¿Dónde nació Carlos Gardel?
Por Gerardo Bra
   

La revista Todo es Historia en su número 329 de Diciembre de 1994, publico el siguiente artículo.

¿Dónde nació Carlos Gardel?
por Gerardo Bra

Carlos Gardel… ¡Cuánto misterio hay en su vida!...
Para aquellos que gustan de escucharlo en sus grabaciones, verlo en sus filmes cinematográficos, admirar su estampa de varón con esa sonrisa inimitable, como es inimitable su voz, el “Zorzal Criollo” es un ídolo. Y punto.


El lugar de nacimiento y parte de la juventud de Gardel astán rodeados de un misterio proporcional a la fama que alcanzó. Esas zonas grises, por él fomentadas, reforzaron el atractivo de su personalidad y el mito.

 

 

Alumnos del Colegio Salesiano San Carlos, luego Pío IX, (1902). Sentado en el banco, y señalado con una flecha aparece Carlos Gardel. Algunos suponen que el chico que aparece abajo, también señalado, es Ceferino Namuncurá.

 

Esta foto de Gardel niño fue entregada por Berthe Gardés, su madre, para su publicación.

 

Carlos Gardel y José Razzano, paseando por la rambla de Mar del Plata.

 

GARDEL ÍDOLO: LA LLAMA SIGUE VIVA
En estos últimos tiempos, la verdadera nacionalidad del Morocho del Abasto ha encontrado eco en los investigadores y suscitado polémicas, libros y artículos periodísticos. La inquietud se ha proyectado a congresos internacionales sobre el tango; en un de ellos celebrado en México, un representante uruguayo habló alrededor de cinco horas, con el apoyo de diapositivas, para demostrar que Gardel había nacido en Uruguay, y lograr que el Congreso lo declarar uruguayo.
Ello demuestra que el mito gardeliano se prolonga a través del tiempo adquiriendo otras proporciones, pero siempre manteniendo la llama viva del cariño que ha sabido ganar en el alma de muchos pueblos, sobre todo los rioplatenses, que lo veneran por sus innatas condiciones entroncadas con los sentimientos populares. Es por eso que la polémica sobre su nacionalidad está exenta de toda especulación: algo para tener en cuenta en esta época es que se hace culto a lo mundano.

Da la impresión de una existencia transparente, la de un muchacho arribado a estas playas siendo una criatura, que desde su origen humilde escaló a la gloria y a la inmortalidad gracias a la magia de su canto y el magnetismo de su figura. Tiene la aureola de una existencia de triunfos, pero simple, sin fisuras. Y contribuye al mito, enraizado con el alma del tango y las esperanzas del lumpenaje sobre el éxito en la vida. Alienta, además, a que “cualquier cacatúa” parado en la esquina criolla sueñe con su pinta. Es, de alguna manera –y como se dijo- parte de un sueño colectivo. Para algunos no se debe profundizarlo: los ídolos se idolatran, no se analizan, y se los quiere, se los acepta con sus luces y sombras. Pero son muchos los enigmas que trotan a lo largo de su existencia; aún quedan cosas por descubrir que invitan a internarse por el laberinto de rutas desconocidas. Su vida es demasiado rica en misterios, un desafío para los investigadores, un acicate para los curiosos. Su paso por este mundo está entrecruzado por contradicciones, períodos en blanco, pistas falsas y hasta silencios cómplices. Y uno de los enigmas más acuciantes es el lugar real de su nacimiento, asociado a la verdadera fecha en que se produjo. Para algunos es de origen francés, para otros, uruguayo, para nosotros es argentino por adopción.
Los gardelianos ortodoxos siguen creando en su nacimiento en Toulouse, los uruguayos amantes del tango no dudan de que es oriental… Para los argentinos es un ídolo, cualquiera sea el lugar de su nacimiento. Sólo los que hacen de la investigación un culto se ocupan de descifrarlo.

La polémica sobre su verdadero origen
Un documento a primera vista daría por tierra con toda clase de duda. La letra fría del acta de nacimiento –asiento número 2481- del Registro Civil de Toulouse dice que el 11 de diciembre de 1890 a las 2 de la mañana, en el 78 de la calle Reclusane, villa de Toulouse, departamento de Haute-Garonne, Francia, nació Charles Romuald Gardés, hijo natural de Berthe Gardés, soltera, nacida en Toulouse, con domicilio en el 4 de la calle Canon d’Arcole. (Ver) La historia convencional sigue así: Berthe Gardés, a dos años y dos meses de ese nacimiento, viajó junto con su pequeño Charles a nuestro país. Luego de vivir ambos en un conventillo de la calle Uruguay se mudaron a la casa de Jean Jaures, en le barrio del Abasto. Charles Romuald dejaría de lado el segundo nombre y con el castellanizado Carlos y el Gardel se proyectaría a la aventura del canto, primero formando dúo con Razzano, luego solo, alcanzando el éxito por todos conocidos. Su muerte, en pleno apogeo de la fama, motorizó el mito. Así de simple.
¿Por qué, entonces, persiste la polémica sobre el origen?... el acta de nacimiento tendría que ser la prueba contundente, irrefutable, de su nacimiento en Toulouse. Para los gardelianos de la vieja guardia poner en duda que era francés es como una herejía, por el solo hecho de que el mito está unido a esa nacionalidad; pero entrelazado con el Zorzal Criollo. Pero es la verdad la que debe dar el veredicto final.
¿Cuáles son los argumentos que esgrimen quienes niegan la nacionalidad francesa de Gardel? Son varios, lo que complica la situación. Y tienen un solo objetivo: probar que Gardel nació en Uruguay, en Tacuarembó más precisamente.
El historiador uruguayo Erasmo Silva Cabrera que ha escrito varios libros sobre el tema da como año de nacimiento mucho antes de 1890, en Tacuarembó, y como hijo natural del Coronel y terrateniente Carlos Escayola. Sobre la madre no da informes precisos, sólo suposiciones. El niño no fue anotado en el Registro Civil y entregado a Berthe Gardés, empleada en una estancia de los Escayola, junto con una suma de dinero, quien posteriormente habría regresado a su pueblo natal, Toulouse, quedando al cuidado de Anais Meaux, también francesa. Tres años después, Berthe Gardés volvió a Sudamérica, esta vez a Buenos Aires, trayendo un hijo natural, el Charles Romuald Gardés ya citado. Otra versión da como posibilidad que la madre fue Berthe Gardés y el padre el citado Escayola. En ambos casos, el niño nacido en Tacuarembó es el verdadero Gardel; en consecuencia, Charles Romuald Gardés sería otro hijo natural de Berthe Gardés. (1)
Charles Romuald Gardés adquiere entonces las características de un fantasma de acuerdo con tales afirmaciones, ya que nada se sabe de él desapareciendo de la escena como por un acto de magia para dar lugar a Carlos Gardés nacido en Tacuarembó que, según los que sustentan la tesis de su nacionalidad uruguaya, con el tiempo suplantaría al hijo natural de Berthe. No es fácil creer en tal aseveración, máxime cuando no hay pruebas. Tendríamos que suponer que Berthe Gardés aceptó el cambio sin interesarse por el destino de Charles Romuald que, según esa especie, habría desaparecido sin dejar rastros. En realidad hay un lapso oscuro que abarca casi seis años (1904-1910). En ese lapso, no hay huellas de Berthe ni de Charles Romuald-Carlos Gardel. Y es, precisamente, el señalado por los gardelianos prouruguayistas para determinar que fue en esa época en que se produjo la suplantación.
Esta tesis, por así llamarla, es refutada por los que sostienen que Charles Romuald Gardés y Carlos Gardel son una sola persona. Las constancias obrantes en los colegios en donde cursó los grados primarios prueban que fue anotado como Carlos Gardés –en algunas inscripciones figura “Gardez”- pero a pesar de ello hay dudas, particularmente porque el año de nacimiento de Charles Romuald, según el acta de Toulouse, no coincide con otras evidencias de las que hablaremos más adelante.
Otro uruguayo que se ocupa del tema es el abogado y diplomático Eduardo González Paisse. En un libro suyo –Carlos Gardel, Páginas abiertas- manifiesta que el nacimiento de Charles Romuald sería posterior a las estadías de Berthe Gardés en el Uruguay (al igual que Silva Cabrera, sostiene que estuvo en ese país antes de radicarse en el nuestro). Dice que en un viaje anterior, efectuado entre fines de 1882 y 1884, acompañada de compatriotas –Odalie Duchas de Capot con su hijo Esteban Cirilo de muy corta edad y Anais Beaux- desembarcó en Montevideo; de allí fue a Tacuarembó a buscar trabajo. Luego vuelve a Toulouse, embarazada en Tacuarembó. En Toulouse nació Charles Romuald. Hace otro viaje, esta vez a Buenos Aires, el de 1893, junto con su hijo, y es recibida por Anais Beaux quien le da trabajo pasando a habitar el conventillo de la calle Uruguay 162 y da como “posible” que al volver al Río de la Plata debía saldar la deuda pendiente con Escayola, su protector de Tacuarembó, adoptando al hijo natural de éste, o sea quien se proyectaría con el nombre de Carlos Gardel.
González Paisse coincide en muchas cosas con las afirmaciones de Silva Cabrera, sobre todo en cuanto al padre, el citado Escayola. La madre –según este autor- “sería” una mujer de la propia familia de Escayola; añade: “relación seguramente adulterina, quizás incestuosa, que hubo que silenciar a toda costa”. El nombre: María Lelia Sguirla, “de entre 12 y 13 años”.
Como puede apreciarse son argumentos plausibles, pero carentes de comprobación; Silva Cabrera, entre otros testimonios, cita al de la madre de Leguisamo, quien asegura que en los años 1900, 1901 y 1902, Gardel era famoso en Tambores y otras localidades de Tacuarembó por su afición al canto, al que se lo conocía como El Zorzalito. Para que ello fuera posible la fecha de nacimiento debía ser de muchos años atrás. Además, con el nombre de Carlos Gardés y como hijo natural de doña Berthe en esas fechas figura anotado en dos colegios: el Superior de Niñas (Talcahuano 672) con 7 años de edad, luego en el Colegio Pío IX en los años 1901 y 1902. Pero también hay otras referencias que confunde: que en 1902 se encontraba al servicio de la familia Baldasarre trabajando como conductor de un vehículo tirado por caballos. Según Julio de Caro, el abogado Pedro Baldasarre en ese año le había dado dinero al presunto Carlos Gardés para que viajara al Uruguay para gestionar sus documentos; asimismo hay otras versiones: que en tal época se encontraba trabajando como tramoyista en un teatro donde trabó amistad con Elías Alippi, a la vez que estudiaba con Tita Rufo. Tales coincidencias se encuentran en muchas partes de la existencia de niño que con el nombre de Carlos Gardés comienza sus estudios primarios en la citada Escuela Superior de Niñas, situada a pocas cuadras de Uruguay 162, donde en esa época residía con Berthe Gardés. Y cabe preguntar cuál de ellos era el Gardel cantor. Algunos niegan que el Carlos Gardés que estudiaba en 1902 en un colegio salesiano tenga algo que ver con el Morocho del Abasto. Pero hay dos elementos de juicio que requieren atención: ese Carlos Gardés obtiene un premio de Alabanza por su excelente actuación en el coro, según nos informó el director del archivo de ese colegio, R. P. Baratta, aunque no se destacó como solista. Si se acepta una versión, perdió en un concurso de canto que ganó el alumno Camerino Namuncurá. Cabe también la posibilidad de que hayan existido dos Carlos Gardés, como sostienen algunos gardelianos: uno, hijo natural, y el otro adoptivo, de doña Berthe Gardés; el último sería el hijo natural del coronel Escayola y de mayor edad. Pero ante esta suposición se interpone otro enigma: el Carlos Gardés del Pío IX fue el mismo que con el tiempo cumpliría una condena en un presidio de Tierra del Fuego, sobre lo cual nos ocuparemos en otra parte de este trabajo, y que sin duda es el Gardel famoso.

El alumno Carlos Gardés
En el mencionado colegio salesiano San Carlos, luego Pío IX, hemos hallado fotocopias de documentación que registran a Carlos Gardés o Gardez. Lo primero que llama la atención es que en la planilla de inscripción donde dice impreso “Nacionalidad” está en blanco, lo que hace suponer que la persona que lo inscribió la ignoraba; también llama la atención que hubiera permanecido sin llenar, como si hubiera existido un convenio tácito o, en último caso, como si hubiera sido borrada, lo que no se ha podido establecer ya que en el archivo hay solamente fotocopias.
De acuerdo a lo que se puede saber a través de tales elementos la internación costó 15 pesos el primer año y 20 el segundo, sumas que en aquellos tiempos eran de cierta importancia.
El alumno Gardés alternó los estudios con trabajos de taller y artesanía, entre ello tipografía; otro documentos dan a conocer que era bueno en composición, dictado e historia sagrada y mediocre en aritmética, y que recibió el ya mencionado “Premio Digno de Alabanza”. El promedio general de calificaciones de ese primer año es de 7, con el concepto de “alumno inteligente, receptivo”. No encontramos ningún manuscrito de ese alumno, lo que nos hubiera permitido un peritaje caligráfico comparativo con la letra del Gardel cantor. Carlos Gardés pasa a continuar sus estudios primarios en el Colegio San Estanislao, en 1904, donde cada vez obtiene mayor puntaje en todas las asignaturas. En esos días se hace “la rabona” y aparece en Florencio Varela, localidad en que es detenido por la policía por vagancia. Hay un acta policial sobre este procedimiento.
Carlos Gardés, nacido en Tacuarembó, hijo del Coronel Escayola y madre no identificada; Charles Romuald Gardés, nacido en Toulouse. Sobre el primero no hubo –o ha desaparecido- su inscripción en el registro civil; sobre el segundo hay un acta que da fe de su nacimiento. En caso de que sea real tal dualidad, ¿cuál de ellos es Carlos Gardel? Si existió un Charles Romuald Gardés que no fue Carlos Gardel, vuelve a imponerse la pregunta: ¿qué fue de su vida? Porque los que sostienen la dualidad jamás dieron prueba ni de su existencia ajena al Gardel cantor ni de su misteriosa desaparición. En cierta época se lo asoció a un Charles Gardés que integra la lista de los nativos de Toulouse caídos en la Primera Guerra Mundial, pero posteriormente se supo que se trataba del hermano menor de Berthe Gardés quien perdió varios familiares en esa contienda.
En definitiva, hay dudas justificadas sobre tal dualidad; pero también hay dudas justificadas sobre la fecha de nacimiento del Zorzal criollo. Si en realidad fue en 1890, las contradicciones y disparidades son muy evidentes. Una de ellas: a fines de 1927, Gardel envía una carta a Razzano pidiéndole que desaliente a Isabel del Valle de sus esperanzas de casamiento. “Yo voy a cumplir 40 años –dice- y además tengo espíritu de dar vueltas todavía”. Obviamente, esa edad establece como año de nacimiento 1887. Además, la documentación que gestionó Gardel –de la que hablaremos más adelante- registra ese año como el de nacimiento.
El propio Razzano le manifestó a García Jiménez para su biografía de El Morocho del Abasto que había nacido en 1887 en Toulouse, pero que había sido anotado en 1890. Y Terig Tucci, en su libro Gardel en Nueva York, deja asentado: “En 1935, Gardel tenía, según él mismo, 48 años de edad”. Cabe acotar que en la referida acta de Toulouse no consta la defunción de Charles Gardés. Para Colombia, la persona que falleció el 24 de junio de 1935 en Medellín es Carlos Gardel, uruguayo, nacido en Tacuarembó y ciudadano argentino naturalizado. Así consta en la partida de defunción expedida por el Registro Civil de Medellín, redactada en base a la documentación con que había viajado Gardel a ese país.

La documentación de nacionalidad uruguaya y el testamento
Existe documentación gestionada por Gardel que establece que nació en Tacuarembó el 11 de diciembre de 1887; coincide, pues, el día y el mes, pero no con el año y la nacionalidad con el acta de Toulouse. Y llama la atención que el Zorzal Criollo hubiera elegido precisamente Tacuarembó, y que con tal documentación hubiera obtenido la ciudadanía argentina, cuando la podía haber gestionado directamente con la francesa, lo cual era lo más lógico, ya que en el testamento se reconoce francés. Al respecto, algunos gardelianos aducen que Gardel carecía de documentación francesa, por lo que tuvo que recurrir a documentos fraguados.
En el testamento que redactó Gardel de su puño y letra –salvo mejor opinión- declara ser Charles Romuald Gardés, de nacionalidad francesa, hijo de Berthe Gardés; no menciona la ciudadanía argentina. En el texto todos los datos coinciden con la precitada acta de nacimiento, lo que ahonda la confusión, para lo cual hay dos explicaciones: a) Gardel omitió la documentación uruguaya que, recordamos, presentó para obtener la carta de ciudadanía argentina y omitió su naturalización para evitar complicaciones a Berthe Gardés por si llegaba a fallecer antes que ella y b) el testamento, como muchos afirman, es falso, acusación que pesa directamente sobre su apoderado Armando Delfino. Aducen que fue presentado tres meses después del deceso de Gardel y que era un testamento innecesario porque la única heredera era Berthe Gardés. Cabe acotar que en su texto hemos observado tres actos de acuerdo a un análisis de tipo freudiano. Toulouse está escrito “Tolouce”, dos errores en su presunto lugar de nacimiento, y también hay un borrón antes del nombre de Berthe, como si hubiera empezado poniendo otro nombre o el de Berthe mal escrito. A la muerte de ésta - de acuerdo con las disposiciones que contiene- la herencia pasó a Delfino, su apoderado y albacea. (2)

El argumento de la “deserción”
Algunos historiadores gardelianos se aferraron a la explicación que la documentación donde figura Gardel con nacionalidad uruguaya y nacido en 1887 obedecía a que era infractor - desertor, como se dijo, ya que desertor es el que deserta estando incorporado- al no presentarse en Francia en la movilización por la guerra de 1914; argumento inconsistente, ya que, como fue probado, Charlos Romuald no figuró en el fichero de reclutamiento por lo que no fue llamado a las filas, por no estar incluido en el censo general de Toulouse, por haberse ausentado en 1893.
Además, según las leyes francesas la movilización por guerra comprende a los franceses residentes en países limítrofes, no a quienes emigran a los de ultramar. Y cabe acotar que Charles Romuald era hijo único de madre soltera, y no creemos que en ninguna parte del mundo existan leyes que no contemplen esta situación en las excepciones, como se contempla en el caso de hijo único de madre viuda. El Zorzal Criollo pudo con el correr de los años visitar a los familiares de Berthe Gardés –las dudas impiden afirmar sus familiares- en la propia Toulouse, llevar el tango a París, sin ninguna clase de impedimento, porque no pesaba sobre él ninguna ley en ese país.

La documentación sospechosa
El 1 de marzo de 1923, Gardel gestiona la ciudadanía argentina en documento en que figura de nacionalidad uruguaya –nacido en Tacuarembó- documento expedido por el Consulado General de la República Oriental del Uruguay, el 8 de octubre de 1920 –es decir tres años antes de tal gestión- y que certifica que con el número 10.052 se halla inscripto Carlos Gardel en el Registro de Nacionalidad y Ciudadanía de Tacuarembó. La edad de Gardel asentada en ese documento es de 32 años.
En la primera libreta de enrolamiento, figura hijo de Carlos y Berta Gardel, nacido en Tacuarembó el 11 de diciembre de 1887. En otra, la libreta de enrolamiento argentina, extendida con fecha 21 de junio de 1927, figura nacido en el mismo lugar y fecha, pero hijo de Carlos y María Gardel.
La ficha electoral argentina deja asentado que Gardel nació en la referida fecha y el referido lugar, que se enroló en la oficina enroladota de la sección 10, distrito militar N° 2, y que es de profesión artista, domiciliado en Rincón 127, Capital Federal.
La carta valable, extendida en París el 16 de marzo de 1931, asienta la nacionalidad uruguaya, hijo de Carlos y María Gardel, nacida en Mendoza. En toda esta documentación figura como Carlos Gardel.
Esa documentación que coincide con una misma fecha y un mismo lugar de nacimiento, no tuvo como fin –como ya expresamos- burlar una ley de Francia. Por último, señalamos que ninguno de los investigadores uruguayos encontraron en los registros de Tacuarembó alguna sobre el nacimiento de Gardel en esa ciudad. (3)

Lo que dijo Gardel
Veamos ahora las declaraciones de Gardel sobre su nacionalidad. Silva Cabrera da muchas referencias, inclusive de personas que dicen haber escuchado de sus labios afirmaciones de que era uruguayo, y hasta una en que contesta que su padre fue el coronel Escayola. Nos limitaremos a unas pocas que están avaladas por nombres de diarios y las fechas de las ediciones.
En el diario Imparcial de Montevideo (13 de julio de 1930) en un reportaje firmado por Segundo Bresuano titulado “Gardel es uruguayo, nacido en Tacuarembó. Amenas y originales declaraciones”, dice Gardel: “Mire, a mi no me conviene que publique que nací en Tacuarembó, pero haga lo que quiera”. En la revista Cancionero (18 de noviembre de 1931), o sea cuatro meses después, el cantor declara: “Puedo decir que mi país es Argentina”. El periodista pregunta: “¿Pero nació usted allí?”. A lo que contesta: “No creo que esto interese verdaderamente”. El periodista insiste: “Se dice de usted que es uruguayo”. Gardel sonríe y pide que no se toque ese punto. “¿Es usted francés?”… “No amigo, soy rioplatense” en octubre de 1933 declara a un periodista de La Tribuna Popular de Montevideo: “Nací en Tacuarembó”. El 26 de ese mismo mes y año aparece esta afirmación suya en El Telégrafo de Paysandú: “Un artista, un hombre de ciencia, no tiene nacionalidad. Un cantor tampoco. Es de todos y su Patria es donde oye aplausos; pero ya que insiste, uruguayo, nacido en Tacuarembó”.
En el periódico Puerto Rico Ilustrado (6 de abril de 1935) –un mes antes de su trágica muerte- manifiesta ser porteño “como dicen en mi país. Nací en Buenos Aires y no quiero recordar la fecha”. Terig Tucci, en su libro sobre Gardel en Nueva Cork, cuenta que, cuando le presentó al pianista uruguayo Abraham Thevenet, al mismo tiempo que extendía su mano, expresó: “Mucho gusto, yo también soy oriental”. Asombrado, Thevenet le inquirió el lugar exacto de su nacimiento, y ésta fue la respuesta: “En Montevideo. Calle Rondeau”.
Podríamos abundar sobre este tipo de declaraciones en las que oscila entre nacido en Tacuarembó, Montevideo, a veces en Buenos Aires; y lo que también hasta asombra es que algunos de sus más íntimos amigos dan la impresión de haber adoptado una actitud similar. El ejemplo más impactante es el de Eugenio Guibourg, que en libros y reportajes afirmó haber conocido a Gardel en sus años del Abasto, donde se lo apodaba “EL Francesito”, y en la nota periodística que escribió para un periódico a raíz de la trágica muerte del Zorzal, da la posibilidad de hubiera nacido en Punta Arenas (?).

Berthe Gardés: otro misterio
Berthe Gardés efectuó dos denuncias policiales sobre la desaparición de Carlos Gardel, pero no cuando desapreció seis años, entre 1904 y 1910, período clave para los que afirman que alrededor de ese lapso se produjo el cambio. En reportaje a La Canción Moderna (luego Radiolandia), manifestó que Carlos Gardel se había ausentado del hogar a los 14 años de edad a Montevideo. Añade que no volvió a tener noticias de él y que perdió las esperanzas dándolo por muerto, y que un día –casi seis años después- alguien le dijo que lo había visto cantando en un café y lo mandó a llamar.
Asombra su pasividad y aceptación de que había fallecido sin siquiera hacer algo para encontrarlo ni efectuar la denuncia policial; también no fue inmediatamente al lugar donde cantaba, como sería lógico en una madre después de seis años de ausencia, sino que lo mandó a llamar. Y ése es el momento, precisamente, en que según algunos gardelianos, se habría producido la suplantación Carlos Gardel cantor por el desaparecido, por motivos sentimentales y psicológicos; pero todo seguirá en la penumbra hasta que no se encuentren las pruebas concluyentes. Acotamos que sobre ese momento hay más oscuridad aún: en una conversación que mantuvo con un uruguayo, Berthe Gardés, después de decirle que Carlos había nacido en Montevideo pero no sabía en qué lugar de esa ciudad –o sea que presunta madre ignoraba el lugar en donde había dado a luz- dice sobre el reencuentro después de seis años de ausencia que poco a poco se fue quedando a vivir con ella hasta que se quedó definitivamente.
Siguen las contradicciones: en una de las denuncias policiales mencionadas, doña Berthe se declara “viuda de Gardés”, y da los siguientes datos sobre el hijo desaparecido: 22 años, francés, cicatriz debajo de la oreja derecha, trigueño, alto, grueso, cabello castaño oscuro. En primer lugar el Morocho del Abasto no era alto, sino de regular estatura, y usaba calzado con taquito militar –de moda en esa época- para aparentar mayor estatura. Pero lo que más llama la atención es la cicatriz debajo de la oreja derecha, cuando en los documentos posteriores figura sin seña particular alguna. Lo de declararse viuda es una exactitud de fácil comprensión: en aquellos tiempos de estúpidos prejuicios decir madre soltera avergonzaba.
Otro caso extraño es que Gardel, tan afecto a fotografiarse con amigas y amigos, no aparece en ninguna fotografía junto a Berthe Gardés. Sólo hay dos en que está junto a su retrato (hay versiones que hablan de fotografías trucadas). Sus largas ausencias hicieron que la relación fuera distante, inclusive careció de correspondencia; sólo se ocupaba de que no le faltara nada económicamente a través de sus apoderados, primero Razzano y luego Delfino.(4)
Por lo demás, la imagen de su juventud de muchacha simple, pueblerina, que se le adjudicó, pierde efectividad ante otras declaraciones suyas sobre que antes de tener a Charles Romuald había ya viajado a Sudamérica, precisamente a Venezuela, junto a su madre, intentando ganarse la vida en un negocio de fabricación de sombreros, lo que habla de su audacia y espíritu de aventuras.

Más enigmas
Es muy contradictoria la actitud de su apoderado Armando Delfino. En su libro dice: “Nunca supe, porque mi discreción no me lo permitió, lo que lo llevó a alterar su nacionalidad. Sólo me preocupé, a su pedido, de aclarar el hecho, para que en caso de fallecimiento, su señora madre no tuviera inconvenientes, y me pareció que la mejor forma era el testamento hológrafo”. Aparte de que resulta difícil aceptar que apoderado y amigo de confianza desconociera el motivo de esa documentación, el propio Delfino figura como testigo en el acta traslativa de dominios de terrenos adquiridos por Gardel en el Uruguay, más precisamente en Carrasco, para lo cual presentó documentación uruguaya. Y es oportuno añadir que en los trámites sucesorios de los bienes que poseía Gardel en ese país, también se hizo valer la documentación, lo que contó con la aceptación de justicia uruguaya.
Los que sustentan que el testamento no fue escrito por Gardel, señalan que Delfino testó a favor de Razzano lo cual, obviamente, disgustó a su esposa (la de Delfino).

Hallazgo
Nuestra intención fue dilucidar el verdadero lugar y fecha en que nació el Zorzal Criollo, pero es sabido que los que investigan muchas veces suelen encontrar lo que no buscan. El enigma en este caso consiste en la afirmación –negada casi unánimemente por los gardelianos- de que Gardel había cumplido una condena en el sur.
La revista Platea, edición del 29 de julio de 1960, publica un reportaje al R. P. doctor Raúl Extraigas, en el que cita al padre salesiano Gianantonio, que solía decir: “El mejor de mis presos es un ex alumno del Pío IX” (Carlos Gardel). El nombrado sacerdote era capellán en el penal de Tierra del Fuego. La escasa difusión que tuvo esa revista hizo que tan importante comprobación pasara inadvertida. Y aquí vuelve a asomar el enigma: si el citado sacerdote recuerda a Carlos Gardés alumno del Pío IX identificándolo con el famoso cantor, no quedan dudas de que fue el cursante de esa casa de estudios en los años 1902-1903, por lo que en esos momentos quien estaba al servicio de la familia Baldasarre era otra persona; como también era otra persona quien por aquellos años estaría trabajando como tramoyista, recibiendo lecciones de canto de un profesor italiano y trabando amistad con Elías Alippi. A menos que el Zorzal Criollo tuviera la facultad de bilocación (estar en varios lugares a la vez). Aquí vemos la mano de la imaginación, no mal intencionada, que abonó la leyenda; también cabe suponer por parte de algunos descosos (sic) de asignarle al Zorzal una determinada nacionalidad, la acomodación de referencias, cambiando fechas. Pero el enigma, pese a ciertas comprobaciones, subsiste…
Volvamos al paso de Gardel por el penal del sur. Recordemos que por aquella época estaba vigente una ley (3.335) que facultaba que a los que cometían delitos, aunque fueran de menor importancia, pero que reincidían, se les aplicara el arresto a cumplir en Tierra del Fuego. Hemos visto en diarios de la época sentencias de tal carácter por robos reiterados; en consecuencia, se le debe prestar atención a un tal Carlos Garderes (prontuario de identificación N° 15.861, expediente 55.233) que algunos relacionan con el famoso cantor. Hemos tratado de encontrar los antecedentes penales de esta persona, pero nuestras averiguaciones en el Archivo de la Junta de Estudios Históricos de la Policía Federal y en la Dirección General de Institutos Penales fueron infructuosas. Cabe recordar que hay afirmaciones de que el prontuario de Gardel fue “limpiado” quedando tan sólo las dos actas por desaparición que hemos citado. Además, dado el tiempo transcurrido, puede haberse incinerado. (5)
Pero también en este caso surge otro enigma: la firma de Carlos Gardel en una postal junto a otros reclusos por motivos políticos que regresaron con él en el mismo barco, está fechada en 1907.
En ese año, de acuerdo con el acta de Toulouse, Gardel tendría que tener 17 años, por lo tanto era menor y no se lo podía condenar, al menos en forma tan rigurosa. Sólo que en esa época hubiera presentado otra documentación con mayor edad, por lo que la nebulosa vuelve a cubrir la aceptación de un Gardel condenado por delitos menores reiterados, pese a la palabra de un sacerdote y una postal con su firma, junto con la otros militares radicales destituidos y condenados por una revolución frustrada, lo que está históricamente comprobado.
Recordamos lo aseverado por Juan José Sebreli en Buenos Aires, vida cotidiana y alienación. Gardel estuvo prontuariado como ratero y rufián.(6)
Cabe acotar que hemos recibido testimonios orales de descendientes de guardiacárceles que corroboran tal condena.
Lo dicho se contradice con lo afirmado públicamente por el comisario inspector Francisco Romay, ya fallecido, que llegó a ser director del Centro de Estudios Históricos Policiales de Buenos Aires, autor de Historia de la Policía Federal Argentina. Afirmó a varias publicaciones periodísticas que Gardel no tuvo cuentas pendientes con la justicia.
“De haber sucedido yo tendría que haberlo sabido, porque en ese tiempo yo era subcomisario de la Novena Seccional de Policía, que correspondía, justamente, al sector donde quedaba el Mercado de Abasto”.
Pero el Abasto no era el lugar exclusivo del delito.

Casi final
Como manifestamos al principio, hay muchos aspectos sin aclarar en la vida del gran cantor. Subsiste la duda sobre una dualidad que puede ser posible; pero hasta ahora no existen constancias fehacientes que arrojen plena luz sobre las penumbras que envuelven la información que se posee. Un enigma lleva a otro; un descubrimiento, suscita un nuevo interrogante.
En consecuencia, hasta que no se encuentren documentos que prueben lo contrario, se impone el acta de nacimiento de Toulouse. Se puede suponer que haya sido anotado tres años después, como dijera Razzano, pero los esfuerzos de quienes se vienen ocupando de probar otra nacionalidad han sido vanos, pese a la enorme voluntad y capacidad puestas en juego.
Tenemos noción que al decirlo nos ganamos la antipatía de los hermanos uruguayos que quieren que al Morocho del Abasto con la misma devoción que los argentinos. Pero la verdad debe prevalecer sobre los sentimientos.
Ello no significa que no exista la posibilidad de que el Zorzal Criollo haya nacido en otro lugar y en otra fecha, pero en su existencia hay varias cosas que no cierran, como se dice actualmente. Oscuridades, períodos sin rastros, afirmaciones de haber desempeñado actividades que coinciden con las que realizó en las mismas épocas en otros lugares, documentación con datos sospechosos, ambigüedades, como el nombre de los supuestos padres ambos con apellido Gardel, afirmaciones sobre reencuentros que dan lugar a justificadas dudas, declaraciones al periodismo que se contradicen, etc.
Si bien muchos lo hubieran querido rioplatense, como el tango, sin importar la orilla del “río color del león” donde naciera, debemos ajustarnos, reiteramos, alo que nos dicen los documentos y los hechos registrados. Según ello nació en Toulouse, hijo de doña Berthe Gardés, quien partió con su hijo desde el puerto de Bordeaux, llegando a Buenos Aires en 1893; una ciudad que aguardaba la voz que le cantaría a sus calles, su arrabal; a un pueblo que 42 años después lloraría la muerte del Zorzal con la congoja que conlleva la desaparición física de un ser amado.
Además, como dijera Gardel en varias oportunidades, un cantor carece de nacionalidad, se debe al pueblo que lo aplaude, que le brinda calor humano. Con esta frase suya ponemos punto, no final, porque seguiremos investigando.

Bibliografía
Collier, Simón
, Carlos Gardel. Su vida, su música, su época. Buenos aires, 1988.
De Caro, Julio, El tango y mis recuerdos. Buenos Aires, 1964.
Etchelbaum, Edmundo, Carlos Gardel. Buenos Aires, 1985.
Delfino, Armando, Carlos Gardel. La verdad de una vida. Buenos Aires, 1971.
Masseroni, Luis, Gardel, su vida, su época. Buenos Aires, 1985.
Matamoro, Blas, Carlos Gardel. Buenos Aires, 1971.
Paysse González, Páginas abiertas. Montevideo, 1968.
Silva Cabrera, Erasmo, El hombre y su muerte. Montevideo, 1968.
Sebreli, Juan J., Buenos Aires, vida cotidiana y alienación. Buenos Aires, 1965.

El autor agradece la colaboración prestada por:
R. P. Humberto Baratta, director del archivo de la Congregación Salesiana.
Junta de Estudios Históricos de la Policía Federal.
Dirección General de Institutos Penales.
Coleccionista Bruno Cespi.

NOTAS
(1)
Silva Cabrera recoge la información de que Berthe Gardés “vino a las minas de oro de Corrales y otras de Tacuarembó y Rivera con inmigrantes y los ingenieros franceses como lavandera y planchadora, época de la gran corriente extranjera que atrajo la California Sudamericana”. Pero no aporta datos sobre fechas, registros de desembarco, etc.
(2) Blas Matamoro, en su libro Carlos Gardel, expresa: “¿Es falso el testamento atribuido a Gardel y suscripto el 7 de noviembre de 1933? Razzano y otros así lo dejan entrever…”
(3) También se habla de la existencia de una cédula de identidad en la que Gardel figura nacido en Avellaneda, el 11 de diciembre de 1890, conseguida gracias a la intervención de Alberto Barceló y del entonces jefe de la policía de la provincia de Buenos Aires, Cristino Benavides. Nótese que en este caso el año de nacimiento es 1890.
(4) Sobre el apoyo económico que recibía de Gardel basta recordar los más de diez viajes que realizó a Toulouse en trasatlántico.
(5) Surge la pregunta: ¿por qué no desaparecieron las dos constancias policiales levantadas a raíz de a ausencia del hogar de Gardel; una cuando tenía 14 años y la otra cumplidos los 22?
(6) Serbeli no aclara en qué documento o constancia se basa para afirmarlo.

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