C

Cabecita negra - Cachadora - Caferata - Calandria - Calavera viejo - Callecita de mi barrio - Callejera - Calor de hogar - Camarada - Caminito - Caminito del taller - Caminito soleado - Campanitas - Canchero - Canción de las gigoletes de la Danza de la libélulas - Canción de cuna - Cantar eterno - Canto de la selva - Cañaveral - Caprichosa - Cara rota - Caricias - Cariñito - Cariñito mío - Carnaval - Carne de cabaret - Cartas viejas - Cartitas perfumadas - Cascabelito - Celeste y blanco - Chacarerita del norte - Chacarerita doble - Che, Bartolo - Che Mariano - Che papusa, oí - Cheating muchachita - China hereje - Chinita - Chinita linda - Chola - Chorra - Cicatrices - Cielito mío - Circe - Clarita - Clavel del aire - Claveles mendocinos - Cobardía - Co-co-ro-co - Colorao, colorao - Como abrazao a un rencor - Como agoniza la flor - Como la mosca - Como las margaritas - Como los nardos en flor - Como quiere la madre a sus hijos - Como se canta en Nápoles - Como todas - Compadrón - Compañero - Con los ojos del alma - Confesión - Congojas - Contramarca - Contrastes - Copen la banca - Copetín, vos sos mi hermano - Coquetita - Corazón del arrabal - Corazón de papel - Corazoncito - Córdoba - Cordobesita - Corrientes - Corto de genio - Cotorrita de la suerte - Criollita de mis ensueños - -Criollita, decí que sí - Cruz de palo - Cualquier cosa - Cuando llora la milonga - Cuando tú no estas - ¿Cuándo volveras? - Cuesta abajo - Culpas ajenas
Cabecita negra
A. Supparo y A. Bardi

Inútil canción, para quién cantás,
si ya la pebeta no escucha tu voz
ni pone en su boca la dulce ración
pa' que con tu pico la puedas besar?
Callate! No sigas tu triste gorjeo;
no ves que tu canto me agranda este mal?

Callate unos días, muy pocos tal vez,
ya verás que alegría te aguarda después
si quiere el destino traerme a la ingrata...
Seguí con tu trino con tal que alegrés!
Si en cambio resuelve odiarme, no mas
y se queda y no vuelve, entonces verás:
yo te abro la jaula, buscala en tu vuelo,
decile a esa maula por quién le cantás.

Inútil canción, para quién cantás,
si ya la pebeta no escucha tu voz
ni pone en su boca la dulce ración
pa' que con tu pico la puedas besar?
Callate! No sigas tu triste gorjeo;
no ves que tu canto me agranda este mal?

Serás como un hijo que busca la unión
y lleva un recuerdo atado a un perdón,
y vuelve trayendo, como un triunfador,
un beso en el pico y un lazo de amor.
Callate, no cantes, que escucho en tu voz
un eco distante diciéndome adiós,
la jaula está abierta, tendé tu volido
y al lao de su oído cantá por los dos

Cachadora
Pancho Laguna (F. Lomuto)

Tenés un viejo, y pasás por gran señora,
que le sacás todo el vento
y lo engañás como a un gil.
Tenés un arte pa' engrupir a los varones
que hasta a un gigoló buen mozo
le sacaste buen botín.
Y hasta has hecho de un cafiolo remanyao
un mishé atolondrao que te da lo que pedís.
Con ese cancha porque no hacés un tratado
"La moderna cachadora o la forma de engrupir".

Cachadora,
cuando te encanás a un coso
ni por broma se te pianta;
Atorranta!
Cachadora,
te tomás lo mismo el tiempo
al botón que al comisario,
Que de otarios!...
Vampiresa,
Che, Gautier de Puente Alsina
ya no andás por las esquinas,
te paseás en voiturette.

La otra noche caminando por Corrientes
te encontraste con el tano
que al principio te empilchó;
lo llamaste, pero el tano, ya canchero,
por la biaba que le diste
se hizo humo entre el montón.
Y a otro pipiolo que pagaba copetines
y pa' comprarte botines amuraba hasta el reloj
al campanearte pegó un viraje en la esquina
y te dijo que vendría pero nunca más volvió.

Caferata
P. Contursi y A. Scatasso

Caferata, yo no quiero
Recordarte el pasado
Cuando andabas sin camisa,
Sin botín y sin chefún
Sólo quiero que recuerdes
Que conmigo has pelechado
Que por mi te has hecho gente
Y has llegado a ser ranún.

Yo te di vida bacana
Vos en cambio me dejaste
Por un loro desplumado
Como ésta que aquí ves
Si algún día te hago falta
Si es que andás medio apurao
No olvidés que lo que tengo
Es pa vos si lo querés.

Caferata, allá en Chiclana
Donde tengo mis amores
Donde vive mi esperanza
Vos sos rey, sos picaflor
Donde tengo mi cotorro
Adornado con primores
Vos sos príncipe sin grupos
De mi reino sos señor.

Yo no tengo para darte
Garçonnière ni voiturette
Sólo tengo en ni cotorro
Una cama sin colchón
Pero tengo pa'l invierno
Esas noches de fresquete
Un tapado de cariño
Del calor del corazón.

Perdoname che Boedo
Disculpame che Chiclana
Es que a mí cuando lo ves
Se me parte el corazón
Yo he pensado muchas veces
Cometer una macana
Y las dos nos acordamos
De que es nuestro metejón.

Calandria
L. Teisseire y J.A. Caruso

Era calandria un cantor,
el barrio así lo llamaba
porque en el alma llevaba
fresca y dulce una canción.
Era un gentil trovador
y era el cantor un zorzal
que volcaba en sus canciones
todo el arte más popular.

Ninguno como él sabía cantar
las penas de amor en el arrabal;
la pena un día su alma amargó,
lo hirió el desprecio de una mujer.
Su barrio entonces abandonó
y rumbo a París, Calandria se fue.
El arrabal entero lo lloró
y el barrio aquel que lo vio nacer
vistió de duelo y enmudeció,
sabiendo tan vez que no iba a volver.

Solo, lejos, con su pena,
una noche muy oscura
se metió en una aventura
que la vida le costó.
Dos "macró" en un callejón
golpeaban a una mujer,
él la quiso defender
y al montón atropelló.

Porteño de ley, Calandria peleó
por una mujer, por ella murió.
Y aquel que siempre supo llevar
en su alma una tierna canción,
también sereno supo afrontar
la muerte como un valiente varón.
Mas antes de morir vio pasar
su barrio como una dulce visión,
cuando él alegre iba a cantar
como una calandria trovas de amor.

Calavera viejo
C. Gardel y J. Razzano

Calavera viejo, rico y bonachón,
que alegre paseás tu porte gentil.
Al mirar tu pinta brava de varón,
el tiempo que se fue, lo siento revivir.
Muchos años han pasado y no aflojás
en lances de amor ni en farras que den,
porque en todas las garufas demostrás
que no te asusta el tren
de amores y champán.

¿Te acordás las amarguras
que en un tiempo soportamos
y las noches que pasamos
pensando en la mishiadura?
¿Te acordás, viejo,
con cuánto aspamento
miramos el vento
las noches aquellas,
cuando, deseosos
de un peso, nos vimos
y después nos fuimos,
meta garufiar?

Hoy que traigo a mi memoria el tiempo aquel
de la juventud que no vuelve más,
me da gusto lo que veo que tenés,
como en tu mocedad, posturas de galán.
¡Hacés bien! Seguí la farra sin cesar,
pues todo, pa vos, debe ser así.
¡Sos, hermano, un calavera que al dolor
vos siempre le encontrás
remedio en el amor!

Hoy, al ver que tu pilchaje
no tiene el corte fulero
de aquel traje dominguero
que tantas veces lo usaste,
yo pienso, hermano,
que también nosotros
hoy somos como otros
que viven sonriendo
y del pasado,
que se va borrando,
vamos recordando
las horas de ayer.

Callecita de mi barrio
E.P. Maroni, A. Laporte y O. Gasparini

Callecita de mi barrio,
cortada de mis amores
donde, en épocas mejores,
fue la alegría mi único ideal;
hoy que vivo entre bacanes
y ando a golpes con la suerte
he vuelto aquí para verte,
cortada mía del arrabal.

Cuántas veces, en mis noches
de tangos y copetines,
recorro la vida mía,
los tiempos en que vivía
sin pena que chamuyar,
y aunque estaba entre riqueza
una noche de tristeza
me convidaba a llorar.

Las guitarras de los payadores
vuelcan todo su amor en las rejas
y en las casas del barrio, tan viejas,
hay un soplo de honda emoción;
Yo, a la luz del farol compañero,
adivino, en la sombra callada,
un rumor de caricia robada
que llena de ensueños a mi corazón.

Callecita de mi barrio,
para todos siempre amiga,
la luz del Centro me obliga
a dejarte para mi mal;
pero antes de la partida,
y al campanearte serena,
me voy llorando de pena,
cortada mía del arrabal.

Callejera
E. Cadícamo y F. Frontera

Cuando apurada pasas
rumbo quien sabe a que parte,
haciendo lucir con arte
tu silueta al caminar...
va diciendo ese taquear
que tenes de milonguera:
"Callejera... Callejera...
a donde iras a parar?"

Callejera,
que taqueas de Sur a Norte,
dando dique con el corte
de ese empilche que llevas...
Callejera,
vos también sos Milonguita
y en el fondo de tu almita
una pena sepultas.

Esos trajes que empilchas
no concuerdan con tu cuna,
pobre mina pelandruna
hecha de seda y percal.
En fina copa e' cristal
hoy tomas ricos licores,
y entre tantos resplandores
se encandilo tu arrabal...

Triunfa tu gracia, yo sé,
y en los fondines nocheros
sos de los muebles diqueros
el que da más relumbrón...
Despilfarras tentación,
pero también, callejera,
cuando estés vieja y fulera
tendrás muerto el corazón...

Seguí nomás, desliza
tus abriles por la vida,
fascinada y engrupida
por las luces del Pigall,
que cuando empiece a tallar
el invierno de tu vida
notaras arrepentida
que has vivido un carnaval.

Calor de hogar
E. Carrere, J. Fernández Blanco y E. Statelli

Dame un abrazo mi noble esposa
y al calorcito del dulce hogar
mientras los chicos bailan y ríen
añoraremos la mocedad.

¿Te acuerdas vieja, de aquella tarde?
cuando temblando por la emoción
y acobardado por tu belleza
por vez primera te hablé de amor.

Como rojas amapolas
tus mejillas vi encender
y tus ojos se cerraron
como flor de atardecer.

De tus labios incitantes
un suspiro echó a volar
y el lucero de la tarde
nuestras bocas vio juntar.

Felices años que en este nido
dieron sus frutos de bendición
nuestros hijitos que ya son hombres
buenos y honrados como tú y yo.

¡Como han crecido! ya tienen alas
pronto su nido querrán hacer
y solos vieja nos quedaremos
solos y tristes con la vejez.

Pero nuevas primaveras
han de dar flores de amor
y vendrán los nietecitos
a curar nuestro dolor.

Con sus risas y sus cantos
nuestra vida alegrarán
y después, ... después mi vieja
nuestros ojos cerrarán.

Camarada
J.A. Caruso y F. y J. Canaro

Yo no tengo amor
y vivo feliz;
solamente así se puede vivir.
Es un bicho la mujer
muy malo para querer;
ella hace llorar,
ella hacer sufrir;
después al final
lo cacha por gil.
Por eso escuchame bien
vivir sin amor.
por eso escuchame
vivir sin amor.
Sin duelo tener
nada con ninguna mujer
haga la prueba y verá
que es una felicidad.
Pregúnteles a los casados
¿cómo vivían mejor?
si antes de tener amor
o ahora que ya están
clavados con una mujer;
y en seguida le dirán
no hay clavo mayor
que el matrimoniar.
Todo va muy bien
mientras novios son,
casados que están:
adiós ilusión.
Pasa la luna de miel
y vuelve la realidad.
Ahí conoce bien quien es su mujer;
quien quiere salir
lo manda a dormir
y si quieres protestar:
!lo manda bañar¡
Un consejo yo doy,
al que tenga un metejón
que no se vaya a casar
pues indistinto
porque cuando está casado
entra Cristo a padecer
entre el suegro y la mujer
me lo manda a poner
todavía mucho más gil.
Hagan todos como yo
que no me encarto !no¡
!palabra de honor¡
Yo no tengo amor
y vivo feliz
yo la pensé así:
se puede vivir.
Es un bicho la mujer
muy malo para querer;
ella hace llorar,
ella hace sufrir,
después al final
lo cacha de gil
por eso es mucho mejor
vivir sin amor.

Caminito
G. Coria Peñaloza y J. de Dios Filiberto

Caminito que el tiempo ha borrado,
que juntos un día nos viste pasar,
he venido por última vez,
he venido a contarte mi mal.

Caminito que entonces estabas
bordeado de trébol y juncos en flor,
una sombra ya pronto serás,
una sombra lo mismo que yo.

Desde que se fue
triste vivo yo,
caminito amigo,
yo también me voy.

Desde que se fue
nunca más volvió,
seguiré sus pasos,
caminito, adiós.

Caminito que todas las tardes
feliz recorría cantando mi amor,
no le digas si vuelve a pasar
que mi llanto tu huella regó.

Caminito cubierto de cardos,
la mano del tiempo tu huella borró.
Yo a tu lado quisiera caer
y que el tiempo nos mate a los dos.

Caminito del taller
C. Castillo

Una mañana fría te vi por vez primera
por la desierta calle, rozando por la pared,
como si el viento helado que barría la acera
te acelerara el paso, camino del taller.
Y en el fondo grisáceo de aquel día de hielo,
ponían una nota de ironía mordaz
el sol de tus cabellos, tus pupilas de cielo
y el cuerpecito aterido que envolvía el percal…

(recitado)

Había en sus pasitos taconeos de tango
y frufruces de seda en tu marcha sensual,
pero tu personita claudicaba en el fango
bajo el fardo de ropas que nunca te pondrás.

Y marchaba así
la midinet,
hojas de amor
que lleva el turbión
con rumbo al taller.

Pobre costurerita… ayer cuando pasaste
envuelta en una racha de tos seca y tenaz
como una hoja al viento, la impresión me dejaste
de que aquella tu marcha, no se acababa más…
Caminito al conchavo, caminito a la muerte,
bajo el fardo de ropas que llevas a coser,
quién sabe si otro día como este podré verte,
pobre costurerita, camino del taller.

(recitado)

Por eso son tan tristes tus ilusiones
y por eso en las locas noches de arrabal,
parece que se quejan los locos bandoneones
y cada tango es una canción sentimental.

Caminito soleado
C. Gardel y A. Le Pera

Claro caminito criollo
florido y soleado
con pañuelo bordado
vos me viste pasar.

Mientras los pastos amigos
que saben mi anhelo
como un dulce consuelo
su verde saludo
me hacían llegar.

Cruzando montes y valles
con alas venía
mi pobre carreta,
con su carga de esperanzas
las ruedas hacían
al viento gambetas.

Y cuando ya atravesaba
la hondura del vado
de lenta corriente
una congoja naciente
detuvo su impulso
parando su andar
porque en aquel arroyito
a veces tus ojos
se saben mirar.

Y cuando vi su casita
de puro celoso
me sobro el pampero
para contarle chismoso
que traigo a mi apero
mil prendas de amor.
Para su pelo una cinta,
que llevo escondida,
de lindo color.

Para sus labios mi antojo
y para sus ojos
Un claro cristal
y pa' su blanca garganta
el criollo que canta
tiene este cantar:

Claro caminito criollo
florido y soleado
quiero yo que se asombre
cuando ella me nombre
al verme llegar.

Campanitas
J.Ricardo

En un pueblito de Salta,
la gente de un baile está.
En un pueblito de Salta,
la gente de un baile está.
aceite y falta de cabra
hasta el alba seguirá
Y en tanto que un pobre mozo
cantando solo está con su amor:
Campanitas de mi pueblo
que están tocando,
tocando están.
Se casa la niña linda
de la estancia "El gavilán",
se casa la niña linda
de la estancia "El gavilán",
con un pueblero muy rico
que vino de Tucumán.
Por el al otro ha dejado
y es más tesoro para olvidar.
Campanitas de mi pueblo
en cuanto pueblo
tocando estás.
Al ver su prienda perdida
montó en su flete alazán;
Al ver su prienda perdida
montó en su flete alazán
a consultarle al viento
para no volver jamás.
Y mientras se iba perdiendo
cantando triste, cantando va:
Campanitas de mi pueblo
que están tocando, tocando,
tocando estás.
Campanitas de mi pueblo
que tanto canto
tocando estás.

Canchero
C. Flores y A. De Bassi

Para el récord de mi vida sos una fácil carrera
que yo me animo a ganarte sin emoción ni final.
Te lo bato pa'que entiendas, en esta jerga burrera,
que vos sos una potranca para una penca cuadrera,
y yo, che vieja, ya he sido relojeao pa'l Nacional...

Vos sabés que de purrete tuve pinta de ligero;
era audaz, tenía clase, era guapo y seguidor.
Por la sangre de mi viejo salí bastante barrero,
y en esas biabas de barrio figuré siempre primero
ganando muchos finales a fuerza de corazón.

El cariño de una mina, que me llevaba doblado
en malicia y experiencia, me sacó de perdedor;
pero cuando estuve en peso y a la monta acostumbrado,
¡que te bata la percanta el juego que se le dió!

Ya después en la carpeta empecé a probar fortuna,
y muchas noches la suerte me fue amistosa y cordial.
Otras noches salí seco a chamuyar con la luna
por las calles solitarias del sensiblero arrabal.

Me hice de aguante en la timba y corrido en la milonga,
desconfiao en la carpeta, lo mismo que en el amor.
Yo he visto venirse abajo sin que nadie lo disponga
cien castillos de ilusiones por una causa mistonga,
y he visto llorar a guapos por mujeres como vos.

Ya ves que por ese lado vas muerta con tu espamento;
yo no quiero amor de besos, yo quiero amor de amistad.
Nada de palabras dulces, nada de mimos y cuentos;
yo busco una compañera pa' batirle lo que siento
y una mujer que aconseje con criterio y con bondad.

Canción de Gigollette (La danza de las libélulas)
F. Lehar

En nuestro ser,
vibra el creer,
cual el curtido hombre que no sabe padecer
con él está nuestra ilusión,
con él sufrimos todos con resignación.
Cuando la noche cede, corre y luego el día
con alegría, buscamos
¡ah!
en la guarida donde somos, penetró la luz
donde gozamos de la orgía el frenesí.
De noche la invita el afán,
¡oh gigolette!
¡oh gigolette!
Su último tango quizá,
el bailará,
el bailará.
Y mientras da el salto a tu pie,
la postre traidora un puñal
du... dulce mirar,
no le neguéis, lanza tú por él
Su último tango quizás,
el bailará,
el bailará.
Y mientras da el salto a tu pie;
la postre traidora un puñal
Du...dulce mirar
no le neguéis y lanza tú por él.

Canción de cuna
J. A. Diez Gómez y J. M. Rizzuti

En el sendero del triste hospicio,
alguien cantaba con suave voz
la tierna frase de madrecita
que al niño arrulla con dulce amor...
casi una niña la pobre loca
un trapo viejo cual bebé ató
y entre sus brazos lo acariciaba
mientras cantaba esta canción:

Arrorró mi niño, arrorró mi sol,
soy tu madrecita y tu eres mi Dios.
Tu padre fue malo y te abandonó,
quizá vuelva un día, pero sin amor.
Arrorró mi niño, arrorró mi sol.

Llegué hasta aquella pobre muchacha
y al verme cerca calló su voz;
y apretujando esos harapos,
¿verdad que es lindo?, me preguntó.
Y el drama intenso de aquella madre
que, por su hijito, loca quedó,
vive en mi mente y a todas horas
siento en mi oído esa canción.

Cantar eterno
A. Villoldo

Allá en la noche callada
para que se oiga mejor,
ámame mucho que así amo yo.
Allá en la noche callada
para que se oiga mejor,
ámame mucho que así amo yo.

Canta el ruiseñor su trino
Ay sí… ay no…
Canta el ruiseñor su trino
con melancólica voz,
ámame mucho que así amo yo.

No creas que porque canto
tenga el corazón alegre,
ámame mucho que así amo yo.
No creas que porque canto
tenga el corazón alegre,
ámame mucho que así amo yo.

Yo soy como el ave cisne
Ay sí… ay no…
Yo soy como el ave cisne
que cuando canta se muere,
ámame mucho que así amo yo.

A un santo cristo de acero
mis penas le conté yo,
ámame mucho que así amo yo.
A un santo de acero
mis penas le conté yo,
ámame mucho que así amo yo.

Mis penas eran tan tristes
Ay sí… ay no…
Mis penas eran tan tristes
que el pobre cristo lloró.
Ámame mucho… que así amo yo.

Canto de la selva
N. Galíndez y A. Greco

Como las aves tienen su nido
yo tengo un rancho, de e' Dios,
es un palacio para cumplirlo,
es un arroyo murmurador.
Una mañana de crudo invierno
aquel palacio se derrumbó
y desde entonces tengo un infierno
donde tenía mi corazón.
Los trovadores del arroyuelo
rompen sus nidos de tanto andar
todos se alejan y al mismo cielo
la entristeció la soledad.
Ella es hermosa de carne suave
como la pluma de la torcaz
una chinita como las aves
que hay en las selvas del Paraná.
Los ruiseñores me traen sus notas
cuando ella ríe, para escuchar
esa cascada de copas rotas
sobre la cuerda de un albaiyal
Se ve pintado con suave tono
aquel paisano, si alguien la ve
pueden decirle que la perdono
que está perdida por su querer.
Como las aves tienen su nido
yo tengo un rancho bien y Dios,
algún palacio para cumplirlo
tengo una rosa por corazón
una mañana de frío invierno aquel palacio
aquel palacio se derrumbó
y desde entonces tengo un infierno
donde tenía mi corazón.

Caprichosa
C. Gardel y F. Aguilar

No se porque atenta escuchas
Portuguesa linda, mi canción de amor
si después, cuando te pido
que me des un beso me respondes no.

Ay de mi,
siempre así,
deja de ser caprichosa
portuguesa, y dame
de una vez el si.

En Portugal tengo un nido
hasta ahora abandonado
donde si escucha el oído,
siempre oirás cantar un fado,
si tu quieres Portuguesa
vamos juntos para allá
y abrazados sentiremos
la canción de Portugal.

Decídete Portuguesa
que el tiempo se marcha
para no volver,
el nidito no te espera
y hasta que me muera
yo te he de querer.

Ay de mi,
siempre así,
deja de ser caprichosa
portuguesa, y dame
de una vez el si.

En Portugal tengo un nido
hasta ahora abandonado
donde si escucha el oído,
siempre oirás cantar un fado,
si tu quieres Portuguesa
vamos juntos para allá
y abrazados sentiremos
la canción de Portugal.

Cara rota
J. F. Falcón

Che jirafa, sos el rey de los caretas,
la vivís siempre de arriba
y en cualquier lao te colás,
perdoná que me deschave
y te cante las cuarenta,
pero viejo..., con vos no se puede más.

Los amigos ya te han dado bien la cana,
que te hacés el mortadela
a la hora de morfar
y es por eso, che milonga,
que si no cambiás de rumbo,
los muchachos pronto te van a gritar.

Cara rota..! que no te perdés ni una cuando hay algo de garrón,
Cara rota..! que en tu vida no has pagado ni por equivocación,
Garronero..! que aparecés de improviso a la hora de morfar,
Cara rota..! conseguí un nuevo acomodo porque te van a largar.

Che jirafa, te invitás siempre vos solo,
no hay milonga ni casorio donde no te entreverés,
con tu cara de cemento, soportás que todos digan
que careta, cuando se irá de una vez?

Che atorrante,
vos sos una cosa seria,
empezá a hacer el bagayo
y rajá lejos de aquí,
que si no querés que pronto,
hasta los pibes del barrio,
al junarte te canten todos así

Cara rota..! que no te perdés ni una cuando hay algo de garrón,
Cara rota..! que en tu vida no has pagado ni por equivocación,
Garronero..! que aparecés de improviso a la hora de morfar,
Cara rota..! conseguí un nuevo acomodo porque te van a largar.

Caricias
J. A. Caruso y M. I. Godard

Es tu boca la boca que tiene más dulce sonrisa
Y tus manos aquellas que mas tiernamente acarician
Llevaré para siempre el recuerdo de tu amor
Pues eres tu la fiel mujer que vive en mi
corazón
Y en mi alma perduran las tiernas horas de amor
Tuve en tus brazos placer de tus caricias de amor
Tan suaves come el rozar de las alas de un ruiseñor
Recordá que en un rincón de la sala te exigí
Me dieras un beso, y en el me diste tu corazón
Una vaga discreta penumbra envolvía la estancia
Y yo entonces bebía en tus labios la seda a distancia
Pero al fin a tus tiernas caricias no volví
Perdoname, ese desdén ya muy caro lo pagué.

Cariñito
L. Garros Pe y G. D. Barbieri

Te fugaste una mañana
cuando aun todos dormían
sin pensar que allí dejabas
los que mejor te querían.
Te fuiste detrás de un hombre
que a poco te abandono
se que pasaste miserias
y que sufriste un horror.

Cariñito
te llamaban los muchachos.
Cariñito
te llamaba yo también.
Cariñito
que te fuiste de mi lado
dejándome destrozado
para mi mal o mi bien.

Te fugaste una mañana
cuando aun todos dormían
sin pensar que allí dejabas
los que mejor te querían.
Te fuiste detrás de un hombre
que a poco te abandono
se que pasaste miserias
y que sufriste un horror.

Aunque mala me hayas sido
y el perdón no mereces
volvé que yo ya he olvidado
volvé a tu casa otra vez
que tu viejita se muere
de tanto sufrir por vos.
Que ella ya te ha perdonado
porque nos quiere a los dos.

Cariñito te llamaban los muchachos.
Cariñito te llamaba yo también.
Cariñito que te fuiste de mi lado
dejándome destrozado para mi mal o mi bien.

Cariñito aun no he podido olvidarte.
Cariñito por que lado andarás.
Cariñito cual habrá sido tu suerte
que hombre podrá bien quererte para tu bien o tu mal.

Cariñito mío
Francisco Martino

Muchachita, vos sabés
Que tu querer ambicioné.

Sabés
Que es tanto lo que te quiero
Que ya
Sin tu cariño no puedo
Vivir
Y cada vez que te miro,
Yo te envuelvo en un suspiro,
Como si mi alma quisiera hallar
Las ilusiones que hay en ti.

¡ Muchachita, no pensés
En aumentar mi padecer !

Me da pena la tristeza
Que en tus ojos se retrata
Porque al mirarte tan triste,
La enorme angustia me mata ;
Cuando pienses en el otro
Que una tarde te olvidó,
Este cariñito mío
Ha de darte un tierno amor.

No llorés,
Que tu llanto me hace mal,
¿ No ves
Qué triste me pongo ?
Si el ingrato te ha dejado,
Yo sabré quererte
Con amor y ciega fe ;
En la luz de tus ojos
Pondré mi ilusión
Para que llenés mi vida
De una feliz pasión.

¡ Muchachita, no pensés
En aumentar mi padecer !

Carnaval
F. García Jiménez y A. Aieta

¿Sos vos, pebeta?, ¿Sos vos?
¿Cómo te va?
¿Estás de baile?, ¿Con quién?
Con un bacán.

Tan bien vestida
das el golpe,
te lo digo
de verdad.

¿Habré cambiado que vos
ni me mirás?
Y sin decirme ni adiós
ya vas a entrar.

No te apresurés,
mientras paga el auto
tu bacán
yo te diré:

¿Donde vas con mantón de Manila?
¿Dónde vas con tan lindo disfraz?
Nada menos que a un baile lujoso
donde cuesta la entrada un platal.
¡Qué progresos has hecho, pebeta!
Te cambiaste por seda el percal
disfrazada de rica estás papa
lo mejor que yo vi en Carnaval.

La vida rueda,
también rodaste vos;
yo soy el mismo
que ayer era tu amor,
muy poca cosa,
un buen muchacho,
menos plata que ilusión.

Y aquí en la puerta,
cansado de vagar,
las mascaritas al baile
miro entrar.
Vos entrás también
y la bienvenida
a media voz
yo te diré:

"Divertite, gentil Colombina,
con tu serio y platudo Arlequín,
comprador del cariño y la risa
con su bolsa que no tiene fin.

Coquetea con tu traje de rica
que no pudo ofrecerte Pierrot,
que el disfraz sólo dura una noche
pues lo queman los rayos del sol.

Carne de cabaret
L. Roldán y P. V. Lambertucci

Pobre percanta que pasa su vida
entre la farra, milonga y champán,
que lleva enferma su almita perdida
que cayo en garras de un torpe bacán
y que en su pecho tan solo se anida
el triste goce que causa un gotán.

Su ilusión murió en el cabaret
al compás de un tango compadrón
y al notar perdida ya su fe
quedo su corazón
transido en la emoción
el dolor las fuerzas le restó
comprendiendo al fin su berretín
y una noche que se encurdeló
sus penas entrego a un rubio copetín.

Por eso su alma en silencio solloza
y es una mueca su risa cruel
y cuando besa su boca de rosa
deja en los labios amargo de hiel
y en su carita amarilla, ojerosa,
se ven las huellas de un amor infiel.

Y así fue en la pendiente fatal,
del cabaret al hospital,
y a ninguno encontró que por su mal
tuviera compasión,
pues sin razón la dejaron sufrir
y a su ilusión la dejaron morir.
Y así fue en la pendiente fatal,
del cabaret al hospital
donde asilo encontró.

Pobre percanta que esta contratada
vendiendo su alma por un copetín,
que de una vida feliz engañada,
lleva en el alma tristeza y esplín,
y que pasando su vida amargada
llora en silencio su pena sin fin.

Cartas viejas
M. García Servetto y R. Radaelli

Cartas viejas, aventuras del pasado
De un pasado que ya nunca volverá
Me pregunto para que las he guardado
Para qué si da tristeza recordar
Ilusiones que nos dieron la fragancia
Que llenaba el corazón primaveral
De la novia que tuvimos en la infancia
De la única que no nos hizo mal.

Cartas viejas...
Nadie sabe las historias
Que aquí dentro hay encerradas
Que jamás renacerán...
De mujeres que eran buenas,
De mujeres que eran malas
Y que nunca pude amar.
Cartas viejas...
Cuanto amor entre mis manos
Cuantos besos, cuantas citas
Que ya nunca volverán...
Sin embargo de la ingrata
Que amé tanto
Ni una carta que me pueda consolar.
Esta carta dice angustias que pasaron
Esta otra de un amor que regresó
Grandes ojos que rieron y lloraron
Todo dicen estas cartas de pasión
Ya en mi ocaso con la sien encanecida
Quiero ver en una hoguera tanto amor
Que su llama de igual modo que en la vida
Me reanime hoy que ha muerto el corazón.

Cascabelito
J.Caruso y J. Bohr

Entre la loca alegría
volvamos a darnos cita
misteriosa mascarita
de aquel loco carnaval.
Donde estas Cascabelito,
mascarita pizpireta,
tan bonita y tan coqueta
con tu risa de cristal.

Cascabel, Cascabelito;
ríe, ríe y no llores
que tu risa juvenil
tenga perfumes de mis amores.
Cascabel, Cascabelito;
ríe, no tengas cuidado
que aunque no estoy a tu lado
te llevo en mi corazón.

Mascarita misteriosa,
por tener mi alma suspensa
me ofreciste en recompensa
tu boca como un clavel.
Y cuando nos despedimos
llenos de dulce embeleso,
el ruido de nuestro beso
lo apago tu cascabel.

Cascabel, Cascabelito;
ríe, ríe y no llores
que tu risa juvenil
tenga perfumes de mis amores.
Cascabel, Cascabelito;
ríe, no tengas cuidado
que aunque no estoy a tu lado
te llevo en mi corazón.

Chacarerita del norte
C. Tapia

La flor del pago te llaman,
porque sos la más bonita.
Deberían llamarte reina también de la vidalita.
Cuando bailas chacareras
lucís todas tus lindezas,
porque sos la flor galana de la tierras cordobesas.
Se acaban las chacareras con tres vueltas y zapatiao;
ese mozo que es de afuera se va a quedar mal parao,
aura, diga siga compañero que esto ya va a terminar
prepárense a la segunda un chapozo regular.
Haber que pasa
que voy a ser bien mandao
deja el corros tranquilo
y raja pa' fuera,
va pa' fuera.

Chacarerita del norte llevame junto con vos,
mi han dicho que allá en la gloria
y hasta puedo verlo a Dios.
Los ojos de aquella moza son para el dueño un tesoro
el solito los contempla y dice tengo un dos de oro.

Cuide amigo su tesoro,
porque el hombre es codicioso,
no vuelva la vaca toro,
con unos cuernos hermosos.
aura,
que viva la flor del pago
brinde toda la reunión
y nos brinde sus halagos
entonando una canción.

Che Mariano
A. Tagle Lara y P. Mazzeo

Yo era pibe y no me olvido
cuantas veces, pobres viejos,
olvidando sus consejos
sin quererlos comprender,
agarre por esa huella
que nos lleva a un mal camino
y rodando, rodé tanto
que hoy me encuentro muy abajo.
Acordate, che, Mariano...
yo no soy el que era ayer.

Y hoy el recuerdo
de mis tiernos años
son mil desengaños
que me hacen pensar
que si vivieran
aquellos dos viejos
sus sanos consejos
quisiera escuchar.

Yo era bueno y me hice malo
con las malas compañías
y para empeorar mis días
vino luego una mujer.
Ella fue el golpe de gracia
de mi vida ya desecha
y sin rumbo por la senda
Del delito fui cayendo.
acordate, che, Mariano...
yo no soy el que era ayer.

En un cuarto ensombrecido
de malevas intenciones
marchito mis ilusiones
la miseria de un querer.
Una pena y otra pena
aumentaron mi desgracia
y rodando, rodé tanto
que hoy me encuentro muy abajo.
acordate, che Mariano...
yo no soy el que era ayer.

Cheating muchachita
Le Pera, Snow y Carlos Gardel

Me persigue implacable su boca que reía,
acecha mis insomnios ese recuerdo cruel
mis propios ojos vieron como ella le ofrecía
el beso de sus labios rojos como un clavel.
Un viento de locura atravesó mi mente
deshecho de amargura yo me quise vengar
mis manos se crispaban mi pecho las contuvo
su boca que reía yo no pude matar.

Cheating muchachita
till your spell is on me
if enough I am drinking
I keep thinking you're before me
Cheating muchachita
heartless mariposa
still I see You smiling
so beguiling in my glass

Doliente y abatido mi vieja herida sangra
bebamos otro trago que yo quiero olvidar
pero estas penas hondas de amor y desengaño
como las yerbas malas son duras de arrancar
Del fondo de mi copa su imagen me obsesiona
es una condena su risa siempre igual,
coqueta y despiadada su boca me encadena
se burla hasta la muerte la ingrata en el cristal.

Cheating muchachita
till your spell is on me
if enough I am drinking
I keep thinking you're before me
Cheating muchachita
heartless mariposa
still I see You smiling
so beguiling in my glass.

Chinita
Carreras Sotelo y E. Iribarren

Una chinita macuca ,
de amor me tiene cegado,
y estoy tan enamorado,
que ya no sé lo que hacer.
Es tanta mi "disciplina"
que soy un pobre soldado,
que se la pasa apostado,
custodiando su querer.
Hace un año que hago guardia,
a su amor, que es mi ideal,
y en el campo 'e su cariño,
soy "recluta" nada más.
En la "lucha" "siempre firme",
noche y día me he de estar,
para ver si "rindo" "el fuerte",
de su cariño irreal.
Si tuviera "jerarquía",
de "teniente" o "capitán",
a "cañonazos" rendía,
su indiferencia tenaz.
Pero sólo soy un “conscrito",
un pobre recluta más,
a quien ella grita: alerta,
y el contesta: alerta está.
Pobre conscrito el que viva
de una china enamorao
como se verá obsequiado
por la dueña 'e su querer
le faltarán cigarrillos
estará siempre arrestado
métale paso y fregao
por cinco pesos al mes
Si tuviera "jerarquía",
de "teniente" o "capitán",
a "cañonazos" rendía,
su indiferencia tenaz.
Pero sólo soy un “conscrito",
un pobre recluta más,
a quien ella grita: alerta,
y el contesta: alerta está.

Chola
A. Polito y E.P Maroni

Ha muerto ya mi amor, la fe perdida está,
sin nada te quedaste, pobre corazón.
Tu nombre para mi no tiene ya
ventura ni alegría, ni sombra de ilusión.
La vida, te brindé la vida y mucho más
y como te has burlado de mi pobre ayer,
por qué serás así, decí por qué,
te fuiste de mi lado y tanto te amé.

Chola…
hasta las sombras me torturan al pasar,
tu dulce nombre tan grato para mi alma
que siempre recordará llena de encantos.

Chola…
Llena de dichas aquella noche feliz
que me juraste siempre quererme tanto,
que sin ti jamás podría vivir.

El tiempo pasará y entre nosotros dos
apenas un recuerdo en el mundo habrá;
tu fuiste para mi igual que Dios
y yo nunca fui nada, mi vida, para vos.
Pero si un día al fin llegaras a alcanzar
la realidad que sueñas tanto,
no olvides que yo todo te di,
no olvides que te quise con todo el corazón.

Cicatrices
E. P. Maroni y A. Avilés

Cicatrices,
incurables de una herida
que me ha causado la vida
en su triste batallar.
Cicatrices,
que ya no se cierran nunca
porque llevan siempre trunca
la esperanza de curar.

La quería inmensamente,
pero ella fue perjura
y lleno de honda amargura
y de pena mi ilusión.
Es por eso que ahora vivo
siempre a golpes con la suerte,
y solo quiero la muerte
para mi angustiado y pobre corazón.

En la cara
también luzco con orgullo
un recuerdo que es muy tuyo
y que llevo por mi mal.
Un recuerdo
que me hicieron en tu nombre,
cuando yo jugué como hombre
con la vida del rival.

Cicatrices imborrables
de un tormentoso pasado
que la suerte me ha brindado
y que nunca perderé.
Cicatrices de mi vida
que aunque no tienen encanto
yo las quiero tanto y tanto
que jamás ya nunca olvidare.

Cielito mío
E. Fresedo y O. Fresedo

De paja y de terrón
un rancho levante
dorado cuando el sol asoma.
Y para ver mi rancho
te llevare hasta la loma.

Prendida a la pared
la flor que yo te doy.
Cielito la saque temprano,
quiero mañana y
siempre igual que hoy
verla en tus manos.

Que no brillen tus ojos
por vanos antojos
de vida mundana...
Porque vale más tu trenza
y tu pañuelo de paisana.

Esa cinta de tu pelo
es azul como el cielo,
y te viste mejor...
Hasta el aire te pinta
tu buen color.

Ay, ay, ay, ay...!
tanto te quiero...
Que solo y sin tus caricias
cielito mío
de pena muero.

Ay, ay, ay, ay...!
lejos del ruido
metido entre los zarzales
cielito mío
estará mi nido.

Clavel del aire
F. Silva Valdés y J. de Dios Filiberto

Como el clavel del aire,
así era ella,
igual que la flor,
prendida en mi corazón.

Oh, cuanto lloré
porque me dejó!
Como el clavel del aire,
así era ella,
igual que la flor.

En esta región,
igual que un ombú
solito y sin flor,
así era yo,
y presa del dolor
los años viví, igual que un ombú
en esta región.

Y mi ramazón
secándose iba,
cuando ella una tarde
mi sombra buscó.
Un ave cantó
en mi ramazón,
y el árbol sin flores
tuvo su flor.

Mas un feliz viajero
-viajero maldito-
el pago cruzó...
En brazos de él se me fue
y yo me quedé
de nuevo sin flor.
El que cruzó fue el viento,
el viento pampero
que se la llevó.

Cobardía
L. Amadori y Charlo

No se que daño he hecho yo pa' merecer
esta cadena inaguantable de dolor
que cuando no te beso no puedo respirar
y siento que me ahogan tus labios al besar.
De sufrir tanto perdí la dignidad
y no me importa saber que me engañas.
No ves que necesito de vos? Te quiero ver.
Háblame como siempre. Decí que me querés.

Yo se que es mentira
todo lo que estas diciendo,
que soy en tu vida
solo un remordimiento.
Yo se que es de pena
que mentís pa' no matarme
lo se, y sin embargo
sin esa mentira no puedo vivir.

Anoche mismo lo he podido comprobar
que ni la puerta de esta casa respetas,
yo vi con estos ojos los besos que te dio
y oí que se reían burlándose los dos.
Humildemente sin embargo ya lo ves
yo te pregunto: Todavía me querés?
Y cerrando los ojos escucho que juras
que nunca me engañaste, que no me olvidaras...

Colorao, colorao
C. Flores y A. Acuña

Un relámpago, a lo lejos,
cruzo como puñalada,
y un trueno, tras el reflejo,
rodó en la sombra angustiada.
Una carreta cargada
como un farol titilante
se va hamacando, cansada,
siempre sendero adelante.

Hay ansias de pasar pronto
del repecho al otro lao;
después, déjelo que llueva,
cuando estemos resguardaos.

Colorao, Colorao...!
Siempre sobón. . .!
Colorao. Colorao....'
Ay, guaycito regalón. . .!
Jue pucha, la loma negra,
hoy es como nunca 'e larga. . .!
Empezó a chispear; por suerte,
llevo tapada la carga:
la seda, el paño, la sarga,
la yerba y la medecina,
no corren el riesgo,
y menos el pañuelo de mi china.

Ya ventió pa' la querencia
el Hosco, y pega un envión;
el Colorao, como siempre,
tan pesadazo y sobón.

Colorao, Colorao...!
Siempre sobón. . .!
Colorao, Colorao...!
Ay. guaycito regalón. . .!

Gracias a Dios, que pasamos
muy a tiempo la cañada,
pues cuando crece es difícil
salvarse de una volcada.
Ya diviso la enramada
y la luz de mi ranchito;
picaneare al Colorao
despacito, despacito...

Jue pucha, si el Hosco tiene
mas apuro que los dos. . .!
Deja que llueva, que el agua
es la bendición de Dios.
Colorao, Colorao...!
Siempre sobón. . .!
Colorao, Colorao....
Ay, guaycito regalón....!

Como agoniza la flor
O. Pérez Freire

Como agoniza la flor,
del trombo a sol de alabastro
dejando apenas su rastro
ya cuasi irguido fulgor.
Mi alma sin fe y sin amor,
presa de horrible tormento
lanza el último lamento
de los desbordos martirio;
y muere como los lirios
azotada por el viento.
Pobre la vida pasar
como una caricia suave
por recuerdo a mis saudades
nacida para cantar.
Pero un oculto pesar,
carcome lento mi nido
flor de su forma extinguida,
del desengaño traidor.
Y moriré por la flor
de la amargura divina.

Como las margaritas
R. Rossi

Yo soy aquel trovador
que llevo a tierras lejanas.
Llego al pie de tu ventana
para cantarte su amor.
Del río mormurador (sic)
sus canciones aprendí
y a volcarlas vengo aquí
por que yo se que mi acento
le supo robar al viento su música para ti.
Pero si esta es mi canción,
no tiene como yo quiero,
melodías de jilguero que alegre tu corazón.
Será acaso porque son
mis palabras de pecar
o porque quiero dejar
cerca de ti aquella cuitas
que como las margaritas
se inclinen de su opacar
Pero si veo al volver,
que ha sido en vano mi empeño,
no ha de morirse mi ensueño
como un lento atardecer,
Porque siempre mi querer
ha de vivir para vos
y aunque por hondo dolor
dejes mi esperanza muerta
que es mi vida tan incierta
yo iré buscando tu amor.

Como quiere la madre a sus hijos
J. Betinoti

Como quiere la madre a sus hijos
con la fe sacrosanta del alma,
yo te amo, aunque sea un pecado,
con todo el cariño de todas mis ansias;
yo te siento allí en mis venas,
y en mi mente te llevo grabada
como queda grabado el recuerdo
del ser más querido, que nunca se aparta.

Es en vano, yo soy tu cautivo
desde cuando escuché tus palabras,
que de noche no duermo y padezco,
pensando en la gloria de alguna esperanza.
Yo no sé qué misterio insondable,
encontré en tu divina mirada,
que no puedo olvidarte un momento,
que me hallo muy triste, que vivo sin calma.

Tus promesas me tienen inquieto
y asediao de tanta nostalgia,
tengo miedo y a veces deliro
que soy desdichado, que ya no me amas.
Desde entonces lo paso violento
por los celos que siempre me invaden,
y la duda que más me consume
me postra, me mata, no puedo explicarme.

Yo deseo que sepas tan sólo
que soy tuyo y no soy para nadie,
que yo quiero con toda mi alma,
con todos mis nervios, con toda mi sangre.
Es inútil te adoro al extremo
que tu imagen en mí se ha hecho carne,
que si paso un momento sin verte,
me enfermo de hastío, me pongo muy grave.

Como todas
A. Chiriff y J. A. Trelles

Óigale a la moza, lloras porque el gaucho
se fue pa' los pagos de'aonde no se vuelve
y has quedado solita como oveja guacha
que no tiene un perro que por ella vele.
No siento tu pena, que ha de ser fingida,
siento las del gaucho que se fue pa'siempre,
si se le hizo cierto que cuando quería
y que en sus cupidas iba solo a verte.

Porque si fue ansina, cuando hasta su fosa
de tus risas locas los ecos le lleguen,
sentirá que el hielo de tu olvido infame
más frío es que el hielo de la mesma muerte
y sepa por boca de alguna luz mala
que ya andas buscando que alguien te consuele
pa'tenerlo escrito como a él lo has tenido,
haciendo lo que hacen tuitas las mujeres

Y al verse dentro'el hoyo, maniado y sin daga,
sin poder llamarte y anhelando al pepe
la luz de unos ojos pa'sus ojos ciegos
y el calor de un seno pa'su helada frente.
Sentirá la rabia, desatada y loca,
del bagual arisco sujeto al palenque,
cuando las cacharpas le aprietan el lomo
y ni la manea, ni el bozal se ruempe.

Óigale a la moza, lloras porque el gaucho
se fue pa' los pagos de'aonde no se vuelve
y has quedado solita como oveja guacha
que no tiene un perro que por ella vele.
No tengo a tu pena, ni un poquito'e lástima,
siento las del pobre que se fue pa'siempre
porque sé lo triste que es hallarse solo
como se ha querido, como el gaucho quiere.

Compadrón
E. Cadícamo y L. N.Visca

Compadrito a la violeta,
si te viera Juan Malevo
que calor te haría pasar...
No tenés siquiera un cacho
de ese barro chapaleado
por los mozos del lugar.
El escudo de los guapos
no te cuenta entre sus gules
por razones de valer.
Tus ribetes de compadre
te engrupieron, no lo dudes...
Ya sabrás por que!

Compadrón,
prontuariado de vivillo
entre los
amigotes que te siguen,
sos pa' mi, aunque te duela,
compadre sin escuela, retazo de bacán.
Compadrón,
cuando quedes viejo y solo
(colo)
Compadrón,
y remanyes tu retrato
(gato)
notaras que nada has hecho...
Tu berretín deshecho
veras desmoronar.

En la timba de la vida,
sos un punto sin arrastre
sobre el naipe salidor,
y en la cancha de este mundo
sos un débil pal biabazo,
el chamuyo y el amor.
Aunque busques en su verba
pintorescos contraflores
pa' munirte de cachet,
yo me digo a la sordina
Dios te ayude, Compadrito
de papel mache.

Con los ojos del alma
J. Ricardo

Dicen que las heladas secan los ojos;
dicen que las heladas secan los ojos;
así me van secando los ojos tuyos.
así me van secando los ojos tuyos.
Los ojos tuyos, si, ¿quién lo diría?
!qué sin haberme muerto me olvidaría¡
En un tiempo las aves que iban volando,
en un tiempo las aves que iban volando,
se paraban a verme
¿pero 'hora cuándo?
se paraban a verme
¿pero 'hora cuándo?
Pero 'hora cuando, si, quiérale el vuelo
A esa paloma blanca que está en el suelo.
Con los ojos del alma te estoy mirando,
con los ojos del alma te estoy mirando;
y con los de la cara, disimulando,
y con los de la cara, disimulando.
Disimulando, si, ¿quién lo diría?
!Qué sin haberme muerto, me olvidaría¡

Congojas
E. Carrera Sotelo y J. Maglio

Por mi tristeza infinita
vuelco al viento este gemido;
es la postrer margarita
que deshojarte no olvido.
En tu rosal de pena y dolor,
fui el trovero infeliz de tu amor,
mientras tú, despiadada,
me llenabas de duelo...
Pobre, mi amoroso penar
iba tu congoja a endulzar.

¿No te acordás? Me decías:
"Tú eres mi ansiada y mi dulce ilusión;
sólo por ti es más bella la vida;
por siempre llévote en el corazón."
¿No te acordás? Me decías:
"Yo sin tu cariño muero de aflicción."
¡Frases en vano! ¡Caricias mentidas!
Tu amor, perjura, hacíame traición.

Hoy, que todo lo diste al placer
y al ocaso, te acercas, mujer;
tu obsesión y tu anhelo
es un tierno querer...
Loca, tu vivir de pesar,
nunca lo podrás consolar.

Contramarca
F. Brancatti y R. Rossi

En la larga siembra de mis años
medio indio pa'l querer
siempre fui esquivando
los zarpazos del amor...
Pero, en mi camino te cruzaste
y esa tarde pa' dolor,
con tus ojos criollos me chuziaste...
Y al yugo del cariño
me fui de yeno
chasqueándome por güeno,
confiao y noble,
sintiéndome más pobre
que las arañas,
dispués que por tus mañas
caí bajo tu pial.

China cruel!... A que has venido?
Que buscas en este rancho?
Si pa' mi fuiste al olvido
y vive ya más ancho
mi gaucho corazón.
Y esa flor que mi cuchiyo
te Marco bien merecida,
la yevaras luciendo en el carriyo
pa' que nunca en la vida
olvides tu traición.

En el viejo pertigo de mi alma
no te vengas a enredar.
Tenes contramarca.
Sos ajena a este corral,
con que and'apurandote las tabas,
pa' tu bien o pa' tu mal,
y perdete en el potrero donde estabas.
Con un botón pa' muestra
tengo bastante
y soy de mucho aguante
pa' caer de nuevo.
De juro te lo ruego,
que al lado del tigre
es fácil que peligren
las zorras como vos...

Copetín, vos sos mi hermano
D. Flores y A. Domenech

Copetín, vos sos mi hermano,
vos sos quien me hace olvidar
unos ojos soñadores,
que aun llorando eran traidores,
pues mentían su pesar.

Yo pensé que ella sería
mujercita cual soñé.
La alegría en mis tristezas,
el valor en mis flaquezas
y mi alma le entregué.

Una noche un buen amigo
fue y me dijo, no te fíes,
y pensando en mi desgracia
al amigo di las gracias
y apuré el cáliz de hiel.

Fui zorzal para cantarla,
la hice reina del bulín
y el deseo de olvidarla,
con el ansia de matarla,
me lo ahoga el copetín.

Mas la vida es justiciera
y a la ingrata la he de ver,
como yo, triste y llorando
y por la vida arrastrando
sus orgullos de mujer.

Vivo solo y convencido
que si voy buscando amor,
hallare mi nido amado
en el hueco que ha dejado
una copa de licor.

Copetín, vos sos mi hermano,
vos sos quien me hace olvidar
unos ojos soñadores,
que aun llorando eran traidores,
pues mentían su pesar.

Yo pensé que ella sería
mujercita cual soñé.
La alegría en mis tristezas,
el valor en mis flaquezas
y mi alma le entregué.

Coquetita
E. Iacoveli, R. Giovinazzi y J. Guido

Mi coquetita, en tu delirio
de conquistar amor y lujo,
no viste el mal que produjo
tu fuga en los pobres viejos,
ni que tu vil coquetería
en ellos sembró el dolor,
porque bien comprendían
que te hundirías al deshonor.

Tal vez comprenderás
que tu virtud cayó,
y la belleza de tu alma
poco a poco se perdió;
hoy que te ves desolada
y lloras de sufrimiento,
pedís con trémulo acento
para tu vida perdón.

Lo que sabés, que tus dos viejos,
pensando en vos, ellos murieron;
recordás cuanto te dieron
sus caricias y consejos;
y al no poder acariciarlos
se hace mayor tu aflicción,
y en hondo desconsuelo
pides al cielo su bendición.

En la coca buscás
alivio a tanto mal
y de pesadumbres loca,
vagás por el arrabal;
lloro por vos coquetita
al saber que te atormenta;
con el alma desgarrada
sigues con rumbo al azar.

Corazón de papel
A. Franco y C. Castillo

Cuando llegaste al nido, tus ojos soñadores
clavaste en mi muñeca vestida de Pierrot
y alzándola en tus brazos, como una madrecita,
dijiste: "Pobrecita, no tiene corazón".
Tus manos diligentes hurgaron todo el cuarto
y con un pedacito muy rojo de papel,
un corazón le hiciste, un corazón pequeño,
que clavaste en su pecho con un lindo alfiler.

Muñequita de trapo
vestida de Pierrot,
nunca podrá vivir
amores ni ilusión,
nunca tendrá tu pecho,
nunca podrá querer,
muñequita de trapo,
corazón de papel.

Pasaron cuatro meses de sueños y de idilio
y vos, que en ese pecho tenés un corazón,
igual que golondrina volaste hacia otro nido
sin preocuparte nada por lo que atrás quedo.
No importa, pobre cosa de carne pasajera,
te apagaras un día lo mismo que un quinque
y en cambio mi muñeca será siempre la misma
con su pecho sin alma que hiere un alfiler.

Muñequita de trapo
vestida de Pierrot,
aunque no tengas alma
te quiero solo a vos,
pues se que para siempre
abras de serme fiel,
muñequita de trapo
corazón de papel.

Córdoba
J. Caruso y M. D'Errico

Pobre enfermita, candorosa y suave,
de talle muy frágil y porte gentil,
grandes ojeras rodeaban sus ojos,
cubría su rostro sombrío matiz
y triste mueca de dolor amargo
sus labios formaban para sonreír.

Iba a la iglesia a rezar
con tan sentida pasión
que una extraña sensación
sentí al verla pasar
hilaba en su dolor;
inclinado ante el altar,
con ardiente frenesí
a la Virgen le pedí
no la fuera a llevar,
mas la virgen no escuchó.

Pobre enfermita
que se fue a la sierra
buscando un poquito
de aire y de sol;
qué amargo fue
para ella el destino,
qué pocos momentos
de amor disfrutó...
Pobre enfermita,
fue en busca de vida,
y en medio'e la vida
la muerte encontró.

Nunca jamás olvidaré
que ella fue mi único amor,
porque la quise con toda mi alma,
y desde que se miraron
nuestros ojos se dijeron
lo que los labios callaron;
y nuestras almas se unieron;
pobre enfermita, candorosa y suave,
qué pronto me abandonó.

Corrientes
J. Curi y A.F. Danesi

La ciudad dormía majestuosamente
en la quietud de la noche,
como una agonía, como un reproche,
un alma en pena cantaba así:

Corrientes calle nocturna
de milongas, calaveras y gente bien,
en tu calle de vicios y de orgía
maté mis alegrías, mi único edén.
Corrientes calle de vicios
donde ilusa marchité mi juventud.
Entre el brillo de tus luces esplendentes,
mareada y sonriente, perdí mi juventud.

Y una más que vaga sola,
sola y triste con mi pena,
arrastrando una cadena
de amargura y sinsabor.

Mas yo no culpo a ninguno,
sufro sola mi caída
y a cada paso mi vida
llora de angustia y dolor.

Corrientes calle de vicios,
una noche me embriagaste con tu mal
y fue tanto el veneno que me diste
que nadie resista tu brillo fatal.
Corrientes calle maldita,
no te cambio jamás por mi arrabal.
Aunque a veces quisiera abandonarte,
no puedo dejarte, calle de mi mal.

Como siento por mis viejos
mi hogar, mis hermanitos,
que de pena pobrecitos
sufren lo mismo que yo.
Ya mi honor y la vergüenza
para siempre la he perdido
y hasta mi carne he vendido
para que hablar del pudor!

Cotorrita de la suerte
J. De Grandis y A. De Franco

Como tose la obrerita por la noche,
tose y sufre por el cruel presentimiento
de su vida que se extingue, y el tormento
no abandona a su tierno corazón.
La obrerita juguetona, pizpireta,
la que diera a su casita la alegría,
la que vive largas horas de agonía
porque sabe que a su mal no hay salvación.

Pasa un hombre quien pregona:
Cotorrita de la suerte
augura la vida o muerte!
Quieren la suerte probar?
La obrerita se resiste
por la duda temerosa
y un papel de color rosa
la cotorra va a sacar.

Al leerlo su mirada se animaba,
y temblando ante la dicha prometida
tan alegre leyó: un novio, larga vida...
y un sollozo en su garganta reprimió.
Desde entonces deslizáronse sus días
esperando al bien amado ansiosamente,
y la tarde en que moría tristemente
pregunto a su mamita: No llego?

Cruz de palo
E. Cadícamo y G. Barbieri

Juntito al arroyo,
besao por los sauces
y poblao de flores
de pasto y de luz
sin letras, crespones
ni nombres tallados
se alzan junto a un sauce
dos palos en cruz.
Una sepultura
que entuavia el cardo
no pudo cercarla
y en donde el chus-chus
de alguna lechuza
se escucha agorera
sobre la cimera
de esa vieja cruz.

El sauce le llora
un Ave María,
el boyero en cada
chiflido que da
acaso le quiere
rezar un bendito
junto con las quejas
que entona el sabia.
Dicen los más viejos
haciéndose cruces
que al pasar de noche
por aquel lugar
oyen que se quejan
los ñacurutuces
de un modo tan fiero
que hasta hace llorar.

(recitado)

Y en las noches malas,
cuando suena el viento
su vago lamento
por el saucedal,
por la cruz de palo
una luz camina
que corre y que vuela
por el pastizal.
Pa un día de difuntos
de hace varios años
se acerco una moza
juntito a la cruz,
la cabeza envuelta
en negro rebozo
los ojos llorosos,
tristes y sin luz.
Que frío, canejo,
sentirán los muertos,
pues la moza aquella
se le arrodillo,
lloro cuanto quiso,
besuqueo la tumba,
le dijo "hasta pronto",
pero no volvió.

Cuando llora la milonga
L. Mario y J. de Dios Filiberto

Sollozó el bandoneón
congojas que se van
con el atardecer.
Y como un corazón,
el hueco de un zaguán
recoge la oración
que triste dice fiel mujer.

Lloró la milonga.
Su antigua pasión
Parece que ruega
consuelo y perdón.
La sombra cruzó
por el arrabal
de aquél que la muerte
jugó su puñal.
Dos viejos unidos
en un callejón,
elevan sus manos
por su salvación
y todo el suburbio
con dolor
evoca un hondo
drama de amor.

Conmovió el arrabal
con largo estremecer
el toque de oración.
Dolor sentimental
embarga la mujer.
En tanto el bandoneón
la historia reza de un querer.

Cuesta abajo
A. Le Pera y C. Gardel

Si arrastre por este mundo
la vergüenza de haber sido
y el dolor de ya no ser,
bajo el ala del sombrero
cuantas veces embozada
una lagrima asomada
yo no pude contener.

Si cruce por los caminos
como un paria que el destino
se empeño en deshacer;
si fui flojo, si fui ciego,
solo quiero que comprendan
el valor que representa
el coraje de querer.

Era, para mi la vida entera,
como un sol de primavera
mi esperanza y mi pasión.
Sabia, que en el mundo no cabía
toda la humilde alegría
de mi pobre corazón.
Ahora, cuesta abajo en mi rodada
las ilusiones pasadas
ya no las puedo arrancar.
Sueño, con el pasado que añoro,
el tiempo viejo que lloro
y que nunca volverá...

Por seguir tras de sus huellas
yo bebí incansablemente
en mi copa de dolor;
pero nadie comprendía
que si todo yo lo daba,
en cada vuelta dejaba
pedazos de corazón...

Ahora, triste en la pendiente,
solitario y ya vencido,
yo me quiero confesar;
si aquella boca mentía
el amor que me ofrecía
por aquellos ojos brujos
yo habría dado siempre mas...

Cartitas perfumadas
A.Greco, J.Caruso y C. Gardel

Es perfumado el gabiar de tu figura
es mañanita que ilumina el sol
deja y altiva como una fulgada
y reina siempre de un jardín de amor
cuando la vi soberbia de belleza
sentí por ella una veneración
y la adore sin saber que yo por ella
iría a hacer un tremendo papelón
de noche en el invierno
en la esquina parado
temblando me pasaba tersuras de flanco
y mientras tanto ella con sus amiguitas
mirando se reían detrás de su balcón
de mi memoria trato de apartarla
pero me sigue como una obsesión
porque recuerdo las noches aquellas
que me juraba un eterno amor
y yo que entonces todo lo creía
en su inocencia y en su gran calor
sin darme cuenta que como un gran otario
estaba haciendo un tremendo papelón
cartitas perfumadas
y la adoraba loco por su satisfacción
y mientras tanto ella con unas amiguitas
mirando se reían detrás de su balcón.

Celeste y blanco
L. Teisseire y A. Kolben

Tierna niña encantadora,
me ilusionan tus hechizos
ojos, luces, negros rizos
y tu boca tentadora.
Este pecho pasionario,
que te ofrece sin igual fervor
guardara como un santuario
tu sincero y gran amor.
Blanco y celeste vestido
hace tu gracia más fresca,
mientras con tal picaresca
vas derramando pasión.
Blanco y celeste vestido,
es cual del cielo un pedazo,
y yo prendí en tu regazo
como flor el corazón.
De mis noches grato sueño,
y esperanza de mis días
di, si al alma me lo fía,
venturanza, patria, ensueño
como amor de mis amores,
yo te adoro en sacrosanto altar,
por tu gracia, tus primores
y tu encanto tan sin par.
Blanco y celeste vestido,
hace tu gracia mas fresca,
mientras con tal picaresca
vas derramando pasión
Blanco y celeste vestido,
es cual del cielo un pedazo,
y yo prendí en tu regazo
como flor el corazón.

Chacarerita doble
A. Chazarreta

En la paja mi chinita pasándose la vida de...
de la que sufriendo frío
debía de sentir la ley.
La chacarerita doble me viene al corazón.
El gallo en su gallinero
abre las alas y canta
el que duerme en cama ajena
madrugando se levanta.
La chacarerita doble se me añuda al corazón.
Entre más tomate comas
nacido de un no sé que
lo mandaré no se cuando
si me juras quien lo sé.
La chacarerita doble que me alegra el corazón.
La mujer que quiere a un viejo
¿qué será su pensamiento?
hará de cuenta que abraza un quebracho cascariento
la chacarerita doble que me alegra el corazón.

Che, Bartolo
E. Cadícamo y R. Sciammarella

Gran vivillo de aspamento, malandrín de meta y ponga
atajate este ponchazo que te voy a sacudir,
no es que quiera deschavarte por cantar una milonga
si no porque con tus brillos vos no me vas a engrupir.
Che, bacán de rango mishio, te diré que algo me alegra,
relojearte ante la mersa que la va de Tabaris.
A vos te llaman los giles el marqués de Boccanegra
como a mí me baten "Chorro", "El herrero" o "El perdiz".

Che, Bartolo...
batí si te has vuelto colo
pa' quererte disfrazar.
Boccanegra...
hay que ver cual es la suegra
que a vos te podrá aguantar.
Vos de negro,
tenés sólo tu prontuario
que no sé cómo escondés.
Che, Bartolo...
como reo yo te pido
que dejés el apellido
de aquel noble genovés.

Si el monóculo insolente te da un aire bacanejo
y ese empilche tan debute te barniza de marqués,
no la va del mismo modo el curdela de tu viejo
que entre gente de boliche va arrastrando su vejez.
Yo no sé con qué ganzúa has abierto ese agujero
que los reos de mi rango le llamamos "sociedad",
pa' mí que te equivocaste, la de "negros candomberos"
es la socieda' indicada donde podés alternar.

Che papusa, oí
E. Cadícamo y G. Matos Rodríguez

Muñeca, Muñequita papusa, que hablas con zeta,
Y que con gracia posta batís mishé,
Que con tus aspavientos de pandereta
Sos la milonguerita de más chiqué;
Trajeada de bacana bailas con corte
Y por raro esnobismo tomas frizzé,
Y que en un auto camba de sur a norte,
Paseas como una dama de gran cachet.

Che papusa,.. oí!
Los acordes melodiosos
Que modula el bandoneón;
Che papusa,.. oí!
Los latidos angustiosos
De tu pobre corazón.

Che papusa,.. oí!
Como surgen d'este tango
Los pasajes de tu ayer...
Si entre el lujo del ambiente
Hoy te arrastra la corriente,
mañana te quiero ver...

Milonguerita linda, papusa y breva,
Con ojos almendrados de pipermín,
De parla afranchutada, pinta maleva,
Y boca pecadora color carmín;
Engrupen tus alhajas en la milonga
Con fino faroleo brillanteril,
Y al bailar esos tangos de meta y ponga
Volvés otario al vivo y al rana gil...

Che papusa,.. oí!
Los acordes melodiosos
Que modula el bandoneón;
Che papusa,.. oí!
Los latidos angustiosos
De tu pobre corazón.

China hereje
J.P.López

Te fuiste de mi lado china hereje
por gustarte después de mi desgracia
y no ves mi amada que yo soy
buen cantor guitarrero y chupo caña
jamás vas a saber que estoy sufriendo
porque vas a saber si aquel que no ama
no tiene sentimientos pal cariño
no tiene corazón ni sabe nada
ni tampoco sabrás que hasta mi rancho
que ayer fue dulce nido es hoy tapera
que hasta el pobre perrito llora
lo mesmo que un cristiano por tu ausencia
y la misma calandria esta tan triste
ya lo canta como antes de mañana
parece que comprende que estoy solo
vaya al diablo con el perro y la calandria
eche caña patrón écheme pronto
porque un hueso se ha clavao en mi garganta
hace días que estoy hecho un borracho
perdóneme patrón y eche más caña
y no crea señor que estoy llorando
son pavadas nomás que siente el alma
es que a veces el hombre pierde el juicio
cuando ve que se muere una esperanza
si la ven a mi china por el pago
no le cuenten paisano mi desgracia
que no quiero que sepa que he llorado
lo mesmo que el perrito y la calandria
ella nunca sabrá que yo la quise
con tuito el corazón y tuita mi alma
vale más que no sepa últimamente
a ver pronto patrón eche más caña.

Chinita linda
A. Greco

Una gallina negra,
chinita linda
y otra ceniza
pusieron huevo blanco
chinita linda
ve que noticia.
Una gallina negra,
chinita linda
y otra ceniza
pusieron huevo blanco
chinita linda
ve que noticia.
!Ah, ah, ah
ah, ah, ah¡
Si querés que te cante,
chinita linda,
mandáme un huevo,
para aclara las cuerda
chinita linda
de mi garguero
Si querés que te cante,
chinita linda,
mandáme un huevo,
para aclara las cuerda
chinita linda
de mi garguero
!Ah, ah, ah
ah, ah, ah¡
Y si no desconoces
chinita linda
al que te adora
ver a tu paisanito,
chinita linda
llora que llora.
Y si no desconoces
chinita linda
al que te adora,
ver a tu paisanito
chinita linda
llora que llora.
!Ah, ah, ah
ah, ah, ah¡

Chorra
E. Santos Discépolo

Por ser bueno
me pusiste en la miseria,
me dejaste en la palmera,
me afanaste hasta el color.
En seis meses
me fundiste el mercadito,
la casilla de la feria,
la ganchera, el mostrador.

Chorra!
Me robaste hasta el amor...
Ahura
tanto me asusta una mina
que si en la calle me afila
me pongo al lao del botón.
Lo que más bronca me da
es haber sido tan gil.

Si hace un mes me desayuno
con lo que he sabido ayer,
no era a mi que me cachaban
tus rebusques de mujer.
Hoy me entero que tu mama,
noble viuda de un guerrero,
es la chorra de más fama
que piso la treinta y tres.
Y he sabido que el guerrero
que murió lleno de honor
ni murió ni fue guerrero,
como me engrupiste vos;
esta en cana prontuariado
como agente e la camorra,
profesor de cachiporra,
malandrín y estafador.

Entre todos
me pelaron con la cero,
tu silueta fue el anzuelo
donde yo me fui a ensartar.
Se tragaron
vos, la viuda y el guerrero
lo que me costo diez años
de paciencia y de yugar.

Chorros!
Vos, tu vieja y tu papá.
Guarda!
Cuídense porque anda suelta;
si los cacha, los da vuelta,
no les da tiempo a rajar.
Lo que más bronca me da
es haber sido tan gil.

Circe
J. A. Caruso y M. I. Goddard

Brilla en tus ojos de arena infantil
Circe divina con ansia febril
y es que tu alma
verdeza y pura
con gran ternura amó.
Con frenesí,
te entregaste a tu amor,
por un placer tu vida se deshojó.
Mas no llorés, no,
que si tu alma de veras sufrió,
midió el placer
de un instante sincero de amor.
Como está inclinada
invita la flor
yo sé que tu alma se muere de amor
el jardinero que la regaba
descuidada dejó.
Sufrir, gozar
lo reserva el amor
pues él nos da
alegría y dolor.
Sin fe,
dice fiel,
no he sentido jamás el placer
de tener un amor,
de reír y llorar a la vez.

Clarita
J. González Castillo y D. Fortunato

Amarrao a la carga de mi ventura,
dura, muy dura,
Caminé noche amarga,
la senda oscura, larga, muy larga.
Pero como por al brillar,
cual nuevo sol,
iluminó mi camino;
y señaló mi destino
y restañó mi dolor.
¡Porque eres Clara la claridad,
resplandeciente de la verdad!
Lumbre de luna de plata: fulgor;
y que no quema ni mata: claror;
como el a luna en los lares: color
como la luna en los mares: calor.
Tu has bañado mi vida, clarita querida,
en la luz de tu amor.
Paria errante en la larga pampa sin fin,
navegante sin rumbo cierto del mar
en el hogar sin norte de mi existir,
fuistes (sic) Clara como una gran claridad.
Luz de luna en un cielo sin arrebol*
en el cielo azul del confín
quiera Dios que tenga mi noche fin,
porque tu eres mi sol.
Como robo a la carga
de mi ventura, dura muy dura,
caminé noche amarga
la senda oscura,
larga, muy larga.
Pero tu amor al brillar,
cual nuevo sol,
iluminó mi camino.
Y señaló mi destino
y restañó mi dolor.

Claveles mendocinos
A. Pelaia

De las sierras cuyanas
son los claveles más perfumados, ¿por qué será?
Unen con sus olores,
lazos de amores, de enamorados, ¡qué bueno está!
Clavel de amor,
blanca flor Huija , laira, laraira..
Es la mujer cuyana quien se engalana
con sus claveles hasta embriagar.
Mujer buena y divina,
cuyana hermosa viva Mendoza, ¿por qué será?
que lejos de mi tierra
quiero a su sierra con sus claveles hasta llorar.
Clavel de amor,
blanca flor Huija , laira, laraira...
donde los mendocinos les cantan dianas a mis paisanas,
lirios en flor.
Ya ves Mendoza amada, yo no te olvido;
suelo querido siempre serás,
del que esparciendo flores
con tus claveles, tus tradiciones cantando va.
Clavel y amor,
blanca flor Huija , laira, laraira...
al brindarles mi vida cierro la herida
llevo sangrando en mi corazón.

Co... co... ro... co...
B. Tagle Lara y E. Delfino

Rompió el árbol las sombras,
vino la aurora y el sol nació (bis),
y la esmaltada alfombra,
al beso de oro resplandeció (bis),
y al brillar de sus rayos,
cantar se oyó
alegremente al gallo:
Co, co, ro, co;
de su nido, saliendo
va la perdiz,
a trancos repitiendo:
Fi, fi, fi, fi.

Suaves brisas de estío
cruzan meciendo el cañaveral (bis)
y las gotas de rocío
se ven brillando como cristal (bis);
por las charcas, cruzando
la rana va,
a saltos repicando:
Cua, cua, cua, cua,
mientras, tierno murmulla
desde el ombú,
la paloma que arrulla:
Cu, cu, cu, cu.

Como abrazao a un rencor
A. M. Podesta y R. Rossi

Esta listo, sentenciaron las comadres,
y el varón, ya difunto en el presagio,
en el último momento de su pobre vida rea
dejo al mundo el testamento
de estas amargas palabras
piantadas de su rencor;

Esta noche para siempre terminaron mis hazañas,
un chamuyo misterioso me acorrala el corazón,
alguien chaira en los rincones el rigor de la guadaña
y anda un algo cerca el catre olfateándome el cajón.
Los recuerdos más fuleros me destrozan la zabeca,
una infancia sin juguetes y un pasado sin honor;
el dolor de unas cadenas que aun me queman las muñecas
y una mina que arrodilla mis arrestos de varón.

Yo quiero morir conmigo
sin confesión y sin Dios,
crucificao en mis penas
como abrazao a un rencor.
Nada le debo a la vida
nada le debo al amor
aquella me dio amarguras
y el amor, una traición.

Yo no quiero la comedia de las lagrimas sinceras,
ni palabra de consuelo ni ando en busca de un perdón.
No pretendo sacramentos, ni palabras funebreras,
me le entrego mansamente, como me entregue al botón.
Solo a usted, mama lejana, si viviese le daría
el derecho de encenderle cuatro velas a mi adiós;
de volcar todo su pecho sobre mi hereje agonía,
de llorar sobre mis manos y pedirme el corazón.

Como la mosca
R. Aubriot Barboza y A. Alonso

Cuando despertaba
de dormir la tranca,
manyé que mi paica
se me había espiantao;
revolví el cotorro
por su última carta,
pero de ande yerba
nada había dejao.

A indagar me puse,
llamé a mi vecino,
y ese, muy ladino,
pronto me batió
que en la madrugada
cuando yo dormía,
con uno de moza
mi rubia fugó.

¡Pucha con la rubia
perjura y taimada!
Yo que la quería
de tan buena ley...
Me ha dejao chairando
como pa' cuereada
y me ha puesto un yugo
lo mismo que a buey.

Cuando la recuerdo,
acude a mi mente
el dicho de un criollo
lleno de razón:
que como la mosca
la mujer se para
sin fijarse en donde
ni hacer distinción.

Para consolarme
de mi desventura,
"Cosas de la vida..."
digo en mi interior;
lo que a mí me pasa
a muchos ocurre
y hasta sé de algunos
que les pasa peor.

No olviden amigos,
si en sus correrías
con algunas moscas
dan un tropezón,
échenles bufache
y otros ingredientes
y manyen si tienen
"buono" corazón.

Como los nardos en flor
M. Lespés y E. Viera

Tango, mágica armonía
De pasional sentimiento
Que estuviste largo tiempo
Como delito escondido;
Surgiste, predominante,
Del arrabal altanero,
Y como mago hechicero,
Todo el mundo has invadido.

La tristeza voluptuosa
De que te hayas ayudado
Parece haber delirado
En la ausencia o el dolor,
Y al compás de los acordes
Que engarzan los bandoneones,
Se elevan los corazones
Como los nardos en flor.

Vibra el alma como lira
De hondo sentimentalismo;
Al místico sensualismo
Le sumás la inspiración;
Y sigue el pecho inflamado
Por la suplicante queja,
Mientras, muda, la cabeza
Baila un tango dormilón.

Como se canta en Nápoles
G. Gaeta

Comme se canta a Napule
Pe' chi se canta a Napule
tu 'o vuó' sapé? pecché giá te n'adduone
ca dint''o core va nu raggio 'e sole,
sentenno na canzone...
E Napule chest'è, chesto pò dá...
pò dá speranze a chi nun spera cchiù:
resate allère e freve 'e passione...
Me basta sulamente
nu mandulino
p'avantá 'e trezze belle e ll'uocchie doce...
n'aria 'e ciardino,
nu filo 'e voce,
nu core ardente,
ca, ride o chiagne , vò' sempe cantá!
Pe' chi se canta a Napule
tu 'o vuó' sapé? P''e rose e p''e viole,
p''o cielo e 'o mare e maje pe' fá tesore...
p''ammore e p''e figliole:
Perciò chi nasce dint'a 'sta cittá,
passa, cantanno, tutt''a giuventù,
serata 'e luna e matenata 'e sole...
E me basta sulamente
nu mandulino
p'avantá 'e ttrezze belle e ll'uocchie doce...
n'aria 'e ciardino,
nu filo 'e voce,
nu core ardente,
ca, ride o chiagne, vò' sempe cantá!

Como se canta en Nápoles (Español)
¿Para quién se canta en Nápoles
quieres tu saber? Para el que ya te acoge
aquí dentro del corazón va un rayo de sol,
sintiendo una canción...
Y Nápoles que es, que es lo que puede dar...
puede dar esperanza a quién no espera más:
risas alegres y fiebres de pasión...
Me basta solamente
una mandolina
frente a unas trenzas bellas y unos ojos dulces...
un aire de jardín,
un hilo de voz,
un corazón ardiente,
aquí, ríe o llore, se quiere siempre cantar!
¿Para quién se canta en Nápoles
quieres tu saber? Para las rosas y para las violetas,
o para el cielo o el mar y jamás para hacer tesoros...
para el amor y para los hijos:
Por ello quién nace en esta ciudad,
pasa, cantando, toda su juventud,
noches de luna y días de sol...
Y me basta solamente
una mandolina
frente a unas trenzas bellas y unos ojos dulces...
un aire de jardín,
un hilo de voz,
un corazón ardiente,
aquí, ríe o llore, se quiere siempre cantar!

Compañero
E. Maroni y J. De Dios Filiberto

Cuando el amor compañero
llega a adueñarse del pecho,
hasta que no lo ha deshecho,
no lo abandona jamás;
y ¡qué la Virgen lo tenga
bajo su amparo sagrado
al pecho ya esclavizado
que sufre en silencio
dolor tan tenaz!

Nací como el clavel del aire,
besó mis sienes el pampero,
me dio, con su canción, el jilguero
lección de tierno y dulce amor;
dejé los cariñosos lares,
y tras de la pasión mentida,
rodé, golpeándome en la vida,
y hoy, en mí, ¡todo es dolor!

El alma de tu guitarra,
agonizando en mis rejas,
volcó tan sentidas quejas,
que no las olvidaré;
y por tu bien lo comprendo,
quizás no podré quererte,
sería enlutar tu suerte,
y nunca la enlutaré.

Que me olvidés te lo pido,
no me llevés en tus venas,
vos no sabés que a mis penas
más amargura les das;
yo vagabundo en la vida
sin una luz en mi cielo,
busco también el consuelo
que encierra el olvido
y no lo hallo jamás.

Confesión
L. Amadori y E. Discépolo

Fue a conciencia pura,
que perdí tu amor,
nada más que por salvarte;
hoy me odiás y yo feliz,
me arrincono pa'llorarte.
El recuerdo que tendrás de mí,
será horroroso,
me verás siempre golpeándote,
como a un malva'o;
y si supieras bien, que generoso,
fue que pagase así,
tu gran amor.

Sol de mi vida,
fuí un fracasa'o;
y en mi caída,
busqué de echarte a un la'o.
Porque te quise tanto,
tanto, que al rodar;
para salvarte,
solo supe hacerme odiar.

Hoy después de un año atroz,
te vi pasar;
me mordí pa'no llamarte,
ibas linda como un sol,
se paraban a mirarte;
yo no sé si el que te tiene así,
se lo merece,
solo sé que la miseria cruel,
que te ofrecí,
me justifica al verte hecha una reina,
que vivirás mejor,
lejos de mí.

Sol de mi vida,
fui un fracasa'o,
y en mi caída,
busqué dejarte a un la'o,
porqué te quise tanto,
tanto que al rodar,
para salvarte,
solo supe hacerme odiar.

Contrastes
Gardel y Razzano

Los contrastes de la vida
solamente me hacen sufrir,
pues el ser que yo quería
ese, no lo quiso así.

Horas felices que ya pasaron
como un recuerdo grabado está,
yo las conservo en mi pecho
donde no creo se borrarán.

Que importa que otras me quieran
y me amen con frenesí,
si tu eres el ser que yo amo
y tú no me amas así

Horas felices que ya pasaron
como un recuerdo grabado está,
yo las conservo en mi pecho
donde no creo se borrarán.

Una tarde me dijiste:
yo jamás te olvidaré.
Pasó el tiempo y me olvidaste
y yo jamás te olvidé.

Copen la banca
E. Diezo y J. Maglio

Cadenero de buen porte, garabito 'a la piu bella',
pinta brava de muchacho con tu jetra shushetil,
académico en el arte pa' tallar a la alta escuela,
con razón bancas el juego más debute de quiniela
y tiras monte con puerta en lo del viejo Anyulin.

La corriste siempre en yunta con el lince veterano.
Muchos años de servicio en la vida ya llevas.
A tu juego te llamaron si hay bochinche en el pantano
porque sos la zurda linda, la muñeca... Si es en vano
que chamuyen los pipiolos que pegas, pero de atrás...

Vos copaste cualquier banca y cantaste las cuarenta.
Con parolas de platino tus hazañas quedaran.
En la historia de los reos, donde todo se comenta
dormirá la biografía del cacique de más menta
como un recuerdo mistongo de los ranas que se van.

Embrocas todito el paño que apoliya sobre el mapa.
Zapateaste por el Este, por el Norte y por el Sur.
Te respetan los vivillos y, todavía, de yapa,
no te falta quien te alise, quien te planche la solapa
con halagos amorosos porque vales un Perú.

Dale gracias a la gambeta que apañaste en la experiencia
y a la astucia de hombre sabio si hoy cargas mucho parne.
Has vivido echando buena en la cancha de la ciencia...
Si hasta el tira, cada tanto, quince días de licencia
te los da para que yires ostentando el pedigree.

Corazón de arrabal
M. Jovés y M. Romero

Tienen un fulgor de pasión
los ojos del compadrón.
Ella cimbrea sensual las caderas
y en ansia de fiera se prende al varón;
y la va arrastrando, arrastrando
con sus sollozos el bandoneón,
y al compás siguen dormidos
con los latidos del corazón.

Este es el tango de mi tierra,
toda pasión en él se encierra;
se sienten ganas, al bailar,
de reír y de llorar;
el que se baila en la cortada
y que termina a puñaladas;
se sienten ganas, al bailar,
de querer y de matar.

Arde en llamarada procaz
la mina en el baile audaz
y va encorvada en una corrida
poniendo la vida en cada compás,
hasta que, vencida, se entrega
toda temblando de amor sensual
y el derecho de amo nuevo
sella el malevo con el puñal.

Corazoncito
J. Rial y R. Rossi

El encanto seductor
de tu risa de cristal
el perfume de tu amor
y tu gracia espiritual
delicadamente, van
engalanándo mi ser...
son rosas de tu rosal
que con afán cultivé...

Gustando de tu amistad
tus virtudes adoré
porque, saben inspirar
a mis sentimientos, fe
"qué lindo es vivir, así":
empapado de placer
acariciando las galas
de tu bendito querer.

Déjame "Corazoncito"
que te tribute mis flores
símbolo de la pureza
de mis momentos mejores
donde en un vivir risueño
pudo mi sutil empeño
colmar sus aspiraciones
admirando la grandeza
que refleja la nobleza
de tu divino pensar.

"Corazoncito" triunfal,
tus vivos latidos, son
armonía celestial,
pedazos de vibración.
Sentidas notas que dan
horas de satisfacción,
dulces ternuras que están
ligadas a mi pasión.

Mis anhelos son colmar
tu amoroso frenesí
tú me jurastes amar,
amarte, te prometí.
En mí, siempre vivirás
serás gloria, para mí
y que más, podré brindarte
si ya todo te lo di.

Cordobesita
C. Flores y S. Castriota

Te he visto bajar por la sierra,
al rayo del sol,
detrás de tus lindos cabritos,
de blanco vellón ;
la vuelta que daba la senda,
a mi vista te ocultó,
y alegre
de lejos
tu risa
flotando en el aire
sólo llegó.

Cordobesita,
me mata
la pena,
queréme,
sé buena
como yo lo soy.

Sabiendo que sufro, te ríes,
¡ qué mala y qué cruel !
y de mi cariño pueblero
nada quieres creer ;
escúchame sólo un momento
y verás que es mi amor
más firme,
más noble
que el tronco
del roble que abrigo
y sombra te dio.

Querer como yo te he querido,
nadie te querrá ;
cantar como yo te he cantado,
nadie cantará ;
y vos, te me ríes y gozas
viéndome triste sufrir,
y alegre, de lejos te oigo,
perversa, taimada,
reír y reír.

Corto de genio
A. Seitún y P. Polito

Se oye un gotán en la esquina,
compadrón y lastimero,
que un organito orillero
entona en la puerta
de un ruin bodegón;
y más allá, junto al cerco,
una mujer la discute
a su taita que la engrupe
con el viejo cuento
de un eterno amor.

La luz amarillenta
de aquel farol mugriento
que deja siempre al viento
su mecha a querosén
da vida así a la escena
del cuadro callejero,
compadre arrabalero
de todo anochecer.

Y cuando la percanta
se siente ya vencida,
y al ver que así rendida
se entrega al gavilán,
el crápula nocturno
que fuera por menega
se pianta, y así queda
la paica sin pagar.

Corto de genio había sido
se dijo la desdichada,
y al verse así abandonada,
maldijo al que diera
su vida y su amor,
sin pensar la pobrecita
que ese amor que ella lloraba
era el pique de largada
para correr metida
en el pelotón.

Criollita de mis ensueños
M. Batistella, A. Le Pera y C. Gardel

Se pinta de azul y grana
la aurora en el horizonte:
Es que llegó la mañana
y despertó todo el monte.

Criollita, abrí tu ventana,
que ya cantan los zorzales
canciones primaverales
que llegan al corazón.

Criollita de mis amores,
la del clavel perfumado,
tus ojos son dos luceros
que me hieren traicioneros:
Tus ojos me han amarrado
al palenque de tu amor...

Allá me voy, galopando
en mi alazán, muy contento.
Y como estás esperando,
atrás voy dejando el viento.

Serrana flor de mi pampa,
traigo flores pa'adornarte,
y un canto para arrullarte
en mis noches de cantor...
Criollita de mis amores...

Criollita, decí que sí
A. Le Pera y C. Gardel

Criollita, decí que sí,
que ya no alumbra el lucero,
porque tus ojos que quiero
ya no brillan para mí.
Un pedacito de cielo
es mi dicha y es mi antojo,
y yo lo guardo escondido
como un tesoro querido
el mechoncito de pelo
que me ha amarrado a tus ojos.

Criollita, no digas nada
si al viento doy mi lamento,
que la amargura que siento
está en mi pecho clavada.
Una florcita me diste
y un beso yo te robé,
y nunca sabrás, chinita,
todo el daño que me hiciste
con el besito robado
que aquella tarde perdiste.

Criollita, decí que no,
que de tormento me muero,
porque tu boca que anhelo
todo su fuego me dio.
Dos angustias voy teniendo
enredadas en mi pecho
y voy llevando maltrecho
las penas que voy sufriendo,
que si tu desdén me mata
tu amor me va consumiendo.

Cualquier cosa
J. Velich y H. Velich de Rossano

Cualquier cosa resultaste
para que un hombre derecho
tu maldad tomara a pecho
entregándose al esplín.
Con tu acción me comprobaste
lo que de ti suponía
que tu amor me sonreía,
para lograr otro fin.

Loca mía,
alma cruel y atravesada
por tu artera puñalada
toda mi dicha perdí.
Quien diría
que tu pensamiento terco
te volviera flor de cerco
y no encanto para mi.

Tus divinos ojos verdes
mezcla de mar y de cielo,
han dejado un desconsuelo
que amargo mi corazón.
Quiera Dios que no te acuerdes
de volver, ya que te fuiste,
porque el daño que me hiciste
no merece mi perdón.

Cuando tú no estás
A.Le Pera, M.Battistella, M.Lattés y C.Gardel

Solo en la ruta de mi destino
sin el amparo de tu mirar,
soy como un ave que en el camino
rompió las cuerdas de su cantar.

Cuando no estás la flor no perfuma,
si tú te vas, me envuelve la bruma;
el zorzal, la fuente y las estrellas
pierden para mí su seducción.
Cuando no estás muere mi esperanza,
si tú te vas se va mi ilusión.
Oye mi lamento, que confío al viento,
todo es dolor cuando tú no estás.

Nace la aurora resplandeciente,
clara mañana, bello rosal,
brilla la estrella, canta la fuente,
ríe la vida, porque tú estás.

¿Cuándo volverás?
P. Maffia y J. Staffolani

Flor marchita, flor enferma,
flor del lujo y del placer.
Sos la linda vampiresa
y la pálida princesa
de aquel verso de Musset.

Sos la diosa, sos la reina
del lujoso cabaret.
Sin embargo tu alegría
es la enferma risa fría,
de una anémica mujer.

Como aquella mariposa
que a la luz volando va,
tus alitas se quemaron
entre sedas y champán.

Por tus locos desvaríos
cuantas noches llorarás,
recordando a tu viejita
y hasta aquel humilde hogar.

Quien te quiere, quien te ama,
flor caída del rosal,
vuelve pronto a tu casita,
donde está tu madrecita
que te llora sin cesar.

Alma triste, alma errante,
quien te empuja a lo fatal,
hoy tu madre te reclama
y con lagrimas te llama,
cuando, cuando volverás.

Como aquella mariposa
que a la luz volando va,
tus alitas se quemaron
entre sedas y champán.

Por tus locos desvaríos
cuantas noches llorarás,
recordando a tu viejita
y hasta aquel humilde hogar.

Culpas ajenas
J. Curi y E. Ponzio

Volvió de nuevo a mi barrio
tal vez condolido
y un poco más viejo.
Aquel que entre los muchachos
era el más querido,
era el más travieso;
pero hay congojas en su alma,
su acento es sombrío,
se ve que sufrió y trae para sus amigos
consejos muy sanos que solo aprendió.

(recitado)

Recuerdo una noche, mi amigo ultrajado
se jugo la vida con otro varón.

(estribillo)

Porque provocado e injuriado sin razón
lo hirió la vergüenza y a conciencia lo ultimó.

(recitado)

La cárcel maldita lo hundió en sus sombras
cuando en su defensa esa noche mató.

(estribillo)

Hoy se ve en su rostro que la huella del dolor
marchitó la vida de aquel hombre en la prisión.

Volvió de nuevo a mi barrio
tal vez condolido
y un poco más viejo.
Aquel que entre los muchachos
era el más querido,
era el más travieso;
pero hay congojas en su alma,
su acento es sombrío,
se ve que sufrió y trae para sus amigos
consejos muy sanos que solo aprendió.

Salió. . . ya está entre nosotros;
cumplió su condena,
esta en libertad y piensa formar un nido
de amor y ternura, de gloria y de paz.
Y echar un manto de olvido al tiempo pasado
de su perdición. Luchar y reivindicarse
con todas las fuerzas de bravo varón.

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