E

Ebrio - Echando mala - Echaste buena - Eche otra caña, pulpero - El alma de la calle (Callecita del suburbio)- El alma que siente - El almohadón - El anillo - El arroyito - El barbijo - El besito - El brujo - El bulín de la calle Ayacucho - El cardo azul - El carrerito - El carretero - El cimarrón del estribo - El Ciruja - El consentido - El corazón me robaste - El curdela - El día que me quieras - El huérfano - El lazo - El mal que me hiciste - El moro - El motivo (Pobre paica) - El olivo - El once (A divertirse) - El paisano Contrera - El pangaré (La huella) - El pañuelito - El pibe - El picaflor - El pinche - El poncho del amor - El que atrasó el reloj - El quinielero - El ramito - El rey del cabaret - El rosal - El sapo y la comadreja - El señuelo - El sol del 25 - El sueño - El tabernero - El taita del arrabal - El tango de la muerte - El tatuaje - El templo de Venus - El tirador plateao - El triunfo - El trovero (Yo te imploro) - El vagabundo - El zaino colorado - En la tranquera - En un pueblito de España - En vano, en vano - Enfundá la mandolina - Entrá nomás - Eres cruel - Es en vano - Es tanto lo que te quiero - Esas no volverán - Esclavas blancas - Esta noche me emborracho - Esta vida es puro grupo - EstampillaEstudiante


Ebrio
J. Rial y R. Rossi

Que malas son las mujeres
que enferman las ilusiones,
trato de olvidar mis penas,
de suavizar mi dolor.

Pero siempre me persiguen
aquellos ojos traidores,
con la deslumbrante fuerza
de su brillo tentador.

Son malas de curar mis amarguras
y es fácil deducir que mis dolores,
obras son de unos pérfidos amores
que dañaron las fibras de mi ser.

No quiero delatar la villanía
de la aurora Moral de mi abandono,
a pesar de su mal, yo la perdono,
pero nunca jamás la quiero ver.

Embriagándome la vida
recorro los bodegones,
quiero buscar distracciones
para mi maquinación.

Pero su imagen maldita
está tan en mi memoria,
que para olvidar su historia
necesito mucho alcohol.

Son malas de curar mis amarguras
y es fácil deducir que mis dolores,
obras son de unos pérfidos amores
que dañaron las fibras de mi ser.

No quiero delatar la villanía
de la autora moral de mi abandono,
a pesar de su mal, yo la perdono,
pero nunca jamás la quiero ver.

Eche otra caña pulpero
E. Delfino y A. Vacarezza

Eche otra caña pulpero
que soy un pobre criollo,
a quien ya lo busca el hoyo
porque de pena me muero.
Y es tanto lo que la quiero
que a pesar de su patraña,
en caña fuerte se baña
mi amargura noche y día
patrón de la pulpería
por favor eche otra caña.

Déjeme a mano el porrón
sin mezquinar la partida,
quiero fuerte a la bebida
para ahogar mi corazón.
Y échela toda patrón
que si no puedo pagar,
tengo pilchas pa' empeñar
Y desde el lazo a las riendas,
hasta mis últimas priendas
por caña las he de dar.

El alma de la calle - Callecita del suburbio
J. Ferreira y R. de los Hoyos

Callecita del suburbio,
estas triste... Que te aqueja?
Acaso una pena vieja
que no puedes resistir?
O es por la chica de enfrente
que se escapo del bulín?

Que rara melancolía,
callecita del suburbio,
ha invadido tu sentir?
Ya no cantas, ya no ríes...
ni lloras pa' no sufrir.

O es por el pobre bacán
que, triste y desconsolado,
ya no silba aquel gotan
que la mina, pa'engrupir,
tantas veces le pedía?
La muy mala y traicionera,
por irse con un cualquiera,
como a un mirlo lo dejo
amurao en la vereda...

O es por la pobre viejita
que, triste y desconsolada,
ya no espera, por las tardes,
a su hija, la cobarde
que un día, la muy mala,
la muy mala y traicionera
por irse con un cualquiera
no le importo que la pobre
de pena se le muriera?

El almohadón
A. Cepeda y C. Gardel

Una mano despiadada
tal vez con maldad profunda
vino a romperme la funda
de mi querido almohadón
dejando tanta tristeza
al mirar la rotura
que se llena de amargura
mi sensible corazón.

Me entristezco en el ya
ya con cariño ferviente
y acaricio dulcemente
su semblante juvenil
que lleva sobre el aliento
de su boca preciosa
boca cual la rosa
una mañana de Abril.

En esa funda querida
donde se amargan las flores
al canto de mil tambores
el fruto que ambicionó al
fin destinó su frente
que ya como un tierno niño
y ya con sus cariños
los labios la besó.

Allí pude estacionarme
contemplándola dormida
a la mujer que en la vida
fue a endulzar mi dolor
escuchando al despertarme
de sus labios porjurinos
una vez que a los trinos
las palabras de amor.

Pobre funda tu que fuiste
mi amor confidente
jamás clemente te vino a desgarrar
mas como eres invencible
y nada sabes mentir
así te dejaste herir
sin una queja exhalar.

Tu perdonarla no puedes
a la mano que te ha herido
porque eres de tez fina
y no tienes corazón
mas yo como tengo un alma
donde no existen rencores
proporciono los dolores
y por tigo y es perdón.

El arroyito
C.E. Flores y S. Castriota

Hoy que triunfar en la vida te ha elevado
dominador y prepotente
y fue el amor el que causa una corriente
de tu vivir desordenado
quisiera creer en la verdad
de tu resurgimiento
y que el amor te elevará
solo para tu bien
pero dicen que estas triste
que te han visto condolida
que la orgía y el placer
te incitan a volver
de nuevo a aquel lugar
donde el arrullo de un tango arrabalero
te dice traicionero
una pasión fingida
mientras escucha que dulce e insinuante
un bacán elegante te miente su querer
así pasar si naciste para cielo
te debes dar por derrotada
como al final te convierte en correntada
el arroyito manso y bueno
tu río al fin encontrara
dulce y cariñosa
en tu corazón con la emoción
pobre te entregaras
y al final de la jornada
cara a cara con la vida
con su saldo el corazón
veras que la ilusión solita te dejo
y del pasado borroso
y cual es verde
te dejara la suerte de una ultima congoja
que en una lagrima larga y delatora
te llevara a toda hora
trozos de corazón.

El besito
G. Coria Peñaloza y J. de Dios Filiberto

Llorando te despedí,
la noche de nuestro adiós;
llorando me diste un beso;
llorando, mi alma, te fuiste vos.
La luna con su candor
se alzaba tras el rosal,
y junto con nuestro beso,
su melodía cantó un zorzal.

Viviendo con tu recuerdo,
mis horas te consagré;
cuántas veces, en silencio,
yo tu nombre pronuncié;
por culpa de tu abandono,
casi seco está el rosal,
y las noches son más tristes
sin el canto del zorzal.

A solas con mi dolor,
sufriendo por tu traición,
bendigo el besito santo
que tanto amarga mi corazón.
Si más no te vuelvo a ver,
mi vida será llorar,
y ni con la misma muerte
yo tu besito podré olvidar.

El bulín de la calle Ayacucho
C. E. Flores y L. Servidio

El bulín de la calle Ayacucho
que en mis tiempos de rana alquilaba,
el bulín que la barra buscaba
para caer por la noche a timbear;
el bulín donde tantos muchachos
en su racha de vida fulera
encontraron marroco y catrera,
rechiflado parece llorar.

El "primus" no me fallaba
con su carga de agua ardiente
y habiendo agua caliente
el mate era allí señor;
no faltaba la guitarra
bien encordada y lustrosa
ni el bacán de voz gangosa
con berretín de cantor.

Cotorrito mistongo tirado
en el fondo de aquel conventillo,
sin alfombras, sin lujo y sin brillo,
cuantos días felices pase
al calor del querer de una piba
que fue mía, mimosa y sincera,
y una noche de invierno y fulera
en un vuelo, hacia el cielo se fue.

Cada cosa era un recuerdo
que la vida me amargaba,
por eso me la pasaba
cabrero, rante y tristón;
los muchachos se cortaron
al verme tan afligido,
y yo me quede en el nido
empollando mi aflicción.

El bulín de la calle Ayacucho
ha quedado mistongo y fulero,
ya no se oye al cantor milonguero
engrupido su musa entonar;
y en el "primus" no bulle la pava
que a la barra contenta reunía,
y el bacán de la rante alegría
esta seco de tanto llorar.

El carrerito
A. Vacarezza y R. de los Hoyos

"Chiche, Moro, Zaino!
Vamos, pingo, por favor,
que pa subir el repecho
no falta más que un tirón!
Zaino, Chiche, Moro,
la barranca ya paso
y por verla tengo apuro
de llegar al corralón!"

Y castigando muy suavemente
sobre las ancas del cadenero
todas las tardes pasa el carrero,
peón de la tropa "El Picaflor".
Va de compadre masticando un pucho
y un clavelito del color del ceibo
lleva en la cinta de su chambergo
como regalo de un corazón.

"Moro, Chiche, Zaino!..."
Y al llegar al corralón
pega un chiflido de alerta
y abre la china el portón.
"Chiche, Moro, Zaino!..."
Ya la tarde se apago,
pero en los ojazos de ella
ha vuelto a salir el sol.

Desata alegre la caballada
y tras la cena corta y sencilla
pulsa la viola y un tango ensilla
con el recuerdo de su canción...
"Chiche, Moro, Zaino,
la barranca se acabo,
pero ya no tengo apuro
de llegar al corralón!"

El ciruja
F. Marino y E. de la Cruz

Como con bronca y junando
de rabo de ojo a un costado,
sus pasos ha encaminado
derecho pa'l arrabal.
Lo lleva el presentimiento
de que en aquel potrerito
no existe ya el bulincito
que fue su único ideal.

Recordaba aquellas horas de garufa
cuando minga de laburo se pasaba,
meta punga al codillo escolaseaba
y en los burros se ligaba un metejón.
Cuando no era tan junao por los tiras
la lanceaba sin tener el manyamiento,
una mina le solfeaba todo el vento
y jugo con su pasión.

Era un mosaico diquero
que yugaba de quemera,
hija de una curandera,
mechera de profesión.
Pero vivía engrupida
de un cafiolo vidalita
y le pasaba la guita
que le chacaba al matón.

Frente a frente dando muestra de coraje
los dos guapos se trenzaron en el bajo,
y el Ciruja, que era listo para el tajo,
al cafiolo le cobro caro su amor.
Hoy ya libre 'e la gayola y sin la mina
campaneando un cacho 'e sol en la vereda,
piensa un rato en el amor de la quemera
y solloza en su dolor.

El consentido
C. Millán y E. Iribarne

Mi porvenir me asusta
y mi pasado es un error.
Me encuentro avergonzado.
No sé que hacer, ni como de vivir.
!Si¡... para terminar me revoló de vivir.
!Madre hoy se bebe este hijo consentido
por tu cariño¡; en él se ha convertido.
Tanto cariño, madre, fue fatal.
!Hoy, un vil engendro del genio del mal¡
Sin saber lo que cuesta la vida,
procuré pasarla divertida.
Y así fue que mi alma pervertida,
sólo a gozar, reír y disfrutar, se quiso aclimatar.
Fue en mi pasado reír y gozar
y mi presente sólo es respetar.
Tú, que reías siempre placentera,
al contemplar a tu hijo calavera,
que sin conciencia, sin moral ni honor
!si...¡ supo explotar tu maternal amor.
Un hombre, soy, me encuentro arrepentido
al comprender la vida que he vivido.
!No... me resigno, madre a claudicar, !no...¡
Pero tampoco me atrevo a luchar.
El audaz de cínica osadía,
que amo fue de los antros de orgía,
sin tener el vil metal que un día
te hizo brillar como una flor triunfal
a fuerza de pagar.
Un desgraciado que, ¡quiere vivir
por no tener valor para morir!

El día que me quieras
A. Le Pera y C. Gardel

Acaricia mi ensueño
el suave murmullo
de tu suspirar.
Como ríe la vida
si tus ojos negros
me quieren mirar.
Y si es mío el amparo
de tu risa leve
que es como un cantar,
ella aquieta mi herida,
todo, todo se olvida.

El día que me quieras
la rosa que engalana,
se vestirá de fiesta
con su mejor color.
Y al viento las campanas
dirán que ya eres mía,
y locas las fontanas
se contaran su amor.

La noche que me quieras
desde el azul del cielo,
las estrellas celosas
nos mirarán pasar.
Y un rayo misterioso
hará nido en tu pelo,
luciérnagas curiosas que verán
que eres mi consuelo.

El día que me quieras
no habrá más que armonía.
Será clara la aurora
y alegre el manantial.
Traerá quieta la brisa
rumor de melodía.
Y nos darán las fuentes
su canto de cristal.

El día que me quieras
endulzara sus cuerdas
el pájaro cantor.
Florecerá la vida
no existirá el dolor.

La noche que me quieras
desde el azul del cielo,
las estrellas celosas
nos mirarán pasar.
Y un rayo misterioso
hará nido en tu pelo.
Luciérnaga curiosa que vera
que eres mi consuelo.

El lazo
J.T. Morales

Trenza ñato tradición
que va entrando en la belleza
con el tirador la prienda
el chiripá y el facón.

El anca del redomón
ya no siente tu caricia
ni la china esa delicia
se acomoda sobre el rollo
con su carne de pimpollo
y sus ojos de manilla.

Por el triunfo de tu bardo
dejas ligao a la historia
que anduvo que ya no en gloria
siempre andabas culebriando.

Con Güemes estabas cuando
hizo frente al poder real
y el emblema nacional
impuso a los chapetoles
tomándoles los cañones
por Lojo y Barcando un pial

Zumbando en los entreveros
fuiste terror de la indiada
en esa época pasada
de malones traicioneros
en los combates camperos
si alguna vez te he apurao
un salvaje retobao
que se vino sobre el lazo
resonó su cimbronazo
como cordaje templado.

Ya ni es criollo el malacara
ni te floreas en la yerra
ya te vas lazo en mi tierra
ya te han dao vuelta la cara.

Entre orquestas de tacuara
no he visto hoy bien jabonado
vas a concluir estaqueado
junto al galpón de ladrillo
secándole el calzoncillo
algún nación acriollada

El motivo (Pobre paica)
J. C. Cobián y P. Contursi

Mina que fue en otros tiempos
la más pura milonguera,
y en esas noches tangueras
fue la reina del festín...
Hoy no tiene pa' ponerse
ni zapatos, ni vestidos;
anda enferma y el amigo
no ha aportado para el bulín...

Ya no tienen sus ojazos
esos fuertes resplandores,
y en su cara los colores
se le ven palidecer...
Y esta enferma, sufre y llora
y manya con sentimiento,
de que así, enferma y sin vento,
nadie más la va a querer...

Pobre paica que ha tenido
a la gente rechiflada
y supo con la mirada
conquistar una pasión...
Hoy no tiene quien se arrime
por cariño a su cartera
pobre paica arrabalera
que quedo sin corazón...

Y cuando de los bandoneones
se oyen las notas de un tango,
pobre florcita de fango
siente tu alma vibrar...
las nostalgias de otros tiempos,
de placeres y de amores...
!Hoy solo son sinsabores!
que la invitan a llorar...

El once - A divertirse
E. Fresedo y O. N. Fresedo

No deje que sus penas se vayan al viento,
porque serán ajenas al que oye lo cierto;
no espere que una mano le afloje el dolor,
sólo le dirán ¡Pobre! y después, todo acabó.
Por eso me divierto, no quiero sentirlas,
no quiero oír lamentos que amarguen la vida,
prefiero que se pierdan y llegue el olvido,
que todo remedia, que es lo mejor.

Si busca un consuelo, no vaya a llorar,
aprenda a ser fuerte y mate el pesar,
sonría llevando a su boca el licor,
que baile su almita esperando un amor.
El humo de un puro, la luz del lugar,
las notas que vagan le harán olvidar;
quién sabe, a su lado, los que irán así,
con los corazones para divertir.

A divertirse todos, rompiendo el silencio,
para cantar en coro, siquiera un momento,
recuerden que en la vida, si hay algo de valor,
es de aquel que la lleva pasándola mejor.
Alegre su mirada, no piense en lo malo,
no deje que su cara se arrugue temprano,
deje que todo corra, no apure sus años,
que a nadie le importa lo que se inició.

El paisano Contrera
A. Río

Era una mañana clara
de un día de primavera
cuando el paisano Contrera
ensilló su malacara;
y, como si le anunciara
algo firme el corazón,
trabuco, poncho y facón
se acomodó en la cintura,
y cruzando la llanura,
se perdió de un galopón.

Hay del pueblo, al otro lao,
una vivienda pampeana
donde habita una paisana,
que ha Contrera lo ha encantao;
y como es enamorao
y a’más güen mozo y cantor,
y así como es un criollo flor,
amigazo, si usted viera,
domina cualquier pueblera
de un modo que da calor.

Venga al rancho de su diosa,
y al grito de ¡Ave, María!
apareció, ¡Virgen mía!
un pimpollito de rosa.
Amigazo, por lo hermosa,
pareció caída del cielo,
y ojazos, viera, ¡qué pelo!
¡Yo no he visto otra a la par!
Viera, para conversar,
suave como el terciopelo.

El pañuelito
G. Coria Peñalosa y J. de Dios Filiberto

El pañuelito blanco
que te ofrecí,
bordado con mi pelo,
fue para ti.
Lo has despreciado
y en llanto empapado
lo tengo ante mi.

La tarde estaba triste
cuando te vi
y cuando de tus labios
temblando oí
que no me amabas
y que te alejabas
por siempre de mi.

Con este pañuelo sufrió el corazón,
con este pañuelo perdí una ilusión,
con este pañuelo llego el día cruel
que tu me dejaste gimiendo con el.

El fiel pañuelito conmigo quedo,
el fiel pañuelito conmigo sintió,
el fiel pañuelito conmigo ha de ir
el día que acabe mi lento sufrir.

Este pañuelito fue
compañero de dolor...
Cuantas veces lo bese
por aquel perdido amor!
Bordado en el tu nombre esta
y lo llevo siempre aquí...
Cuanta pena que me da
recordándome de ti!

Triste cantaba un ave,
mi dulce bien,
cuando me abandonaste
no se por quien,
y hasta el pañuelo
rodó por el suelo
de oír tu desdén.

El noble pañuelito
en mi penar
ha sido confidente
de mi pesar
y acaso impida
que nunca en la vida
te pueda olvidar.

El picaflor
A. Gobbi

Liban las mieles,
abre una rosa;
y en mis jardines un picaflor,
que es la avecita
más primorosa
martucañita de tornador
!Ay, avecita mía¡
con que alegría te veía ti
al ver tus colores
por los amores que yo perdí.
Siempre volando cual alegría
de rama en rama,
de flor en flor.
En mis alegros yo me decía,
esta es la imagen de mi ilusión.
!Ay avecita mía
si ella te envía
lleva esta flor¡
Dile avecita bella,
que va con ella todo mi amor.
Llegó la tarde,
que rauda pasa
y el avecita no apareció;
vuela y la imagen de mi esperanza
entre las sombras
me entregó el sol.
!Ay, avecita mía¡
se ha despertado mi corazón
y al irte te has llevado
todo el ensueño de mi ilusión.

El poncho del amor
A. Vacarezza y A. Scatasso

Yo soy del barrio de la ribera,
patria del tango y del bandoneón.
Hijo sin grupo de un gringo viejo,
igual que el tango de rezongón.

Desde muy pibe solté los cabos
y en la milonga me entrevere,
hasta que un día quede amarrado
entre los brazos de una mujer.

Por ella perdí mi rumbo
y al mundo me eche a rodar,
pa' olvidar aquellos ojos
que me hicieron tanto mal.

Pero es inútil, compadre,
hincharle el pecho al dolor
cuando nos tapan el alma
con el poncho del amor.

Por eso que ando triste y errante,
buscando en todas sabor igual
al de los besos de aquella boca
que ya mis labios no han de besar.

Yo soy del barrio de la ribera,
patria del tango y el bandoneón.
Hijo sin grupo de un gringo viejo,
igual que el tango de rezongón.

El quinielero
L.Cluzeau Mortet y R.A.Barboza

Ya no es solo el verdulero
con su canto matinal,
que nos despierta ofreciendo
papa nueva y especial...

Hoy lo imita el quinielero
y en su promesa temprana,
nos dice que hay bento fresco
tres veces a la semana.

Y en su pregón el vocero
dice en tono original:
Quinielero..., patrona quiere jugar,
hoy en Córdoba tenemos y mañana Tucumán,
y para desquite el viernes, se juega la Nacional.

Yo tanto le llevo al cráneo,
redoblonas o escaleras,
apúntese un numerito
y vera como es primera.

Si usted acierta le juro,
patrona, que va a cobrar,
porque mi capitalista
es bentudo y gran bacán.

Un forastero del norte
se nos llevo un capital,
cuando salió el 07,
pucha que nos tuvo mal.

Y todavía hay gilastros
que nos tiran a embocar,
sabiendo que es juego noble,
que es industria nacional.

Y si no embocan, que importa,
yo les traigo de verdad,
ilusiones,
y alguna vez realidad.

Y por último el consuelo
de aquel refrán decidor,
El que anda mal en el juego,
no erra una en el amor.

Yo tanto le llevo al cráneo,
redoblonas o escaleras,
apúntese un numerito
y vera como es primera.

Si usted acierta le juro,
patrona, que va a cobrar,
porque mi capitalista
es bentudo y gran bacán.

El rey del cabaret
M. Romero y E. Delfino

Era un mozo bacán y arrogante,
bien peinado al Coty y con gomina,
por el cual se trenzaban las minas
mendigando una frase de amor.
Le llamaban rey de la milonga
y mujer que pasó por su lado
en sus brazos de niño mimado
sin esfuerzo ninguno cayó.

Rey del cabaret,
rey sin corazón,
las mujeres te perdieron
con su torpe adoración.
Rey del cabaret,
vivís sin amor
y por tu alma pasa siempre
una sombra de dolor.

Pero al fin se cruzó en su camino
una paica de gran entereza
a quien no dominó su belleza
y esa fue la que a todas vengó.
El calor de la marca de fuego
transformó su capricho en cariño
y aquel taita lloró como un niño
mendigando una frase de amor.

Rey del cabaret,
¡cómo la querés!
¿A qué andás disimulando
si olvidarla no podés?
Rey del cabaret,
sufrís por amor,
y hoy sentís en tu alma herida
los pinchazos del dolor.

El sol del 25
D. Lombardi, C. Gardel y J. Razzano


Ya el sol del veinticinco
viene asomando...
Ya el sol del veinticinco
viene asomando...
Y su luz en el Plata
va reflejando...
y su luz en el Plata
va reflejando...

Oid! Ya lo anuncia la voz del cañón.
Icemos al tope nuestro pabellón...

Y las campanas
mezclan sus alborotos
al de las dianas...

Viva la Patria!, se oye
y el clamoreo...
Viva la Patria!, se oye
y el clamoreo...
Y nos entra en la sangre
cierto hormigueo...
y nos entra en la sangre
cierto hormigueo...

Al pueblo, al gauchaje
hace el entusiasmo
temblar de coraje.

Y hasta parece
que la estatua 'e Belgrano
se estremeciese...

Al blanco y al celeste
de tu bandera...
contempla victoriosa la cordillera...
contempla victoriosa la cordillera...

... Pa' traerte laureles cruzaron los Andes
San Martín, Las Heras, Soler y otros grandes...
Y ya paisanos... fueron libres los pueblos americanos!

El tabernero
E. Frontera, M. Cafre y R. Costa Olivieri

Tabernero que idiotizas
Con tus brebajes de fuego,
sigue llenando mi copa
con tu maldito veneno.
Hasta verme como loco
Revolcándome en el suelo
Sigue llenando mi copa
Buen amigo tabernero.

Cuando me veas borracho
Canturreando un tango obsceno
Entre blasfemias y risas
Armar camorra a los ebrios
No me arrojes a la calle,
buen amigo tabernero,
ten en cuenta que me embriago
con tu maldito veneno.

Todos lo que son borrachos
No es por el gusto de serlo,
sólo Dios conoce el alma
que palpita en cada ebrio.
¡no ves mi copa vacía!
Echa vino tabernero,
que tengo el alma contenta
con tu maldito veneno...

(recitado)

Yo quiero matar el alma
Que idiotiza mi cerebro,
muchos se embriagan con vino
y otros se embriagan con besos,
como ya no tengo amores
y los que tuve murieron,
placer encuentro en el vino
que me brinda el tabernero.

(Cantando)

Sigue llenando mi copa
Ja, ja, ja, ja, ja,
que ja no tengo remedio.

El tango de la muerte
A. Novión y H. Mackintons


No tengo amigos,
no tengo amores,
no tengo patria,
ni religión.
solo amarguras tengo en el alma
y juna malaya mi corazón.
Mas no por eso yo me lamento
pues siempre tengo en la ocasión,
para mis quejas una milonga;
para mis penas una canción.

Que me importa de la vida,
si nadie me va a llorar.
Quien me lloraba se ha muerto
y esa muerte me ha matao
Desde entonces desafío
al jilguero y al zorzal,
quien mejor cantando ahoga
las tristezas de su mal.

Milonga mía no me abandones,
Tenerte siempre quiero, a mi lao.
Que no me falte cuando yo muera
una milonga para cantar.

El templo de Venus
J. C. Millán, E. Iribarne y M. Valdez


Tus líneas puras son un primor,
como obra de arte de un escultor;
tus blancas carnes mármol son,
divino engendro sin corazón,
porque...

Tu hermosura de Venus fatal,
en mis venas, la sangre hace arder,
pero altiva, insensible y glacial,
mi pasión no podrás comprender.
Cuando yo en mis brazos te estrecho
y te estrujo feroz contra el pecho,
ni rubor, ni calor puedo hallar:
frías estás, no sabrás lo que es amar.

Yo de tu cuerpo quería ser
único dueño, bella mujer,
y una fortuna pensé hallar,
este tesoro al conquistarle amor;
yo, maestro en el arte de amar,
con caricias te quise, mujer,
las delicias de dicha enseñar,
que en la vida son dulce placer;
y al hallarte vulgar, vanidosa,
conservando tu gesto de diosa,
siento horror al furor singular
de una voz que, interior, dice: Matar.

El trovero - Yo te imploro
Tuegols e Irusta

El trovero que llega hasta ti
para verte asomar al balcón,
hoy te vuelve a ofrecer su canción
esperando le digas que si.

Quiero verte esos ojos, mujer;
abre pronto, mi amor, tu ventana,
así no dirás mañana
que escuchaste, mi bien, sin querer.

Quiero verte esos ojos, mujer;
abre pronto, mi amor, tu ventana,
así no dirás mañana
que escuchaste, mi bien, sin querer.

Amor, amor, amor,
no me hagas más sufrir,
prefiero aquí morir
si no te dejas ver.

No me comprendes, ingrata,
que en locos desvaríos
tu cariño fue mío
y me haces padecer.

El trovero que llega hasta ti
para verte asomar al balcón,
hoy te vuelve a ofrecer su canción
esperando le digas que si.

Yo quisiera poderte expresar
en mi canto la inmensa pasión
que encendiste en mi corazón,
y que en vano pretendo ocultar.

Si aceptaras, mujer, el amor
que con tan loco afán ambiciono,
te cobijaré el trono
que en mi pecho formara el dolor.

El zaino colorao
A. Río

Sobre un zaino colorao,
era una nube ligera,
praciador y coscojero
buena pinta y bien cortado.
Por sus hazañas mentao,
era el zaino de mi flor;
todos le tenían temor
pero amigo en las cuadreras
ganó mas de cien carreras
y nunca fue perdedor.
Y como era de importancia,
lucía mi parejero
de oro y plata un buen apero,
el mejor que había en la estancia.
Y a juzgar por su elegancia,
no parecía lo que era,
mas cuando entraba en carrera,
se oyó decir mas de un pillo:
voy doble contra sencillo,
¡voy al zaino aunque me muera!
Pero dijo un comisario,
que a mi zaino colorao
me lo había envenenao un político contrario.
Y por aquel comentario,
solito y triste quedé
y amigazo ya me ve,
lamentando el parejero
es regala o es la pega
y desde entonces ando de a pie.

En un pueblito de España
R. Ferreira y M. Wayne

Dulce canción
que aprendí al pasar,
bella evocación
del que supo amar.
En una aldea de España fue,
donde la escuché
de este modo así.

Vamos, vamos corazón
no me hagas más sufrir,
deja ya mi pobre pecho
de tanto latir.
Cerca de mi ya no está
la que fue mi amor,
bajo las estrellas miro
la constelación.
Y hay una melancolía
en mi corazón,
porque la estrella
más bella, Señor,
ese cielo de mi vida
la luz se apagó.

Dulce canción
que aprendí al pasar,
bella evocación
del que supo amar.
En una aldea de España fue
donde la escuché
de este modo así.

Vete junto al mar y lleva
tu triste canción,
brisa que de noche besas
mi amarga ambición.
Y triste la aldea quedó
desde que partió.
Luna, luna, tu que miras
has de comprender,
que la luz de tu blancura
llegó a mi dolor.
Dile que vuelva a la aldea
por favor,
dile que mis pobres ojos
hoy la quieren ver.

Entrá nomás
F. Bastardi y J. Rezzano

Entra nomás; ya que has vuelto,
no tengas miedo a la biaba,
si yo tranquilo esperaba
que volvieras otra vez.
Y aunque tuviste coraje
de abandonar nuestro hijito,
entra, que esta el pobrecito
deseando que lo beses.

Cuantas veces, inocente,
por su madre preguntaba
y con dolor lo engañaba
para no verlo llorar,
diciéndole que habías ido
a comprarle unos juguetes,
pa dar bronca a los purretes
cuando lo vieran jugar.

Y aquel mal amigo
con quien te fugaste,
por quién me dejaste
para ir a rodar
te ha dado la prueba
de su cobardía,
dejándote un día
sin nombre ni hogar.

Entra nomás, no te achiques,
si ya estoy casi vengado,
pues en tu mismo pecado
la penitencia llevas.
Pero, de hoy en adelante,
si en mi techo te cobijo,
serás la madre de mi hijo
pero mi mujer, jamás.

Eres cruel
J. Razzano y C. Gardel

No es canto, sino gemido
del espíritu arrancado,
del espíritu arrancado
triste acento fomentado
en el huerto del dolor
lo que ha de salir de mis labios;
sentirás, mujer ingrata,
porque sabes que me mata,
porque sabes que me mata
la inconstancia de tu amor.

Eres cruel porque me hieres
y en el alma te bendigo;
y en el alma te bendigo
si el mundo te niega abrigo,
siempre en mí lo encontrarás.
¿por qué así me abandonaste,
pagándome así a mal precio?
Yo sufriré tu desprecio,
Yo sufriré tu desprecio
pero olvidarte jamás.

Es tanto lo que te quiero
C. Tapia

Es tanto lo que te quiero
que no me olvido de ti.
Y es tanto lo que te quiero
que no me olvido de ti.
Y aunque me estás engañando
te llevo dentro de mí.
¿Cuándo mi china querida
sentirás también así?
¿Cuándo mi china querida
sentirás también así?
Iré buscando el consuelo en el recuerdo de ayer,
Iré buscando el consuelo en el recuerdo de ayer;
aunque me causen desvelos
las penas que tú me des,
¿Cuándo mi china querida
volveré a tenerte fe?
¿Cuándo mi china querida
volveré a tenerte fe?
Huyó mi amor para siempre
de tu lado con razón.
Huyó mi amor para siempre
de tu negro corazón
tu fuiste como a la sombra
no me importa tu traición.
Porque esta falsa partida
pagará tu corazón.
Porque esta falsa partida
pagará tu corazón.

Esta noche me emborracho
E. S. Discépolo

Sola, fané descangayada,
la vi esta madrugada
salir de un cabaret;
flaca, dos cuartas de cogote,
y una percha en el escote
bajo la nuez.
Chueca, vestida de pebeta,
teñida y coqueteando
su desnudez...
Parecía un gallo desplumao,
mostrando al compadrear
el cuero picoteao...
yo que se cuando no aguanto mas,
al verla así rajé,
pa' no llorar...

Y pensar que hace diez años
fue mi locura!
que llegué hasta la traición
por su hermosura!...
que esto que hoy es un cascajo
fue la dulce metedura
donde yo perdí el honor;
Que chiflao por su belleza
le quité el pan a la vieja
me hice ruin y pechador...
Que quedé sin un amigo
que viví de mala fe
que me tuvo de rodillas
sin Moral, hecho un mendigo,
cuando se fue.

Nunca creí que la vería
en un requiescat in pacce
tan cruel como el de hoy
mire, si no es pa' suicidarse
que por este cachivache
sea lo que soy...
Fiera venganza la del tiempo
que le hace ver deshecho
lo que uno amó...
y este encuentro me ha hecho tanto mal,
que si lo pienso mas,
termino envenenao.
Esta noche me emborracho bien,
me mamo bien mamao!....
pa' no pensar.

Esta vida es puro grupo
E.Carrera Sotello y A. Tavarossi

Esta vida es puro grupo
que vas a hablarme la vida
si habré corrido la liebre
manejando con mal comer
en esta lucha del morfi
hay tan solo una salida
tener las fichas bacanas
y una bonita mujer
lo demás es puro cuento
quien da puntada sin hilo
la razón es del más fuerte
tenelo por buen saber
podrás ser hombre instruido
laburante o tiripido
pero sin vento ni pilchas
vos no tenes nada que hacer
Con un mango en la cartera
y un empilche dominguero
tu estampa de pordiosero
se transformará en señor
Serás todo un caballero
y al conjuro milonguero
pero al dar la carrera
deja a un lao tu corazón
Esta vida es puro grupo
batí rouge y vaselina
si podré batir el justo
ya que siempre a placé
me engrupieron los amigos
y me cacharon las minas
pero un día cansao de todo
piqué en la punta y gané
pa que más se dio la racha
y hoy soy bacán distinguido
tengo razón, prepotencia
soy dueño señor y juez
vos que manyás mi pasado
y jurás bien lo que he sido
de espilcho y hasta aspaviento
y haceme el cuento después.

Estampilla
M. Romero y E. Delfino

Estampilla vos sos un gran pegote
vivís siempre de cogote
y donde quiera te enchufas,
y donde te prendés
ya no te despegás
no hay convidada
donde vos no te ubiqués,
estampilla busca otro que te aguante
si cacharas el espiante
te regalo un callejón,
si al que nos presentó
lo llego a capturar,
ni de castañas va a ligar!

No tenés otros amigos en la vida
pa poderlos escorchar?
ya te encuentro en el café
y en la comida,
no se como disparar...
si hay una discusión
vos mojás,
y al más tiburón
le das la razón,
y a la hora de pagar
te rajás!
pa andar de garrón
vos sos un campeón!

Estampilla...
que no encuentres en la vida,
quien te meta en el buzón!
estampilla
vos sos un gran pegote
vivís siempre de cogote,
y donde quiera te enchufás,
sin grupo que secás
ya me tenés palmao,
que no hallo un auto
que te cache de costao,
(me cachi en diez)
estampilla si doy algún mal paso
y algún día yo me caso
a la fiesta no faltés!
y juego cinco a diez
que a la hora de atorrar,
debajo el catre vas a estar!

No tenés otros amigos en la vida
pa poderlos escorchar?
ya te encuentro en el café
y en la comida,
no se como disparar...
si hay una discusión
vos mojás,
y al más tiburón
le das la razón,
y a la hora de pagar
te rajás!
pa andar de garrón
vos sos un campeón!

Echando mala
F. Brancatti y P. Clausi

Son sus ojos dos machazos lamparones,
que encandilan al más maula pa`l amor.
Viera Tata, se me caen dos lagrimones,
y ando al ñudo gambeteándole al dolor.

Ella mesmo que`l peludo fue excavando,
hasta abrirme un hoyo dentro`el corazón.
Y dispués que pa su bien la iba adorando,
redepente me chuces con su traición.

Desde entonces mi Tatita,
vivo enfermo`e la cabeza.
Yo la quise con fiereza,
pa mi solo y naides mas.
Y es por eso que ando ansina,
como juido de la gente.
Con el chambergo en la frente,
sin poderlo echar pa`tras.

Alguien dice que con ella fui salvaje,
y que fue eso lo que la desorientó.
Son pavadas que hoy inventa el paisanaje,
pa gozarse de mi suerte o que se yo.

No le cuente a mi Viejita que he llorao,
dijela que con "giniebra" vi`a sobar.
Esta pena que en mi pecho se ha enterrao,
y que solo Dios la sabe avalorar.

Si algún día por si acaso,
se tropieza con la ingrata.
Dígale querido Tata,
que del mundo me perdí.
Seguiré donde me lleven,
mis desventuras malditas.
Mientras tanto a mi Viejita,
dele un beso usted por mí.

Echaste buena
E. Bonessi y E. Dizeo

Bate el Justo en la parada,
tan lindaza y tan bacana,
que hace tiempo en la abundancia
navegando te encontrás.

A más de uno allá en Belgrano,
con esa pinta de rana,
con las cuarenta del mazo,
si se cuadra, lo apurás.

El bacán de más carpeta,
a tu lado se acoquina,
en trenzadas amorosas
cuentan que largás muy bien.

Con tu verba pintoresca
se cautiva cualquier mina,
y en las garufas corridas
tirás papeles de a cien.

No olvidés que en mala racha,
patinastes no hace mucho,
que ni una carrera fácil
vos podías embocar.

Y hoy vivís dando escobazos,
todo porque sos un ducho,
porque ligaste la posta
que te vino a acomodar.

Como del día a la noche,
ha cambiado tu existencia;
me parece campanearte,
yo no se, más requintao.

Eso sí muy presumido
donde vas con tu presencia,
saludá, si te parece,
cuando pasás por mi lao.

El bacán de más carpeta,
a tu lado se acoquina,
en trenzadas amorosas
cuentan que largás muy bien.

Con tu verba pintoresca
se cautiva cualquier mina,
y en las garufas corridas
tirás papeles de a cien.

Hacés bien, tirate a chanta,
ya que estás asegurado,
pero acuérdese compadre,
que le ha de llegar su fin.

Lo hemos de ver en la vía,
taciturno y agachado,
si a cada chancho, no hay duda,
le llega su San Martín.

El alma que siente
J. Servidio y C. E. Flores

Es inútil que lo esperes,
Si quizás ya no volverá;
Llora tu pena, si quieres:
El llanto te calmará.
De los tiempos que se fueron,
Sólo el recuerdo te quedó;
Otros labios lo engrupieron,
Y el ingrato te olvidó.

Es inútil que quieras fingir,
Se te ve la intención de llorar,
Y se ve que no estás resignada,
Que estás apenada
De tanto ocultar,
Y tenés una mueca de pena,
Tan honda y serena
Que da que pensar.

Tus amiguitas lo saben
Y empiezan a murmurar:
Perdistes el candidato
Y ellas gozan al pensar
Que la más linda del barrio
También sin novio se quedó
Y que por condescendiente
El novio te abandonó.

Preciso es que tú sepas,
Muchacha sensiblera,
Ser noble en la desgracia,
Ser fuerte en el sufrir;
Si no, la vida mishia
Te arrastrará canera
Y ha de decir el taita
Que arriaste la bandera
Pa’ no darle la cara
De frente al porvenir.

¿Qué importa si, arrollando,
La vida te ha vencido,
Matándote, cobarde,
La primera ilusión?
Procede como el ave
Que reconstruye el nido;
No llores más, chiquita,
Que por el bien perdido
Tal vez otro más noble
Te entre en el corazón.

El anillo
A. Río y F. Martolli

Lujo es mi mejor anillo que quiero como un tesoro
sin más lujo que ser de oro tal vez de poco valor
y lo aprecio francamente como una sagrada prenda
porque me la dio mi prenda cuando me juró su amor.
Y tiene las iniciales, mi nombre y el nombre de ella
un corazón y una estrella del cielo de mi pasión;
y cuando de ella me alejo veo en la estrella grabada
la imagen de mi adorada abrazando al corazón.
Es el anillo en mi vida dulce recuerdo de gloria
y de mi amorosa historia único testigo fiel
y le tengo tal cariño por ser de mi compañera
que el día que yo me muera iré a la tumba con él.

El barbijo
J. Fernández Blanco y A. Domenech

Un gaucho bravo, flor de la raza,
llegó a la tropa con su gateao ;
jirón sangriento de su coraje,
con un barbijo se ve marcao...
Un viejo zorro pregunta al gaucho
cuál es la historia del costurón,
y el mozo altivo, mirar de tigre,
la historia cuenta, junto al fogón.
La china linda
que está en mi rancho,
un tal Querencho
me la envidió.
Robarme quiso
la prienda amada,
y en la trenzada
me las pagó...
Los ojos pumas
brillaron fieros
y en los aceros
relampagueó.
¡Marcó mi cara
con un barbijo,
pero, ni ¡ay!, dijo,
¡cuando cayó...!
El gaucho bravo, mirar de tigre,
montó en su pingo color gateao,
y al despedirse les dijo a todos:
"¡No es por ser maula que me han marcao!
Si alguno duda de mis palabras,
que salga y hable con el facón ."
¡Es ley de criollos jugar la vida
cuando les tocan el corazón!
La china linda
que está en mi rancho,
un tal Querencho
me la pidió.
Robarme quiso
la prienda amada,
y en la trenzada
me las pagó...
Los ojos pumas
brillaron fieros
y en los aceros
relampagueó.
¡Marcó mi cara
con un barbijo,
pero ni ¡ay!, dijo,
¡cuando cayó...!

El brujo
F. Brancatti y J.C. Bazán

Una vez, en momentos de encanto,
una bruja de amor me embrujó
con sus ojos tan grandes y llenos
de fuego más fuerte que el fuego del sol.

No pudiendo, desde ese momento,
ser ya dueño de mí, sucedió
que la bruja jugaba conmigo,
cual nadie en el mundo con otro jugó.

La tirana vendóme la vista
con un velo de loca ilusión,
y sus dientes preciosos se hincaron
en el fondo de mi corazón.

Como fruta que endulza el ensueño
y que amarga, también, el dolor,
fue para ella mi carne sensible
y dióme su boca nefasto licor.

Pero al fin, con alquimias y magias,
a la bruja logré dominar:
mis pupilas, de incendio iracundas,
sus hondas pupilas pudieron quemar.

Desde entonces no supo la pérfida
seguir siendo mi bruja fatal
y mis manos jugaron con ella,
cual niño con una muñeca banal.

Su mirada velé con el velo
de una trama sutil y falaz,
y mis dientes mordieron su carne
perfumada, con gesto voraz.

A su vez fue mi fruta la bella,
amarga, melíflua, letal;
en su boca mis labios pusieron
el antídoto contra su mal.

Es así como ahora conozco
los misterios de toda pasión,
y doy filtros, consejos y drogas
a niñas que quieran ser brujas de amor.

El cardo azul
J. Razzano y C. Gardel

Entre mil flores silvestres,
en un campo muy gallardo,
se alzaba un virtuoso cardo
con sus penachos de tul,
y del rocío las perlas
blanquecinas parecían,
y bañadas se veían
las hebras del cardo azul.
Que contraste caprichoso
en ese instante ofrecía,
al ver que el sol deshacía
ese manto virginal;
en finísima llovizna
caían las gotas al suelo,
y tan azul como el cielo
el cardo otra vez quedaba.
Pobre flor, que en otro tiempo
eras lozana y hermosa.
Mas por la parca afanosa
vino tu vida a cortar
sin tener en cuenta cardo
que al privarte de la vida
eras reliquias perdidas
como sueño al despertar.

El carretero
A. Navas

No hay vida más arrastrada
que la del pobre carrero
con la picana en la mano
picando al buey delantero
¡Delantero... bueya, bueya, buey!
(Chiflidos en decrecendo)
Larará... la, la, la, lalero (Bueya, buey)
La, la, ra, ra, ra, ra; la, ra, ra, la, la, la.

Compañero de mi vida,
"huy" cargo con mi sazarca
no se le quiebra el vértigo
sin que se buen cona blanca
¡Cona blanca... bueya, bueya, buey!
(Chiflidos en decrecendo)
Larará... la, la, la, lalero (Bueya, buey)
La, la, ra, ra, ra, ra; la, ra, ra, la, la, la.

Salí de Montevideo
en "direición" a mi casa
mi mujer estará diciendo:
"mi marido "trai" saraza"
¡Saraza... bueya, bueya, buey!
(Chiflidos en decrecendo)
Larará... la, la, la, lalero (Bueya, buey)
La, la, ra, ra, ra, ra; la, ra, ra, la, la, la.
¡Colorao, colorao... bueya, bueya, buey!

El cimarrón del estribo
L. Fernández de Retana

Dame un mate cimarrón,
que voy a rodear la hacienda,
y te lo voy a pagar
al momentito que venga;
dámelo bien calientito,
aunque me queme la lengua,
para guardar el calor
de tu amor hasta que venga.

Alcánzame el cimarrón
del estribo, prenda mía,
y te pagaré los dos
en la mesma fiscalía;
iremos muy tempranito,
al rayar la luz del día,
para que las mismas flores
tengan de mi dicha envidia.

Le diremos: Padrecito,
échenos la bendición,
que no cabe tanta dicha
en un solo corazón;
ya sabes que por tu amor
daría todas mis priendas
menos mi caballo bayo
y el facón pa’ tu defensa.

El corazón me robaste
F. Pracánico

Ayer te vi;
y me prendé de tu beldad.
Porque tú me has hechizao
y el corazón me robaste.
¿Por qué...?
!porque... con él te has quedao¡
Hoy que alejas
mala de mi ,
¿por qué te vas?
después que tan poco el alma
dentro mi ser has dejao.
¿Por qué...?
¿Por qué tu me has olvidao?
Mañana,
!ay¡
Solo, sin ti,
!pobre de mí¡
Y aquello sin ilusión
con mi esperanza se ha ido
él, con... de tu ingrato corazón.

El curdela
J. Maglio y J. Luque Lobos

Y en las mesas de la taberna
el borracho de mi tristeza
que como flores en la maleza
poquito a poco muriendo va
y el curdela me llaman todos
y no saben que los licores
me hacen ver un rostro de mujer
radiante de pasiones de deber de perdón
un Pernot sírvame pronto amigo
porque quiero a sus ojos mirar
y en el fondo de la copa llena
donde busco mi pena solo por no llorar
verlos ser más que su mirada
estoy viendo trágico mirar
esperando los besos de mi boca
para su alma loca volver a despertar
traiga otro Pernot que quiero embriagarme
y riendo llevo al reír
loco de dolor y harto de sufrir
traiga otro Pernot que mi carcajada
ronca de tanto llorar
mi pena de amor ya no han de matar
y el curdela me llaman todos
y no saben que los licores
me hacen ver un rostro de mujer
radiante de pasiones en el verde Pernot

El huérfano
F. García Giménez y A. Aieta

Ante el sepulcro de mi amor
detengo el paso y esta estrofa
dejare como una flor
y al viento errante doy mi voz,
que el llevara mi último adiós.

Un día te cruzaste,
mujer, en mi camino.
Yo andaba por la vida
sombrío y al azar,
mi madre se había muerto
y el dulce amor divino
perdido para siempre,
nublado mi destino,
ya nada me quedaba
cansado de llorar.

Entonces me encontrastes
y yo algo vi en tus ojos
radiantes como auros
de dicha y de ilusión.
Tus ojos me engañaron
las ansias de mis penas,
pues fuistes en mi vida
la manada blanca y buena
querida una vez sola
con todo el corazón.

Y ahora me abandonas,
te alejas de mi lado,
me sumes en la noche
tan fría de dolor.
Mi pobre traje humilde
de nuevo esta enlutado,
el huérfano doliente
que ayer has encontrado
hoy sigue siendo el huérfano
de tu encantado amor.

El mal que me hiciste
C. Perccuoco y L. de Biase

Quisiera que algún día
Tus ojos se prendaran,
Tu pecho palpitara
Con toda su pasión;
Que un noble y fiel cariño
Se inspire en tu alma fría,
Y así sabrás un día
Cómo te quise yo.

Que lo ames con delirio
Quisiera con agrado,
Que seas tú, bien amado,
La más bella ilusión,
Y aquellas esperanzas
De dichas que anhelaras,
La indiferencia hallaran
Que hallé en tu corazón.

Que en vano tú pretendas
Ahogar el desengaño,
Que sientas todo el daño
Que hiciste en mi pasión,
Que inútil sean tus quejas
Lo mismo que las mías,
Y así sabrás un día
Las penas de mi amor.

Que nunca tú pudieras
Hundirlo en el olvido
Al ser que ha sumergido
Tu vida en un dolor,
Que sufras el desprecio
Igual que el alma mía,
Y así sabrás un día
Lo que he sufrido yo.

El moro
J. M. Gutiérrez, C. Gardel y J. Razzano

A mi nada me faltaba
cuando a mi moro tenía.
A mi nada me faltaba
cuando mi moro tenía.
libre era cuanto quería,
ni guapetón me alcanzaba
ni alcalde me perseguía,
cuando a mi moro tenía.

Mi caballo era una flecha
cuando la espuela le hincaba;
Mi caballo era una flecha,
cuando la espuela le hincaba.
Tanto caballos cansaba
cuando en mi mano derecha
la bola certera alzaba;
mi caballo era una flecha.

Indio, volvéme mi moro,
que me has llevado la vida...
Indio, volvéme mi moro,
que me has llevado la vida;
mi bien mi único tesoro,
yo te daré mi querida
mucho mejor que el oro,
indio, volvéme mi moro.

Y a mi nada me faltaba
cuando mi moro tenía.
Y a mi nada me faltaba
cuando mi moro tenía.
Libre era cuanto quería,
ni guapetón me alcanzaba
ni alcalde me perseguía,
cuando mi moro tenía.

El olivo
C.P. Cabral, A. Scatasso y J. Vivas

Allá, junto a la Riviera
un tano alegre vivía,
laburando noche y día
junto con su compañera.
Y del riachuelo al rumor
eran felices los grullos
arrullados de murmullos,
engrupidos en su amor.

Y dicen las comadres
paseando junto al río:
Los cosos de fugaron
sul pícolo navío...
Mas, como no volvieron
y el tiempo transcurrió,
las gentes se dijeron:
El pícolo se hundió.

Porque un compadre cabrero
a la tana se afilaba,
de bueno la trabajaba
con el cuento del te quiero.
Y como el hombre era bueno
y ella joven y coqueta
una noche el muy trompeta
al tano se la espiantó.

Y dicen las comadres
paseando junto al río:
Los cosos de fugaron
sul pícolo navío...
Mas, como no volvieron
y el tiempo transcurrió,
las gentes se dijeron:
El pícolo se hundió.

El pangaré (La huella)
A. de María, C. Gardel y J. Razzano

En un pingo pangaré,
flete guapo coscojero,
buen herraje, lindo apero,
en dirección a Pigüe,
va el paisano Cruz Montiel,
orillando una cañada,
con camisa bien planchada,
un clavel rojo retinto,
puñal de plata en el cinto
y bota fuerte lustrada.

Voy en busca de un lucero
a quien le ha tendido el ala
y llevo el clavel por gala
en la cinta del sombrero...
Yo soy un criollo altanero
cuando de mi honor se trata
el valor se desbarata
ante el mas mínimo antojo
y el puñal de aquellos ojos
con que mi prenda me mata.

La prenda se sonrió y luego
dijo en tono campechano,
pa' vos... un mate en la mano...
ya tengo el agua en el fuego
a esto vengo y no lo niego
porque nunca se mentir,
lo que ahura se va a sentir
que la yerba no sea buena
eso no me causa pena
la pena es tenerme que ir.

Y sin hacer mas descargo
Juan Cruz Montiel con su china
se fueron a la cocina
a tomar un mate amargo,
un mate como de encargo
porque a solas lo tomaron...
lo que después se juraron,
lo que allí se prometieron,
y lo que después dijeron,
eso... a nadie le contaron.

Lo cierto es que Cruz Montiel
como era un criollo jinete,
monto de un salto en su flete
y despacito se fue...
y cuando ya el pangaré
al galope se tendía,
de cuando en cuando volvía
la cara para mirar
si llegaba a contemplar
a su amada todavía.

El pibe
E. Cárdenas y D. Pecora

Le formó rueda la muchachada
al pibe Almada que iba a cantar,
todos buscaron que ninguno lo turbase,
se callaron para que pronto empezase.
Puso en la viola, media gangosa,
su temblorosa mano al tocar,
y cuando vio que era llegado ya el momento,
con claro acento, de este modo comenzó:

A mí no me vengan
con penas de amores,
y el que males tenga,
que a solas los llore ;
porque a mí las penas
no me hacen mella,
pues sufrí ya tanto
que ni siquiera por ella
han de verme a mí llorar.

De la amargura nada me importa,
la vida es corta y hay que reír,
no se acobarde el que sufra sinsabores,
que nunca es tarde pa’ llorar males de amores.
Rían, muchachos, a carcajadas,
y que en la nada quede el pesar,
hay que matar los indecibles desengaños
pa’ que los años nos enseñen a gozar.

El pinche
J.A. Caruso y F. y J. Canaro

Hay una cosa que siempre nos pincha
que es como un clavito de felicidad.
Siempre que lo tocamos
para sacarlo se clava más.
Está mentido tan hondo en el alma
que siempre en la vida se podrá arrancar
y cuando tal nos parece
que lo tenemos vuelve a pinchar.
Y es que el pinche ya lo a tocado
tenga cuidado que ni con pinche lo va a sacar.
Que lindo es el pinche y su picadura,
cuando con ternura pincha el corazón;
¿Quién no lo ha sentido una vez en la vida
esta dulce herida que se llama amor?
Cuantos hay en el mundo que dicen
que el dulce pinchazo no los tocará,
pero no hay uno solo que del pinchazo pueda escapar.
Y es que es el pinche un lindo fierrito
que siempre se mete, se nos mete más
y cuando se aparece luego sacado
vuelve a pinchar.
Si es que el pinche lo ha tocado
tenga cuidado
que ningún pinche lo va a sacar
Hay alguna cosa que cuando nos mira
parece que pinchen hasta el corazón
yo quisiera sentir ese dulce pinchazos
de lindos ojazos ardientes de amor.
Que lindo es el pinche y su picadura
cuando con ternura pincha el corazón.
¿Quién no lo ha sentido una vez en la vida
esta dulce herida que se llama amor?

El que atrasó el reloj
E. Cadícamo y G. Barbieri

Che, Pepino...
levantate 'e la catrera,
que se ha roto la tijera
de cortar el bacalao.
Qué te has creído,
que dormís pa' que yo cinche?
andá a buscar otro guinche
si tenés sueño pesao.
Guarda; que te cacha el porvenir.
Ojo; que hoy anda el vento a la rastra,
el que tiene guita lastra
y el que no, se hace fakir.

Querés que me deschave
y diga quién sos vos?...
Vos sos, che, vagoneta,
el que atrasó el reloj...

Con qué herramienta te ganás la vida?
Con qué ventaja te ponés mis ropas?
Ya se acabó el reparto e' salvavidas,
cachá esta onda, se acabó la sopa.
A ver si cobrás un poco impulso
pa' que esta vida de ojo no se alargue.
Ya estoy en llanta de llevarte a pulso,
buscate un changador pa' que te cargue.

Si hasta creo...
que naciste de un carozo,
sos más frío que un bufoso
ya no te puedo aguantar.
En la sangre
me pusiste una bombilla
y hoy me serruchás la silla
cuando me quiero sentar.
De esta...
ya no te salva ni el gong...
...Guarda...
que se me pianta la fiera,
levantate 'e la catrera,
que vi'a quemar el colchón.

El ramito
J. de Dios Filiberto, L. Tesseire y G. Coria Peñaloza

Tan larga fue tu pasión
Que un día, llorando,
Me diste un ramito;
Lo guardo en un cofrecito
Y vela su sueño mi fiel corazón.
Hecho con flores del aire
Y margaritas silvestres,
Con gajos de madreselva
Y con gramillas campestres,
Memoria santa de ayer,
Lo guardo sabiendo
Que no has de volver.

Ramito santo,
Ramito triste,
De tu pasado
Ya nada existe;
Fue tu perfume
Como el amor,
Que pasa y deja
Sus reliquias de dolor.

El cofrecito abrirán,
Y en él exhalando
Sublime fragancia
En prueba de mi constancia,
Mi bien, tu ramito
Ya seco hallarán.

De nuestras horas felices
Yo me quedo así a acordarme;
Sólo yo sufro la pena
De no poder olvidarte,
Y en pago de tu traición,
Yo beso el ramito
Que fue mi ilusión.

El rosal
G. Matos Rodríguez y M. Romero

Al pie de un rosal florido
me hiciste tu juramento.
Al pie de un rosal florido
me hiciste tu juramento.

Pero el rosal se secó,
marchitado por el viento,
marchitado por el viento
y el amor por el olvido
y con las notas de mi canción
hoy por vos llora mi corazón.

Fueron tus manos divinas
la causa de mis dolores,
fueron tus manos divinas
la causa de mis dolores,
y del rosal de mi amor
vos te llevaste las flores,
vos te llevaste las flores,
dejándome las espinas
y con las notas de mi canción
hoy por vos llora mi corazón.

El sapo y la comadreja
A. Greco

Cuando muera este criollazo
morirán las alegrías
de luto estará el abasto,
cerrada la pulpería.
Cuando muera el divertido
el aire ya de mi muerte,
llorarán los alambiques
y la pipa de aguardiente.
Llorarán los alambiques
y la pipa de aguardiente.
Apostaron a correr
el sapo y la comadreja
castigando pudo el sapo
ganarle por media oreja.
La volvieron a correr
redoblando la parada,
pero en medio del camino
pegó el sapo una rodada.
Pero en medio del camino
pegó el sapo una rodada.
Un santiagueño se ha muerto
porque le ha llegao la hora
póngale la cruz bendita
con tres vainas de algarroba.
Un sanjuanino al morir
pedía agonizante:
un buen vasito de vino
y una criollita que cante.
Un buen vasito de vino
y una criollita que cante.

El sueño
F. Martino


Anoche, mientras dormía,
del cansancio fatigado,
no sé qué sueño adorado
cruzó por la mente mía;
soñé de que te veía,
y vos me estabas mirando,
y yo te estaba contando
mi vida triste, muy triste,
y que desapareciste
al despertarme llorando.

Volví a conciliar el sueño,
después de pasado un rato,
pero otra vez tu retrato
lo vi, con mayor empeño;
soñé de que era tu dueño
y que tú me acariciabas,
que muchos besos me dabas,
llenos de inmenso cariño,
y que otra vez, cual un niño,
llorando me despertaba.

Ay, qué sueño delicioso
y bello en la realidad...
lindo soñar que es verdad,
¡más despertar doloroso!
ver el cambio pavoroso
que se encierra en el sendero;
quisiera soñarte, pero
tengo el alma desgarrada;
quisiera soñar, mi amada,
que junto a tu lado muero.

El taita del arrabal
L.B. Herrera, M. Romero y J. Padilla

Era un malevo buen mozo
de melena recortada;
las minas le cortejaban
pero el las trataba mal.
Era altivo y le llamaban
el Taita del Arrabal.

Pero un día en la milonga
lo arrastro para perderlo:
Uso corbatita y cuello,
se emborracho con pernot,
y hasta el tango arrabalero
a la francesa bailo.

La linda vida antigua
por otra abandono
y cuando acordarse quiso
perdido se encontró.

Pobre Taita, muchas noches,
bien dopado de morfina,
atorraba en una esquina
campaniao por un botón.
Y el que antes daba envidia
ahora daba compasión.

Hasta que al salir de un baile,
después de una champagnada,
la mujer que acompañaba
con un taura se encontró.
Relucieron los bufosos
y el pobre Taita cayo.

Y así, una noche oscura,
tuvo un triste final
aquel a quien le llamaban
el Taita del Arrabal.

El tatuaje
R.Iriarte y F. Brancatti

En tu cuerpo de tatuajes adornados,
hay recuerdos que no puedes ya borrar;
mi retrato que en tus carnes estampado
te persigue sin queriéndolo olvidar.
Pobre iluso, que soñé con tus encantos,
si un cariño no vivió jamás en ti.
Fue tu antojo profesarle amor a tantos
para luego abandonarlos como a mí.

Me da pena, mujer loca;
que al soñar con ese traje
de caprichosos tatuajes
no aprendiste a querer.
Tu pecho ostenta los bustos
de tus hombres engañados
sin ver que en tantos pecados,
uno te hará padecer.

Pues en todos los momentos de tu vida
soy la sombra que alejarla no podrás;
se que manas mucha sangre de una herida,
que algún día con dolor me lo dirás.
Es un fuego que dejastes apagado,
y que el soplo del destino lo encendió
para verte entre las llamas de un pasado
enseñándote a sufrir igual que yo.

Aunque quieras, hoy no puedo
darte un beso en esos labios;
fueron tantos mis agravios
que hasta el dolor olvidé.
Y de volver a tu lado
me haría falta coraje,
tu amor está en el tatuaje
y ese amor no inspira fe.

El tirador plateado
C. Gardel y J. Razzano

Sos el tirador plateao
que mi a chiripá sujeta,
sos ejes de mi carreta,
sos tuces de mi tostao,
sos el pañuelo bordao
de un pobre gaucho cantor,
sos la prienda más mejor
de mi chapeao de paseo,
sos yapa de mi sobeo,
sos trienza de mi arreador.

Sos la mata culantrillo
que crece en el manantial,
sos vaina de mi puñal,
sos la farda donde trillo;
sos alas de mi lomillo
de trabajo brasilero,
sos yesca de mi yesquero,
sos paño de mi bombacha,
sos potranca criada a guacha,
por eso tanto te quiero.

Y pensar que me guardás
en tu pecho un rinconcito
donde llamea un fueguito
que no se apaga jamás...
Yo siento alzar más y más
la llama en mi idolatría;
pues mi mayor alegría
y mi sueñito mejor
es jinetear en tu amor
y maniarte al alma mía.

El vagabundo
C. Gardel y J. Razzano

Me llaman el vagabundo,
porque amanezco en la calle;
amanezca o no amanezca
eso no importa a nadie.

Me llaman el vagabundo,
porque amanezco en la calle;
amanezca o no amanezca
eso no importa a nadie.

Los ojos de mi morena
son grandes y tan bellos
que no merecen que lloren
sino que lloren por ellos.

Los ojos de mi morena
son grandes y tan bellos
que no merecen que lloren
sino que lloren por ellos.

En el carro de los muertos
la pasaron por aquí
llevaba una mano afuera
por eso la conocí.

En el carro de los muertos
la pasaron por aquí
llevaba una mano afuera
por eso la conocí.

Al cementerio llegué
dando gritos como un loco
la muerte me contestó
suerte que murió por otro.

Al cementerio llegué
dando gritos como un loco
la muerte me contestó
suerte que murió por otro.

Yo todo te lo perdono
menos que hables de mi madre
una madre no se encuentra
y a ti te encontré en la calle.

yo todo te lo perdono.
menos que hables de mi madre
una madre no se encuentra
y a ti te encontré en la calle.

En la tranquera
F.Lomuto y P.Laguna

A Mar del Plata yo me quiero ir
solo una cosa falta conseguir
lo que yo tengo es mucho coraje
solo me falta plata para el viaje

Tengo un chalet en la calle Colón
a pocos metros del viejo gorrión
es una calle al estilo antiguo
que me ha prestado claro un buen amigo

Dicen por eso que vivo de arriba
que no pago a nadie que soy tiburón
para que sepan yo soy muy decente
culto inteligente y de buen corazón.

En vano, en vano
C. Gardel y J. Razzano

En vano, en vano
quise discreto
guardar en secreto
mi amor por ti.
Pero ya no puedo
más ocultarte
que para amarte
solo nací.

Te amo y te adoro
con amor ciego,
con todo el fuego
de la pasión.
Por ti he perdido
la paz del alma,
la dulce calma
del corazón.

Mi amor es grande,
grande y profundo
como en el mundo
no puede haber.
Si me dejara
el alma mía
tal vez un día
corresponder.

Enfunda la mandolina
F. Pracánico y H. Zubiría Mansilla

Sosegate que ya es tiempo
de archivar las ilusiones,
dedicate a balconearla,
que pa' vos ya se acabo,
y es muy triste eso de verte
esperando a la fulana
con la pinta de un Mateo
desalquilao y tristón.
No hay que hacerle, ya estas viejo,
se acabaron los programas,
y haces gracias con tus locos
berretines de gavión;
ni te miran las muchachas,
y, si alguna te da labia,
es pa' pedirte un consejo
de baquiano en el amor.

Que queres, Cipriano,
ya no dan más jugo
los cincuenta abriles
que encima llevas;
junto con el pelo
que fugo del mate
se te fue la pinta
que no vuelve mas.
Deja las pebetas
para los muchachos;
esos platos fuertes
no son para vos.
Pianta del sereno
y andate a la cama
que, después mañana,
andas con la tos.

Enfunda la mandolina,
ya no estas pa' serenatas!
te aconseja la chiruza
que tenes en el bulín,
dibujándose en la boca
la atrevida cruz pagana
con la punta perfumada
de su lápiz de carmín.
Han caído tus acciones
en la rueda de grisetas
y a compás del almanaque
se deshoja tu ilusión,
y ya todo te convida
a ganar cuartel de invierno,
junto al fuego de tus recuerdos
en la sombra de un rincón.

Es en vano
F. Curlando y C. Gardel

En vano, en vano
mis secretos, horas secretas
de amor perdí.
Pero no puedo más acordarte
que para amarte,
yo nací.
Y aún te adoro
con amor ciego
con todo el fuego de la pasión
!Oh sí permitas
la paz del alma,
la dulce calma del corazón¡
Mi amor es grande,
grande y profundo
como en el mundo
no puede haber.
Si me dejaras,
del alma mía
sabrás un día
como soñé.
Si aún te adoro
con amor ciego
con todo el fuego de la pasión.
¡Así permitas
la paz del alma
la dulce calma del corazón!
Que aún te adoro
con amor ciego
con todo el fuego
de la pasión
¡Oh si permitas
la paz del alma
la dulce calma del corazón!

Esclavas blancas
H.Pettorossi

Almitas torturadas
pobres esclavas blancas
del tango y la milonga
mujeres infecundas
autómatas del vicio
sin alma y sin amor

No sé porqué esta noche
refleja en tus pupilas
la pena que te mata
y en cada carcajada
yo sé pobres milongas
solloce el corazón

Tal vez tu propia culpa
tal vez el desengaño
del hombre que has querido
y hoy para olvidarlo
emborrachas tu alma
con tango y con champagne

Pero pensá milonga
que hay una criaturita
de manecitas blancas
que en este mismo instante
que en este mismo instante
tal vez a unos extraños
les llamará papá

No comprendes milonga
que va a pasar tu vida
en una farsa alegre
donde se necesita
para conquistar hombres
eterna juventud

Pero los años pasan
dejando sus recuerdos
recuerdos muy ingratos
y cuando vieja y fea
te miren tus amigos
¡oh verás qué ingratitud!

Yo sé que vos sos buena
que escucharás el ruego
de este sincero amigo:
oh no sigas por la senda
de fáciles placeres
de tango y de champagne

Pensá cinco minutos
en esa criaturita
de manecitas blancas
que en este mismo instante
que en este mismo instante
tal vez a unos extraños
les llamará mamá

Estudiante
M. Batistela, A. Le Pera y C. Gardel

Muchachita de mi barrio,
de la cita callejera
que ya nunca volverá.
Melancolía
del recordar.

Era en la calle maleva una flor,
linda como mañanita de sol
y yo un estudiante
soñador y amante,
que aquel romance
terminaría.
Ahora que anochece en mi corazón,
vuelve el perfume de aquella ilusión;
sueño con la luz de un claro mirar,
alma a quien lloro al nombrar.

En los años de mi infancia
fue el sueño más hermoso
que mi mente ambicionó,
como a una diosa
la amaba yo.

Esas no volverán
C. Camba

Volverán los recuerdos del pasado
de tu traición y a ti vendré a buscar,
y otra vez de mi alma generosa
la puerta se abrirá.
Pero aquellas tus lágrimas de un día
que abrazaban de amor por llorar
aquellas que brotaron de tus ojos,
esas, no volverán.
Volverán tu canario y mis jilgueros
en tu balcón alegres a cantar
y otra vez con el pico en tus cabellos
jugando besarán.
Pero aquellos sus trinos
más hermosos
entonaban en nuestro despertar
aquellas que adoraban mis oídos
esas no volverán
Volverán otra vez a regalarme
las palabras que a mí me hacen soñar;
y un idilio más nuevo, más hermoso
en mi despertará.
Pero puro, sublime y con el alma
como se debe a la mujer amar,
con besos de ternura, sin engaño...
¡así no volverán!

El señuelo
J. Razzano y C. Gardel

Sos para mí como el sol,
ya no puedo pretenderte
ni tan siquiera quererte
como el sol al mirasol.
Sos para mí como el sol
y por haberte olvidao
mis ojos se han deslumbrao
con tu luz irresistible;
de este amor mío imposible
a sufrir me ha condenao.
En vano entre los zarzales
lloro buscando consuelo,
en vano buscando al cielo
le secreteo mis males.
En vano mando zorzales,
a cantar vengo a tu reja,
los empuja la cabeza
y deslumbrado se va
pobre zorzales que están
cantándote al sol que pesa.

El triunfo
A. Chazarreta

Yo no soy de estos pagos,
Yo soy de Lobos…
Que digo, yo soy de Lobos.
Yo no vivo con naides
Yo vivo solo
Que digo, yo soy de Lobos.

Yo no soy de estos pagos,
Soy de Balcarce,
Que digo, soy de Balcarce.
Si quiere que la lleve,
Puede aprontarse,
Que digo, soy de Balcarce.

(Recitado)

Y me gusta la moza,
Vamos a ver si arreglamos…
Ahura…

Cada vez que acuerdo
Del sauce grande,
Que digo, del sauce grande,
En mi corazón brotan,
Gotas de sangre,
Que digo, del sauce grande.

El árbol del cariño,
Tiene dos ramas,
Que digo, tiene dos ramas.
Una da fruta dulce y la otra amarga,
Que digo, tiene dos ramas.

(Recitado)

qué le dije paisano, eh?
Ya hemos arreglado
Que hemos de hacer…
Ahura…

Arriba