la ingenua, que más que mujer
Parece la pobre Cristóbal Colón.
Por
eso detesto a las melenas:
Sólo les va bien eso a las nenas.
Piedad
L. De Biase y C. Perccuoco
La
tarde agonizaba, la noche se aproxima.
De un templo las campanas llamaban para orar,
cuando una joven triste, de rostro demacrado,
con gesto resignado se inclina ante el altar.
Hay
un profundo dolor
en su palidez mortal.
Sus ojos dicen claro
que lloran sin cesar.
Ruego
por el hombre que yo quiero
Dice con amargo sinsabor,
Ruego por su vida que es mi vida
Ruego esta plegaria de amor.
Ruego por el hombre que me has dado,
Ruego por quien no podré olvidar,
Lloro porque ahora me lo quitas
Para toda una eternidad.
La
noche silenciosa tendió su negro manto,
el templo, solitario parece ya quedar,
cuando una triste queja se escucha en el espacio
que dice sollozando: Piedad, Señor, piedad!
Pituca
E. Cadícamo y R. Ferreyra
Niña
bien de apellido con ritornello
que tenés "senza grupo" figuración
que parecés por todo tu "ventichelo"
la sucursal del banco de la Nación.
Que estás comprometida con Albertito
un elegante yachtman del Tigre Club
que tiene un par de anchoas por bigotito
y pa' batir "araca", dice "mondiú".
Che,
Pituca...
Quien tuviera la alegría
de tener una alcancía
como la de tu papá.
Y un anillo
con la piedra incandescente
de esos que usa indiferente
pa' entre casa tu mamá.
Che, Pituca...
No derroches los canarios
que a tu viejo el millonario
lo voy a ver al final
con la bandera a media asta
cuidando coches a "nasta"en alguna diagonal.
Tenés
un galgo ruso que no es pa' liebre
y se pasa una vida fenomenal
te juro que al pensarlo me cacha fiebre
y qué lindo sería ser animal!
Así de gusto en gusto llena de plata
vos encontrás la vida color salmón
pero yo que soy pobre como una rata
la campaneo sin grupo color carbón.
Pobre
amigo
J. Rial y G. Barbieri
Mi
pobre amigo, leal y sincero,
fue compañero de juventud,
y torturado por un quebranto,
perdió el encanto de su salud.
En sus momentos espirituales,
era sublime, y en su capuz
sólo abrigaba nobles ideales
como raudales de blanca luz.
Pero
su loca pasión
por el juego y la mujer
trajo su degradación
y estaba bajo la acción
de un triste padecer;
y aunque quiera ya eludir
esa sierpe de su mal,
no lo podrá conseguir,
es su signo fatal,
tendrá que sucumbir.
Hoy
que se siente sin energía,
piensa en la dicha que se fugó,
piensa en lo fútil de sus orgías,
de las milongas y del fagot;
llora en silencio su decadencia
mientras el vicio sigue con él,
él que no duerme en su inconsciencia,
para que olvide su vida cruel.
Yo
quisiera aminorar
su precaria situación,
pues entiendo que ayudar
a un amigo ejemplar
es una obligación...
Y pudiendo concebir
su pesar abrumador,
desearía compartir
sus horas de sufrir,
sus horas de dolor.
Pobre
chica
O. Fresedo y E. Fresedo
Pobre
chica!
murmuraban al pasar
Pobrecita!
con sus flores gana el pan
la florista de Maipú.
Quien la viera
sus ojitos mirar
con temor de ver la luz.
Su
canastita fue
la compañera fiel,
guardando en su tesoro
ramitos de clavel,
jazmines, margaritas,
de nardos las varitas
las quiso como de oro,
fue todo su vergel.
Y
a un joven al pasar
explica su pesar;
le compra su canasta
las flores y se va.
Recuerdo que dijeron
después nos casaremos,
si aquella esquina hablara
de tristeza iba a llorar.
(bis)
Su
cara angelical
dejaba resaltar
los ojos que muy negros
se asoman por mirar.
Coqueta y tan sencilla
un gesto la ilumina,
va al viento su cabello
y le abre el delantal.
Y
muchos que al pasar
la vieron con piedad,
dirán si ellos se enteran
las flores son su hogar.
Con suerte aquella chica
cambió sus margaritas
y el hombre que quisiera
fue suyo de verdad.
(bis)
Pobre
colombina
E. Falero y V. Carmona
La
fiesta está en su apogeo,
la eterna paz se quebranta;
las mascaritas sus voces levantan,
el dios Momo canta, ríe el dios Morfeo.
La fiesta está en su apogeo,
todas son bromas y chistes;
la Colombina tan sólo está triste,
de luto se viste, no quiere cantar.
La
Colombina está triste y da pena
pobrecita nena, tan linda y tan buena.
La que antes fue reina de la alegría,
sus gracias lucía y siempre reía,
no quiere cantar, no quiere reír;
tan grande es la pena que la hace sufrir,
le pide al Supremo, la deje morir.
Es
que Pierrot la ha engañado,
se fue con su mandolina
siguiendo el paso de otra colombina,
de líneas más finas, de pelo ondulado.
Mas no sabe que ha dejado
un corazón dolorido
pero después volverá arrepentido
y al ver solo el nido tendrá que llorar.
Pobre
corazón mío
P. Contursi y A. Scatasso
Cotorro que alegrabas
las horas de mi vida,
hoy siento que me muero
de angustia y de dolor.
Vivir sin la esperanza
de la mujer querida.
Sentir la herida abierta,
sangrando el corazón.
Si aun conserva el piso
la marca de las huellas
que en noches no lejanas
dejaba al taconear!...
Y aun en el ambiente
las miradas aquellas
de aquel guapo malevo
que la saco a bailar.
Entonces en mis ojos
sentí dos lagrimones...
Sacando los cuchillos
salimos el y yo...
Y cuando me llevaban
seguían los bandoneones
y la mujer aquella
entró al baile y bailó...
Pobre
corazoncito
P. Numa Córdoba y V. Grecco
Pobre
rosa, linda china
de mirada mortecina
como vela de bulín
que paseas noche y día
y lucís con gallardía
tu cuerpito remonín;
yo te veo por Florida,
siempre sola, entristecida,
y hay un algo que no sé
que destilan tus miradas
con ojeras azuladas;
pobre china, ¿qué tenés?
Si
sos regia en tu presente
con alhajas y pendientes
y te siguen niños bien
que te miman generosos
con regalos muy hermosos
y andás triste, ¿por qué es?
Ya me apena ver tu cara
que se te pone muy rara,
pesarosa o con desdén.
Si sos una flor fresquita
que te llaman cachondita,
¿por qué, entonces, padecés?
Hoy
me es fácil comprender
que tu quebranto infinito
es por tu corazoncito
que anhela mucho querer,
y como huérfano está
de esa sublime pasión.
Sufre, el pobre, con razón
y se siente fenecer...
Ay, pobre corazoncito,
cuando tengas tu amorcito
dejarás de padecer.
Pobre
flor
C. Gardel y J. Razzano
La
flor de mi ilusión, la mato el frío de un invierno
cruel de ingratitud y dolor, pobre flor,
hoy es sepulcro y paz de mis ansias de pasión.
Porque no vuelve mas?lo que ame con frenesí.
Hay que se han hecho los besos,
que con embeleso, me distes a mí.
Todo
lo cubrió el olvido,
con su manto triste para no volver.
Siendo mi ilusión primera
solitaria tumba de mi último amor.
Juramento vano de una boca ardiente con ponzoña,
y maldición llevo el recuerdo grabado.
Como
una mortaja eterna
sobre el alma mía triste la cubrió
y por eso entre tinieblas
voy meditabundo vagando al azar,
con tu nombre escrito con una sentencia de no poder
olvidar el corazón que te amó.
Pobre
gallo bataraz
J. Ricardo y A. Herschell
Pobre
gallo bataraz
se te está abriendo el pellejo,
ya ni pa dar un consejo,
como dicen, te encontrás,
porque estás enclenque y viejo,
pobre gallo bataraz.
Pero
en tus tiempos, cuidao,
con hacer bulla en la siesta,
se te paraba la cresta
y había en la arena un finao
y siga no más la fiesta
porque en tus tiempos, cuidao...
Era
de larga tu espuela
como cola de peludo
y a más de ser entrañudo
eras guapo sin abuela,
porque hasta el más corajudo
sintió terror por tu espuela.
Si
en los días de domingo
había depositada
ya estabas de madrugada
sobre el lomo de mi pingo,
había que ver tu parada,
pocas plumas el domingo.
Y
si escaseaba la plata
o andaba medio tristón,
entre brinco y reculón
me picaba la alpargata,
como diciendo patrón,
ya sabe si anda sin plata...
Pobre
gallo bataraz,
nunca te echaré al olvido,
pimiento ni maíz molido,
no te ha de faltar jamás
porque soy agradecido,
pobre gallo bataraz.
Pobre
madre (A mi madre)
C. Gardel y J. Razzano
Pobre
madre yo tal vez,
pobre madre yo tal vez
culpable sea en la vida
de ese dolor sin medida,
que sientes en tu vejez.
Tú en cambio en mi niñez
me has dado vida y calor;
me besaste con ardor,
en la flor de mi existencia;
y yo con mi indiferencia...
y yo con mi indiferencia...
!sólo te he dado dolor¡
Tú en tu seno me llevaste,
tú en tu seno me llevaste
cuando me has dado la vida;
hermosa madre querida,
de caricias me llenaste;
amorosa me dejaste
en aquella edad temprana
para contemplar mañana
lleno de pena y tristeza,
sobre tu bella cabeza,
sobre tu bella cabeza
!por mí, la primera cana¡
Perdonáme madre mía,
perdonáme madre mía
no maldigas mi existencia
dale de tu amor la esencia
a un alma triste y sombría,
no me niegues la alegría
que te pido en mi dolor,
que el mundo con su rigor
me ha dado tanta amargura;
!qué tan solo en tu ternura,
qué tan solo en tu ternura
espero encontrar amor¡
Pobre
madrecita
J. A. Caruso y V. Grecco
Sentada en una silla,
sola frente al champán
hay una milonguita
de muy tierno mirar;
una perla en su cara
se ve lento rodar:
es la pobre mamita que llora
a su nena que enfermita está.
La tierna madrecita,
desconsolada, llorando está
porque recuerda
que allá en su casita
la pobre nena la llamará,
y en el derroche de alegría
siente, como un reproche:
"Mamá... Mamá..."
Pobre la madrecita
donde palpita tanto dolor...
Tuvo que dejar sola
a ese pedazo del corazón;
debe bailar el tango,
brindar caricias, fingir amor;
nadie tiene por ella
ni una palabra de compasión.
Su linda nena rubia
de ojos azules de querubín
está muy enfermita,
da mucha pena verla sufrir;
la tierna milonguita
que es madrecita debe sentir,
y en silencio ruega:
"Oh, Virgen mía, se va a morir..."
Madrecita del alma
que así llorando estás
tan silenciosamente
mientras bebes champán,
no hay uno que comprenda
tu íntimo dolor...
Lo que pasa en tu alma, madrecita,
sólo lo saben tú y Dios.
Pobre
mi gaucha
A. Ríos
Desde que mi gaucha ha muerto
quedé huérfano de amores
desde que mi gaucha ha muerto
quedé huérfano de amores.
Y aunque les parezca incierto
mi rancho quedó desierto,
como una tumba sin flores.
La lloro porque la quiero
aunque ya no esté a mi lado,
La lloro porque la quiero
aunque ya no esté a mi lado.
Y siento un dolor tan fiero
por esa vida que el pampero
con su soplo ha deshojado.
Parece que la estoy viendo
como siempre juguetona,
y entre mis brazos durmiendo
y yo que le estoy diciendo ...
no seas tan regalona.
Al concluir con su existencia
para mí no hay primavera,
Al concluir con su existencia
para mí no hay primavera.
Y por aquella inclemencia
quedé llorando la ausencia,
quedé llorando la ausencia,
de mi vieja compañera.
Pobre
mi madre querida
J. Betinotti
Pobre
mi madre querida,
que de disgustos le daba;
cuantas veces escondida,
llorando lo más sentida
en un rincón la encontraba.
Que
yo mismo al contemplarla
el llanto no reprimía,
luego venia a conformarla
en un beso al abrazarla
cuando el perdón le pedía.
Por
que con ella tenemos
un corazón tan ingrato,
que poco caso le hacemos
siendo que el ser le debemos,
para que darle un mal rato.
Si
es la madre en este mundo
la única que nos perdona,
con sentimiento profundo
sabe amar y no abandona.
Pobre
mi negra
M. Dorly, J. Razzano y C. Gardel
Sentado
bajo un alero
un paisanito cantaba,
sentado bajo un alero
un paisanito cantaba,
y decía lastimero
ya se fue la que me amaba.
Jue, jue, jue, jue
Pobre mi negra...
Decíme si me amas, vidita,
lleváme donde tú quieras.
Se fue pero ha de caer
porque tengo la creencia.
Se fue pero ha de caer
porque tengo la creencia.
que si me amaba de verás
volverá por la querencia
Jue, jue, jue, jue
Pobre mi negra...
Decíme si me amás, vidita,
lleváme donde tú quieras.
Ha de volver como vuelve
la noche después del día.
Ha de volver como vuelve
la noche después del día.
y en vez de llorar mis penas
cantaré mi alegrías...
y en vez de llorar mis penas
cantaré mis alegrías...
Jue, jue, jue, jue
Pobre mi negra...
Decíme si me amas, vidita,
lleváme donde tú quieras.
Jue, jue, jue, jue
Pobre mi negra...
Decíme si me amas, vidita,
lleváme donde tú quieras.
Pobre
milonga
M. Romero y M. Joves
Milonguera!
Lo quiso tu suerte
y siempre pa todos milonga serás...
Hasta que te sorprenda la muerte,
ni amor, ni consuelo, ni nada tendrás...
Milonga,
nadie cree que sos buena;
tu martirio se prolonga y se ríen de tu pena.
Milonga,tenés que seguir cantando
aunque tu dolor se oponga,
pues si ven que estas llorando,
Milonga, todos dicen que es chique...
Pobre
Milonga!
Es inútil que pretendas escaparte...
Pobre muchacha!
No hallaras quien se interese por salvarte.
Siempre Milonga has de morir!
Condenada a ser capricho,
a no ser jamás mujer...
Pisoteada por el mundo
que mal fin vas a tener!...
Milonguera!
Tu amor entregaste
a un hombre que nunca lo supo apreciar;
para el fuiste la eterna milonga
que sabe tan solo beber y bailar.
Llorando
le pedías que creyera
en tu pena tan sincera
y él decía desconfiado:
Milonga, que ganas con engrupirme
que tu amor es puro y firme?
Salí de ahí, que estas borracha!...
Muchacha,no bebas tanto champán...
Pobre
Milonga!
Tu tristeza y tu dolor nadie comprende...
Pobre Milonga!
Para todos sos un cuerpo que se vende,
frágil muñeca sin corazón...
Sin embargo, por las noches,
en las casas de pensión,
interrumpen el silencio
tus sollozos de dolor...
Pobre
muñequita
A. Supparo, E. Irribare y V. Troyci
Una
noche, ya muy tarde,
una noche de desvelo,
sentí en la pieza vecina
varias frases de dolor;
era la voz de una niña
que en algo así como un rezo,
entre llantos y suspiros
sollozaba esta oración:
"Ya
se ha roto la muñeca
que entornaba sus ojitos
cuando yo le tarareaba
dulcemente el arrorró...
Ya se ha roto, y los pedazos
me llevaron el cariño,
de la amiga de la infancia,
de una hermana feliz quizá.
"Ya
se ha roto la muñeca
que mi madre que está en gloria
me dejara entre mis brazos
con un beso y un adiós;
ya voy, madre, a darte un beso,
rota tengo la muñeca
pero guardo los pedazos,
tal vez la componga Dios.
"Si
un recuerdo me dio vida
y ese recuerdo se ha ido,
si ya no veo en sus ojos
la santa que el ser me dio,
tierra, sepulta mi cuerpo,
cielo, mi alma yo te brindo,
ya voy, madre, a darte un beso;
tu recuerdo me dormirá."
Pobre
paica
P. Contursi y J. Cobian
Mina
que fue en otro tiempo
la más papa milonguera
y en esas noches tangueras
fue la reina del festín.
Hoy no tiene pa' ponerse,
ni zapatos ni vestidos,
anda enferma y el amigo
no ha aportao para el bulín.
Ya
no tienen sus ojazos
esos fuertes resplandores
y en su cara los colores
se le ven palidecer.
Está triste, sufre y llora
y manya con sentimiento
de que así, enferma y sin vento,
mas naide la va a querer.
Pobre
paica que ha tenido
a la gente rechiflada
y supo con la mirada
conquistar una pasión.
Hoy no tiene quien se arrime
con cariño a su catrera,
pobre paica arrabalera
que perdió su corazón!
Y
cuando de los bandoneones
se oye el acorde de un tango,
pobre florcita de fango
siente en su alma vibrar
las nostalgias de otros días
de placeres y de flores,
hoy solo son sinsabores
que la invitan a llorar!
Pobre
pato
Ghirlanda y Garros Pe
Yo
era un pobre pato
que a Europa me llevaron.
Entré de gran primera,
nombrado secretario
de un rico niño bien.
Feliz como ninguno,
pasaba la gran vida
sin miedo a la miseria,
y el mundo me creía
magnate de gran tren.
Mas
una noche ingrata
que bailando, allá en París,
en una de esas boîtes
de gran lujo y gran champán,
sentado frente mío
vi a una pálida mujer
que aún hoy la recuerdo
pues me hizo mucho mal.
Por
ella dejé todo
y volví a patinar,
pasando mishiaduras
y creyendo en su pasión;
mas pronto se hizo humo
la pérfida mujer,
dejando destrozado
mi pobre corazón.
El
tiempo ya ha curado
aquella gran herida
que, en hora no lejana,
me hiciera la percanta
que quise con amor,
pues hoy me han enterado
que el mal que a mí me hizo
lo paga ella con creces,
sufriendo por la pena
que un hombre le causó.
Pobre
vieja
R. E. Goyeneche
Pobre
madre, pobre vieja,
tristemente abandonada
por su joya preferida,
por su única ilusión.
Pobre madre, pobre vieja,
ante un cristo arrodillada,
llora todos tus pecados,
implorando tu perdón.
Y
cuando los vecinos
murmuran por tu ausencia
o hacen comentarios
a su alrededor,
la pobre te defiende,
proclama tu inocencia,
y dice mil mentiras
para salvar tu honor.
Rosa,
tu pobre viejita
llora desde que te fuiste;
qué poca alma tuviste
para dejarla solita:
por un hombre despiadado
que te conoció al azar,
deshonraste un hogar
que hasta ayer fue inmaculado.
Pobres
flores
V. Servetto y F. Pracánico
Flores
mías que están mustias
hallo en el jardín querido;
simbolizan el olvido
en su amarga soledad.
A tu dueña han engañado
con halagos traicioneros
los llamados "caballeros"
de la oscura sociedad.
Me
venció la ilusión.
Quería vivir
los placeres sombríos
de incógnito amor,
y por eso quedaron
marchitas mis flores,
las pobres aquellas
de un tiempo mejor.
Desde
entonces
mis glorias murieron
y las sombras
hundieron mi bien;
las auroras
de novia se fueron;
llorando recuerdo
de mi único edén.
Pobres
flores, flores mías...
Adornan el jardín ajeno;
las maté con el veneno
de no sé qué vanidad.
Ni mi madre ya me quiere,
vivo en antro de sombras;
mundo, que mujer me nombras,
quiero inspirarte piedad.
Polvorín
M.Romero y M. Jovés
Parejero
de mi vida,
lindo zaino de ojos vivos,
me salvaste de la ruina
y te estoy agradecido. Polvorín,
mi noble pingo tan querido.
Tu
recuerdo irá conmigo
a través de mi existencia;
para mí sos un amigo
y en las vueltas de mi vida, Polvorín,
te llevaré en mi corazón
¡Pingo!
Maravilla de guapeza, de bravura y ligereza,
¡Pingo!
que, tendido en movimiento, vas dejando atrás al viento,
¡Pingo!
yo, que celo hasta la brisa que acaricia a mi querida,
le he pedido que te bese con amor...
Pura
sangre de campeones
corre ardiente por tu pecho
y a tu entrada en el derecho
no hay corcel que te resista, Polvorín,
el triunfador, rey de la pista.
Pompas
de jabón (Pompas)
E. Cadícamo y R.Goyeneche
Pebeta
de mi barrio, papa, papusa,
que andás paseando en auto con un bacán,
que te has cortado el pelo como se usa,
y que te lo has teñido color champán.
Que
en los piringundines de frac y fuelle
bailás luciendo cortes de cotillón,
y que a las milongueras por darles dique
al irte con tu camba batís allón.
Hoy
tus pocas primaveras
te hacen soñar en la vida
y en la ronda pervertida
del nocturno jarangón;
pensás en aristocracias
y derrochás tus abriles...
!Pobre mina que entre giles
te sentís Mimí Pinsón!
Pensá,
pobre pebeta, papa, papusa,
que tu belleza un día se esfumará,
y que como las flores que se marchitan
tus locas ilusiones se morirán.
El mishé que te mima con sus morlacos
el día menos pensado se aburrirá
y entonces como tantas flores del fango
irás por esas calles a mendigar.
Triunfás
porque sos apenas
embrión de carne cansada
y porque tu carcajada
es dulce modulación.
Cuando implacables los años
te inyecten sus amarguras...
ya verás que tus locuras
fueron pompas de jabón.
¿Por
donde andará?
A.Supparo y S. Merico
Yo
te busco en mis recuerdos, nena,
y te busco pa' morir con vos;
se me achica el corazón de pena,
pero aguarda a que le des un adiós.
Y te juro que no se como eras,
que mi mente no te encuentra ya;
que me paso las horas enteras,
preguntando: por donde andará?
Y
cruzan, a la vez,
siluetas en montón
y nunca descubro cual es.
Yo
me acuerdo, solamente,
de una caricia, de un beso sano,
de una mano muy ardiente
que entre sus dedos tuvo mi mano;
del amor de una pareja,
de una ventana, chica y sin reja,
donde estaban bien juntitos ella y él...
No sé si yo soy aquel!
Es
por eso que te busco, nena,
y te busco pa' morir con vos.
Que te cuesta ser, un rato, buena?
Si no pido nada más que un adiós.
No, no vengas, que bajo del cielo
la mujer que más quería yo:
es mi madre que trae un consuelo.
La que nunca mi mente olvidó.
Por
el camino
J. González Castillo y J. Bohr
A
los chirridos de rodar el carretón
y que despiertan al guardián chajá,
el alma en pena del boyero va
rumbo a los pagos por el cañadón.
Y al sonsonete dormilón de su silbar
con que pretende de animar al buey
leguas y leguas traga en su rumiar
la yunta yaguané.
Ningún
apuro tiene el en llegar
pues lo dice su canción;
que no hay distancias para fatigar
los bueyes de la ilusión.
Quien diga que no hay querencia
que lo pregunte a la ausencia.
Y sigue el pobre con su carretón
la huella del cañadón.
Ya
no queda nada del rancho aquel
que hace seis meses al partir dejo,
como un pampero todo se llevó
la mala racha de la ausencia cruel...
Y al sonsonete dormilón de su canción
con que el quisiera reanimar su fe,
vuelve a tirar del viejo carretón
la yunta yaguané.
Ningún
apuro tiene ya en correr,
pues lo dice su canción;
que no hay pantano para detener
al carro del corazón...
Mal viento es el de la ausencia
cuando sopla en la querencia...
Y sigue el pobre con su carretón
la huella del cañadón.
Por
el camino
B. Tagle Lara y C. V. Geroni Flores
Se
oye tristón el silbido
lejos desde la distancia
y un perro desde una estancia
contestar con el aullido.
Solloza el viento al oído
las quejas de los molinos.
Y allá va por el camino,
perdiéndose la silueta
de una pesada carreta
que tiran bueyes barcinos.
"No se salga del camino
'Picardía', buey barcino."
[silbidos]
Y a los gritos del boyero
se van con el picaneando
cruzan los bueyes salvando
los peligros del sendero.
Se acerca la madrugada
y por detrás de la loma
el sol la puntita asoma.
Como roja tras morada
de la florida enramada
se oye un concierto de trinos.
Y allá, va por el camino,
perdiéndose va la silueta
de una pesada carreta
que tiran bueyes barcinos.
"Cuidado con ese curso
'Cachaciento', buey barroso,
No te duermas compañero
porque ya vamos entrando
oiga el canto del jilguero
la madrugada del llano"
Primavera, verano
(algo indistinto)
[silbidos]
¡Ya vamos llegando a la casa, compañero!
Por hay nomás muchachos.
Bueno... bue...
¡Buenos días don Santiago!
Por
el llano
J. A. Carusso y L. Teiseire
Pa’
qué decirte aquella historia
que al recordarla sé que me hará daño,
si ya se va perdiendo entre los años,
como mi ser cansado de vagar;
sabés que mi alma idolatraba,
una mujer que como vos tenía
en su mirar ardiente la alegría
que borra el llanto de hondo pesar.
Por
su amor
era gaucho, noble y leal,
sin más leyes que el deber,
que mi pingo y mi puñal,
ella fue
de mis ansias la ambición,
y por ella demostré
mis instintos de varón.
Cuando
vi
que en su cara hecha una flor
aquel gaucho torpe y cruel
su rebenque le cruzó,
y al mirar
esa infamia comprendí
que jugaba con mi honor
y en ira me encendí.
Maté,
sabés que fue peleando
de frente a frente, acero contra acero,
que no temí perder todo mi cuero
en la jugada altiva del amor.
Después, pasó muy poco tiempo
en que yo andaba errante por el llano,
cuando me habló en voz baja un buen paisano,
y este secreto me reveló.
Y
al saber
que del pago me alejé,
agobiado de dolor ,
para nunca más volver,
la mujer
que fingía que me amó,
olvidando mi querer,
hasta el rancho abandonó.
Pero
así,
desde entonces sin más luz
en mis ojos que el fulgor
de mi muerta juventud,
mi querer
por el llano donde voy,
comprobando en mi sufrir
que un triste paria soy.
Sabés
de aquella triste historia
que al recordarla sé que me hará daño,
si ya se va perdiendo entre los años
como mi ser cansado de vagar;
sabés que mi alma idolatraba
una mujer que como vos tenía
en su mirar ardiente la alegría
que borra el llanto de hondo pesar.
Por
ella
L. Teisseire y J. Caruso
Cuentan
que allá por el bajo
reinaba entre el malevaje
una mujer de un coraje
y hermosura sin igual
era orgullosa altanera
y a todos los despreciaba
y por ella se trenzaban
los taitas del arrabal
pero había dos malevos
que igualmente la querían
y los dos la pretendían
firmes y sin desmayar
pero ella contestaba
con mentiras bien pensadas
y a los dos hombres decía
que ella al fin se quedaría
con aquel que más hombría
le supiera demostrar
hasta que al fin una noche
los dos guapos se encontraron
ahí mismo se desafiaron
delante de la mujer
y tras de terrible lucha
la mina vio que caía
de los dos al que quería
rodando muerto a sus pies
cuentan que al otro malevo
le costó muy caro el duelo
y con hondo desconsuelo
fue larga pena a cumplir
pero antes a la veleta
por traidora y por coqueta
pa que siempre se acordara
la marcó en forma tan clara
que va llevando en la cara
una roja cicatriz.
así cobraban sus cuentas
los varones de mi ayer.
Por
favor, dejáme
M. Romero y R. Ibáñez
¡Por
favor, dejáme!
No me des consuelo;
el tiempo bien pronto
me consolará;
desde aquella noche
que se fue mi hijito,
no me quedan fuerzas,
no me quedan fuerzas,
ni para llorar.
Fue
como en un sueño
al llegar a casa,
sobre el blanco lecho
le vi agonizar;
mis labios quemaban
de infinita angustia,
y aquel beso largo
debiole quemar.
Toda
aquella noche
duró su agonía,
y por la mañana,
al salir el sol,
el que era el ensueño
de toda mi vida,
como una llamita
débil se apagó.
Vos
no sabes ahora
qué trago tan malo
es perder a un hijo
que es nuestra ilusión;
no sabes, hermano,
cuan grande es la herida
que sangrando llevo
en el corazón.
Vos
que en los amores
tenés mil conquistas,
estás muy lejano
de mi hondo dolor;
mas si por ventura
tuvieras un hijo,
miralo en los ojos:
que allí está el amor.
Porque
me das dique
A. Alonso y Sciammarella
Porque me das dique, señora de grupo,
que nunca supiste lo que es un querer,
en los arrabales se canta la historia
del vicio enfermizo que diste a vender.
Porque me das dique, no pierdas el tiempo,
si sé que andas cola, muy cola por mí.
Si en más de una vuelta tendrás que acordarte
del hombre que supo jugarse por ti.
Metele a los mangos, perdé los sentidos,
en farras
y en tangos y en loco burdel,
viviste engrupida de falsa grandeza,
tapás tu pobreza con falso oropel.
Metele a la vida, sacale partido,
cambiando de nido, de pilcha y gavión,
total a tu pinta ya poco le falta,
pa' ser de las tantas que van al montón.
Porque me das dique, al pasar mostrando
fuleros bacanes que tallan de a cien,
tal vez has pensado que a mí me dio bronca
saber que has vendido tu cuerpo otra vez.
Porque me das dique, si sólo mis besos
será lo más puro que habrá en tu vivir.
Y cuando la viaba sientas de los años,
señora de grupo, pensarás en mi.
Metele a la vida, sacale partido,
cambiando de nido, de pilcha y gavión,
total a tu pinta ya poco le falta,
pa' ser de las tantas que van al montón.
¿Por
qué no has venido?
P. Maffia y J. Navarrete
Porque
no has venido, te estuve esperando,
sabiendo que me hallo triste y tan mal.
Mi madre tan buena recién me ha traído
dos rosas fragantes de tu rosedal.
No
sabes mi vida el bien que me hiciste,
mis cruentos dolores soñando calmé.
De pronto despierto, mi madre esta triste
porque no has venido a verme, por que.
Le
pregunté si acaso algo te acontecía,
la pobre con ternura me respondió que no
y entresacó del pecho una fotografía,
era el retrato mío, aquel que te di yo.
Cruzaron
por mi mente recuerdos en bandadas,.
cariños, alegrías, todo lo percibí.
De angustia sobre el lecho, tus rosas encarnadas
lloraban con mi madre, de pena junto a mí.
Le
pregunté si algo te acontecía,
la pobre con ternura me respondió que no
y entresacó del pecho una fotografía,
era el retrato mío, aquel que te di yo.
Cruzaron
por mi mente recuerdos en bandadas
Cariños, alegrías, todo lo percibí.
De angustia sobre el lecho, tus rosas encarnadas
lloraban con mi madre, de pena junto a mí.
¿Por
qué soy reo?
M. Meaños, J. Velich y H. Velich
Yo soy reo sin ambiente,
no caí por una mina,
ni me sepulto en la ruina
el ser taura o gigoló.
No fui guapo prepotente
de una fama comentada
que, una noche, en la cortada,
un rival me destrono.
Yo soy un pobre reo
sin cuento, ni leyenda,
no tengo quien me venda
cariño ni ilusión.
Es mi único deseo
pasarla en la catrera
no tengo quien me quiera
sino un perro rabón.
En mi bulín mistongo
no hay cintas, ni moñitos
ni aquellos retratitos,
que pinta la canción;
no escucho ni el rezongo
de un fuelle que se queja;
no tengo pena vieja,
ni preocupación.
Observando que la gente
rinde culto a la mentira,
y el amor, con que se mira
al que goza de poder;
descreído, indiferente;
insensible, todo niego;
para mí la vida es juego
de ganar o de perder.
Por
seguidora y por fiel
C. Flores y R. Brignolo
La
más bonita del barrio
salió para el almacén,
sintiendo que a su costado
alguno le hacía el tren;
palpitó el apuntamento
y los pasos apuró,
quiso correr pero el mozo
entró a jugar y copó.
Tenorio
del suburbio que se ha engrupido
que por él las pebetas viven chaladas
y alardea de triunfos que ha conseguido
con mujeres, en timbas y a puñaladas.
El barrio le respeta y, entre la barra,
lo que él diga se puede dar por sentado,
bailarín y buen mozo, sabe de farras
y corre con los gastos originados.
Pero
a la moza su fama
no la puede entusiasmar,
hay otro mozo que la ama
y no le puede fallar
y aunque en varias ocasiones
airada lo rechazó,
él sigue en sus pretensiones
porque jamás se achicó.
Y
él le pide de nuevo que sea buena,
que ponga sol de amores en sus mañanas,
que vea cómo sufre su enorme pena
sin tener el consuelo de una esperanza.
Y viendo que la mina no le contesta
hace cruz con los dedos que después besa,
- Pensalo bien, le dice, si no! por éstas!
te marcaré la cara de oreja a oreja.
Y
una noche, hecha la luna,
se entrevistó en arrabal
- sintética noche triste de crónica policial -
porque la horrible amenaza
se cumplió cobarde y cruel:
la mina lleva una marca
por seguidora y por fiel.
Por
tus ojos negros
C. Lenzi, A. Le Pera y D. Azpiazú
Mi corazón, barco sin puerto,
por todas las rutas de ilusión,
encontró al fin de su desierto
la estela azul de un viejo amor.
Por tus ojos negros,
que en una tarde lloraron
y que se iluminaron,
hoy te vuelvo a cantar.
De lejanos cielos
todo un rosario de estrellas,
siguieron tras las huellas
de mi hondo penar.
Y ahora ante tu imagen
siguió mi desventura,
la lírica aventura
de mí peregrinar.
Por tus ojos negros
que en una tarde lloraron
y que se iluminaron,
hoy te vuelvo a cantar.
Por
última vez
F. Bohigas y C. Pibernat
Por última vez te lo pido
que dejés este antro fatal,
no ves que aquí todo es fingido,
que no hay sentimiento, que nada es real.
Entre el lujo, la risa y el tango
tu alma miente un placer que es fatal;
se atormenta tu vida en el fango,
te falta cariño, te sobra champán.
Te quedará tu pecado
cuando a solas te oprima el dolor,
pobrecita te han maniado,
hoy eres de fango y ayer eras flor.
Yo se que lleva tu almita
un recuerdo que te hace penar,
porque dejaste a tu madrecita,
no ves que el mundo solo hay un hogar.
Por todo el dolor que has pasado
mereces el perdón,
tu loca ambición te ha engañado,
pero estás a tiempo de tu redención.
Sin amor al abismo has caído
y hoy solo y burlada te ves,
yo te quiero salvar y te pido
que dejes este antro, por última vez.
Por
un cariño
J. Demon y G. Alcázar
Nunca que me quisieras te he suplicado
fue porque me querías que te he querido
no ha sido culpa mía si te he olvidado
pues de tu olvido solo nació mi olvido
por ti de Dios me olvide
por ti la fe yo perdí
y por ti me quedare
sin fe sin Dios y sin ti
por un cariño un día te di un cariño
por solo un beso tuyo mil te ofrendaba
eras mi vida frágil como el armiño
igual que aquella dicha que acariciabas
por ti de Dios me olvide
por ti la fe yo perdí
y por ti me quedare
sin fe sin Dios y sin ti
no se porque me juras que me has querido
si cuando me querías no lo has jurado
como puedo creerte que no has mentido
si no te he merecido ni ese pecado
por ti de Dios me olvide
por ti la fe yo perdí
y por ti me quedare
sin fe sin Dios y sin ti
y por ti me quedare
sin fe sin Dios y sin ti
Por
un tango
J. M. Roffet y J. de Caro
Oh mujer, que te fuiste llevando
la ilusión de unas horas felices
por un tango de suaves matices
que al son de una orquesta
sonora vibró...
Yo que vi tu existencia alejada
de las viles ruindades del fango,
hoy maldigo los sones del tango
que pudo inducirte
a tan cruel acción.
No he de pedirte que vuelvas,
y quiero que en tu abandono
sepas que hasta sin encono
te he sabido perdonar.
Mas no por esa indulgencia
de mi proceder te asombres,
porque yo soy de esos hombres
que se saben resignar.
Cuando se halle tu vida agotada
por el vicio fatal y traidor,
como enferma mendiga, mi amor,
vendrás implorando como caridad;
pero es tarde, no tienes remedio,
yo no puedo vivir y quererte,
tú has cambiado mi plácida suerte,
y altivo la muerte prefiero afrontar.
Te alejaste presurosa,
destruyendo la delicia
de tus ardientes caricias,
emblema de paz y amor;
y hoy, que no siento tus besos
de gentil enamorada,
pongo en tu vida pasada
los ayes de mi dolor.
Por
una cabeza
C. Gardel y A. Le Pera
Por una cabeza de un noble potrillo
que justo en la raya afloja al llegar
y que al regresar parece decir:
No olvides, hermano, vos sabes que no hay que jugar...
Por una cabeza, metejón de un día,
de aquella coqueta y risueña mujer
que al jurar sonriendo, el amor que esta mintiendo
quema en una hoguera todo mi querer.
Por una cabeza
todas las locuras
su boca que besa
borra la tristeza,
calma la amargura.
Por una cabeza
si ella me olvida
que importa perderme,
mil veces la vida
para que vivir...
Cuantos desengaños, por una cabeza,
yo jure mil veces no vuelvo a insistir
pero si un mirar me hiere al pasar,
su boca de fuego, otra vez, quiero besar.
Basta de carreras, se acabo la timba,
un final reñido yo no vuelvo a ver,
pero si algún pingo llega a ser fija el domingo,
yo me juego entero, que le voy a hacer.
Pordioseros
G. Barbieri
Cuantas veces por las noches, al mirar los pordioseros
siento en mi pecho una pena que no puedo remediar
y me acerco a los que dicen con sus ayes lastimeros,
el dolor de estar durmiendo junto a un mísero portal.
Los contemplo con un dejo de pesar que me quebranta,
porque caen dentro de mi alma las angustias sin cesar
y parece que en mi pecho la tristeza se agiganta,
porque siento los dolores de los que sufriendo están.
Me rebelo ante el destino cruel, que miserias y
dolores da
y apenado me pregunto, donde está la caridad?
Donde se halla el dejo altruista, que de grande eso se puebla,
si a los que andan entre nieblas no se les tiene piedad.
Miro a todos los que pasan sin que nada les conduela,
sin que nada les preocupe de la vida en su ambular
y no saben, de egoístas, que la frase que consuela
vale tanto o más acaso que la misma caridad.
Mientras sigo me pregunto, si no clavarán
mi vida
las garras de mi infortunio que castigan más y más,
pues comprendo que en la vida puede haber una caída
y pasar noche amargas junto a un mísero portal.
Me rebelo ante el destino cruel, que miserias y
dolores da
y apenado me pregunto, donde está la caridad?
Donde se halla el dejo altruista que de grande eso se puebla,
si a los que andan entre nieblas no se les tiene piedad.
Porotita
A. M. Viérgol y E. P. Delfino
De un amor desventurado,
a la pobre Porotita
ya no le queda otra cosa
que el retrato de su amado;
en un medallón colgado
lo llevaba de su cuello,
con un rizo de cabellos
de aquel hombre desalmado.
Y aún Porotita, con emoción,
abría a veces el medallón,
y daba un beso sobre el cristal,
y lo volvía luego a cerrar.
Porotita,
le gritaban los amigos,
Porotita,
pobrecita Porotita...
Cuántas veces decidía
la afligida criatura
romper la fotografía
que causaba su amargura,
y otras tantas desistía,
y volvía a colocarla,
y la pobre concluía
por llorar y por besarla.
De un mal muy grave se murió ayer
la Porotita, pobre mujer...
y al apagarse su corazón,
murió besando aquel medallón.
Porotita,
le gritaban los amigos,
Porotita,
pobrecita Porotita,
Porotita,
ya murió la pobrecita.
Porteña
del rosedal
A. Pelaia
Hay un jardín en mi tierra
que es un jardín de delicia,
porteñitas del rosedal.
Un mar que parece roca
con tu mágica caricia
nido de aguas sin igual.
Risas y perfumes
del jardín florido
recuerdo de amores,
recuerdo de olvido.
Las de las esperanza
y nos llenan de pesar
porteñas del rosedal.
Divino jardín porteño
que te llaman rosedal,
nido de amor sin igual.
Donde las chicas dan besos
como rosas el rosal,
porteñitas de rosedal.
Risas y perfumes
del jardín florido
recuerdo de amores
recuerdo de olvido
Las de la esperanza
y las llenas de pesar
porteñas del rosedal.
Porteñitas, porteñitas
hermosas y tentadoras
porteñitas de rosedal.
Con una rosa rosada
y pura como la aurora
nido de agua sin igual.
Risas y perfumes
del jardín florido
recuerdo de amores,
recuerdo de olvido.
Nos llena de esperanza
y nos llenan de pesar.
Porteña del rosedal.
Poupee
de Estambul
I. Cohn, P. Numa Córdoba y F. Silver
Oye muñeca de amor
mi tierna canción.
Escucha tu trovador
debajo tu balcón.
La luna riela su luz
de níveo blancor
y mi laúd vibra
a tu encanto sedutor (sic).
Sal mi hermosa sultana
preciosa tu fe de Estambul
quiero glosarte
la gloria de tu arte divino
lleno de lirismo azul
El suave verso
muy hondo
muy terso,
el suave verso
te susurraré.
El cantar de mis cantares
y a ti te sorprenderé.
Si mi vida fuera guiar
con mi inquieto afán
trasuntara el ideal
que inspira mi cantar
y en estrofas de pasión
mi planto dejar
fértil armonía bajo tu cielo de azar.
Flor altiva y galana
recoge este envío de amor,
que ya la aurora
de nácar y grana
se acerca celosa de tu esplendor.
!Nada hay que pueda igualarte hermosa
sin sentir rubor¡
Eres esencia de rosa;
y rosa es emblema de amor.
Preciosa
mía
A. E. Gobbi
Si temor al vuelo preciosa mía
tuvieras tú
que sepas que hay unos ojos
que siempre miran donde vas tú.
No olvides que no te mira
siempre a tu lado juntos siempre mirar
mirar, si preciosa mía
los tristes ayes de mi cantar.
No olvides, no,
que hay unos ojos que con los tuyos
saben llorar;
y en tus pesares y en tus enojos
donde los busques,
preciosa mía, alejarán.
Ya mi dolor ha cesado,
preciosa mía, de nuestro amor
que cantes junto a mi lado
yo te lo ruego por el señor
y para los cariñitos que abandonastes
no volverán;
igual que las golondrinas
a guarecerse bajo tu hogar
no olvides, no,
porque mis ojos
tanto llorarte se secarán
y si renacen nuestros amores
los ruiseñores,
preciosa mía, nos cantarán.
Preparate
pa'l domingo
J. Rial y G. D. Barbieri
Preparate pa'l domingo si querés cambiar
tu yeta;
tengo una rumbiada papa que pagara gran sport.
Me asegura mi datero que lo corre una muñeca
y que paga, por lo menos, treinta y siete a ganador.
Vos no hagas correr el dato, atenete a mis informes;
deja que opinen contrario "La Jornada" y "La Razón".
Con mi dato pa'l domingo podes llamarte conforme...
Anda preparando vento; cuanto más vento, mejor.
El bacán que con empeño
me asegura tanta guita
me ha pedido que reserve
la rumbiada que me da.
Vos no hagas correr la bola
entre gente que palpita
porque estos datos pulentas
se brindan por amistad.
Deja que los entendidos palpiten sangre y aprontes
de toda la parentela de la raza caballar.
Yo me atrevo a asegurarte que ha de ganar al galope
el potrillo "Patas Blancas", hijo de "Necesidad".
No te violentes al vamos porque es larga la tirada
y al mirar dos patas blancas cruzando el disco final,
acamala tu fortuna con treinta y siete por barba...
Después te espero en el "Conte", pa' poderla festejar.
Los amigos se cotizan
en las buenas y en las malas.
A mí me dieron la chaucha
y la reparto con vos.
Con esos cuantos manguillos
se acabaran nuestras penas
y entonces si que podemos, viejo
podemos decir que hay Dios!
Primavera
de colores
J. Razzano y C. Gardel
Todo está envuelto en la calma
de la tarde moribunda;
melancólica y profunda,
bebe a raudales el alma.
El sol, que deja a la pampa
-de su triunfal retirada-
una luz tenue y rosada,
baña el pastizal tranquilo;
y en el rancho, dulce estilo
canta un paisano a su amada.
El crepúsculo que asoma
por la espléndida llanura
pone un sello de hermosura
desde el bañado a la loma.
En el monte, la paloma
vierte su endecha de amores;
primavera de colores
sobre la tierra se estampa,
asemejando a la pampa
soberbia alfombra de flores.
Un débil soplo de viento
hace estremecer las hojas;
nubes lejanas y rojas
cincelan el firmamento.
Bate el chajá corpulento
sus alas, buscando el nido;
con monótono balido
vuelve la oveja al corral,
y allá, en la loma, el bagual
mira el desierto atrevido.
Primero
campaneala
A. Aieta y E. Dizeo
No te hagas malasangre,
no te amargues la vida,
primero campaneala,
seguila si es así.
Y cuando estés seguro
que es cierto lo que dicen,
entonces meta viaba,
haceme caso a mí.
Pero mientras lo sepas
por boca de algún ganso,
no me parece propio
que al orden la llames.
Te la tomas a pecho
de puro cascarrabias,
no te pongas loco,
fijate lo que haces.
Con más inteligencia
entra a seguirla viejo,
los líos hay que verlos,
averiguarlos bien.
Después si es necesario,
jugarse hasta el pellejo.
Así arreglan las cuentas
los hombres de mi escuela,
que saben lo que es mundo,
que manyan el "potier".
Acaso en los dos años
que la tiras con ella,
la viste con alguno?
en algo te fallo?
No te lleves de cuentos,
dejate de macanas,
si te hablo de este modo
porque te aprecio yo.
A mí también me hicieron
lo que que te están haciendo.
Con cartas me mareaban,
lo mismo, igual que a vos.
Y si antes no compruebo
que todo era una intriga,
no te contaba el cuento,
te lo juro por Dios.
Con más inteligencia
entrá a seguirla viejo,
los líos hay que verlos,
averiguarlos bien.
Después si es necesario,
jugarse hasta el pellejo.
Así arreglan las cuentas
los hombres de mi escuela,
que saben lo que es mundo,
que manyan el "potier".
Primero
yo
J. Rial y R. Rossi
Podes pasar por mi lado como pasastes anoche,
inflada de despotismo con lirismo de cartel,
podes pasar por mi lado y hacer pinta derroche
como perfecta guaranga, estas en tu gran papel.
Saliste de mi academia con nociones de cultura,
yo te di los mejorcitos ejemplos de educación,
pero ya estoy convencido que por tu cabeza dura
no debí perder el tiempo en darte tanta lección.
Se cumplieron los afanes de tus suplicados ruegos
y como el amor es ciego en tus fibras de mujer,
me adoraste ciegamente y tan ciega te sentiste
que una tarde te perdiste y fue para no volver.
Para mi no has pelechado, sos siempre la misma
cosa,
por mucho que galantees al pasar en tu Renault;
transparenta en tus modales una Moral desastrosa,
podrán cambiarte de apero, pero de costumbres no.
Nosotros hemos tenido un diferente destino,
vos te fuiste para arriba en placentera ascensión;
yo me quede empantanado en la mitad del camino,
a vos te ayudo la suerte y a mi me desheredó.
Primero yo por más fuerte, que te acamale
la guita,
esta la página escrita de lo que fue nuestro amor
y aunque la sigas gozando entre bacanes dichosos
en la lista de tus cosos, primero, primero yo.
Príncipe
F. García Jiménez, A. Aieta y R. Tuegols
Príncipe fui, tuve un hogar y un amor,
llegue a gustar la dulce paz del querer
y pudo más que la maldad y el dolor,
la voluntad de un corazón de mujer,
y así llorar hondo pesar hoy me ves,
pues para luchar no tengo ya valor.
Lo que perdí no he de encontrar otra vez,
príncipe fui, tuve un hogar y un amor.
Y hoy que, deshechos mis sueños bellos,
mi pie en las calles sin rumbo pisa,
cuando les digo que he sido un príncipe
los desalmados lo echan a risa:
cuando les digo que fue la muerte
quien de mi trono se apoderó,
como se ríen de mi desgracia
y es mi desgracia su diversión!
Loco, me dicen los desalmados
y siento por todos lados "loco, loco".
Esos que me insultan al pasar,
nunca, nunca mi recuerdo han de empañar.
Porque esta aquí, dentro de mi, la verdad
y no han de ver la imagen fiel que quedo...
Querrán robar - intento vano será -
no han de robar lo único que se salvo.
Y si perdí todo el poder que logre
quien ha de impedir que diga en mi dolor:
príncipe fui, si que lo fui, no soñé;
príncipe fui, tuve un hogar y un amor.
Prisionero
F. García Jiménez y A. Aieta
Salgan, amigos, de su engaño,
si piensan, como antaño,
llevarme de farra.
Sigan de largo por mi puerta,
que ya no estoy alerta
ni espero a la barra.
Algo más lindo que la calle,
que el trago y que los bailes
de adentro me agarra.
Dos manitas son,
en el mismo umbral,
las que pueden más que yo.
Porque ahora tengo un pibe
que es mi vida y mi ilusión,
que apacigua con ternura
tanta locura...
A mi casa trajo el cielo,
ángel de mi corazón,
y me tiene prisionero,
tan a gusto, compañeros,
que me quedo en la prisión!
Sigan, mis viejos camaradas,
sembrando carcajadas
camino adelante...
Rían, conozco esa alegría
que pone, al otro día,
más triste que antes.
Déjenme al borde de esta cuna
cuidando mi fortuna
con ojos amantes.
Yo me quedo aquí,
nada iré a buscar,
más no ya puedo pedir.
Promesa
P. O. Valle y E. Kay
Hablado:
Soñaba entre flores,
recordando aún la noche aquella
que en el mismo jardín de rosas
hizo un juramento una doncella.
Nunca, nunca olvidaré
tu falso juramento de mujer:
Tuya siempre yo seré.
Juraste eternamente serme fiel;
y ahora, al evocar
esa promesa vana que se fue,
la pasión que yo sentí
surge del corazón.
Solo, al añorar esas caricias de ayer,
para alcanzar tu querer volví
al jardín aquel que tu promesa tan cruel
hizo nacer este amor por ti.
Yo loco estoy, anhelo tu querer,
ver a mi amor para aplacar mi sed;
luna que iluminas esta mi soledad,
haz a mi amada llegar mi oración.
Sólo quise, al regresar
sentirme tan feliz como era ayer,
y en tus ojos contemplar
la dicha que partió tras tu querer;
y soñando junto a ti
vivir, de nuevo, todo aquel amor
que una noche en un jardín
fueras tú mi canción.
Puentecito
J. Servidio y J. A. Caruso
Para poder alcanzar
La fuente de tu querer,
Atravesé
El puente que tendió
Entre nosotros dos
Tu cariño y el mío,
Y este puentecito fue
El que en nuestro único amor
Para siempre nos unió.
Puentecito de mi vida,
Hasta siempre irá tu destino,
Yo quiero cruzarlo pronto
Para seguir tu camino;
No detengas más tus pasos,
Vamos juntos, amor mío,
Porque después, verás que allá
Encontraremos la felicidad.
Puentecito, puentecito
Ante mi vida tendido...
Tú eres el que me has unido
Para siempre con mi amor;
Puentecito de mi vida,
Yo te cubriré de flores
Y serás, de mis amores,
El único confesor.
Puentecito
de plata
P. Contursi y F. Canaro
Puentecito,
Puentecito de plata
Que está en el arroyo
Va cruzando las aguas,
Va cruzando las aguas.
Puentecito,
El amor y el cariño
Que tengo en el alma
Son como olas que forman
Con la marejada,
Con la marejada.
Esas olas, que son como gasas
Azules y blancas,
Azules y blancas;
Que al pasar por debajo del puente
Oscurece sus aguas,
Oscurece sus aguas.
Así va recorriendo el arroyo,
Loca mi esperanza,
Y estrellando se van esas olas
Contra la desgracia.
Puentecito,
Puentecito de plata
Que está en el arroyo,
Es tu bien que te canta,
Es tu bien que te canta.
Puntana
C. Gardel y J. Razzano
Hay una criolla en la rueda
que a mi me tiene penando,
ella se hace la que n' oye
cuando yo le estoy cantando.
La criolla que yo les digo
no es alazana ni zaina,
y en mi pecho esta metida
como cuchillo en la vaina.
Lloro como llora un niño
porque no me corrisponde,
yo te llamo, tu t'iscondes
burlándote de mi cariño.
Ya no quiero más amor,
ya no quiero más falsías,
un mal con un bien se paga,
ya lo sabía, ya lo sabía.
Esta canción la he cantao
en casa del taita Pancho
y unos guasus por oirla
voltiaron la puerta'el rancho.
Puñadito
de sal
L. Mas y N. Verona
Puñadito,
dime qué tienes en tu mirada.
¡Ay, serrana!
yo por ti estoy loco de amor.
Es tu sangre
lava hirviente, nacida del moro,
y en tus coplas
viertes tu alma de grana y de oro.
Puñadito de sal,
andaluza gentil,
en tu pecho palpita Granada,
y tus labios de hurí,
cual un rojo clavel,
son promesas de besos de miel.
Puñadito,
Puñadito de Sal, flor gitana,
¡Ay, serrana!
de azahares derrochas perfume.
Quiero hacerte
en Sevilla un castillo de flores,
para que en él
estén juntos nuestros corazones.
Pensálo
bien
E. López y A. Calvera
Pensálo
bien, no te ofrecés
que la ambición es ciega
hacéle caso a tu amorcito que sabés
que a nada se te niega
sacáte esa ilusión
pensá que juventud y amor te di
no caigas en la farsa y recordá
que el alma entera puse en tí.
Qué
sacás con ser patrona de un bulín
y ganarlo a todo lujo y sin amor
si pagas tu berretín
y esclavas sos al fin
de tu inconsciente amor,
tené clásico la huella del deber
se diría que no vendás tu corazón
para eso eres mujer
y solo hay un querer
y una ocasión.
No
te olvidés que yo también
tuve el placer a mano
esplendidez que mi alma joven rechazó
por creerlo un sueño vano
si te enseñé a vivir y amar
pero te arrastra es un loco querer
no creas en halagos de los que al pasar
hacen feliz, pensálo bien.
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