U-V-Y-Z

Un año más - Un bailongo - Un tropezón - Una lágrima - Una noche en "El Garrón" - Una pena - Una rosa para mi Rosa - Una tarde - Uno y uno

Valencia - Ventanita de arrabal - Ventarrón - ¡Victoria! - Vida amarga - Vieja recova - Viejecita mía - Viejo amor - Viejo curda - Viejo jardín - Viejo rincón - Viejo smoking - Virgencita de Pompeya - ¡Viva la Patria! - Volvé mi negra - Volveme el cariño - Volver - Volvió una noche

Y era buena - ...Y reías como loca - ...Y si la ves dale un beso - Ya canta el gallo - Ya pa' qué - Yira... Yira... - Yo beso vuestra mano, Señora - Yo nací para ti, tú serás para mí - Yo no puedo vivir sin amor - Yo no sé qué me han hecho tus ojos - Yo sé hacer - Yo también, como tú - Yo te bendigo - Yo te perdono - Yo tuyo soy, tuyo es mi amor

Zorro gris


 

Un año mas
A. Casiano y J. Barreiro

El barrio alborozado
festeja el nuevo año
reina la algarabía
con todo su esplendor,
adiós penas amargas
adiós los desengaños
de esperanzas risueñas
el año es portador...

...Sonoras carcajadas
bullicio y alegría
arrullos juveniles
de vida y expansión,
del percal la silueta
se pierde en este día,
para soñar mas alto
quizás otra ilusión.

Un cuadro pintoresco
ofrecen los pebetes
que en sus juegos inocentes
entretenidos están,
medio excaviao un goruta
murmura indiferente...
...una año mas que importa!
como vino se irá.

Las notas plañideras
de roncos bandoneones
estremecen las almas
de ensueño y emoción,
pebetas taconeras
malevos compadrones
se pierden en los cortes
de un tango dormilón...

...Repiten las comadres
que habitan el convento,
que viva el año nuevo
que el viejo ya pasó,
mientras los desolados
recuerdos de otros tiempos
de amargos desengaños
llenan mi corazón.

Un bailongo
J. Ricardo

Hace como una semana
que un paisandero mistongo,
me invitó para un bailongo
en el pueblo de las ranas.
Las principales bacanas
de toda la población
se fueron pa' la función
a la fiesta enarboladas,
porque habían sido invitadas
con tarjetas de cartón.

La orquesta se componía
de bandoneón y guitarra,
porque esta era una farra
de las que muy poco había.
Cada siofica tenía
en el baile su bacana,
o mejor dicho su dama,
pa' desempeñar un rango
y poder bailar un tango
Pero muy, de… de… de la banana.

Los músicos empezaron
y el que hacía de bastonero,
le brindó a cada ranero
una mina, y se largaron.
Los acordes resonaron
del bandoneón armonioso,
cada hembra con su mozo
salieron como pegaos,
porque el baile había empezao
con un tango perechocho.

La farra en orden seguía,
Todos guardaban respeto,
pero empezó a hacer efecto
la ñaca que se servía.
Un pardo flaco que había
gritó: que cante un cantor,
mi compadre es payador
y le dijo tome usté
las guitarras y cánteme
unas décimas de amor.
Juana Arrabal que es,
a ella misma cántele
y algo también dígale
a la parda Filipina.
Déjese de esas pamplinas
la china Rosa gritó
y el pardo lo que junó,
que le daban poco corte,
saltó como un resorte
Y el bochinche allí se armó
como una luz de ligero.

El pardo un brinco pegó
y enseguida resbaló
de la cintura un talero,
ahí nomás a un canfinflero
le acomodó un garrotazo
y a otro le dio un zurdazo,
y la negrita Pacheca
gritaba: dejen la chica
y le acomodó un sillazo.

Un tropezón
L. Bayón Herrera y R. de los Hoyos

Por favor, lárgueme, agente.
No me haga pasar vergüenza.
Yo soy un hombre decente,
se lo puedo garantir.
He tenido un mal momento
al toparme a esa malvada
mas no pienso hacerle nada.
Para que! Ya se ha muerto para mi.

Un tropezón
cualquiera da en la vida
y el corazón
aprende así a vivir.

D'entre su barro la saque un día
y con amor la quise hasta mi alzar;
pero bien dicen que la cabra al monte tira
y una vez más razón tuvo el refrán.
Fui un gran otario para esos vivos,
pobres don Juanes de Cabaret.
Fui un gran otario porque la quise
como ellos nunca podrán querer.

Lléveme, nomás, agente.
Es mejor que no me largue.
No quiera Dios que me amargue
recordando su traición
y, olvidándome de todo,
a mi corazón me entregue
y, al volverla a ver, me ciegue
y, ahí nomás...
Lléveme, será mejor.

Una lagrima
E. Cárdenas y N. Verona

Cuando rodó cual gota cristalina
sobre su faz la lagrima de amor...
me pareció su cara tan divina,
un lirio azul besado por el sol;
y recordé que aquella muchachita
guardaba en su alma, ya muerta la ilusión,
porque el galán después de tantas citas
le hizo morir de angustia el corazón.

Cuando ve la carta amarillenta
llena de pasajes de su vida
siente que la pena se le aumenta
al ver tan destruida
la esperanza que abrigo.

El hombre aquel a quien adoro tanto
y le entrego su vida virginal,
la hizo empapar su juventud de llanto,
la hizo vivir cien noches de ansiedad.
Y al recordar la dicha que soñara,
mira esa carta que un día el le mando...
pidiéndole que ella lo perdonara
si nunca más volvía... y no volvió.

Esta triste historia de su vida,
que ella, cabizbaja, me contaba,
mientras que una lagrima rodaba
por su hermosa cara
llena de amargo dolor.

Una noche en "El Garrón"
M. Pizarro y L. Pierotti

Una milonga francesa
que conocí en El Garrón
al compás de un tango reo
cautivó mi corazón.
Me engrupió de tal manera,
tan bien me supo engañar
que a la pobre milonguera
tarde la pude olvidar.

Me hizo creer que me quería,
mucho de mí se burló,
hasta que, un maldito día,
con un cafiolo piantó.
Se enamoró locamente
del canalla tiburón
que la maltrataba siempre,
sin ninguna compasión.

Empezaste a tratarte con bacanes,
alternando con mishés y niños bien;
recorriste los mejores restaurantes,
haciendo la milonga de gran tren;
te sonrió la fortuna alegremente,
mucho vento le ganastes para él;
enviciastes y rodastes pobremente,
acabando en la miseria por ser cruel.

Sólo te queda el recuerdo
de los giles que afanaste,
del tipo que no fue lerdo
en los tiempos que triunfaste;
la coca te ha vuelto loca,
tu amigo ya te piantó;
pobre milonga francesa,
la conocí en El Garrón.

Ya no sos la mujer que soñé un día
transformaste una honesta midinette;
ahora pagas todo el mal que vos me hacías
siendo rea, pelandruna y virgoneta.
Ya los hombres no te miran ni te quieren,
ni encontrás un bacanazo pa' engrupir.
Tus amigos te desprecian y te hieren
para hacerte el rigor mejor sentir.

Una pena
A. Rosquellas

Tengo en el alma una tristeza
que acaso ya no tenga cura,
una sangrante mordedura
de mi primer amor,
y la añoranza de unos ojos
llenos de dulce brujería
cuya mirada soñé mía
en un momento de ilusión.

Déjemen solo, amigos míos,
para soñarla mejor,
para sufrir, con mi dolor,
para llorar con mi muerta ilusión,
para pensar en el perdón.

Cuando le dije tembloroso: Te amo,
mi pobre vida es plenamente tuya,
jamás pensé que la respuesta suya,
pudiese ser un terminante ¡no!
¡Cómo se tuerce el porvenir de un hombre
si lo acompaña un desdichado amor!

Fresquito ramo de hermosura y gracia,
pero mujer, al fin, voluble y fría,
entre las flores, su coquetería
disimulaba el arma que me hirió;
ella marcó los rumbos de mi vida,
¿qué puedo hacer, amigo, en mi dolor?

Ir al encuentro del destino,
aparentando complacencia,
sin ambiciones ni creencias,
sin fe y sin ilusión,
con la añoranza de esos ojos
llenos de dulce brujería
cuya mirada soñé mía
en un momento de candor.

¡Déjemen solo! amigos míos,
con mi pobre corazón.

Una rosa para mi Rosa
S. Salinas

Tomá esa rosa encarnada,
y abríla que está en capullo,
y verás mi corazón,
abrazado con el tuyo;
abrazado con el tuyo,
pero el alma separada;
no llores, mi alma, no llores no,
que por tus penas me muero yo.

Y aquella que tú me diste
en prueba de nuestro amor,
fue cortada antes de tiempo
y la ha marchitado el sol;
y la ha marchitado el sol,
la rosa que tú me diste;
no llores, mi alma, no llores no,
que por tus penas me muero yo.

Mi alma de luto se viste:
para mí ya no hay más vida;
por eso canto muy triste,
y es porque veo perdida,
y es porque veo perdida,
la rosa que tú me diste;
no llores, mi alma, no llores no,
que por tus penas me muero yo.

Una tarde
B. Tagle Lara, J. F. Pollero y A. Ferrazano

Una tarde de otoño, callada,
a tu barrio te vieron volver;
barrio bravo, famosa cortada
que entre guapos te viera perder.
Se acercó un viejo amigo y te dijo:
"Tu viejita esperando se fue"...
Se ablandó tu guapeza al recuerdo
y temblando dijiste: "Lo se".

La noche, destiñendo los viejos conventillos,
paso por la barriada que en sombras se inundó
y, recostado al muro, el viejo farolito,
campana de la noche, espiando parpadeo.

Lo mismo que una sombra hundida entre otras sombras,
pasaste por la casa del triste callejón,
donde tu pobre vieja, con la esperanza siempre
de verte regresando, quemaba una ilusión.

Y una tarde, cumplido, volvías
a tu barrio, tan solo por ver
la casita que tantos recuerdos
sepultó de tus horas de ayer...
Y viviendo el recuerdo de otrora,
sollozando un perdido querer,
te alejaste en la noche y ya nunca
por tu barrio te vieron volver.

Uno y uno
L. J. Traverso y J. Fava Pollero

Hace rato que te juno
que sos un gil a la gurda,
pretencioso cuando curda,
engrupido y charlatán.
Se te dio vuelta la taba;
hoy andás hecho un andrajo.
Has descendido tan bajo
que ni bolilla te dan.

¿Qué quedó de aquel jailaife
que en el juego del amor
decía siempre: "Mucha fe
me tengo pa tayador"?
¿Dónde están aquellos briyos
y de vento aquel pacoy,
que diqueabas, poligriyo,
con las minas del convoy?

¿Y esos jetras tan costosos,
funyi y tarros de un color,
que de puro espamentoso
los tenías al por mayor?
¿Y esas grelas que engrupido
te tenían con su amor?
¿No manyás que vos has sido
un mishé de lo mejor?

Se acabaron esos saques
de cincuenta ganadores.
Ya no hay tarros de colores
ni hay almuerzo en el 'Julien'.
Ya no hay paddock en las carreras
y hoy, si no te ve ninguno,
te acoplás con uno y uno...
¡Que distinto era tu tren!

Valencia
J. Padilla y R. Cayol

Gitana,
fue tu madre, de seguro,
una Mora de Albaicín;
Gitana,
y purgó en Sierra Morena
el haberte hecho así.
Morena,
las pestañas renegridas
de tus ojos entornaos
son flecos
de mantones de Manila
y tu cara es el floreao.

Agarena encantadora
de cuerpo cañí,
tu sedienta boca Mora
será para mí;
Valencia blasona la hazaña
de ser tu animadora,
pero eres la gracia de España
hecha luz en ti.

Tras el velo de puntillas,
taconeando así
vas sembrando seguidillas,
morena zahorí;
no sé si será valenciana
tu loca maravilla,
mas sé que mi vida, tirana,
perderé por ti.

Ventanita de arrabal
P. Contursi y A. Scatasso

Ventanita de arrabal
puede que un día vuelva
si no te puedo olvidar.
Cuando estén tus hojas secas
abrazándome en tus rejas
nos pondremos a llorar.

En el barrio Caferata
en un viejo conventillo
con los pisos de ladrillo,
minga de puerta cancel,
donde van los organitos
sus lamentos rezongando,
esta la piba esperando
que pase el muchacho aquel.

Aquel que solito
entro al conventillo
echando en los ojos
el fungi marrón.
Botín enterizo
el cuello con brillo
pidió una guitarra
y pa' ella canto.

Aquel que un domingo
bailaron un tango,
aquel que le dijo:
Me muero por vos...
Aquel que su almita
rodó por el tango,
aquel que a la reja
nunca más volvió.

Ventanita del cotorro
donde solo hay flores secas,
vos también abandonada
de aquel día...se quedo.
El rocío de sus hojas,
las garúas de la ausencia
con el dolor de un suspiro
tu tronquito destrozo.

Ventarrón
J. H. Staffolani y P. Maffia

Por tu fama, por tu estampa
sos el malevo mentado del hampa;
sos el más taura entre todos los tauras,
sos el mismo Ventarrón.

Quien te iguala por tu rango
en las canyengues quebradas del tango,
en la conquista de los corazones,
si se da la ocasión?

Entre el malevaje
Ventarrón a vos te llaman...
Ventarrón, por tu coraje,
por tus hazañas todos te aclaman...

A pesar de todo
Ventarrón dejo Pompeya
y se fue tras de la estrella
que su destino le señalo.

Muchos años han pasado
y sus guapezas y sus berretines
los fue dejando por los cafetines
como un castigo de Dios.

Solo y triste, casi enfermo,
con sus derrotas mordiéndole el alma
volvió el malevo buscando su fama
que otro ya conquisto.

Ya no sos el mismo,
Ventarrón, de aquellos tiempos.
Sos cartón para el amigo
y para el maula, un pobre cristo.

Y al sentir un tango
compadrón y retobado,
recordas de aquel pasado,
las glorias guapas de Ventarrón.

¡Victoria!
E. S. Discépolo

¡Victoria!
¡Saraca, Victoria!
Pianté de la noria:
¡Se fue mi mujer!
Si me parece mentira
después de seis años
volver a vivir...
Volver a ver mis amigos,
vivir con mama otra vez.
¡Victoria!
¡Cantemos victoria!
Yo estoy en la gloria:
¡Se fue mi mujer!

¡Me saltaron los tapones,
cuando tuve esta mañana
la alegría de no verla más!
Y es que al ver que no la tengo,
corro, salto, voy y vengo,
desatentao...¡Gracias a Dios
que me salvé de andar
toda la vida atao
llevando el bacalao
de la Emulsión de Scott..!
Si no nace el marinero
que me tira la pilota
para hacerme resollar....
yo ya estaba condeno
a morir ensartenao,
como el último infeliz.

¡Victoria!
¡Saraca, victoria!
Pianté de la noria:
¡Se fue mi mujer!
Me da tristeza el panete,
chicato inocente
que se la llevó...
¡Cuando desate el paquete
y manye que se ensartó!
¡Victoria!
¡Cantemos victoria!
Yo estoy en la gloria:
¡Se fue mi mujer!

Vida amarga
P. Mazzeo y E. Cárdenas

Cada vez que la miseria
Golpea en alguna puerta
Pienso como desconcierta
La suerte con su vaivén

Y desfilan por mi vista
Los dramas, todos fatales
De aquellos que en los umbrales
Enseñan su desnudez

Mudo de pena me quedo
Cuando llega la pobreza
Hasta la mísera pieza
De un pobre trabajador

Y quisiera que mi vida
En oro se convirtiera
Para que nadie bebiera
Las hiles del sinsabor
Vida Amarga
Quien sabe que triste historia
hay en cada adolorido
que sufrimiento escondido
guardan en su corazón

Quien sabe si no vivieron
horas de bellas dulzuras
y hoy lloran la desventura
de alguna muerta ilusión

Y al mirar tanto infortunio
mi angustia fatal es tanta
que el alma se me quebranta
de ver tanto padecer

Es que yo sufro y me abato
frente al destino tirano
y ante el sufrir de un hermano
quisiera llorar con él.

Vieja recova
E. Cadícamo y R. Sciammarella

La otra noche mientras iba
caminando como un curda,
tranco a tranco, solo y triste,
recorriendo el veredón,
sentí el filo de una pena
que del lado de la zurda
se empeñaba, traicionera,
en tajearme el corazón.
Entre harapos lamentables
una pobre limosnera
sollozando sus desgracias,
a mi lado se acercó
y al tirarle unas monedas
a la pobre pordiosera
vi que el rostro avergonzado
con las manos se tapó.

Vieja recova,
rinconada de su vida,
la encontré sola y perdida
como una muestra fatal.
La mala suerte
le jugó una carta brava,
se le dio vuelta la taba,
la vejez la derrotó.
Vieja recova,
si vieras, cuánto dolor.

Yo la he visto, cuando moza,
ir tejiendo fantasías,
con sus sueños de alto vuelo
y sus noches de champán.
Pobrecita, quién pensara
los finales de su vida
y la trágica limosna
vergonzante que hoy le dan.
Me alejé, vieja recova,
de su lado. Te imaginas,
amiguita de otros tiempos,
qué dolor llegué a sentir.
Lo que ayer fuera grandeza
hoy mostraba sólo ruinas
y a unas lágrimas porfiadas
no las pude desmentir.

Vieja recova,
rinconada de su vida,
la encontré sola y perdida
como una muestra fatal.
La mala suerte
le jugó una carta brava,
se le dio vuelta la taba,
la vejez la derrotó.
Vieja recova,
si vieras, cuánto dolor.

Viejecita mía
E. Dizeo y C. Marcucci

Congojas y hondos pesares
y tristezas en mi hogar conté
el anochecer doliente
que el recuerdo de mi madre hallé
Madrecita idolatrada!
Mi viejecita adorada!
tres años estuve preso
y al salir ni el beso
postrero te di

Y desde entonces he vivido
horas de angustia
quejumbroso y solo
acariciando los afectos que soñé
y que mi pecho guardará
hoy que del mundo te alejaste
madre de mi alma!
yo te busco en vano
y es cuando más tu fiel cariño
lo imploro con ansias
pero ya no está

Madre mía perdóname
los disgustos que en vida te di
demasiado te he llorado
y te lloro lo que te perdí
fue tan mezquina mi suerte
que ni muerta llegue a quererte
cuantas penas que he sufrido
tal vez porque he sido
muy malo con vos.

Viejo amor
A. Pittaluga y H.Z. Mansilla

Viejo amor, el primero en el recuerdo,
viejo amor que jamás olvidaré;
viejo amor que evocando dulces horas
me acaricias como un beso de mujer.
Viejo amor como nadie te he querido,
viejo amor, como nunca más querré,
sos el que llevo más dentro de mi ser.

De noche cuando el silencio
va ahondando mi triste soledad,
tu vienes entre las sombras
de mis recuerdos de mocedad.
Y siento dentro del pecho,
muy junto a mi corazón
el beso de despedida,
tu último beso, mi viejo amor.

Cuando ya la vejez sobre mis sienes
blancos hilos de plata deje ver,
tu serás una estrella milagrosa
entre las sombras de un pleno anochecer.
Cuando esté cara a cara con la muerte,
viejo amor, a mi lado tu estarás
y al borrarte por siempre de mi mente
un beso ardiente y una lágrima será.

A veces conmigo a solas
pienso si acaso recordarás
tus labios cuando mimosos,
bajo mis besos pedían más.
Y entonces lejos, muy lejos,
escucho como un rumor
que me parece responde:
Negro, tampoco te olvido yo.

Viejo curda
G. D. Barbieri y J. de Grandis

Viejo curda tiene visto tantas noches
embriagado entre unos cuantos parroquianos
siendo escarnio de esos hombres inhumanos
que se rieron sin fijarse en tu aflicción

Viejo curda tiene visto tantas noches
con un vaso entre sus manos temblorosas
meditando, sabe Dios, que tristes cosas
que agobiaban a tu pobre corazón.

Cuantas veces fuiste risa
de los traviesos pebetes,
por los tantos firuletes
que tu equilibrio exigió.
Y en vez de insultar
tus labios por las burlas sonreías
mientras que las alegrías
no acallaban tu dolor

Viejo curda, sin quererlo yo he sabido
esa causa por la cual te emborrachabas,
vieja pena que ambicioso la ocultabas,
es que nunca la quisiste divulgar.

Era un nombre pronunciado con acento
de cariño que jamás hube escuchado
y dijiste, vieja mía, me has dejado
pero nunca tu recuerdo he de olvidar.

Cuantas veces fuiste risa
de los traviesos pebetes,
por los tantos firuletes
que tu equilibrio exigió.
Y en vez de insultar
tus labios por las burlas sonreías
mientras que las alegrías
no acallaban tu dolor

Viejo curda, sin quererlo yo he sabido
esa causa por la cual te emborrachabas,
vieja pena que ambicioso la ocultabas,
es que nunca la quisiste divulgar.

Viejo jardín
V. San Clemente y A. Cerazo

Ilusorio jardín del recuerdo
Pobre página triste de ayer
Dulce idilio de un pueblo lejano
Que nació en un bello atardecer .

Aun evoco el camino empolvado
Que orillaba a una humilde mansión
Y aun recuerdo el rosal que crecía
Entre brisas, arrullos, perfumes y sol.

Que tardes más serenas
Que alegre primavera
El sol en la pradera
Mi paso engalanó.

En tus ojos leía
El sueño de ventura
Y mil besos de ternura
En tus labios bebí yo .

Pero vino el invierno y con él
Sombra y frío a la casa llegó
Se moría la risa en tus labios
Y el viejo rosal del jardín se secó.

Y una noche te fuiste de mí
Con la muerte que cruel te llevó
Y a tu lado tu marcha lloraba
Por toda la dicha que el tiempo truncó.

Ilusorio jardín del recuerdo...
Aun evoco......
Que tarde más......
En tus ojos....

Viejo rincón
R. L. Cayol y R. de los Hoyos

Viejo rincón de mis primeros tangos,
donde ella me batió que me quería;
guarida de cien noches de fandango
que en mi memoria viven todavía...
Oh, callejón de turbios caferatas
que fueron taitas del bandoneón!
Donde estará mi garçonnière de lata,
testigo de mi amor y su traición?

Hoy vuelvo al barrio que deje
y al campanearlo me da pena...
No tengo ya mi madrecita buena,
mi rancho es una ruina; ya todo se acabo.
Porque creí - loco de mi -,
por ella di mi vida entera...
También mi fe se convirtió en tapera
y solo siento ruinas latir dentro de mi.

De un tango el vaivén
da vida a un amor;
de un tango al vaivén
nos hacen traición.

Cuando te quiebras en una sentada
juntando tu carita con la mía,
yo siento que en la hoguera de algún tango
se va a quemar mi sangre el mejor día.
Viejo rincón de turbios caferatas,
que fueron taitas del mandolion,
donde estará mi garçonnière de lata,
bulín mistongo que fue mi perdición?

Del fuelle al son, suena un violín
en el tablao de una cantina
y en un bulín que esta al doblar la esquina
los taitas aprovechan el tango tentador.
Pa que soñar? Pa que volví
al callejón de mis quereres,
a revivir el mal de esas mujeres,
sus risas, sus caricias, la farsa de su amor?

De un tango el vaivén
da vida a un amor;
de un tango al vaivén
nos hacen traición.

Viejo smoking
C. E. Flores y G. Barbieri

Campaneá cómo el cotorro
va quedando despoblado,
todo el lujo es la catrera
compadreando sin colchón,
y mirá este pobre mozo
como ha perdido el estado,
amargado, pobre y flaco
como perro de botón.
Poco a poco ya se ha ido
de cabeza pa'l empeño,
se dio juego de pileta
y hubo que echarse a nadar.
Solo vos te vas salvando,
porque pa' mi' sos un sueño
del que quiera Dios que nunca
me vengan a despertar.

Viejo smoking de los tiempos
en que yo también tallaba,
cuánta papusa garaba
en tu solapa lloró.
Solapa que con su brillo
parece que encandilaba
y que donde iba asentada
mi fama de gigoló.

Yo no siento la tristeza
de saberme derrotado
y no me amarga el recuerdo
de mi pasado esplendor,
no me arrepiento del vento
ni los años que he tirado,
pero lloro al verme solo
sin amigos, sin amor.
Sin una mano que venga
a llevarme una parada,
sin una mujer que alegre
el resto de mi vivir...
Vas a ver que un día de éstos
te voy a poner de almohada
y tirao en la catrera
me voy a dejar morir...

Viejo smoking, cuántas veces
la milonguera más papa
el brillo de tu solapa
de estuque y carmín manchó,
y en mis desplantes de guapo,
cuántos llantos te mojaron,
cuántos taitas envidiaron
mi fama de gigoló.

Virgencita de Pompeya
E. P. Maroni y F. Scolatti Almeida

Virgencita de Pompeya
nacida en el barrio turbio,
como una flor del suburbio
que embelleció al arrabal...
Te llevo siempre en mi pecho
de malevo y de compadre,
porque te colgó mi madre...
defendiéndome del mal.

Me basta que tu recuerdo
acaricie mi memoria
para vivir en la gloria
de una suprema emoción:
compañera de mis noches
de bohemio emperdenido,
que estás sintiendo el latido
de mi criollo corazón.

Desde Palermo, a Barracas,
de Puente Alsina a Pompeya,
nadie se paro en mi huella
ni se burló de mi fe;
y en mis horas de tristeza,
por muy hombre y muy derecho
te saqué desde mi pecho
y a escondidas, te besé...

Medallita de los pobres,
bendita señora mía
puesta por Dios como guía
para aliviar mi dolor:
Cuántas veces descansaste
sobre aquel pecho querido
de una mujer que no olvido
porque a tu lao palpitó.

Las vueltas que me he jugado
por no dejar de ser hombre,
cuando evocaba tu nombre
al fallarme el corazón...
¿Y te acordás, Virgencita,
la noche en que Pancho Almada
me tiró una puñalada...
y le rompiste el facón?

Virgencita de Pompeya
que no conocés el Centro.
Pero que estás tan adentro
en el alma nacional...
¡Te llevo siempre conmigo
en mi vida de compadre,
porque sos como una madre
que me defiende del mal!...

¡Viva la patria!
F.García Jiménez y A. A. Aieta

La niebla gris rasgó veloz
el vuelo de un avión
y fue el triunfal amanecer
de la Revolución.
Y como ayer –en inmortal
mil ochocientos diez-
salió a la calle el pueblo
radiante de altivez.
No era un extraño el opresor
cual el de un siglo atrás,
pero era el mismo el pabellón
que quiso arrebatar.
Y al resguardar la Libertad
del trágico malón,
la voz eterna y pura
por las calles resonó.

¡Viva la patria
y la gloria de ser libres!...
¡Viva la patria
que quisieron mancillar!
Orgullosos de ser argentinos,
al trazar nuestros nuevos destinos...
¡Viva la patria!...
¡De rodillas, en su altar!

Y la legión que construyó
la nacionalidad,
nos alentó, nos dirigió
desde la eternidad!...
Entrelazados vio avanzar
la Capital y el Sud,
soldados y tribunos,
linaje y multitud.
Amanecer primaveral
de la Revolución:
de tu vergel cada mujer
fue una fragante flor.
Y hasta tiñó su pabellón
la sangre juvenil,
haciendo más glorioso
nuestro grito varonil.

Volvé mi negra
J.M. Rizutti y J.A. Díaz Gómez

Fuiste derecha, no me manyaste
y aunque fui malo seguiste fiel,
como el cariño que me juraste,
recién lo llego a comprender.
Lo supe todo cuando mi daga
cortó la vida de mi rival,
"es inocente", y esas palabras
fueron el odio de tu lealtad.

Volvé mi negra al nido
que loco yo deshice,
el mal cruel que te hice
con besos has de olvidar.
Volvé mi negra buena,
volvé para perdonarme,
pues vos sólo has de darme
dicha y felicidad.

Y aquí otra vez juntitos
sabré compensarte
con cariño constante
tu nobleza y lealtad.
Volvé mi negra al nido
que mi cariño espera
la buena compañera
que no se irá jamás.

Si en estas noches de crudo invierno
triste y sombrío del arrabal,
siento en mi pecho intenso frío,
es que me espanta la soledad.
Por eso negra vuelvo a buscarte,
quiero que escuches mi corazón,
volvé ni negra, voy a pagarte
con mi ternura todo tu amor.

Volvéme el cariño
A. Supparo y E. Iribarne

Dicen que no me querís,
y que ya cambiás de amor
por el amor yo te pido
que no me digas que no.
Porque tu amor es el mío
y tuyo mi corazón.
Dicen que no me querís;
y que ya cambiás de amor.
Como yo quiero a mi patria
pido que mi quieras vos
como voces y banderas
al cumplir la conscripción
así quiero que me cumplas
tu juramento de amor.
Como yo quiero a mi patria
pido que mi quieras vos.
No te olvidés que un domingo
en la iglesia me juraste
que vos de naides serías
y Dios puede castigarte;
volvé de nuevo a la iglesia
que yo quiero confesarte,
no te olvides que un domingo
en la iglesia me juraste.

Volver
C. Gardel y A. Le Pera

Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno...
Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor..

Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor..
La vieja calle donde el eco dijo
tuya es su vida, tuyo es su querer,
bajo el burlón mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver...

Volver... con la frente marchita,
las nieves del tiempo platearon mi sien...
Sentir... que es un soplo la vida,
que veinte años no es nada,
que febril la mirada, errante en las sombras,
te busca y te nombra.
Vivir... con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez...

Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida...
Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenan mi soñar...

Pero el viajero que huye
tarde o temprano detiene su andar...
Y aunque el olvido, que todo destruye,
haya matado mi vieja ilusión,
guardo escondida una esperanza humilde
que es toda la fortuna de mi corazón.

Volvió una noche
A. Le Pera y C. Gardel

Volvió una noche, no la esperaba,
había en su rostro tanta ansiedad
que tuve pena de recordarle
su felonía y su crueldad.
Me dijo humilde: Si me perdonas,
el tiempo viejo otra vez vendrá.
La primavera es nuestra vida,
verás que todo nos sonreirá.

Mentira, mentira, yo quise decirle,
las horas que pasan ya no vuelven más.
Y así mi cariño al tuyo enlazado
es sólo un fantasma del viejo pasado
que ya no se puede resucitar.
Callé mi amargura y tuve piedad;
sus ojos azules, muy grandes se abrieron.
Mi pena inaudita pronto comprendieron
y con una mueca de mujer vencida
me dijo: Es la vida. Y no la vi más.

Volvió esa noche, nunca la olvido,
con la mirada triste y sin luz.
Y tuve miedo de aquel espectro
que fue locura en mi juventud.
Se fue en silencio, sin un reproche,
busqué un espejo y me quise mirar.
Había en mi frente tantos inviernos
que también ella tuvo piedad.

Y era buena
V.R. Carmona

Y era joven, bella y seductora,
su madrecita la cuidaba con primor,
en el barrio todos la querían
por su bondad y por su trato encantador.
Hasta que un magnate forastero
en regio auto una vez se le acercó,
le habló de joyas, de fiestas y de coches,
volvió dos o tres noches y al fin se la llevó.

Supo la madre,
que la llora como muerta,
pues bien sabe que a su puerta
no podrá ya retornar.
Nadie comprende
su inmenso sufrimiento,
no tienen sentimientos,
no saben perdonar.

Fue rudo el golpe
para aquella madre buena
y tan grande fue su pena
que muy pronto sucumbió.
Dios justiciero,
con gran benevolencia,
demostrando su clemencia,
puso fin a su dolor.

Y era buena… triste fue su signo,
se ha resignado, aunque muy grande su dolor,
pues comprende que era su destino
haber seguido aquel infame seductor.
Pues el hombre que le prometiera
miles de cosas que nunca jamás cumplió,
mostró muy pronto su corazón de hiena
y a la muchacha buena, aquel, la abandonó.

...Y reías como loca
E. Pereyra y J.A. Ferreira

Yo te vi mujer aquella noche
en el turbio bodegón de la ribera,
entregarte de lleno tal cual eras
a los tristes bandoneones del suburbio,
que en un tango lloraban sus amores.

Yo te vi mujer aquella noche
más pálida que nunca,
más triste y ojerosa;
y vi que tu vida estaba trunca
y que quemabas tus alas de linda mariposa.

Y no se mujer porque,
si de coqueta o nerviosa,
de rara o vanidosa,
reías y reías como loca.
Y sin darte cuenta tu,
que del tango su agonía
ibas llevando en su triste melodía,
el alma enferma de tu vida rota.

Oh mujer que aquella noche
en el turbio bodegón de la ribera
reías y reías como loca,
sin saber que tu vida estaba rota
y que los tristes bandoneones del suburbio
tocaban quizás tu último tango.

...Y si la ves dale un beso
C. Camba

Un mensajero invisible
me dice que me recuerdas,
tan triste como él, las cuerdas,
algún acorde menor.
El mensajero ha llegado
cuando se fue la esperanza,
que vuela pero no alcanza
donde se olvida el amor.

El amor y la esperanza
hace tiempo me olvidaron,
pero nunca me dijeron
que olvidaste vos también.
Cuantas veces he soñado
desde aquella vez sentida,
que tus ojos dieron vida
al sueño de mi bien.

Las palabras cristalinas
con aliento perfumado,
era encanto embelesado
de tu boca para mi.
Y al adiós de nuestras almas
una lagrima vertía
como la perla que caía
en tus labios de rubí.

Ve mensajero invisible
por las estrellas cruzando,
que yo me quedo soñando
en la distancia infeliz.
Y si la ves dale un beso
con el amor delicado
en un suspiro guardado,
sólo un beso…feliz.

Ya canta el gallo
F. Scolatti Almeida

Cuando las aves duermen,
y obra el silencio.
Cuando las aves duermen,
y obra el silencio;
por visitar la pampa
yo estoy sufriendo y sufro por ti.
!Ay, ay, ay, ay de mí¡
Luego es de mañanita,
ya canta el gallo.
Luego es de mañanita,
ya canta el gallo.
Pero en su solo canto
yo estoy llorando y lloro por ti
!Ay, ay de mí¡
Muchas veces sabiendo
que te amo tanto.
Muchas veces sabiendo
que te amo tanto.
Yo quisiera encontrarme
en el camposanto
lejos de ti
!Ay, ay, ay, ay de mí¡
!Ay, ay, ay, ay de mí¡
Y tan solo pensando
que he de perderte
Y tan solo pensando
que he de perderte
no le temo a la muerte
sino al no verte.
!Ay, ay, ay, ay de mí¡

Ya pa' qué
A. Supparo y R. Iriarte

Pa qué querés saber de mi querencia,
pa qué dentrar al monte ande nació,
si ha pasao la desgracia a toda rienda,
piantó con la alegría y la enlutó.
Y el jazmín que orillaba su ventana
abrazándose al Marco, se secó.
Si en ancas del invierno irás mañana
pa qué quejarte, si estás como yo.

Pa qué, si ya hasta el sol pasa de largo
y no hay flores que emponchen la pared
ni una moza que brinde un mate amargo
ni un pájaro que cante...ya pa qué.
Echao frente a la puerta está mi perro
que llora lo cristiano, porque ahí
anda un alma penando su destierro
y viene a riclamarme el alma a mí.

Pa qué tendría fin, pa que el silencio
te envolviera pa siempre el corazón.
Si yo, hecho al dolor, no me aquerencio,
cómo vas a aguantar el sacudón.
Así me contestó mi tata bueno
lagrimeando pa dentro...Yo ensillé
con la tarde, guardando mi pañuelo,
monté y le dije al pinto...Ya pa qué.

Yira, Yira
E. S. Discépolo y J. Berón

Cuando la suerte que es grela
fallando y fallando, te largue parao,
cuando estés bien en la vía,
sin rumbo desesperao.

Cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer,
secándose al sol...

Cuando rajes los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar...
La indiferencia del mundo
que es sordo y es mudo,
recién sentirás.

Veras que todo es mentira,
veras que nada es amor
que al mundo nada le importa,
Yira...yira...

Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda
ni una mano...ni un favor.

Cuando estén secas las pilas
de todos los timbres
que vos apretas...
buscando un pecho fraterno
para morir...Abrazao...

Cuando te larguen parao
después de cinchar
lo mismo que a mi.

Cuando manyes que a tu lado
se prueban la ropa
que vas a dejar,
te acordaras de este otario
que un día cansado
se puso a ladrar.

Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda
ni una mano...ni un favor.

Yo beso vuestra mano, señora
Rotter, Rubinstein y Erwin

Señora mía,
mi fantasía
me hizo soñar con un altar de estrella,
y es tal mi empeño
que de mi sueño
te vi surgir como un cantar, de bella.

Es tan ardiente mi pasión
que ya te di mi corazón.

La dulce flor de mi ilusión
yo brindo con placer
y ofrezco en la sutil canción
mis pruebas de querer;
divina, quiérote ofrendar
la llama de mi amor
y, lleno de pasión, cantar
feliz igual que un ruiseñor,
que así cantando morirá
mi lírico dolor.

Tú eras mi anhelo,
el dulce cielo
que sin cesar ambicionó mi pecho;
tú que eres buena,
mata la pena
que cobijó mi corazón deshecho.

Bien sabes tú que sin tu amor
he de morirme de dolor.

Yo nací para ti, tu serás para mí
E. Cadícamo y Brown-Freed

Oye, mi amor,
este cantar
que improvisó
mi corazón;
óyelo bien
ya que eres tú
quien me dio
la inspiración...

Tú eres para mí,
yo soy para ti,
linda muñequita
que es la sensación,
el escaparate
de mi ilusión...
Tu boca roja dice sí,
tus ojos al mirar
me cuentan dulcemente tu pasión,
yo sé que tú eres para mí.

Oye, mi amor,
este cantar
que improvisó
mi corazón;
óyelo bien
ya que eres tú
quien me dio
la inspiración.

Tú eres para mí,
yo soy para ti,
en la venturosa
senda del amor
andaremos siempre,
siempre juntos los dos.
En tus suspiros descubrí
secretos de pasión
y por detalles de tu corazón
supe que tú eras para mí.

Yo no se que me han hecho tus ojos
F. Canaro

Yo no se si es cariño el que siento,
yo no se si será una pasión,
solo se que al no verte una pena
va rondando por mi corazón...
Yo no se que me han hecho tus ojos
que al mirarme me matan de amor,
yo no se que me han hecho tus labios
que al besar mis labios, se olvida el dolor.

Tus ojos para mi
son luces de ilusión,
que alumbra la pasión
que albergo para ti.
Tus ojos son destellos
que van reflejando
ternura y amor.
Tus ojos son divinos
y me tienen preso
en su alrededor.
Tus ojos para mi
son el reflejo fiel
de un alma que al querer
querrá con frenesí,
que con fe me guiaran
por un sendero
de esperanzas y esplendor
porque sus ojos son, mi amor!

Yo no se cuantas noches de insomnio
en tus ojos pensando pase;
pero se que al dormirme una noche
con tus ojos pensando soñé...
Yo no se que me han hecho tus ojos
que me embrujan con su resplandor,
solo se que yo llevo en el alma
tu imagen marcada con el fuego de amor.

Tus ojos para mi
son luces de ilusión,
que alumbra la pasión
que albergo para ti.
Tus ojos son destellos
que van reflejando
ternura y amor.
Tus ojos son divinos
y me tienen preso
en su alrededor.
Tus ojos para mi
son el reflejo fiel
de un alma que al querer
querrá con frenesí,
que con fe me guiaran
por un sendero
de esperanzas y esplendor
porque sus ojos son, mi amor!

Yo sé hacer
A. Cepeda y C. Gardel

Y cuernante con razón
no creo el osado lenguaje
salido de los papeles
del que nace barrigón.
Soy de los mesmos críos
golpiao al tanto comprender
esta falta de poder,
esta escuela no es sentido
compararse al hombre escriba,
en la fuente de saber.
Aunque nacido y criao
en la escuela del sufrir
me doy maña pa vivir,
como el hombre más letrado.
Yo por trompiar he buscao
ponerle a un pingo el apero
y al avestruz más ligero
lo sé en el campo boliar
también una res arniar ,
pelarle un tatual al cuero
yo sé capar un potrillo
y cuidar un parejero
y al manzarron más mañero
la panza le sé estripar.
Que en un rulo
en una cancha poder
le se sacar y poner
a cualquier novillo el lazo
y bollar en campo raso
cualquier bicho pa comer.
Se enmaletar el arao
pa plantar una semilla
y en el tiempo de la trilla
recojo lo que he sembrao.
Yo por un lazo trenzao,
un cabrestro, un maniador
preparar como el mejor,
rodeo en un campo abierto
y hasta en el mesmo desierto
guasquiar un limpiador
Y si a mi escuela no me han dao
los que me dieron el ser, a fuerza de padecer,
la experencia me ha enseñao
que este autor que no me he dao
a fuerza de ser escrito
yo que siempre he vivido
por la ignorancia rodiao
en el campo desgraciao
de este suelo en que he nacido.

Yo también como tú
D. Larriera y H. Giampietro

Del ciego musicante
la música manida,
la tonada gangosa
de un lejano acordeón
revive en una estampa
borrosa y desvaída
el alma arrabalera
del turbio callejón.
La muchacha modista
que soñó una quimera
dorada, que no pudo
jamás satisfacer,
flor que duró tan sólo
lo que una primavera
y pasó como todo
lo que no ha de volver.

Qué profunda tristeza,
tiene la calle sola,
la música lejana
solloza en la milonga.
Todo está como entonces,
cuando tú eras la novia
que gustaba los versos,
los besos y las rosas.

Yo también como tú
me perdí en el camino
y entre sombras extrañas
paseo mi tristeza,
y no le pido cuentas
de mi vida al destino,
aunque es larga la ruta
y ruda la maleza,
El mismo torbellino
nos lleva a un mismo puerto,
la misma sed de olvido
nos une en hermandad.
Qué lejos nuestras almas
del callejón desierto
donde la vida un día
nos vino a despertar

Qué profunda tristeza,
tiene la calle sola,
la música lejana
solloza en la milonga.
Todo está como entonces,
cuando tú eras la novia
que gustaba los versos,
los besos y las rosas.

Yo te bendigo
J. A. Bruno y J. de Dios Filiberto

Daba la diana el gallo,
ladrando un perro desde lejos contesto
y el arrabal al despertar
al nuevo día saludo...
Lejos pasaba un coche...
Cual centinela que la guardia termino,
la luz temblona de un farol
como un lamento se apago.

Rompió el silencio el bordonear de la guitarra
y por sus cuerdas el dolor paso llorando
mientras una voz, que la pena desgarra,
canto de este modo su cruel dolor:
"Yo te bendigo pese al daño que me has hecho
aunque otros brazos te acaricien y te abracen,
pues el rencor no ha cabido en el pecho
que un día llenaste de luz y de amor!...

Mas si con dolor
llegas a llorar
al recuerdo del amor
que te supe dar,
piensa que te perdono
mi corazón
y el alma que por ti sufrió
te da su bendición."

Daba la diana el gallo.
Como un reproche a la amorosa bendición
ladraba el perro y de un farol
murió la luz con la canción...
Pero el "yo te bendigo"
que desde el fondo de su pecho el arranco
de la guitarra al cielo fue
y en una estrella se escondió...

Yo te perdono
E. Cadícamo y E. Goyeneche

Yo se que anda la pobrecita
por esas calles fingiendo amor;
igual que muchas tendrá en su almita
intenso frío y hondo dolor.

Te amé a la vera flor de pecado
como a ninguna mujer amé,
Dios es testigo que hasta he llorado
la noche aquella que no te hallé.

Mujercita, que mala fuiste,
jamás esperaba de ti una traición...
Cabecita loca, que daño me hiciste
al irte llevando mi corazón...

Como esas otras flores de fango
tendrás amores, más no serán,
sino cariños de una semana,
de esos que fríos vienen y van.

Yo te perdono, porque mi alma,
ruega que alivies su gran dolor,
mi amor te espera, muñeca mía,
forjando nueva canción de amor.

Acordate de aquella bohemia,
que lírica y dulce
que nos pareció!
Tal vez eso logre
volver hacia el nido
la paloma ingrata
que de él voló.

Yo tuyo soy, tuyo es mi amor
J. Caruso y F. Canaro

Yo vivo en el borde
de "Tuyo soy"
como la calandria.
Me acompaña sólo
-"tuyo es mi amor"-
la dulce esperanza
de que en mi cariño,
-"yo tuyo soy"-
llegue hasta tu alma.
De que en mi cariño
-"tuyo es mi amor"-
llegue hasta tu alma.
En las noches largas
de "tuyo soy"
cuando gime el viento;
yo lloro y cantando,
-"tuyo es mi amor"-
le confío al viento;
todos mis amores,
-"yo tuyos soy"-
y mis sufrimientos.
Todos mi amores
-"tuyo es mi amor"-
y mis sufrimientos.
Cuando sale el sol,
-"yo tuyo soy"-
con el me levanto
y solo en el corte
-"tuyo es mi amor"-
se oye mi llanto
Las aves se calman
-"yo tuyo soy"-
oyendo mi canto.
Las aves se callan
-"tuyo es mi amor"-
oyendo mi canto.

Zorro gris
R. Tuegols y F. García Jiménez

Cuantas noches fatídicas de vicio
tus ilusiones dulces de mujer,
como las rosas de una loca orgía
les deshojaste en el cabaret.
Y tras la farsa del amor mentido
al alejarte del Armenonville,
era el intenso frío de tu alma
lo que abrigabas con tu zorro gris.

Al fingir carcajadas de gozo
ante el oro fugaz del champán,
reprimías adentro del pecho
un deseo tenaz de llorar.
Y al pensar, entre un beso y un tango,
en tu humilde pasado feliz,
ocultabas las lágrimas santas
en los pliegues de tu zorro gris.

Por eso toda tu angustiosa historia
en esa prenda gravitando está.
Ella guardó tus lágrimas sagradas,
ella abrigó tu frío espiritual.
Y cuando llegue en un cercano día
a tus dolores el ansiado fin,
todo el secreto de tu vida triste
se quedará dentro del zorro gris.

Arriba