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Macachín, flor de los llanos
F. Martínez Arañaz

Macachín, flor de los llanos,
¿quién te trajo al arrabal?

Te vio nacer un día
la pampa honda y serena,
que a tu gracia morena,
dio su melancolía.

Creciste entre paisanos
y al claro sol natal,
florcita de los llanos
venida al arrabal.

¿Por qué, por qué dejaste
la paz de tus corderos
y el pago en que inspiraste
amores verdaderos?

Aquí, entre lujos vanos,
te acecha oculto el mal...
Florcita de los llanos,
huye del arrabal.

Qué joyas ni diamantes
ganarás con sonrojos
que sean más brillantes
mi prenda, que tus ojos...

Qué techo soberano
te abrigará mejor,
florcita de los llanos,
que el rancho de tu amor...

Ay, vuelve a tus paisanos
y al claro sol natal,
florcita de los llanos
venida al arrabal.

Quedaron tan lejanos
tu pago y tu candor:
florcita de los llanos,
devuélveles tu amor.

Macachín, flor de los llanos,
¿quién te trajo al arrabal?

Machaza mi suerte
E. Maroni y F. Pracánico

Talvez tú no me has querido
y me pudistes dejar.
Talvez tú no me has querido
y me pudiste dejar;
cuando ricuerdo tu olvido,
me dan ganas de llorar.
¡Y me has podido dejar
dispués de haberme querido¡
Fueras mala y yo buenito,
hay tenís la diferencia.
Fueras mala y yo buenito,
hay tenís la diferencia;
se te acabó la paciencia
y me dejaste...solito.
Esta fue la diferencia
¡tu eras mala y yo buenito!
¡Malhaya! tengo suerte
sólo porque vos quisiste,
¡Malhaya! tengo suerte
sólo porque vos quisiste,
Y para esta vida tan triste
quisiera mejor la muerte.
Sólo porque vos quisiste
vivo a golpes con la suerte.

Machete
Curi y Bazzadoni

Los tiempos, como cambian, hace unos meses,
hacías malabares para morfar,
y ahora que te armaste sos amarrete,
que no le das un mango ni a tu papá.

De tanto pasar hambre hoy tenés miedo,
que vuelvas a secarte, pobre infeliz!
y en vez de disfrutarla pa' desquitarte
de aquella mala racha, vivís así.

Machete!, pucha que sos amarrete,
la gran siete, como sos.

Si encuentro al que te puso ese apodo,
hay que hacerle un monumento, porque te lo adivinó.
y apuesto, sin temor a equivocarme,
que con los botines puestos, así vas a morir vos.

Machete!, pucha que sos amarrete,
la gran siete, como sos.

Se sabe que hace poco te enmaridaste
con una vieja chocha de gran facón,
que te tiene mimado en una forma,
que te canta al dormirte el arrorró.

Que tenés en la puerta un auto regio
y que de pijotero nunca lo usas
y que si algunas veces vas de paseo,
la gente cree que ella es tu mamá.

Machete!, pucha que sos amarrete,
la gran siete, como sos.

Si encuentro al que te puso ese apodo,
hay que hacerle un monumento, porque te lo adivinó.
y apuesto, sin temor a equivocarme,
que con los botines puestos, así vas a morir vos.

Machete!, pucha que sos amarrete,
la gran siete, como sos.

Madame, c'est vous
Gael-Codini y Kalikian Gregor

Dans tous les pays,
mes yeux éblouis
ont vu par bonheur
mille fleurs;
Mesdames, pour moi,
aucune, je crois,
n'a votre beauté
que je veux chanter.

¿Qui sait nous charmer mieux qu'une fleur?
Mesdames: c'est vous.
¿Qui donc des beaux grands lys a les splendeurs?
Mesdames: c'est vous.
Mieux que la rose exhalant sa douceur,
la volupté, c'est le voeu de vos coeurs.
Oui, la fleur qui nous rend fous, honteux, jaloux,
Mesdames: c'est vous.

Vos féminités
et vos fragilités
peuvent s'égaler,
nous troubler;
mais quand le jardin
s'anime soudain,
on confond, rêveur,
la femme et la fleur.

Señora, es usted
G. Codini y K. Gregor
(Traducido por Sara Bonavetti)

En todos los países,
Mis ojos deslumbrados
Han visto por suerte
Mil flores;
Señora, para mí,
Ninguna, creo yo,
Tiene su belleza
La que yo quiero cantar.

Qué nos encanta más que una flor?
Señora: es usted.
Quién, pues de los grandes lirios tiene los más grandes esplendores?
Señora: es usted,
Mejor que la rosa inhalando, su dulzura,
La voluptuosidad, es la felicidad de sus corazones.
Sí, la flor que nos vuelve locos, orgullosos, envidiosos,
Señora: es usted.

Su femineidad
Y su fragilidad
Pueden igualarse,
Hacernos movilizar,
Pero cuando el jardín
Sin embargo, se estimula
Uno confunde, soñar,
La mujer y la flor.

Madame Ivonne
E. Cadicamo y E. Pereyra

Mademoiselle Ivonne, era una pebeta
que en el barrio posta del viejo Montmartre
con su pinta brava de alegre griseta,
animó las fiestas de Les Quatre Arts.

Era la papusa del Barrio Latino,
que supo a los puntos del arte inspirar,
pero fue que un día llegó un argentino
y a la francesita hizo suspirar.

Madame Ivonne...
la cruz del sur fue como un signo
Madame Ivonne...
fue como el signo de tu suerte.

Alondra gris,
tu dolor me conmueve;
tu pena es de nieve,
Madame Ivonne...

Han pasao diez años que zarpó de Francia.
Mademoiselle Ivonne... hoy solo es madame,
la que al ver que todo quedó en la distancia,
con ojos muy tristes bebe su champagne.

Ya no es la papusa del Barrio Latino,
ya no es la mistonga florecita de lis...
ya nada le queda... ni aquel argentino
que entre tango y mate la alzó de París.

Madre
V. Servetto y F. Pracánico

Yo viví desorientado,
yo soñé ne sé que mundo,
yo me hundí en el mar profundo
con delirante afán de loca juventud;
me atraían los placeres,
un abismo, las mujeres,
ya sin madre ni deberes,
sin amor ni gratitud.

Madre...
Las tristezas me abatían
y lloraba sin tu amor,
cuando en la noche me hundía
de mi profundo dolor.
Madre...
No hay cariño mas sublime
ni más santo para mí;
los desengaños redimen
y a los recuerdos del alma volví.

Yo mate mis ilusiones,
yo amargue mi propia vida.
Yo sentí en el alma herida
el dardo del dolor que el vicio me dejo.
Desde entonces penas lloro
y solo el cariño imploro
de mi madre a quien adoro
y mis desvíos sintió.

Madre hay una sola
J. de la Vega y A. Bardi

Pagando antiguas locuras
y ahogando mi triste queja,
volví a buscar en la vieja
aquellas hondas ternuras
que abandonadas deje.
Y al verme nada me dijo
de mis torpezas pasadas,
palabras dulcificadas
de amor por el hijo tan solo escuché.

Besos y amores...
amistades... bellas farsas
y rosadas ilusiones
en el mundo hay a montónes
por desgracia...
Madre hay una sola...
y aunque un día la olvide,
me enseñó al fin la vida
que a ese amor hay que volver.

Y nadie venga a arrancarme
del lado de quien me adora,
de quién con fe bienhechora
se esfuerza por consolarme
de mi pasado dolor...
Las tentaciones son vanas
para burlar su cariño:
para ella soy siempre un niño,
bendito sus canas,
bendito su amor.

Madreselva
L. C. Amadori y F. Canaro

Vieja pared del arrabal,
tu sombra fue mi compañera.
De mi niñez sin esplendor
la amiga fue tu madreselva.

Cuando, temblando, mi amor primero,
con su esperanza besó mi alma,
yo, junto a vos, pura y feliz,
cantaba así mi primera confesión:

Madreselvas en flor que me vieron nacer,
y en la vieja pared sorprendieron mi amor...

Tu humilde caricia es como el cariño
primero y querido que siento por él!
Madreselvas en flor, que trepándose van,
es su abrazo tenaz y dulzón como aquel...

Si todos los años tus flores renacen
hacé que no muera mi primer amor!

Pasaron los años, y mil desengaños
yo vengo a contarte, mi vieja pared...

Así aprendí que hay qué fingir
para vivir decentemente.
Que amor y fe mentiras son,
y del dolor se ríe la gente.

Hoy que la vida me ha castigado
y me ha enseñado su credo amargo,
Vieja pared, con emoción
me acerco a vos, y te digo como ayer:

Madreselvas en flor, que me vieron nacer,
y en la vieja pared sorprendieron mi amor.

Tu humilde caricia es como el cariño
primero y querido que nunca olvidé.
Madreselvas en flor, que trepándose van,
es tu abrazo tenaz y dulzón como aquel.

Si todos los años tus flores renacen
hacé que no muera mi primer amor...

Mala
E. Iribarne y V. Troyce

En una noche de amor divina,
tú me juraste cariño eterno;
tu vocecita tan cristalina
me dijo: ¡Te amo, serás mi dueño!
aquel momento de eterna orgía,
fue un loco instante de exaltación,
tu boca dulce buscó la mía
y me entregaste tu corazón.

Noches de amor y de placer,
sueño ideal, al contemplar
tu frágil cuerpo de cristal,
mi alma sintió
la sensación de tu beso,
y entre risas y embelesos
te acordarás lo que pasó.

Ya no recuerdas, de aquellos días,
que me decías ¡Cuánto lloré!
Tú eres mi encanto, eres mi vida,
fruta prohibida por ti probé,
y me engañaste que sólo mía,
nunca de nadie debías ser;
¿Por que juraste? ¿Por qué fingías?
¿Por qué mataste mi amor, mujer?

De tu traición, nunca jamás
tendrás perdón, Y si otro amor
reconquistó tu corazón,
sólo quisiera
que lleves en tu memoria
el recuerdo de esta historia,
que sólo así seré feliz.

Mala entraña
C. Flores y E. Maciel

Te criaste entre malevos,
malandrines y matones,
entre gente de avería
desarrollaste tu acción;
por tu estampa, en el suburbio
florecieron los balcones,
y lograste la conquista
de sensibles corazones
con tu prestigio sentado
de buen mozo y de varón.

Mezcla rara de magnate
nacido en el sabalaje,
vos sos la calle Florida
que se vino al arrabal.
!Compadrito de mi esquina,
que solo cambió de traje!
pienso, siempre que te veo
tirándote a personaje,
que sos mixto jaulero
con berretín de zorzal.

Malandrín de la carpeta,
te timbeaste de un biabazo
el caudal con tu vieja
pudo vivir todo un mes,
impasible ante las fichas,
en las noches de escolaso
o en el circo de Palermo,
cuando a taco y a lonjazo
te perdés por un pescuezo
la moneda que tenés.

Y es por eso que asentaste
tu cartel de indiferente,
insensible a los halagos
de la vida y al sufrir;
se murió tu pobre madre,
y en el mármol de tu frente
ni una sombra, ni una arruga
que deschavara, elocuente,
que tu vieja no fue un perro,
y que vos sabés sentir...

Pero al fin todo se acaba
en esta vida rastrera
y se arruga el más derecho
si lo tiran a doblar;
vos, que sos más estirado
que tejido de fiambera,
Dios no quiera que te cache
la mala vida fulera,
que sino, como un alambre,
te voy a ver arrollar.

Mala suerte
F. Gorrindo y F. Lomuto

"Se acabó nuestro cariño", me dijiste fríamente.
Yo pensé pa' mis adentros: "puede que tenga razón".
Lo pensé y te dejé sola, sola y dueña de tu vida,
mientras yo con mi conciencia me jugaba el corazón.
Y cerré fuerte los ojos, y apreté fuerte los labios,
pa' no verte, pa' no hablarte, pa' no gritar un adiós
y, tranqueando despacito, me fui al bar que está en la esquina
para ahogar con cuatro tragos lo que pudo ser tu amor.
Yo no puedo prometerte cambiar la vida que llevo,
porque nací calavera y así me habré de morir.
A mí me tiran la farra, el café, la muchachada,
y donde haya una milonga yo no puedo estar sin ir.
Bien sabés cómo yo he sido, bien sabés cómo he pensado,
de mis locas inquietudes, de mi afán de callejear...
Mala suerte si hoy te pierdo! Mala suerte si ando solo!
El culpable soy de todo ya que no puedo cambiar.
Porque yo sé que mi vida no es una vida modelo,
porque quien tiene un cariño al cariño se ha de dar
y soy como el jilguero que, aún estando en jaula de oro,
en su canto llora siempre el antojo de volar...
He tenido mala suerte, pero hablando francamente,
yo te quedo agradecido, has sido novia y mujer...
Si la vida ha de apurarme con rigores algún día,
ya podés estar segura que de vos me acordaré.

Maldita visión
J. C. Barros y M. Francia

Donde quiera que vaya
y aunque corran los años,
tendré siempre la cruel visión
de aquella noche
de mi decepción
en que vi a la ingrata
muy feliz en los brazos
del amigo de juventud
que ha traicionado
todo mi amor.

Los dejé
dichosos en su ignominia,
dando en silencio
mi llorado adiós
a la mujer
que fuera mi ilusión;
y hoy sin fe
ni rumbo para mi vida
soy un mártir
de la cruel visión
que ha torturado
mi corazón.

Para mí, no hay más dicha,
esperanzas ni halagos,
ya que todo mi amor se fue
prófugamente en aquella mujer
que de mis alegrías
hizo penas y llantos
agobiantes como la sed
cuando recuerdo a mi buen querer.

Malevaje
E. S. Discépolo y J. de Dios Filiberto

Deci, por Dios, que me has dao
que estoy tan cambiao...
no se más quien sos!...
El malevaje extrañao
me mira sin comprender,
me ve perdiendo el cartel
de guapo que ayer
brillaba en la acción...
No ve que estoy embretao,
vencido y maniao en tu corazón.
Te vi pasar tangueando altanera,
con un compás tan hondo y sensual,
que no fue mas que verte y perder
la fe, el coraje, el ansia 'e guapear...
No me has dejao ni el pucho en la oreja
de aquel pasao malevo y feroz.
Ya no me falta pa' completar
mas que ir a misa e hincarme a rezar.
Ayer, de miedo a matar,
en vez de pelearme puse a correr...
Me vi a la sombra o finao,
pensé en no verte y temblé;
si yo - que nunca afloje -
de noche angustiao
me encierro a llorar...
!Decí, por Dios, que me has dao,
que estoy tan cambiao...
no sé mas quien soy!

Malevito
P. Maffia y C.Flores

Sos el mismo que allá por mi barrio
el botón dos por tres encaro,
porque había dicho al comisario
que piantaras de aquella sección.
Sos el mismo del negro pañuelo,
sos el mismo del saco cortón,
el del lustre aceitoso del pelo,
sos prepotente, haragán y matón.

Hoy paras en el Domínguez,
te vestís a la alta escuela,
jugás fuerte a la quiniela
y hasta San Carlos te vas.
Si caes a una carpeta
haces temblar al banquero.
Pareces el Trust Joyero
por las joyas que cargas!

Cuando empiece a nevarte en el mate
y la línea entres a perder,
si no has hecho como la hormiguita,
Malevito, ahí te quiero ver,
sin amor, sin afecto y sin nada
que en el mundo te haga de puntal.
Malevito tal vez sea esa
la venganza del triste arrabal.

(recitado)

Malevito, la vida es carrera larga, y hay que saberla correr...
Malevito, si has gasta'o en el apronte, llevas la de perder.

Mamita
F. Bohigas y A. F. Danesi

El barrio desolado dormita silencioso
y todo está tan triste que infunde hondo pesar
y allá en el conventillo por el tejar ruinoso
la lluvia una gotera va abriendo en un hogar.
Hay una enferma en cama que se retuerce y tose,
- la rubia más bonita que en todo el barrio vi -
y en tanto que la madre dolientemente cose
aquella flor de angustia temblando le habla así:

¡Mamita!
esta noche ya no viene...
¿quién será que lo entretiene
o me roba su pasión?
¡Mamita!
el no verlo es mi tormento
y en mi cruel angustia siento
que me falla el corazón.

La madre, conmovida, brindándole consuelo,
besó su frente mustia y llena de ansiedad,
en nombre de la enferma rogóle al rey del cielo
por la vuelta del novio y su felicidad.
¡Fue inútil su plegaria! Por el dolor vencida
en brazos de la muerte la rubia se durmió,
y mientras el malvado que desfloró su vida
aquella misma noche con otra se casó...

Maniquí
E. Dizeo y E. Flores

Muchachito de abolengo,
tirifilo engominado,
aristócrata travieso,
nene lindo y holgazán.
Con tu traje entalladito,
elegante y bien planchado,
con perdón de la palabra,
sos un maniquí viván.

Los viernes, día de moda
en el hall de aquel cinema,
te entallás con todo esmero
porque fuiste artificial.
Y con lánguidas miradas
de gatito hecho una crema
relojeás las damiselas
de la gran vida social.

Distinguido
jovencito niño bien.
Yo sé que te agrada mucho
la música de Chopén.
La poesía...
que en fiestas interpretás
es tan cándida y tan dulce
que las chicas piden más.

Todo un biscuit de vitrina
es tu figurita pulida,
de familia millonaria
y alto rango desceñidse...
Si te abaraja un bohemio
antes de irte de la vida
te hace una caricatura
porque te la mereces.

Mano a mano
C. Flores, C. Gardel y J. Razzano

Rechiflado en mi tristeza,
hoy te evoco y veo que has sido
en tu pobre vida paria
solo una buena mujer;
tu presencia de bacana
puso calor en mi nido,
fuiste buena y consecuente
y yo se que me has querido
como no quisiste a nadie,
como no podrás querer.

Se dio juego de remanche,
cuando vos pobre percanta,
gambeteabas la pobreza
en la casa de pensión.
Hoy sos toda una bacana,
la vida te ríe y canta,
los morlacos de ese otario,
los tiras a la marchanta,
como juega el gato maula
con el mísero ratón.

Hoy tenés el mate lleno
de infelices ilusiones
te engrupieron los otarios,
las amigas, el gavión,
la milonga entre magnates
con sus locas tentaciones,
donde triunfan y claudican
milongueras pretensiones
que han entrado muy adentro
en el pobre corazón.

Nada debo agradecerte,
mano a mano hemos quedado,
no me importa lo que has hecho,
lo que haces ni lo que harás.
Los favores recibidos,
creo habértelos pagado,
y si alguna deuda chica
sin querer se me ha olvidado
en la cuenta del otario
que tenés, se la cargas.

Mientras tanto que tus triunfos,
pobres triunfos pasajeros,
sean una larga fila
de riquezas y placer.
Que el bacán que te acamana
tenga pesos duraderos
que te abrace en las paradas
con caficios milongueros
y que digan los muchachos:
es una buena mujer.

Y mañana cuando seas
descolado mueble viejo
y no tengas esperanzas
en el pobre corazón,
si precisas una ayuda,
si te hace falta un consejo
acordate de este amigo,
que ha de jugarse el pellejo
pa’yudarte en lo que pueda
cuando llegue la ocasión.

Mano cruel
A. J. Tagini y C. Mutarelli

Fuiste la piba mimadade la calle Pepiri,
la calle nunca olvidada
donde yo te conocí...
Y porque eres linda y buena
un muchacho medio loco
te hizo reina del piropo
en un verso muy "fifí".

Tu gracia supo en las milongas cautivar...
Por tu cariño suspiro mas de un varón
y no encontrabas, sin embargo, el ideal
capaz de hacer estremecer tu corazón.
Pero en las sombras acechaba el vil ladrón
que ajo tu encanto juvenil con mano cruel...
Cedió tu oído a sus palabras de pasión
y abandonaste para siempre el barrio aquel.

Hoy te he visto a la salida
de un lujoso cabaret
y en tu carita afligida
honda pena adivine...
Yo sé que hasta el alma dieras
por volver a ser lo que eras...
No podrás: la primaverade tu vida ya se fue...

Hoy ya no sos la linda piba que mimó
la muchachada de la calle Pepiri,
aquella calle donde yo te conocí
y donde un mozo soñador tanto te amo...
Mintió aquel hombre que riquezas te ofreció;
con mano cruel ajo tu gracia y tu virtud...
Fuiste la rosa de fragante juventud
que hurto al rosal el "caballero" que paso.

Mano mora
P. Lloret y L. Teisseire

Era buen mozo y valiente
para cualquier entrevero,
seguro para el acero
y firme para el amor.
Las muchachitas del barrio
todas se lo disputaban
y a Manos mora clamaban
les brindara con su calor.
Mano mora no mentía
ni tenía falsedad
para aquellos corazones
sin nociones de maldad
Mano mora por la vida
más querida se perdió;
hoy su china sufre y llora
Mano mora no volvió.
Todo el suburbio callado
desde que el mozo no existe
solo un recuerdo muy triste
de Mano mora dejó.
Las muchachitas del barrio,
las que soñaron amores,
su tumba cubren de flores
murmurando una oración.
Mano mora
no mentía ni tenía falsedad
para aquellos corazones
sin nociones de maldad.
Mano mora por la vida
más querida se perdió.
Hoy su china sufre y llora;
Mano mora no volvió.

Manos brujas
J. M. Aguilar

Entre tus manos nacaradas
yo fui un juguete del amor,
manos perfectas embrujadas
que sólo causaron dolor.
Bajo el hechizo de tus manos
sentí la dicha y el placer,
mis pobres sueños vanos
que nunca pudieron ser.

Amor, amor,
cariño cruel
después que fiel
yo te adoré.
Amor, amor,
desdén fatal
para mi mal
eso causo tu ingrato amor.

Llevo en el alma la amargura
que me persigue sin cesar,
una doliente mordedura
que sólo causa pesar.
Libre por fin del maleficio
que me persigue sin cesar,
gozo feliz del beneficio
que llena mi corazón

Manuelita
J. Mascias y J. M. Aguilar

Por la niña que fue generosa
en los tiempos que sangre corría
y contuvo al puñal mazorquero
y los odios de la tiranía,
que suspenda mi gaucha guitarra
la canción de justicia postrera,
como aroma de suaves violetas
en la cruz de su tumba extranjera.

Cuantas veces, gentil Manuelita,
suspendiste el minué federal,
y llorando a los pies del tirano,
de rodillas clamastes piedad;
¡oh! tatita, tus ciegos enojos
por la novia doliente que pena,
a su amado, rebelde unitario,
la mazorca a morir le condena.

¡Oh! Tatita, la madre que sufre
nos maldice, callada en su lloro;
dale al hijo, que es darle la vida,
con pasión y perdón yo te imploro;
su plegaria de amor y consuelo
ablandaba la fiera arrogancia
del que altivo, soberbio, retara
al cañón de Inglaterra y de Francia.

Manuelita, gentil Manuelita,
virgen rosa de la dictadura,
sobre el cielo plomizo lejano
ocultaste tu cruel amargura;
que no ofenda mi gaucha guitarra
la canción de justicia postrera,
como aroma de suave violeta,
en la cruz de su tumba extranjera.

Mañanita de campo
D. Riverol y E. Cárdenas

Cuando se llenan los cerros de sol
y alzan las aves su bello cantar,
yo por los surcos afanoso voy,
sembrando dichas que pienso alcanzar;
ranchera hermosa, desde que te vi,
por las quebradas quiero más correr,
llevo prendida como dos abrojos
la luz de tus ojos dentro de mi ser.

Como el trebolar en florte perfumaré,
y de tu radiante amor
tu esclavo seré;
a tu rancho de terrón
yo me acercaré,
dejando al pie de tu reja
mi sentida queja
llena de emoción.

Como el lucero del anochecer,
todas tus huellas quisiera seguir,
hasta que un día tu ardiente querer,
lleno de gozo se acerque hasta mí;
y en las mañanas llenas de fulgor,
bajo la sombra que ofrece el parral,
quiero, mi criolla, que con embelesos,
la gloria de un beso me sepas brindar.

Mañanita de sol
C. Gardel

Caballito campero
oigo tu galopar,
más veloz que el pampero
el gaucho que quiero
está por llegar.

Cielito azul,
rayito e'sol
florida aurora,
ave canora,
eso sos vos.
Noche sin luz,
árbol sin flor,
pájaro herido
lejos del nido,
eso soy yo.

Florecen las ilusiones
en la mitad de un remanso.
Juntemos los corazones.

Caminito del campo
que sabés mi pasión,
interrumpe tu siesta
porque está de fiesta
hoy mi corazón.

Maragata
J. Martino

Juntando unos macachines,
una mañana te vi,
una mañana te vi;
desde entonces, Maragata,
me muero pensando en ti,
me muero pensando en ti.

Maragata mía,
sólo te imploro
que nunca te olvides
que yo te adoro.

Tengo un montón de cariño
que no sé dónde saciar,
que no sé dónde saciar;
en tus labios, flor de ceibo,
yo lo quisiera volcar,
yo lo quisiera volcar.

Maragata mía,
sólo te imploro
que nunca te olvides
que yo te adoro.

Reina de mis arenales,
quisiera verte otra vez,
quisiera verte otra vez
juntando unos macachines,
aunque me muera después,
aunque me muera después.

Maragata mía,
sólo te imploro
que nunca te olvides
que yo te adoro.

Mar bravío - Lobo de mar
G. Barbieri

En una choza, cerca a los mares
donde las olas bravas rugían
con sus chicuelos feliz vivía
la compañera del pescador,
y en los albores de la mañana
cuando aquel hombre rudo volvía
ella gozosa lo recibía con grandes
muestras de intenso amor.

Mas un día el cruel destino,
quiso que la barcarola
azotada por las olas
comenzara a naufragar.
Y así fue como esa noche
que arreciaba la tormenta
en las aguas turbulentas
se perdió el lobo de mar.

Pasaron días que fueron siglos
y ella a lo lejos siempre miraba
por si en las aguas se divisaba
la frágil barca que no volvió
y hoy que las olas con sus bramidos
llenan la choza de desconsuelo
la pobre mártir eleva al cielo
la honda plegaria de su dolor.

Margaritas
G. Coria Peñalosa y J. Moreno González

Pobre manojito de flores que un día
silenciosamente cambiamos los dos!
Solo me han quedado las dos margaritas,
las dos margaritas del ultimo adiós.
Con pesar deshojo sus pétalos blancos,
blancos como el alma de quien me las dio:
una me responde que si, que me quiere;
la otra me confiesa que ya me olvido.

Blancas margaritas
que hoy deshojo aquí,
digan que me quiere
que de nuevo un día
volverá por mí.
Blancas margaritas
que hoy recojo aquí,
díganme si, triste,
hoy también deshoja
las que yo le di.

Viendo deshojadas las dos margaritas
pienso que he destruido mi propia ilusión
y otra vez recojo los pétalos rotos
para acariciarlos en mi corazón.
Con voz misteriosa que solo yo entiendo
mi corazón noble latiendo me hablo:
me contó que un alma, llorando de ausencia,
sus dos margaritas también deshojo.

Margot
C. Flores y J.Ricardo

Desde lejos se te manya,
pelandruna abacanada,
que has nacido en la miseria
de un casucho de arrabal;
hay un algo que te vende,
yo no sé si es la mirada
o tu cuerpo acostumbra'o
a las pilchas de percal.

Ese cuerpo que hoy te marca
los compases tentadores
del candombe de algún tango
en los brazos de algún gil
mientras triunfa tu silueta
y tus trajes de colores
entre el humo de los puros
y el champán de Armenonville.

Son mentiras, no fue un guapo
haragán ni prepotente
ni shofica veterano
él que al vicio te largó;
vos rodastes por tu culpa
y no fue inocentemente...
berretines de bacana
que tenías en la mente
desde el día que un magnate
de yuguillo te engrupió.

Yo recuerdo, no tenías
casi nada que ponerte...
Hoy usás ajuar de seda
con rositas rococó;
me revienta tu presencia,
pagaría por no verte;
si hasta el nombre te has cambiado
como ha cambiado tu suerte:
ya no sos ni Margarita,
ahora te llaman "Margot".

Siempre vas con los otarios
a tirarte de bacana
a un lujoso reservado
del Petit o del Julién...
Y tu vieja -pobre vieja-
lava toda la semana
pa' poder parar la olla
con pobreza franciscana
en el triste conventillo
alumbra'o a querosén.

Marionetas
A. J.Tagini y J. J. Guichandut

Tenia aquella casa no sé que suave encanto
en la belleza humilde del patio colonial
cubierto en el verano por el florido manto
que hilaban las glicinas, la parra y el rosal...

Si me parece verte! La pollerita corta,
sobre un banco empinadas las puntas de tus pies,
los bucles despeinados y contemplando absorta
los títeres que hablaban ingles, ruso, francés...

Arriba, doña Rosa!
Don Pánfilo, ligero!
Y aquel titiritero
de voz aguardentosa
nos daba la función...
Tus ojos se extasiaban:
y aquellas marionetas
saltaban y bailaban
prendiendo en tu alma inquieta
la cálida emoción...

Los años de la infancia risueña ya pasaron
camino del olvido; los títeres también...
Piropos y promesas tu oído acariciaron...
Te fuiste de tu casa, no se supo con quien...

Allá entre bastidores, ridículo y mezquino,
claudica el decorado sencillo de tu hogar...
Y vos, en el proscenio de un frívolo destino,
sos frágil marioneta que baila sin cesar.

Maryflor
J. Vázquez Vigo, R. Colman y A. Ferreyra

Como una visión fugaz,
en el bosque en flor
pasó junto a mí;
y al verla creí soñar,
tanto fue el amor
que en mi alma sentí.

Maryflor, Maryflor,
le dije así al pasar,
con tu amor, con tu amor,
qué bello que es soñar;
yo quisiera adormecer mi corazón
para hacer eterna la dulce ilusión.
Maryflor, Maryflor,
no me hagas más penar,
si tu amor, si tu amor
jamás podré lograr,
yo quisiera mejor
morir que despertar
y tener que vivir sin tu amor.

Su rostro volvió hacia mí,
y en la clara luz
de sus ojos vi
una promesa feliz
y la dulce paz
que yo le pedí.

Mascotita de marfil
A.B.Roldán, J.P.Castillo y R.Giovanazzi

Pasaste por mi lado
como una nube blanca,
princesa de mi ensueño,
y en mística visión,
rozando con tus alas
angélicas mi frente,
me heriste dulcemente
con dardos de ilusión,
Por eso desde entonces
más bello veo el mundo
y a veces, cuando me hundo
en la meditación,
yo sé que estás muy cerca
de mí con tus encantos;
y que me quieres tanto
como te quiero yo.

Figurita linda de porcelana,
mascotita linda de rubio marfil,
perfume de Oriente, bálsamo divino
que en un barrio chino yo te descubrí,
Por tus ojos moros que al mirar hechizan
y se divinizan, oye esta canción:
En mi altar sagrado tú serás mi diosa
y la amante esposa de mi corazón.

Si quiero ver tus ojos,
contemplo las estrellas;
si quiero ver tu cara,
radiante está el sol,
y la dulzura eterna
que tiene tu sonrisa
la siento con la brisa
que es ósculo de amor;
como almita blanca
son puros los azahares,
y son tus pensamientos
hermoso amanecer.
Alegre primavera,
no acalles tus cantares,
y en suaves despertares
cantemos al placer.

Matala
E. Bonessi

Hace muchas noches me grita en el sueño
mil voces airadas de duda y rencor
matala, matala despierto y miro
cruzar por mis ojos manchado de rojo
su carne de lirio que son mi obsesión.

Pero no tengo la culpa señor
si fueron mis besos sabios del amor
quien puso en su cuerpo la llama voraz
todo su deseo loco de gozar
pero no yo tengo la culpa señor
yo puse en su cuerpo la sed del amor
mis besos malditos la hicieron así
por eso es que lloro por ella y por mí.

Matala, matala si ya no te quiere
aúllan las palabras del odio al pasar
y al verla sonriente que va en otros brazos
se nubla mi frente de fiebre de abrazo
y entonces quisiera besarla y matar.

Me da pena confesarlo
A. Le Pera, M. Batttistela y C. Gardel

Nace el hombre en este mundo
remanyao por el destino,
y prosigue su camino
muy confiado del rigor,
sin pensar que la inclemencia
de la vida sin amor,
va enredando su existencia
en los tientos del dolor.
Pero llega que un momento
se da cuenta de su suerte,
y se amarga hasta la muerte
sin tener ya salvación,
pues comprende que la vida
fue tan sólo un metejón
al perder la fe querida
de su pobre corazón.

Me da pena confesarlo,
pero es triste, qué canejo!
el venirse tan abajo,
derrotao y para viejo;
no es de hombre lamentarse
pero al ver cómo me alejo,
sin poderlo remediar
yo lloro sin querer... llorar.

Si no fuera que el recuerdo
de mi madre tan querida
me acollara en esta vida
con sentida devoción,
no era yo quien aguantaba
esta triste situación,
ni el que así se contemplaba
sin abrirse el corazón.
Pero hay cosas, compañero,
que ninguno las comprende,
uno a veces se defiende
del dolor para vivir,
como aquel que haciendo alarde
de coraje en el sufrir
no se mata de cobarde
por temor de no morir.

Me dejaste
A. Cepeda y C. Gardel

Si aunque el poncho del olvido
sobre mi lomo has dejao.
Los recuerdos del pasado
deben de haberte seguido
y como abrojo prendido
acolado y mascado.
Abrir en tu corazón
siempre dándote un pinchazo;
mientras a mi no me de paso
quizás tu imaginación.
El tiento que nos tenía
acuellarado a los dos;
lograste, es, cortado vos
tanto tironiarlo un día
que ¡la pucha, la alegría!
el sol llegó a parar.
Que te fuistes a gozar
y yo que querés que hiciera
tan viejo que campo afuera
con la desgracia a la par.
Me dejaste tiritando
de un solito arrempujón,
¡como el gallo de moroa
sin plumas y cacariando!
Pero antes braceando
con lo mal que me has echao,
es un árbol deshojao
con el tiempo muy gacé
que vuelva a reverdecer
y esté de frutos cargaos.
Nada tiene duración
en este mundo mezquino;
y en desparejo camino
cualquiera da un tropezón.
Que me has dado una lección
que la debo aprovechar
que de señal o final
como también lo aprendido
con el poncho del olvido
también te quiero tapar.

Me enamoré una vez
F. Canaro y I. Pelay

Cuando quise yo quererte
vos no me quisiste
vos no me quisiste,
y ahora que querés prenderte
yo te doy alpiste
yo te doy alpiste;
cuando loco te seguía
y te perseguía
nunca te encontré,
y ahora que yo te he largado
porque me has cansado
me venís buscando,
y ahora que yo te he largado
me venís buscando
pero no hay de qué.

Yo soy así,
pa' que sepás,
y si te amaba ayer
ya no me interesás;
yo soy así
y sé por qué
y sé sincero ser
y me clavé.

Me enamoré una vez,
no me enamoro más,
a mí no me busqués
porque no me encontrás;
me enamoré una vez
y no me andés atrás
porque por más que andés
a mí no me engañás.

Cuando yo te di una cita
en el gallinero
en el gallinero,
me dejaste sin visita
y sin entrevero
y sin entrevero;
cuando te ofrecí mi boca
porque estaba loco
me quedé de a pie,
y ahora que tengo otra cosa
que es muy buena moza
querés que la deje,
y ahora que tengo otra cosa
querés que la deje
pero no hay de qué.

(ja ja ja... ¡Cómo no!)

Medallita de la suerte
C.Gardel, J.Razzano y M.Battistella

Muchas glorias me dio el mundo
al brindarme sus ofrendas,
son tantas que las confundo,
aflojándole las riendas.

Gran poder es el dinero,
mal de todas esas prendas.
Es a vos a quien más quiero
medallita de la suerte,
que te llevo desde niño.

Es tan grande mi cariño
como el miedo de perderte.
Yo nací para quererte,
porque junto a mi cunita
te bendijo mi viejita,
con el llanto de su amor.

Fuiste para mí, canción de cuna,
en mis noches, blanca luna,
flor del aire en mi camino,
esperanza en mi destino
y serás en mi partida
la canción de despedida,
cuando a todo diga adiós.

Nunca te podré olvidar,
que fuistes vos mi dulce prenda querida.
Medallita de la suerte,
que te llevo desde niño.
Es tan grande mi cariño
como el miedo de perderte.

Yo nací para quererte,
porque junto a mi cunita
te bendijo mi viejita,
con el llanto de su amor.
Siempre así, corazón,
con el mismo amor los dos.

Medallita de los pobres - Mi alhaja
E. P. Maroni y F. Scolatti Almeyda

Virgencita de Pompeya
nacida en el barrio turbio,
como una flor del suburbio
que embelleció el arrabal,
te llevo siempre en mi pecho
de malevo y de compadre,
porque te colgó mi madre
pa' defenderme del mal.

Me basta que tu recuerdo
acaricie mi memoria
para vivir en la gloria
de una suprema emoción,
compañera de mis noches
de bohemio empedernido
que está sintiendo el latido
de mi criollo corazón.

Desde Palermo a Barracas,
de Puente Alsina a Pompeya,
nadie se paró en mi huella
ni se burló de mi fe;
y en mis horas de tristeza,
por muy hombre y por derecho,
te saqué desde mi pecho
y a escondidas te besé.

Medallita de los pobres,
bendita Señora mía,
puesta por Dios como guía
para aliviar mi dolor,
cuántas veces descansaste
sobre aquel pecho querido
de una mujer que no olvido
porque a tu lado palpitó.

Las vueltas que me he jugado
por no dejar de ser hombre,
cuando evocaba tu nombre
al fallarme el corazón...
Y te acordás, Virgencita,
la noche en que Pancho Almada
me tiró una puñalada
y le rompiste el facón.

Virgencita de Pompeya
que no conocés el Centro
pero que estás tan adentro
en el alma nacional,
te llevo siempre conmigo
en mi vida de compadre,
porque sos como una madre
que me defiende del mal.

Medianoche
E. Mendez y A. Tavarozzi

Media noche, ya ninguno
se ve de la barra mía,
para darme una alegría
o el flechazo de un dolor.
Sin parece que hasta saben
que además de la cerveza
me encurdela la tristeza
de un amargo sinsabor.

Y si no vienen nada me importa
lo mismo me se encontrar
que los amigos como los jueces
han nacido pa´fallar
Porque esta pena que encurdo
y engarzan dos ojos negros
me la ha clavado uno de ellos
como un cuchillo al pesar.

Clavada está, más si vive
como emparchada aquí dentro
no he de salir de este centro
hasta encontrar al traidor.
para que halla sin testigos
ni enfocada luminosa
se arreglen lindo las cosas
sin haber un batidor.

Donde la vida juegan los hombres
que un rencor ha separao
y sobre el cuerpo rojiteñido
del primer ensangrentao
hacen nido los hachazos
cuando no la puñalada
que una mina malchalada
con su traición la ha besao.

Meditando
H. L’Eveque y E. Cárdenas

Cuando a mí vuelven las cosas del pasado
pienso en las horas ingratas de la vida
aquellas horas que nunca más se olvidan
porque marcaron alguna deslealtad.
Yo guardo en mi alma lo mismo que en un cofre
muchos recuerdos de aquellos tristes días
y hacia mi paso mentiras y falsías
y engaños crueles dentro de la amistad.
Corrí tras la esperanza de hallar una ardiente pasión
y el desengaño mataba mi amor,
palabras, palabras falsas ayer,
por donde tantos amores busqué.
Ni amigos he tenido a quienes mis penas confiar
y que un secreto supieran guardar,
todos me han traicionado
y se han burlado de mi hondo pesar.
Llamé a la vida deseando preguntarle
si el mundo estaba lleno de ingratitudes
y ella sonriendo me dijo: "No lo dudes
que donde vayas mentiras hallarás"
Y desde entonces se agolpan a mi mente
tristes recuerdos que el alma me torturan
falsos cariños que muestran amarguras
del egoísmo la farsa y la maldad.
Corrí tras la esperanza de hallar una ardiente pasión
y el desengaño mataba mi amor,
palabras, palabras falsas ayer,
por donde tantos amores busqué.
Ni amigos he tenido a quienes mis penas confiar
y que un secreto supieran guardar,
todos me han traicionado
y se han burlado de mi hondo pesar.

Melodía De Arrabal
M. Battistella, A. Le Pera y C. Gardel

Barrio plateado por la Luna,
rumores de milonga
es toda tu fortuna.
Hay un fuelle que rezonga
en la cortada mistonga.
Mientras que una pebeta
linda como una flor,
espera coqueta
bajo la quieta luz de un farol.

Barrio... barrio...
que tenés el alma inquieta
de un gorrión sentimental.
Penas... ruegos...
Es todo el barrio malevo
melodía de arrabal.

Viejo... barrio...
perdona si al evocarte
se me pianta un lagrimón.
Que al rodar en tu empedrao
es un beso prolongao
que te da mi corazón.

Cuna de tauras y cantores
de broncas y entreveros
de todos mis amores;
en tus muros con mi acero
yo grabe nombres que quiero:
Rosa, La Milonguita...
Era rubia Margot...
en la primera cita
la paica Rita
me dio su amor.

Barrio... barrio...
que tenés el alma inquieta
de un gorrión sentimental.
Penas... ruegos...
Es todo el barrio malevo
melodía de arrabal.

Viejo... barrio...
perdona si al evocarte
se me pianta un lagrimón.
Que al rodar en tu empedrao
es un beso prolongao
que te da mi corazón.

Mentías
M.E. Mujica y J. de Dios Filiberto

Me voy ahogando una pena
que esta sangrando en mi pecho
al ver mi pobre cariño
deshecho por tu traición
me voy adonde el destino
cerrar consiga la herida
que tu desprecio mi vida
me ha producido en el corazón

Cariñito ingrato por lo que he sufrido
solo quiero olvido y consuelo a mi dolor
cariño ingrato que vidas quiero
el porque de tu desprecio
con mi pobre corazón
mentías cuando afirmabas
que solo a mi me querias
mentías cuando me dabas
tu boca cruel a besar
mentías cuando jurabas
que tu cariño era fiel
pues tu mis labios besabas
porque deseabas otros también

Cariñito ingrato por lo que he sufrido
solo quiero olvido y consuelo a mi dolor
cariño ingrato que vidas quiero
el porque de tu desprecio
con mi pobre corazón

No trates de consolarme
tejiendo nuevas mentiras
porque quien vive engañando
alcanza nunca perdón
no vuelvas pues a ofrecerme
tus labios para besarlos
más bien que un beso en tu boca
es preferible tu maldición

Mentira
C. E. Flores y F. Pracánico

Vos sabes que fuiste para mí
la luz de mi cabeza alocada...
El porque de mi pobre vivir
que ayer alimentaste de amor...
!Muñequita de trapo
que yo adore santamente!...
!Y fingías quererme!...
!Mentira, mentira, no tienes perdón!

Me preguntan cuales son las causas por que vos quebraste mi felicidad...
Por que razón fatal vos me causaste tanto mal...
No te vengo a mendigar cariño
que tal vez a otro le entregaste como a mí...
¡Ni mi arrepentimiento de haberte querido así!...

Y pensar que yo te vi llorar
de amor, entre mis brazos de hombre...
Te escuche jurarme tu querer
por todo lo más grande que hay...
Por tu santa viejita
que Dios la tenga en la gloria.
¡Y eran todas mentiras,
mentiras, mentiras de mala mujer!

Mentiras
J. B. Abad Reyes

Porque vos lo callabas,
mi Margarita,
yo, que soy tan güenazo,
mate una flor
y mientras despacito
la deshojaba
mucho, poquito y nada,
le preguntaba,
me ama mi amor?.

Y aquella flor sangrante
me contesto:
Ella siempre suspira
pensando en vos,
pero esta vez
mintió la flor.

Me alentó con tal juerza
la florecilla
que un domingo temprano
cobre valor
y mientras vos bajabas
a la capilla,
engüelta entre la nieve
de tu mantilla,
te hable de amor.
Al darme el si tu cara
se sonrojó
mientras daba'un repique
mi corazón
pero esa vez
mentiste vos

Aura se que sos mala
con mi cariño
me lo dijo mi madre
porque te vio
una noche de luna
por el sendero
ofreciendo tus labios
a un forastero
que los besó

Cuando grité la mato!
mi corazón
llorando como un niño
No! me gritó
Y aura ya ves
me miento yo.

Mentiras criollas
O. Aroma y A. A. Aieta

Si querés vivir feliz,
si ilusión querés tener,
conformate con creer
sin entrar a discutir,
que te besan por amor,
que salís de un cabaret,
que por viejas no des diez
pues no hay liquidación.

Que si corren pa' ganarte
lo vienen a decir.
Que te van a conseguir
un empleo nacional,
que no ha sido macarrón
la ternera que comés
y que el vino que te alegra
tuvo uva alguna vez…

Si al consejo andás cuerpeando,
te prevengo como amigo
que las cosas que te digo
son verdades al revés.
Dalas vuela, medítalas
campaniá que son fuleras
y mirá lo que espera
si en mentira no creés.

Vos tomá y analizá,
no te hagás el "Kayserlín",
que es mejor hacerse el gil,
ser creyente y no dudar.
Que el casorio arreglás
con la rifa del chalet,
que firmás los pagarés
con la guita que te dan.

Que el patrón te va a aumentar
si cinchás de sol a sol,
que de músico a doctor
por correo aprenderás.
Que el calmante pa'l resfrío
no te pasma el corazón
y por su valor escrito
jugarás la del millón.

Mentirosa
A. A. Aieta y F. García Giménez

Cuanto te amé!
Puedo decir que jamás
otra mujer podré querer como a vos.
La Juventud no volverá nunca más.
Y a la ambición ya puedo darle el adiós.
Que tiempo aquel... Hora fugaz que se fue.
Todo el valor de una pasión conocí,
cuánta feliz frase de amor escuché,
que siempre yo sumisa y fiel te creí.

Las caricias de tu mano,
tus palabras de ternura,
dejaron cruel amargura
porque nada fue verdad...
Besos falsos de tu boca,
juramentos, ilusiones,
mataron mis ambiciones
sin un poco de piedad.
Pero por el mal que vos me hiciste,
solo dice mi alma triste:
mentirosa..., mentirosa...
todo lo que me has hecho pasar,
penas, llantos...,
con otro lo has de pagar.

Ya encontraras quien un amor fingirá
y entonces sí vas a querer sin mentir.
Has de ser vos la que al final llorará,
siempre de mí te acordarás al sufrir...

Mi ambición
C. Tapia

Yo ambicionaba un paraíso para ti.
Eres el ángel que merece estar ahí.
Yo ambicionaba una gran gloria entre los dos
que bendijera eternamente nuestro amor
te llevaré a un rinconcito muy lejano
donde no llegue ni la sombra del dolor
allá en la selva del confín pampeano
donde tiene su trono el ruiseñor.
Vuela gentil mariposa que saltas de flor en flor
libando de entre las rosas la esencia de nuestro amor.
Vuela gentil portadora de mi sentida canción,
en busca de nueva aurora, que mitigue mi dolor.
Y más quisiera que la gloria de mis sueños
no la tuviera jamás ningún bendito,
una mujer que en su mirar risueño
te bendiga, placidez del infinito
quien ha tenido de bellezas y primor
te adoraré con el fervor de mi ilusión
como se adora en el sentido seductor
los zorzales, las alondras y el gorrión.
Vuela gentil mariposa que saltas de flor en flor,
libando de entre las rosas la esencia de nuestro amor.
Vuela gentil portadora de mi sentida canción
en busca de nueva aurora que mitigue mi dolor

Mi bien querido
J. Ricardo

Al redil vuelve la oveja,
la palomita a su nido,
mas al corazón no vuelve
la ilusión que se ha perdido,

Voy llevando una pena
que ha matado mi alegría
ya mi guitarra no suena
como cuando me querias.

Tu cariño fue quimera
que el viento se lo llevo
de los besos que me dieras
triste recuerdo quedo.

Mi bien querido
la palomita
vuelve a su nido
mas al corazón no vuelve
la ilusión que se ha perdido.

Fue como un ave de paso
lo que duro tu cariño
porque sin hacerme caso
me has tratado con a un niño.

Pretexto buscaba antaño,
para olvidar mi querer.
y hoy que me desengaño
hacia mi queres, volver.

Mi Buenos Aires querido
A. Le Pera y C. Gardel

Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver,
no habrá mas penas ni olvido.
El farolito de la calle en que nací
fue el centinela de mis promesas de amor,
bajo su inquieta lucecita yo la vi
a mi pebeta luminosa como un sol.
Hoy que la suerte quiere que te vuelva a ver,
ciudad porteña de mi único querer,
oigo la queja de un bandoneón,
dentro del pecho pide rienda el corazón.

Mi Buenos Aires, tierra florida
donde mi vida terminare.
Bajo tu amparo no hay desengaños,
vuelan los años, se olvida el dolor.

En caravana los recuerdos pasan
como una estela dulce de emoción,
quiero que sepas que al evocarte
se van las penas del corazón.

Las ventanitas de mis calles de arrabal,
donde sonríe una muchachita en flor;
quiero de nuevo yo volver a contemplar
aquellos ojos que acarician al mirar.
En la cortada más maleva una canción,
dice su ruego de coraje y de pasión;
una promesa y un suspirar
borró una lagrima de pena aquel cantar.

Mi Buenos Aires querido...
cuando yo te vuelva a ver...
no habrá mas penas ni olvido...

Mi caballo y mi mujer
J. Ricardo y A. Herschell

Cuando salí de mi tierra a pelear sin pial
yiep pa'que si, yiep pa'que sa...
monte en una yegua muerta
ay si, si; ay no, no
monte en una yegua muerta
y no me pudo voltear
yiep pa'que si, yiep pa'que sa...

Mi caballo y mi mujer
tienen una matadura
yiep pa'que si, yiep pa'que no...
mi caballo ha de sangrar
ay si, si, hay no, no
mi caballo ha de sangrar
mi mujer no tiene cura
yiep pa'que si, yiep pa'que no...

Mi caballo y mi mujer
traen recuerdos pasados
yiep pa'que si, yiep pa'que no...
mi caballo ha de volver
ay si, si, ay no, no
mi caballo ha de volver
mi mujer no me hace falta
yiep pa'que si, yiep pa'que no...

Pero el tiempo va pasando
y he llegado a comprender
yiep pa'que si, yiep pa'que no...
el paisano necesita ay si ay no
que el paisano necesita aire caballo y mujer
yiep pa'que si, yiep pa'que no...

Mi diosa
J. de Grandis y F. De Caro

Feliz la tarde que te hallé
En mi camino, divina cual visión
Allí amada ofrendé
A tu belleza mi amante corazón.
Mi bien, jamás comprenderás
Como tu imagen quedó grabada en mí;
Que al mirarte pasar pensé... Nunca más...
Podré olvidarme de ti...

Horas de ventura contigo he soñado
Y mayor placer, mi bien, no habrá
Que contemplarte entre mis brazos... enamorado
Y entre tus brazos siempre soñar...
Mi Diosa!... no podré tu cariño olvidar
Seré el amante Girasol
Tú el astro que mi vida ha de guiar...
Y yo la dócil flor que sigue a su sol...

Feliz la tarde que te hallé
En mi camino, divina cual visión
Allí amada ofrendé
A tu belleza mi amante corazón.
Mi bien, jamás comprenderás
Cómo tu imagen quedó grabada en mí;
Que al mirarte pasar pensé... Nunca más...
Podré olvidarme de ti...

Amar!... mi Diosa... siempre amar!...
Qué hermoso ensueño!... llevarlo hasta morir
Besar tu boca y aspirar...
De entre tus labios la dicha de vivir...
Tu voz amante escuchar,
Suave, velada por tierna emoción
Y en tu dulce mirar, poder contemplar
La dicha de esta pasión...

Mi estrella
S. Salinas

Como apaga el fulgor de una estrella
una nube entrelenta al pasar;
y las noches son negros celajes
su brillo a la luna borrando le van.
Pasará de esa nube la estrella
y la estrella lucir tornará.
Mas la luz de un amor que se apaga
y enciende en el alma, no brilla ya más.
Mas la luz de un amor que se apaga
y enciende en el alma, no brilla ya más.
¡Oh que triste es sentir en el alma,
dulce amor y soñar un edén!
y después disipado el encanto
se pierde la calma, se pierde la fe.
¡Oh que triste es vivir en la mente
el recuerdo de un perdido bien!
¡Ay!, el tormento de ver que se alejan
las dichas pasadas, los sueños de ayer.
El tormento de ver que se alejan
las dichas pasadas, los sueños de ayer.
Por que siempre a mi puerta desgrana
un misterio, una luz, de un favor
alumbrando mi amor tan eterno
que luego mi rostro puede ocultar.
Si has vivido un recuerdo que mata
hasta el mundo tan solo era así
Ay, a mi estrella que fue tan ingrata
y alumbra a mis pasos, no vuelve a lucir.
Ay, a mi estrella que fue tan ingrata
y alumbra a mis pasos, no vuelve a lucir.

Mi guitarra
J. A. Caruso y V. Greco

Con mi guitarra querida
mis penas quiero cantar:
todo el profundo pesar
que me causó tu partida.
Me dejaste una herida
que no ha de cicatrizar,
y aunque trato de olvidar
no puedo, y por eso canto:
porque mi llanto es un llanto
que solo he de aliviar.

De lo que me has hecho,
lo que más me apena
ha sido tu falta
de sinceridad.
Y en tanto que pulso
las tirantes cuerdas,
ellas me recuerdan
tu deslealtad.

Yo no doy un paso
por toda la pieza,
que todas las cosas
me hablan de vos,
como si quisieran
decirme que todo
lo que aquí dejaste
fue de los dos.

Y las cuerdas, al vibrar
con su más triste sonido,
acarician mis oídos
cual si me fueran a hablar;
es que no puedo arrancar;
aunque tenga la intención,
todo sabe a esa ilusión
que a pesar de todo existe,
porque cuando vos te fuiste
me llevaste el corazón.

Mi madre querida
J. L. Betinotti

¡Pobre mi madre querida,
cuantos disgustos le daba!
¡Pobre mi madre querida,
cuantos disgustos le daba!
¡Cuántas veces, escondida,
llorando lo más sentida,
en un rincón la encontraba!
¡Cuántas veces, escondida,
llorando lo más sentida,
en un rincón la encontraba!
Y yo mismo al contemplarla,
el llanto no reprimía.
Y yo mismo al contemplarla,
el llanto no reprimía.
Luego venía a conformarla,
con un beso al abrazarla,
cuando el perdón le pedía.
Luego venía a conformarla,
con un beso al abrazarla,
cuando el perdón le pedía.
Si es la madre en este mundo
la única que nos perdona.
Si es la madre en este mundo
la única que nos perdona;
la única que sin segundo
y en su corazón profundo
sabe amar y no abandona;
la única que sin segundo
y en su corazón profundo
sabe amar y no abandona.
Que maltratamos el amor
de nuestra madre querida.
Que maltratamos el amor
de nuestra madre querida.
Que maltratamos el amor
de nuestra madre querida.
Nunca nos guarda rencor
sabe sufrir con dolor
y dar por su hijo la vida.
Nunca nos guarda rencor
sabe sufrir con dolor
y dar por su hijo la vida.
Madre, madre perdoname,
nunca creí tanta pena.
Madre, madre perdoname
nunca creí tanta pena.
Este cautivo confiarme
vengo a tus plantas postrarme
y el pasado me envenena.

Mi manta pampa
G. Barbieri

Aquella mantita pampa
que pa' una fiesta me diste,
de envidia me la han llevao
y es por eso que ando triste.

Manta querida
que ella tejió,
¿quién fue el ingrato
que te llevó?
que te llevó...

En memorables carreras
tuve momentos de halago...
Llevaba mi manta pampa
el mejor pingo del pago.

Manta querida,
sin tu calor
no tengo amigo
ni tengo amor,
ni tengo amor.

Después que fuiste mi orgullo,
que con placer te lucía,
¿quién sabe qué mano cruel
vino a tronchar mi alegría?

Manta querida,
volve otra vez;
no seas ingrata:
no me dejés,
no me dejés...

Mi noche triste
P. Contursi y S. Castriota

Percanta que me amuraste
en lo mejor de mi vida
dejándome el alma herida
y esplín en el corazón,
sabiendo que te quería,
que vos eras mi alegríay mi sueño abrasador...
Para mí ya no hay consuelo
y por eso me encurdelo
pa olvidarme de tu amor.

De noche cuando me acuesto
no puedo cerrar la puerta
porque dejándola abierta
me hago ilusión que volves.
Siempre traigo bizcochitos
pa tomar con matecito
como cuando estabas vos...
Y si vieras la catrera
como se pone cabrera
cuando no nos ve a los dos.

Cuando voy a mi cotorro
lo veo desarreglado,
todo triste, abandonado,
me dan ganas de llorar,
y me paso largo rato
campaneando tu retrato
pa poderme consolar.

Ya no hay en el bulín
aquellos lindos frasquitos
adornados con moñitos
todos de un mismo color,
y el espejo esta empañado,
si parece que ha llorado
por la ausencia de tu amor.

La guitarra en el ropero
todavía esta colgada;
nadie en ella canta nada
ni hace sus cuerdas vibrar...
Y la lámpara del cuarto
también tu ausencia ha sentido
porque su luz no ha querido
mi noche triste alumbrar.

Mi palomita
J. Razzano y C. Gardel

Acuérdate palomito,
durmiendo estoy;
cuando en mis brazos dormía,
llorando estoy.
Cuando la tenía apurado
durmiendo yo,
de mi la ánima decía
más bien me voy.
Y esa paloma ingrata
se va, se va;
y a mi me deja solito.
¿Y, si volverá?
En el jardín de mi casa
durmiendo estoy
cuando llueven a temblores
llorando estoy.
Conmigo con sus caricias
durmiendo estoy
por no estar con sus amores
más bien me voy.
Y esta paloma ingrata
se va y se va;
y a mi me deja solito
¿Y si volverá?
Y esta paloma ingrata se va y se va;
y a mi me deja solito
¿Y, si volverá?

Mi pañuelo bordado
A. Greco y F. Martino

Tengo un pañuelo precioso en cuatro puntas bordado
que mi china me lo ha dado como un recuerdo de amor
lo amparo con cariño como reliquia sagrada
porque mi china adorada le transmitió su calor.

En mis noches cuando duermo tendido sobre el recado
con mi pañuelo bordado siento a mis venas arder
y en esas horas que sueño con la dueña de mi vida
dejo en sus puntas prendida las huellas de mi querer.

Cuando salgo de paseo en mi flete colorado
es mi pañuelo bordado de tuitos admiración
el provoca en la caricia y la muchacha que anhelo
por eso llevo el pañuelo prendido en mi corazón.

Mi primer gol
M. Bonano, H. Pettorossi y A. Fattorini

En la cancha de mi vida
quise yo tantear mi suerte
y me puse los colores
de esperanza que soñé;
intenté una gambeta ,
pero con tu gran defensa
me parastes propiamente
cuando nada había nada que hacer.
No me intimidé por eso
y al junarte bien un claro
en la valla de tus ojos
levanté el tiro final
y otra vez que estaba solo
el referee de tu viejo
justamente cerca e tu arco
sonó el silbato de orsay .
Si profesional te has hecho
de tu amor de prepotencia,
no me caches si es que chingo,
que soy un pobre amateur.
Pero dejá que me asiente
a la redonda de tu alma,
que voy a firmar contrato
en el libro del querer.
Cuando mi línea ligera
te trabaje de entusiasmo,
a fuerza de mucho tino
te consiga dominar;
y yo al sentir que me alientan
los hinchas del sentimiento
le costará a tu defensa
mi avance desbaratar.
Y ya verás cuando entre un fuego
al latir del ping izquierdo
que, con un centro a mi labia ,
te acorrale en un rincón;
ni el foul de tus intenciones
podrá evitar la caída
cuando en la red de tus labios
te acomode el primer gol.
Yo sé que me estás cachando
al campanear mi jugada
y al ver que me pongo loco
shotiando sin dirección
yo sé que sin darte cuenta
te vas a encontrar mariada,
cuando te esté peloteando
al arco del corazón.

Mi querer
J. A. Carusso y F. Canaro

Yo sólo tengo un cariño
que es el de mi madrecita
que es una linda viejita
buena como un bandoneón.
Su cabellera ya blanca,
las arrugas de su frente,
me dicen sinceramente
de lo mucho que me amó.

Nadie como ella más bien supo cuidarme;
nadie como ella me supo más querer;
fue inagotable fuente su ternura
de madre y de mujer.
En su regazo yo hallé el dulce consuelo
que me brindara su infinito amor,
y sus caricias supieron dulcemente,
más de una vez, calmar un gran dolor.

Yo no sé con qué pagarle
a mi viejita querida
las penurias que en la vida
habrá sufrido por mí;
sólo quiero que ella sepa
que mi alma nunca la olvida,
y que siempre, mientras viva,
la he de querer siempre así.

Mi ranchito
G. Barbieri

Hay un ranchito sobre una loma
que esta rodeado de verdes ramas
y un arroyuelo que corre cerca
riega el camino de la retama
los pajarillos lanzan su trino
cuando descansan en la pradera
y en su concierto de luz a clave
llena de amores la primavera.

Ciega las penas en el silbido
cuando un pampero cruza veloz
y en su carrera vuelca las hojas
dando de paso su último adiós.

Pasa la noche tiende su manto
cubriendo al campo de su disfraz
cesan las aves de los gemidos
en ese espacio de inmensidad
la luz del día después del alba
un gaucho canta junto al fogón
y en la cadencia de sus arpegios
llena de albricias el diapasón
y así los días se van pasando
sin barriletes ni profesión
de su guitarra bien encordada
su buen apero y el redomón.

Mi refugio
P. Numa Córdoba y J.C.Cobián

Lindo refugio de mis añoranzas,
rodeado de preciosas flores
donde soñando vive mi querer:
Siempre, allí ha de haber una esperanza
que a mi vejez la haga feliz
y así sentir el dulce lenitivo
de esa fragante aroma de azucena.
donde está el alma bella, blanca y buena
de esa mujer que es pura como el sol.

Ya se acabó de la farra, el dulce encanto,
con que embriagué mi juventud,
aquellas locas y raras noches, de mi ayer
ya se acabaron y nunca han de volver...
Hoy ya no soy más aquel mocito alegre
que todo a risa lo tomó,
pues voy rumbeando a ser un papacito
y así buscar, amor de dulce hogar.

Y ahora que ya soy un mozo grande y serio
que visto smoking o jacket.
que hoy ya presiento un respeto en mí alrededor
me causa espanto pensar lo que antes fui...
Es que ando en firme capeando los abriles
y hay que sujetar el ''motor'',
para vivir la vida noble y sana
de ese rincón, que es mi sueño de amor.

Mi suegra no me quiere
A. H. Acuña y R. Ruiz

Mi suegra no me quiere
porque no tengo;
mi suegra no me quiere
porque no tengo
un palacio en Mendoza y otro en Palermo;
un palacio en Mendoza y otro en Palermo.
!Uh no pide nada la vieja no¡
vamo'a ver como arreglamos
Y uno en Palermo sí...
pero de noche.
Me halagan la viejita tan pretenciosas.
yo si no he encontrao la viejita
y eso que yo soy pa regalos
soy como manga e chaleco.
Pa colmo de mis males,
pa colmo de mis males
vean lo que dice,
que los enamorados son infelices,
que los enamorados son infelices.
Es que ella no sabe el cuentico aquel de
pasé por un caminito,
pasé por otro
pa que me encontrés otro.
Dichosos siempre fueron Adán y Eva...
!Qué nunca conocieron suegro ni suegra¡

Mi tierra
C. Tapia

Yo le adoro a mi tierra, cuna de mis cantares;
Yo le adoro a mi tierra, cuna de mis cantares;
porque tu disminuyes y ahí hallo todos mis males;
porque tu disminuyes y ahí hallo todos mis males.
Cuando estoy en tu seno no quisiera dejarte;
cuando estoy en tu seno no quisiera dejarte.
Pero cuando me alejo Ñaña más quiero amarte
pero cuando me alejo Ñaña más quiero amarte.
Mi rancho amor solita y en mi orgullo al no ver
Mi rancho amor solita y en mi orgullo al no ver
porque mi sangre brilla Ñaña si hoy no lo ves
porque mi sangre brilla Ñaña si hoy no lo ves.
Un saludo a mi tierra con mi zamba termine;
Un saludo a mi tierra con mi zamba termine
libando al sol querido Ñaña que él la ilumine;
libando al sol querido Ñaña que él la ilumine.

Mía
J. A. Caruso y J. Bohr

(Recitado)

Alma escucha esta canción
de mi ardiente fantasía
es la voz del corazón
que siempre repite mía!

(Canto)

Mi amor yo no puedo olvidar
la ilusión de mi vida
sangrando muere mi corazón
por incurable herida.
Quise entregarte un día todo mi amor
no pude realizar lo que forjé
pues era pobre y no podía hacerte
mía como soñé.

Mía yo te forjé en mi fantasía
porque en tus labios yo quería
beber las ansias de mi amor.
Mía sigues siendo en mi fantasía
y tras de tu amor siempre iré
mañana lo mismo que ayer.

Hoy mi vida el destino cambió
y vengo a ofrecerte
el inmenso caudal de mi amor
como siempre ardiente.
No lo rechaces, ábreme tu corazón.
Porque no encuentro alivio a mi dolor.
Sólo en tu boca
si fueras mía
calmar podrías
mi sed de amor.

Mía yo te forjé en mi fantasía
porque en tus labios yo quería
beber las ansias de mi amor.
Mía sigues siendo en mi fantasía
y tras de tu amor siempre iré
mañana lo mismo que ayer.

Micifuz
E. P. Maroni y A. R. Avilés

Micifuz
triste gato de albañal,
¿porqué te das tanto corte
si yo conozco el resorte
que tu vida hace mover?
Misch
engrupido por las mentas
de tu fama milonguera ,
y porque en una carrera
te apuntás con cien y cien.
Uñas lustradas, fomentos,
bataclanas y Florida
¡las cosas que hay en la vida
y que uno tiene que ver!
Un hijo de un farabute ,
el changador de la esquina,
dopado con cocaína.
¡Pero si es para no creer!
Micifuz,
porque tallás , si no hay puntos
pobre gato de azotea...
recordá tu vida rea
y achicáte en la intención.
Misch,
todavía anda tu viejo
pantalón y blusa azules,
campaniando los baúles
allá por Constitución.
Y en otros tiempos, amigo,
patinaba en la miseria
con los bultos de la feria
por un poco de bullón ,
hoy, ya corre en otra pista,
el muchacho tiene hermana,
y una persona bacana
que las va de protector.
Micifuz
triste gato de albañal,
¿porqué te das tanto corte
si yo conozco el resorte
que tu vida hace mover?
Misch
engrupido por las mentas
de tu fama milonguera,
y porque en una carrera
te apuntás con cien y cien.

Midinette porteña
E. Cárdenas y A. Tavarozzi

Midinette, que trabajas todo el año,
dulce consuelo, y honra de tu hogar,
ten cuidado, paloma codiciada,
que muchos gavilanes
te acechan sin cesar;
cuando escuchen mil mentiras tus oídos
de los que visten cual maniquí vivant,
midinette, son frases estudiadas
que han de decirte aquellos
que asediándote están.

Nunca te mires, en el quebrado espejo
de la que sufre, creyendo que es gozar,
vestir de seda el cuerpo que ha vendido,
lucirte en auto, bailar y trasnochar;
jamás te apene tu condición humilde,
porque en tus ojos que siempre yo admiré,
se asoma un alma que tiene algo de templo,
y sacrilegio, como en el cabaret.

Midinette, que trabajas todo el año,
tu madre reza porque seas feliz,
y a Dios ruega que ampare del peligro
que sigue a las hermosas,
peligro de un desliz;
no te olvides que el mundo no perdona,
sólo una madre tiene esa virtud,
y si muere de pena por tu culpa,
¿quién te dará consuelo?
¡tan sólo el ataúd!

Milonga del 900
H. Manzi y S. Piana

Me gusta lo desparejo
y no voy por la vereda;
uso fungi a lo Massera,
calzo bota militar.
La quise porque la quise
y por eso ando penando;
se me fue ya ni se cuando,
ni sé cuando volverá.

Me la nombran las guitarras
cuando dicen su canción,
las callecitas del barrio
y el filo de mi facón.
Me la nombran las estrellas
y el viento del arrabal;
no sé pa' que me la nombran si no la puedo olvidar.

Soy desconfiao en amores,
y soy confiao en el juego;
donde me invitan me quedo
y donde sobro también.
Soy del partido de todos
y con todos me la entiendo
pero váyanlo sabiendo:
soy hombre de Leandro Alem.

No me gusta el empedrao
ni me doy con lo moderno;
descanso cuando ando enfermo,
y dispues que me he sanao.
La quiero porque la quiero
y por eso la perdono;
no hay cosa peor que un encono
para vivir amargao...

Milonga fina
C. E. Flores y J. Servidio

Te declaraste Milonga Fina
cuando dejaste el arrabal,
el traje mishio de percalina
y la puntilla del delantal.

El moño rojo que te ponías
tan paradito, tan coquetón,
y aquellos mozos que te traían
cuando salías a patacón.

Ya no lucís tu silueta,
pebeta de arrabal,
ya dejaste la querencia
pobrecita, por tu mal.

Ya no te ronda la mishiadura,
hoy por la calle triunfal pasás,
con un poquito de amargura
que con tu risa disimulás.

Para engrupirte, para olvidarte
de todo aquello que ya pasó,
y aquel mocito, que por llorarte,
un día triste, pobre, murió.

Te declaraste Milonga Fina
cuando anduviste con aquel gil
que te engrupía con cocaína
y te llevaba al Armenonville.

Donde al compás de un tango canero
ibas perdiendo la realidad,
y los chamuyos de un milonguero
te pervirtieron con su maldad.

Milonga sentimental
S. Piana y H. Manzi

Milonga pa' recordarte.
Milonga sentimental.
Otros se quejan llorando
yo canto pa' no llorar.
Tu amor se seco de golpe
nunca dijiste por que.
Yo me consuelo pensando
que fue traición de mujer.

Varón, pa' quererte mucho,
varón, pa' desearte el bien,
varón, pa' olvidar agravios
porque ya te perdone.
Tal vez no lo sepas nunca,
tal vez no lo puedas creer,
tal vez te provoque risa
¡ verme tirao a tus pies!

Es fácil pegar un tajo
pa' cobrar una traición
o jugar en una daga
la suerte de una pasión.
Pero no es fácil cortarse
los tientos de un metejón
cuando están bien amarrados
al palo del corazón.

Varón, pa' quererte mucho,
varón, pa' desearte el bien,
varón, pa' olvidar agravios
porque ya te perdone.
Tal vez no lo sepas nunca,
tal vez no lo puedas creer,
tal vez te provoque risa
¡ verme tirao a tus pies!

Milonga que hizo tu ausencia.
Milonga de evocación.
Milonga para que nunca
la canten en tu balcón.
Pa' que vuelvas con la noche
y te vayas con el sol.
Pa' decirte que sí, a veces,
o pa' gritarte que no.

Milongón
A. Río

Lindo es el primer albor,
que viene anunciando el día
y tras de la serranía
se alza el astro mayor.
Todo cambia de color
dándole el sol sus reflejos
y se divisa a lo lejos
de los campos el verdor.

Canta el pájaro primero
anunciando la mañana
en tanto la hacienda ufana
pastorea en el potrero.
El grito del tero-tero
se escucha desde la loma,
y mientras el sol asoma
suelta su trino el jilguero.

La tremenda algarabía
se escucha de trinos suaves
que del monte dan las aves
como saludando al día.
Y allá por la lejanía
como visiones secretas
van cargadas las carretas
cruzando la pampa mía.

Milonguera
J. M. Aguilar

Milonguera de melena recortada,
que ahora te exhibes en el "Pigall".
No recuerdas tu cabeza coronada
por cabellos relucientes sin igual.
Acordate que tu vieja acariciaba
con sus manos pequeñitas de mujer
tu cabeza de muchachita alocada...
que soñaba con grandezas y placer.

Una noche te fugaste
del hogar que te cuidó...
y a la vieja abandonaste
que en la vida te adoró.
En busca de los amores,
y para buscar placeres,
fuiste con otras mujeres
al lugar de los dolores.

Milonguera de melena recortada
que antes tenías hogar feliz,
no recuerdas a tu viejita amargada
que ignora todavía tu desliz.
Acordate de aquel novio enamorado
que luchaba por formarte un buen hogar
y que tímido, feliz y mal confiado
colocaba tu recuerdo en un altar.

Ahora sola, abandonada
en las alas del placer,
vas dejando, acongojada,
tus ensueños de mujer.

Milonguita
S. Linning y E. Delfino

Te acordás, Milonguita? Vos eras
la pebeta más linda'e Chiclana;
la pollera cortona y las trenzas...
y en las trenzas un beso de sol...
Y en aquellas noches de verano,
que soñaba tu almita, mujer,
al oír en la esquina algún tango
chamuyarte bajito de amor?

Estercita, hoy te llaman Milonguita,
flor de noche y de placer,
flor de lujo y cabaret.
Milonguita,
los hombres te han hecho mal
y hoy darías toda tu alma
por vestirte de percal.

Cuando sales por la madrugada,
Milonguita, de aquel cabaret,
toda tu alma temblando de frío,
dices: ay, si pudiera querer!...
Y entre el vino y el último tango
p'al cotorro te saca un bacán...
Ay, que sola, Estercita, te sientes!
Si lloras... dicen que es el champán!

Mirala como se va
S. Salinas

Mírala cómo se va, ay de mí,
y dijo que me quería;
Mírala cómo se va, ay de mí,
y dijo que me quería;
si se habrá olvidado ya, ay de mí,
del amor que me tenía;
mírala cómo se va.

Si ya te vas y me dejas, ay de mí,
yo no me quiero quedar;
Si ya te vas y me dejas, ay de mí,
yo no me quiero quedar;
y aunque sea en la memoria, ay de mí,
tú me tendrás que llevar;
mírala cómo se va.

Supuesto que ya te vas, ay de mí,
sólo una cosa te pido;
Supuesto que ya te vas, ay de mí,
sólo una cosa te pido;
que no bebas de aquella agua, ay de mí,
de la fuente del olvido;
mírala cómo se va.

Mis espuelas
F.Martino y E.Regules


Del aire el campo esta bueno
y voy a ofrecer cigar
y pa'poderte quitar
y pa'poderte quitar
le voy a sacar el freno
y recostando sereno
le he de pegar un trapieda
al tiene que ser del viejo
lo mesmo que mancarrón
y pa'empezar la función
voy a soltar la silueta.

Ante un plebeyo el acero
y que al hidalgo vario
entre el pilchaje mejor
entre el pilchaje mejor
de mi vida de campero
tengo guardao con esmero
un par de espuelas machazas
despido de mis viaradas
de cuando montaba un quiebra
que enroscao como culebra
daba planadas fierazas.

Siempre tuve presunción
de jineteador sin fe
cuando andaba el cascabel
cuando andaba el cascabel
crujiendo desde el garrón

Y el sintiendo mi alegrón
o besando una limeta
podía contar el sotreta
que le guaseaba yo en fija
el costillar la verija
el hocico y la paleta.

Mis flores negras
J. Flores y C. A. Ortiz

Oye, bajo las ruinas de mis pasiones,
en el fondo de esta alma que ya no alegras,
entre polvo de ensueños y de ilusiones,
brotan entumecidas mis flores negras.

Ellas son mis dolores capullos hechos
con intensos pesares de mis entrañas,
sepultan sus raíces, cual los helechos
en las húmedas grietas de las montañas.

Ellas son tus desdenes y tus rigores,
ellas son tus perfidias y tus desvíos
con tus besos vibrantes y abrasadores
en pétalos ornados, negros y fríos.

Ellas son los recuerdos de aquellas horas
en que, presa en mis brazos, te adormecías
mientras yo suspiraba por las auroras
de tus ojos, auroras que no eran mías.

Ellas son mis gemidos y mis reproches
ocultos en esta alma que ya no alegras,
son por eso tan negras como las noches
en los gélidos polos, mis flores negras.

Guarda pues este triste débil manojo
que te ofrezco de aquellas flores sombrías;
guárdalo, nada temas: es un despojo
del jardín de mis hondas melancolías.

Mis perros
F. Rivas Frade

Ya mis perros se murieron
y mi rancho quedó solo.
Ahora me muero yo,
para que se acabe todo;
ahora me muero yo,
para que se acabe todo;
!Ah¡
!a mis perros se murieron¡
Yerbecita de mi huerta
la que tanto quise yo,
ya se fue quien te pisaba
¿y ahora quién te pisará
ya se fue quien te pisaba
¿y ahora quién te pisará?
!yerbecita de mi huerta¡
Los ojitos de mi cara
que lloraste tanto y tanto
la culpa la tienes tú,
que me estás atormentando;
la culpa la tienes tú,
que me estás atormentanta
!Ah¡
!los ojitos de mi cara¡
Esta guitarra que toco
tiene boca y la hago hablar
sólo le faltan los ojos;
sólo le faltan los ojos
para ayudarme a llorar;
sólo le faltan los ojos
para ayudarme a llorar.
!Ah¡
!esta guitarra que toco¡

Misa de once
A. J. Tagini y J. J. Guichandut

Entonces tú tenías dieciocho primaveras,
yo veinte y el tesoro preciado de cantar.
En un colegio adusto vivías prisionera
y solo los domingos salías a pasear.

Del brazo de la abuela, llegabas a la misa,
airosa y deslumbrante de gracia juvenil.
Y yo te saludaba con mi mejor sonrisa,
que tú correspondías con ademán gentil.

Voces de bronce,
llamando a misa de once.
Cuantas promesas galanas,
cantaron graves campanas,
en las floridas mañanas
de mí dorada ilusión.

Y eché a rodar por el mundo
mi afán de glorias y besos
y solo traigo al regreso
cansancio en el corazón.

No se si era pecado
decirte mis ternuras,
allí frente a la virgen
divina de Jesús.

Lo cierto es que en el mundo,
sendero de venturas
y por aquel sendero
tu amor era la luz.

Hoy te dirá otro labio
la cálida y pausada,
palabra emocionada
que pide y jura amor.

En tanto que mi alma,
enferma, desahuciada,
solloza en la ventana
del sueño evocador.

Misa de once, yo ya no soy el de entonces.
Cuantas promesas galanas,
cantaron graves campanas,
en las floridas mañanas
de mí dorada ilusión.

Y eche a rodar por el mundo
mi afán de glorias y besos
y solo traigo al regreso
cansancio en el corazón.

Misterio
C. Camba y J. H. Baralis

Tu vida un misterio por siempre será,
mujer sinrazón, veleta sin fin,
con cara de ángel tu alma de Caín,
y la noche es espejo de tu corazón.
Cual flor manoseada que, buscando amor
del pecho al ojal, perdió su color,
y así se marchita tu capricho sin igual,
prefieres amores llenos de dolor.

Cuando asomen un día
a tu preciosa tez
las líneas que a porfía
denuncien tu vejez,
te ha de volver el juicio
la triste realidad
de que tiene un prejuicio
también la caridad.

Tu vida un misterio y enigma será,
de falso placer, tu goce es así,
y engañándote crees, en tu frenesí,
que el hombre es juguete de fácil mujer.
Entre libaciones y danza sin par
que son tu pasión, no puedes amar;
yo, compadecido, te dedico esta canción:
ríete si quieres, mucho has de llorar.

Misterio
Chiriff y Alonso y Trelles

Era memoria linda
la memoria del viejo
pa contar sucedidos
de quién sabe qué tiempo,
mientras corría el cimarrón la rueda
y se enredaba en el ombú el pampero.

Pero había que amañarlo
pa arrancarlo al silencio
si le araba la frente
con sus rejas el ceño,
y en el oscuro espejo de sus pupilas
encendían su luz ciertos recuerdos.

Porque entonces en sus labios
temblequiantes y secos,
beyaquiaba el rezongo
como potro mañero,
y de un costao al otro de la boca
tranquiaba el pucho de tabaco negro.

A ocasiones él solo
comenzaba los cuentos
que el gauchaje del pago
recogía en silencio,
viendo resucitar, como un conjuro,
la atormentada juventú del viejo.

Gurí en la Guerra Grande,
mozo cuando Quinteros,
soldao en la del Quebracho
y herido en la del Cerro.
Ande un caudiyo levantaba el poncho,
ayí estaba él, apeligrando el cuero.

Eran de ver sus ojos
medio acosaos del sueño
arderle como brasas
del tizón trasfoguero,
cuando echando a la nuca el borsalino
las contaba e peleas y entreveros.

Los gurises, al oírlo,
silenciosos y trémulos,
sentían por la venas
arderles como un fuego
la alborotada sangre de la raza
y el fin pedían de la historia al viejo.

Pero caiban las chinas
curiosiando el respeto
con que los gauchos oían
las locuras del cuento,
y, sin saber por qué, sobre los párpados
del viejo historiador se echaba el sueño.

Y sus labios contraídos
con un gesto e' despecho,
hablaban de una trenza
cortada rente al cuero,
y de un amor infortunado y triste
y de un desdén inexplicable y terco.

Mocosita (Mi mocosita)
V. Soliño y G. Matos Rodríguez

Vencido, con el alma amargada,
sin esperanzas, saciado de la vida,
solloza en su bulín
el pobre payador
sin hallar un consuelo a su dolor.
Colgada de un clavo, la guitarra...
en un rincón la tiene abandonada...
De sus amigos ya no le importa nada...
Tirado en la catrera, no hace más que llorar.

Y en alguna ocasión
solo se escucha esta canción:
"Mi mocosita, no me dejes morir, volvé al cotorro,
que no puedo vivir.
Si supieras las veces que he soñado
que de nuevo te tenia a mi lado!...
Mi mocosita, no me seas tan cruel, no me abandones...
Quiero verte otra vez...
Mi mocosita, no me dejes,
que me mata poco a poco tu desdén".

Dormía tranquilo el conventillo,
nada turbaba el silencio de la noche
cuando se oyó sonar
allá en la oscuridad
el disparo de una bala fatal.
Corrieron ansiosos los vecinos
que presentían el final de aquel drama
y encontraron,tirado en una cama,
entre un charco de sangre, al pobre payador.
Pero, antes de morir,
alguien lo oyó cantar así:

"Mocosita,
no me dejes morir, volvé al cotorro,
que no puedo vivir..."

Muchachita de Montmartre
J. A. Saldías y O. N. Fresedo

Era una noche de tristeza cuando mi alma
tuvo la dulce sensación de tu ternura;
mi pobre espíritu ansiaba hallar la calma
en el romance de una esperanza.
Y quiso así mi buena estrella que al hallarte
mucha tristeza vos pasearas por Montmartre.
Fue entonces cuando ardió, en mi pobre corazón
la llama de la ilusión.

Muchachita de Montmartre,
¿cómo olvidar
que te he querido?
Yo no dejo de adorarte
aunque me pagues
con tu olvido.
Aunque muy lejos te encuentres, querida,
siempre serás la obsesión de mi vida;
muchachita de Montmartre,
mi corazón
va en mi canción.

Gran compañera de mis noches de aventura,
con el calor consolador de tiernos besos
tejiste hermosos madrigales en la oscura
y parisina
noche divina.
Hoy sigues siendo amante mía, cuando en sueño,
acariciando la ilusión de ser tu dueño,
así serás un buen recuerdo en mi dolor
por tu lejano amor...

Muchachos me caso
L. Roldán y L. Martíni

Llegó el momento muchachos de alejarme
de la patota alegre de nuestra juventud,
la vida me llama, pues voy a casarme
y es ella un tesoro de amor y virtud.
Copáronme la banca, perdiendo la parada
donde me había jugado con ansia el corazón,
me voy de la rueda, perdón muchachada,
si queda el vacío por mi deserción.

Mi noviecita que allá me espera
con su ternura de madrecita,
porque es un sueño, dulce quimera
de una esperanza que necesita
de los amores de un calavera
que a sus afanes jamás engañará.
Aunque olvidarla quisiera, no podría
porque ella es toda mi fe, la vida mía.
Su peregrina gracia divina
encadenó mi amor con su candor.

Si vieran la pebeta, muchachos, que tesoro,
como ha sabido hacerse querer por este bacán.
Sus negros ojazos, su pelo de oro,
unieron por siempre mi amor y su afán.
Hoy que vuelco el codo de mi triste vida,
colmado ya mi anhelo, me sangra el corazón
y siento en mi pecho que se abre la herida
que cruel anticipa la separación.

Muchachos silencio
J. Buscaglia y A. Ramponi

Muchachos silencio, murió la Cholita,
la hermosa pebeta del viejo arrabal.
La que fue en el paso de su vida trunca
la reina del tango, la farra, el champán.

Y aquella pebeta risueña y alegre
que llenó de vida este viejo rincón,
aun cuando la farra, el vicio, la orgía
no habían minado su buen corazón.

Ya no queda nada, tan sólo despojos
restos miserables, carne de hospital,
que hoy inanimados, sin calor, sin vida,
tan sólo le queda el lecho sepulcral.

Se fue de este mundo sin haber tenido
en su vida triste, llena de dolor
el consuelo santo de una mano amiga,
la caricia pura de un sincero amor.

Por eso muchachos, disculpen si pido
un breve silencio para recordar
a la pobrecita que se fue del mundo
solita y ella sola para descansar

Ya no queda nada, tan sólo despojos
restos miserables, carne de hospital
que hoy inanimados, sin calor, sin vida
tan sólo le queda el lecho sepulcral.

Muñeca
J. L. de Tejería y E. Lomuto

En una mañana muy fría de abril,
cubierto de pieles su cuerpo gentil,
pasó por mi lado, y vi en su mirada
un dejo muy triste, un algo sutil.
En aquel momento se adueñó de mí
un hondo deseo, que pasión creí,
de gozar las gracias de aquella muñeca,
y cerca, muy cerca, yo le dije así:

Mi muñequita, ¿por qué sufrir
si al gozo invita dulce el vivir?
ven a mi lado: mi corazón enamorado
pide esa unión.

Reina y señora siempre jamás
de quien te adora allí serás;
ven mi sultana, ven a reinar,
que la mañana muy fría está.

Contestó: Muñeca llamábame aquel
gentil caballero, galante doncel
que entre mil perfumes y aroma de flores
hablóme de amores, allá en el vergel;
y una tarde bella, al irse a partir,
jurándome eterno amor me llevó,
de mis gracias todas yo le hice mi dueño,
y el ingrato pronto sola me dejó.

En nuevo engaño nunca caeré;
pasó ya un año y no olvidé;
sangra la herida del corazón
y nueva vida es ilusión.

¡Déjame, marcha, déjame ya!
la fría escarcha matando va
mi dulce sueño y en mi dolor
es vano empeño darme tu amor.

Muñeca brava
E. Cadicamo y L. N. Visca

Che "Madam" que parlas en francés
y tiras ventolin a dos manos,
que escabias copetín bien frape
y tenés gigoló bien bacán...
Sos un biscuit
de pestañas muy arqueadas...
Muñeca brava
bien cotizada...
Sos del Trianon,
del Trianon de Villa Crespo...
Milonguerita,
juguete de ocasión...

Tenés un camba que te hace gustos
y veinte abriles que son diqueros,
y muy repleto tu monedero
pa' patinarlo de norte a Sud...
Te baten todos Muñeca Brava
porque a los giles mareas sin grupo,
pa' mi sos siempre la que no supo
guardar un cacho de amor y juventud.
Campanea la ilusión que se va
y embroca tu silueta sin rango,
y si el llanto te viene a buscar
escurrí tu dolor y reí...
Meta champán
que la vida se te escapa,
Muñeca Brava, flor de pecado...
Cuando llegues
al final de tu carrera,
tus primaveras
verás languidecer...

Muñeca de carne
Guido y Capone

Muñeca de carne, que sabe de mimos,
de besos y risas, de cóctel y amor,
que en la alfombra sucia del cabaret impío,
renunció a ser buena para ser peor.

En noches de orgía, borracha de tango,
mostrar tu impureza, pebeta te ví
y al ver tu derrumbe, con pena en el alma,
pensando en tu vieja, llorando me fui.

Las mozas del barrio le dicen al viejo,
que tal vez cansada de tanto rodar,
volverás un día, pero no, no vuelvas,
él ya no perdona, mejor no volvás.

El tango malevo que te llegó al alma
y con su cadencia tu vida engrupió,
torció tu camino y tu virtud santa,
que en el encerado también rodó.

En el torbellino cruel de la milonga,
le distes tus besos al que paga más
y esa culpa grande, muñeca de carne,
nunca se perdona, mejor no volvás.

Las mozas del barrio le dicen al viejo,
que tal vez cansada de tanto rodar
volverás un día, pero no, no vuelvas,
él ya no perdona, mejor no volvás.

Muñequita
A. Herschell y F. J. Lomuto

Donde estará...
Mi amor, que no puedo hallarlo.
Yo no hago más que buscarlo
porque sin el ya no es vida;
probé la fruta prohibida
probé el encanto de amarlo.
Donde estará...Mi amor, que no puedo hallarlo.

Me acuerdo, que por Florida
paseaba en su voiturette,
y siempre andaba vestida
por Paquin o por Georgette.

Hasta me tenia carruaje,
lancha en el Tigre y un Ford,
garçonnière en el Pasaje
con todo lujo y confort.

Me tenían muy mimada
por lo elegante y bonita;
por eso la muchachada
me llamaba "muñequita".

Daba gusto ver mi mesa,
con flores, marrón glace;
todo era alegría y riqueza,
y correr champagne frappe.

Todo acabo...
Para mí cuando el se fue.
Ya no voy a tomar téen lo de Harrod's como antes;
no uso alhajas ni brillantes
que en otro tiempo lleve.
Todo acabo...
Para mí, cuando él se fue.

Díganle de parte mía
si lo llegaran a ver
que no haga esa felonía
con una pobre mujer.
Que hasta el cachorro ovejero
no quiere probar bocado
y que ya se ha muerto el jilguero
en su jaula abandonado.

Si voy al piano a tocar
para disipar mi esplín
vi mi llanto a acompañar
los "Millones de Arlequín".

Que ya no quiero carruaje
ni lujo, lancha ni Ford,
ni pasear, ni cambiar trajes,
que solo quiero su amor.

Muñequita de lujo
P. Numa Córdoba y E. P. Delfino

Me han dao el dato, viejita,
de que has cambiao de presencia:
ya dejaste el barrio bajo
que era tu antigua querencia.
Con garçonnière muy coqueta
en el centro te ubicaste,
y gozás de un Ford lujoso
que a un viejito le sacaste.

Que lucís dos brillos papas
de un pendentif de chipé,
zarzo de perla y platino,
cartera marrón doré,
y un reloj de oro chatito,
regalo de otro mishé
que lo largaste sequito,
igual que champagne frappé.

Que te oxigenaste el pelo
porque eso tiene cachet,
y lo piantaste al percal
por la seda de soirée.
Que te has refinado en todo
y ya no decís morfar,
y para decir Hasta luego,
ahora batís Au revoir.

Pero la vida, percanta,
tiene mucha evolución,
y un día, todos tus brillos
morirán, triste ilusión;
y al comprobar el tormento
de haberte quedao sin vento,
convertida en milonguera,
verás tu vida fulera
que se desliza entre abrojos
y una lágrima en tus ojos
con dolor te ha de brotar.

Y entonces vendrá a tu mente
cuando eras flor de arrabal,
y un mozo, sinceramente,
con calor te supo amar.
Y al notar amargamente
de que sos mistonga ficha,
remanyada por tus años,
pa’ olvidar tus desengaños,
la aguja dulce y divina
a un puñado de morfina
en tus carnes clavará.

Murmullos
F. Aguilar y J. C. Patrón

Cuando al ombú de la existencia
sacude el viento del ricuerdo
se llena el alma de murmullos
que cuentan cosas
del tiempo viejo

En ocasiones al oirlas
el cielo claro de los ojos
queda tapao y esa razón
pero otras veces sin querer
se va la mano p'al facón

(Estribillo)

Murmullos que traen al alma
la tropa de los ricuerdos
p'a llegar vienen al trote
p'a dirse siempre son lerdos
murmullos, murmullos son
que apretan el corazón

Y si los echo p'a correrlos
a la perrada de los sueños
esos murmullos uno a uno
me matan tuitos
los pobres perros

Solo la caña los domina
y se los lleva al trote en anca
por eso siempre tiene sed
de caña mi alma p'a apagar
la voz que llega del pasao

(Al estribillo)

Mentiras (Por una verdad)
F. García Jiménez y L. Minervini

Sueños acariciantes y deslumbrantes,
horas felices, mejores días;
quedan del mundo de antes
algunas grises melancolías.
Lágrimas que rodaron de lindos ojos
y labios rojos que me besaron;
promesas y juramentos
¿a dónde está , a dónde está la verdad?
Todas son mentiras, llenas de impiedad;
¡alma tu suspiras por una verdad!
Máscara celeste, triste carnaval;
besos, ternuras y sonrisas
mentiras tras mentiras que vienen y se van.
Brazos, que entrelazaron mi desconsuelo
fingiendo cielos de amor eterno;
pronto me abandonaron
entre los hielos de un cruel invierno.
La dicha su destino tendió su alfombra
mas como vino se fue en la sombra
y hoy al fin del camino
¿ A dónde está, a donde está la verdad?
Todas son mentiras, llenas de impiedad;
¡alma tu suspiras por una verdad!
Máscara celeste, triste carnaval
besos, ternuras y sonrisas
mentiras tras mentiras que vienen y se van.

Mi China Cabrera (Palanganeando)
Carlos Gardel

Siempre andás palanganeando
sin yo saber el porqué,
me decís qué se yo qué
y siempre andás comadreando,
mirá que me estás cargando
con tu rezongar al cuete,
decime hija e’ una gran siete:
¿Quién te creés que sos, canejo?
O porque me ves tan viejo
me has tomao pal juguete.

Que te crees si sabés chorra
de que soy algún sotreta,
pa que me estirés la jeta
y chillés como cotorra,
mirá vieja sos muy zorra,
para, que estoy comprendiendo,
ya digo si estoy sintiendo,
el haberme acuellarao
con usted más condenao
que los diablos del infierno.

Aura te da por decir:
que te duele la mollera,
de que no tenés pollera
ni bata con que salir,
que no te dejo dormir
con mi manera ‘e roncar,
que te vas a apolillar
si no te llevo de farra,
de que toco la guitarra
por hacerte fastidiar.

Me voy, se me da la gana
porque creo que estas sillas
van a hacer en tus costillas
una farra soberana;
veanlán a la fulana
se ha puesto triste y llorosa,
vení, si vos sos mi diosa
y eres todo mi embeleso,
vení china dame un beso
con tu boquita de rosa.

Arriba