1." Nombrarlo está de más"
Poema de Rubén Loetti
Aporte de Guillermo Fernandez

2. Esculturas de Carlos Gardel por Carlos Benavidez
3. "Soneto a Carlos Gardel" por Hebert Fayet
4. "Don Carlos de Buenos Aires"
Aporte de Alberto Rasore

5. "Ciudadano del alma" por José Eduardo Weidmann
Aporte de Ángel Yonadi

6. Diálogo con José Caballero por Guadalupe Aballe
7. Alfredo Deferrari - Un amigo por Guadalupe Aballe
8. Gardel en París - Revista “Aquí Está” - 1949 por Horacio Estol
Aporte de Ángel Yonadi

9. Batiendo el justo por Enrique Dizeo
Aporte de Alberto Rasore


10. Carlos Gardel homenajeado por Jairo
Aporte de Alberto Rasore

11. Revista Caras y Caretas de 1935





Guillermo Fernandez de Paso de los Libres, Corrientes, Argentina, nos envía un poema de Ruben Loetti y un retrato excelente del Zorzal.

 

NOMBRARLO ESTA DE MAS

En mi tierra, la Argentina
hubo cantores a granel
pero nadie como él
que le cantó al arrabal,
tango vestido e' percal,
ese fue su sentimiento,
"porteñazo" fue su acento,
nombrarlo está de más.

Con sus sueños de zorzal,
hasta París se voló
el tango lo acompañó
y por supuesto, triunfaron,
las francesas suspiraron,
el mundo entero lo admiró
el guapo lo respetó
y las "minas" lo amaron.

Cuando cantaba mejor,
el destino lo llevó
el tango se entristeció
y lloraron las guitarras,
los bailes con techo e' parra,
fueron pasando al olvido
y el malevo resentido
ya no volvió a la farra.

Lo quisieron comparar
con ídolos del mundo entero
pero, ¡qué gesto más fulero!
si ya no habrá como él,
aunque Pavarotti sea Rey,
y Franck Sinatra La Voz,
hoy para hablar de cantor,
permiso... CARLOS GARDEL.

Rubén Loetti

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Esculturas de Carlos Gardel por Carlos Benavidez (Córdoba - Argentina)

 

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Soneto a Carlos Gardel
Por Hebert Fayet

A pesar que ya hace tiempo que has partido
vives siempre en el recuerdo de la gente.
Y la magia de tu voz es tan vigente
que parece, che Zorzal, que no te has ido.

Desde el dìa que en la Saco has perecido
abrasado, en el choque al Manizales,
en Colombia ya no cantan los zorzales
y en su suelo el gorrión ya no hace nido.

Que misterio se encerraba en tu garganta
que emociona el escucharte día a día
evocando al malevo y la percanta...

...con tal dejo de triste melancolía
que tu imagen con los años se agiganta
y conmueve nuestras almas todavía

Un Abrazo
Hebert Fayet

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"Don Carlos de Buenos Aires"
Letra: Julio G. Martín
Música: Horacio Quintana
Grabado por Rubén Juárez

Yo era pibe, Don Carlos, cuando lo vi a mi viejo
transitando su pena de la pieza al zaguán,
el pregón del diarero le ponía a Buenos Aires
el luto más porteño, absurdo y brutal.
Era purrete entonces, no llegaba a explicarme
el gesto desolado de la barra del bar
ni el apenado asombro de las pibas del barrio,
...pero el viejo aflojaba... y a mí me hizo llorar.
Don Carlos, a partir de su ausencia creció mi interrogante,
¿Quién era Gardel antes? ¿Quién fue Gardel después?
su espíritu porteño más fuerte que la carne
parió la misma imagen que un día se nos fue.
Don Carlos, su muerte es la mentira que nadie necesita,
la inocencia de un pibe nos dice la verdad:
...¿Gardel?... Yo lo conozco, es un señor que canta,
y hay que quererlo mucho, como dice papá.
El cafetín del barrio tenía su victrolera
una muchacha rubia que hablaba el alemán,
su tragedia, Don Carlos, le enlutó las ojeras,
...nunca supimos de ella cuando se fue del bar.
Fue su novia, lo mismo que el diarero su hermano,
porque usted fue marcado por Dios cuando nació,
ha de ser su destino cantarle a Buenos Aires
y vivirá en el pueblo para siempre su voz.

Un abrazo.
Alberto Rasore


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Alguien dijo refiriéndose a Gardel: " Un duende legendario nos ahorró su vejez".

Su rostro, su apostura, su mirada que continúan iluminando las fotografías, constituyen el centro de atención.
El duende, su ángel, está presente en el rincón donde él sonríe.

Todo a su lado puede haber envejecido, destiñéndose. Solo su voz y su figura parecieran sostener una vigencia de misterio. Su pueblo lo evoca en la extraña plenitud de su recuerdo.

Te entrego un poema del amigo José Eduardo Weidmann titulado:

CIUDADANO DEL ALMA

Sos el novio oficial de Buenos Aires
Y tu voz documento de porteño.
No importa tu rabona de franchute
Si "El Abasto" batió que sos su dueño.
Vos piantás y volvés a nuestras calles,
A ese barrio que es tuyo por derecho,
Por adopción, vivencias y detalles...
Que de pibe guardaras en el pecho.
Ese pecho de tango que cantaba
Con la Reina del Plata en el recuerdo.

Saludos cordiales a la barra gardeliana, y un abrazo para vos de tu hermano mayor.

Ángel Yonadi


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Diálogo con José Caballero
por Guadalupe Aballe

Guadalupe Aballe es docente y se ha ocupado con mucho éxito de realizar investigaciones sobre la escolaridad de Gardel, publicando verdaderas primicias en estos temas. Colaboradora permanente de actos y eventos, y muy especialmente en las tareas de recuperación de la casa- ahora Museo- de Carlos Gardel.

En el mes de julio del año 2003 tuve la suerte de entrevistar en forma telefónica al Sr. José Caballero, quien contaba 85 años en el momento de nuestra conversación.

Entre los variados y valiosos recuerdos del Sr. Caballero, hay uno que merece ser destacado en forma especial: uno que involucra a Carlos Gardel.

José era hijo de Froilán Caballero, jefe de comparsas de corsos y desde los cuatro años de edad tomaba parte en los carnavales de la época. Solían reunirse después del corso en una casa sita en la calle Uriarte, entre Honduras y Gorriti.

Cuando José tenía unos cuatro o cinco años de edad, tuvo la oportunidad de ver a Carlos Gardel y la escena que presenciaría quedaría grabada para siempre en la mente del pequeño niño, con tanta intensidad que, ochenta años más tarde, podía recordarla con nitidez plena.

El niño, como se dijo anteriormente, tomaba parte activa en la comparsa, trepaba sobre cuatro hombres y allí, arriba del cuarto, hacía prueba de equilibrios, luego ese cuarto hombre lo lanzaba al aire y el padre lo sujetaba. Otras veces iban a los cines o teatros, tenía que disfrazarse de clown o gaucho, zapateaba...En sus recuerdos aparece también la figura de Eduardo, un cantor que era de Junín, un hombre sencillo que cantaba muy bien.

En la ocasión que nos interesa, finalizado el desfile, se habían dirigido todos a esa casa de la calle Uriarte y Carlos Gardel estaba entre los presentes. Lo recuerda vestido con tiradores y cinto, el cinto era una faja y sobre ella usaba el chaleco, zapatos, polainas, camisa con gemelos y “lengue” de seda.

Estando todos en la casa nombrada, en un momento un grupo de personas comenzó a pelear, a discutir y a levantar la voz. Gardel no participaba en el problema, no gritaba ni discutía, estaba parado en el marco de la puerta de la cocina cuando alguien lo empuja involuntariamente (habían empezado a pelear y empujarse) y si Carlos no hubiera estado parado allí, se hubiera caído al suelo. En ese instante, don Friolán, (el padre de mi entrevistado) pasó el brazo por arriba de un hombre para pegarle a alguien y sin querer le pegó a Gardel un golpe de puño en la cara. Se quedaron todos quietos y al pequeño José, que se había asustado mucho, lo mandaron a la cama, le dieron chocolate y granadina para que se le pasara el susto. Más tarde, cuando volvió al patio, vio que Gardel ya estaba con rancho. Y no recuerda el motivo por el cual esas personas habían discutido y generado el conflicto que, sin querer, terminó perjudicando a Gardel.

Agradezco al Dr. Miguel Sangiovanni, por haberme puesto en contacto con el Sr. José Caballero.

Guadalupe Aballe

Alfredo Deferrari
Un amigo
Por Guadalupe Aballe

Fue uno de los amigos más apreciados por Carlos Gardel, fallecido veinte días antes que el inmortal Zorzal Criollo.

Hijo de Juan Deferrari y María Spinetto, ambos italianos y perteneciente la madre a la familia del mercado homónimo, creció en el seno de una familia numerosa, en una gran casa junto a tíos y primos. Desde muy joven cultivó la amistad con Carlos Gardel, siendo Alfredo habitué del popular Café de los Angelitos, y era usual ver allí a Gardel con José Razzano, Alfredo, Ernesto Laurent y Armando Deferrari, uno de los hermanos de Alfredo.

Con anterioridad a 1915, Alfredo inició una relación sentimental con una joven, cuyo fruto sería una hija, llamada Esther, a quien Alfredo llevó a vivir a su casa, quería mucho a su hija y por ella estaba dispuesto a todo, a darle lo mejor.

La familia tenía una cantera en Olavarría (su hermano Armando era el administrador), y Alfredo trabajaba en el Banco Nación.

Su amistad con Carlos Gardel se iba afianzando con el tiempo, tanto es así, que Alfredo y Ernesto Laurent ayudaron a la Sra. Cristina de Razzano a comprar casa mientras el dúo se encontraba de gira en Europa.

Es conocido por todos los gardelianos que la amistad de Gardel con Armando Defino y la confianza que el cantor depositó en él originó inconvenientes con el círculo de amistades comunes con Razzano. Alfredo Deferrari no fue una excepción.

Cuando en noviembre de 1934 fallece Ricardo Deferrari a raíz de una operación de garganta, Defino le comenta a Carlos la frialdad que percibió del entorno: "...algunos hicieron como que no me vieron, otros insinuaron algún saludo forzado".

En 1935, casado recientemente con Elcira Josefina Tosca Conte, una amiga de su hija, (con Elcira sería padre de otra niña: Perla), Alfredo enferma gravemente: sarcoma de pulmón. Armando Defino lo visita y a raíz de la carta que le envía a Carlos, deducimos que Alfredo no se había mostrado amistoso hacia él en esos últimos tiempos. Nos dice Defino: "Estuve a saludar a Alfredo. Ni siquiera adivina su mal, pero hay en él algo que se ha dulcificado. Demuestra cariño para ti y para mí, desconocido o no manifestado antes. Estuve cerca de dos horas a su lado y como se le impide hablar hacía que le hablara de ti, de tus éxitos, de tu futuro..."

Con estas palabras deducimos que Alfredo se había mostrado frío hacia Defino anteriormente y que ahora se había “dulcificado”. Esto lo había escrito Defino el 21 de mayo. Alfredo falleció el 4 de junio, a las 16 horas, en su casa de Victoria (hoy Hipólito Irigoyen) 2076, a los cuarenta y seis años de edad. La muerte de Alfredo entristeció profundamente a Carlos Gardel, quien escribió a Defino el día 20 de junio: "Me afectó extraordinariamente la noticia de la muerte del pobre Alfredo Deferrari, a quien yo le hubiera dado cien años de vida por su excelente condición. Ya mandé el pésame a la familia y te ruego que vos también expreses a esa pobre gente todo mi pesar. Cuando el pobre había encontrado la felicidad en su hogar recién construido ocurre esta injusta desgracia...Que Dios le ampare..."

Cuatro días después de escribir estas líneas y a tan solo veinte días de la muerte de su amigo, Carlos Gardel partía desde Medellín a la eternidad.

Los restos de Alfredo Deferrari descansan en el Cementerio de la Recoleta, en la bóveda familiar que se halla cerca de la entrada, próxima al monumento de Valentín Alsina.

Agradezco a la Sra Chichita Razzano, Vanesa Montacuto y Enrique Espina Rawson la colaboración prestada para desarrollar esta nota.



Gardel en París
Revista “Aquí Está” – 1949

Por Horacio Estol

Si alguna vez se propone -¿y porqué no?- crear el Día del Tango, sugiero que se opte por el 2 de octubre. En la historia de nuestra música popular debe haber muchas fechas memorables, pero va a ser difícil encontrar alguna que se compare a ese 2 de octubre de 1928, cuando Carlitos Gardel y el tango afrontaron un teatro repleto en el pleno París de los Campos Elíseos. Las damas de los palcos, que se habían subido los tapados, los dejaron caer sobre el respaldo de las butacas; los señores que habían hurgado en los bolsillos, buscando el número del vestuario, lo volvieron a guardar; y todos, franceses que no entendían una palabra de lo que ese hombre estaba cantando en el escenario, cedieron al mismo encantamiento mágico de la voz, la pura voz de Carlos Gardel, dándole ternura infinita a una canción. No importa lo que cantó, porque para ese público todas las letras se fundieron en una sola melodía, sólo interrumpida por el oleaje de los aplausos que hacía de pausa entre una y otra canción. Tampoco importan otros detalles de esa noche, porque nada podría agregarle fuerza al hecho definitivo y concluyente que quedó establecido al terminar el espectáculo: Gardel había conquistado al público con cuatro canciones... "Por supuesto" agrega Guibourg --, después fuimos a festejarlo... Lo mismo que Guibourg pudieron decir el noventa por ciento de los argentinos que esa noche estaban en París, porque todos habían acudido al Fémina, conjurados por la presencia de Gardel. Y, es claro, estaban también todos los “muchachos” que vivían en París: los Pizarro, Bachicha, Ferrer, Melfi, Mateo, Lomuto...

...Todos fueron a festejarlo. Los autos fueron del “roind point” de los Campos Elíseos hacia la Concordia, después siguieron a la Opera, de allí a la Trinidad y, enseguida, repecharon a la derecha, esa calle empinada que es Pigalle y que va a dar a la plaza donde Montmartre tiene su noche más intensa. En El Garrón, Manuel Pizarro dirigía todas las noches, a la una, un verdadero concierto de puchero criollo, que era lo que mejor cuadraba luego de los aplausos del Fémina, porque hacía juego con el tango. Y aquella noche, mientras Gardel organizaba su plato con el buen apetito dispuesto que nunca le faltó, comentaba el sucesocomo si hubiera sido un espectador - ¡Pero mirá estos franceses!¡Quién podía decir que iban a entrar así con el tango!. Sí, el tango "entraba" en París. Ese triunfo de Gardel era un espaldarazo para una historia que ya tenía quince años de antigua. Virtualmente, la historia del tango en París comenzó en la calle Entre Ríos, esquina Independencia, donde estaba el café El Estribo. Allí tocaba el “tano Jenaro” , y en el subsuelo tenía su academia de baile el vasco Aín; de modo que había ambiente de tango como para que pasaracualquier cosa. Se reunía una barrita como de quince músicos, entre los que estaba Celestino Ferrer, que un día se entusiasmó cuando alguien tuvo la ocurrencia de decir: -Y si nos vamos a tocar a París...

...¿Qué pasa? ¡París, vamos! ?dijo Ferrer-. Después, en ese mismo París, Ferrer me contaba que, de entrada, todo el mundo se acopló al proyecto. Pero a medida que la cosa se iba haciendo seria, empezaron a achicarse. Al final me decía Ferrer quedamos tres: Loduca, Monelos y yo. Después, por ahí, cuando ya estábamos sobre la marcha, se nos agregó el vasco Aín... El vasco razonaba bien: Ustedes son unos pipiolos... Cómo van a meter el tango si nadie sabe bailarlo, ¿eh?. Voy yo; les enseño a los franchutes lo que es una quebrada, y ya está. Y los cuatro se fueron a París. Por las dudas el vasco Aín se llevó un fonógrafo y unos discos. Y gracias a ese fonógrafo, después en París, pudo dar lecciones a domicilio. Solo que tenía que ir con él otro de los muchachos para cargar el armatoste. Eso fue en 1913. Después en 1914, llegó Filipotto. Enseguida hubo un paréntesis largo, marcado por la guerra. Pero en 1918 empezaron a llegar refuerzos para el tango. Un día caía Arolas; otro día, Pettorosi. Luego los Tanga, Rovatti, Fioravanti di Cicco, Bachicha, Melfi, el Tano Jenaro, Canaro, Manuel Pizarro... Pizarro con su historia, envolvió la de muchos otros, porque le tocó en suerte transformarse en una especie de organizador del tango en París. En el primer cabaret donde trabajó , El Princesa, hizo luego una especie de consulado argentino nocturno, que se llamó El Garrón; y después como ya lo hemos visto, multiplicó El Garrón inicial por tres o cuatro más, llegando con su orquesta hasta el escenario de La Opera... Todo eso, en quince años, le había dado una alternativa al tango que con el one-step, el fox y el vals completaban las variedades bailables que se preferían en el París de entonces. Y la perezosa sensualidad de sus compases hacía juego con aquel clima de abandono que se tendió sobre esa Europa en la posguerra. Eso había sido el tango, y eso era todavía cuando llegó Gardel en 1928. Por eso, aquellos aplausos del Fémina eran un espaldarazo definitivo; y, por sí sola, aquella noche del 2 de octubre fue para el tango en París tan importante como los quince años anteriores juntos...

...Gardel anduvo unos pocos días completamente despreocupado. Pierotti le había dicho que todo iba bien, y eso le bastaba. Ese plazo le vino bien para hacerse a las noches de Montmartre; y por más que vivía lejos, allí estaba a la hora en que hay que estar. Asesorado por los amigos que estaban asentados allí desde hacía tiempo, aprendió la nomenclatura indispensable de ese paraje de Montmartre que está bajo la supervisión legendaria y directa de la plaza Pigalle. Primero que nada, la calle Fontaine, con El Garrón y Palermo; enfrente el bar Costa, donde se jugaba el aperitivo al bidú; cruzando la calle otra vez, L’Alssacién, donde se podía cenar a las 6 de la mañana; después, la esquina, en que se cruzan siete calles, con el ángulo de la calle Mansart y Fontaine, esa especie de boliche grande, Chez Boudon, con especialidad en “soupe a l’oignon”; para el otro lado, en la calle Chaptal y Pigalle, una “brasserie” Gavarni, donde daba gusto ver tanta felpa roja; más arriba, en el bulevar, Graff con sus famosas “choucrout garni”; por la calle Mansart , ”A la Cloche d’Or”, donde todo era famoso. Y entretanto, de “coquille St. Jacques”, “plateau de St. Antoine grille” y “roti de veau aux endives”, un buen bife con huevos fritos, en aquel bodegón de la calle Fontaine, donde yo encontré su rastro, veinte años después...Claro que no todo era menú. Tuvo tiempo de echarle una ojeada a mucho más en esos primeros días auténticos de París: al “Ta-Ba-Rin”, en la calle Víctor Massé, donde se encontró como yo a Del Carril, un uruguayo que hace treinta y tres años que está en Montmartre, y que ya es medio gerente allí, cuando debió haber sido médico, porque por eso fue a París. A estudiar. Se hizo asiduo también de la Cabaña Cubana, en el otro extremo de la calle Fontaine, sobre la plaza Blanche. Alcanzó allí mismo a ver el Molin Rouge cuando era el Molin Rouge y no un cine como es ahora. Subió al Sacre Coeur, pasó por Lapin Agil, aprendió a beber “fin a l’eau”, fue hasta La Coupole, en Montparnasse, donde Bachicha estaba al frente de su orquesta, y, al cabo, quedó incorporado a esa vida de París que rige en Montmartre desde las nueve de la noche hasta cualquier hora de la mañana siguiente; o a la tarde, si es que había que ir a Auteuil porque corría un caballo de los Torterolo...

...No desentonaba en ese medio. El chambergo inclinado a la izquierda y el ala caída sobre los ojos, en ese ángulo preciso que él aseguraba al tacto, con dos dedos; la manera porteña y el aplomo desenfadado de su paso, todo eso que se transformó en su estilo y que le dió un aire compadrón de gran señor, todo eso no desentonaba en el París de aquellos días, como no desentonaría hoy. Hoy y ayer, entre esa actitud porteña y la costumbre de París no hay ningún choque. El parisiense que pasa por la acera de enfrente “cuando se trata de hombres jóvenes, sobre todo” puede parecer un porteño a nuestros ojos. Explicación ésta que serviría para entender la fácil transfusión de la sangre francesa de Charles Gardés a la porteñizada sangre de Carlos Gardel. Y que justificaría también esa vocación parisiense que no fracasa en ningún porteño.

EL FLORIDA

Esa misma semana se confirmó la habilidad de Santolini. No había tenido más que elegir entre todos los contratos que se le ofrecían a Gardel, y acababa de de elegir el que le parecía más interesante. “Es un contrato por tres meses.... --¿Cabaret?... Si. El Florida. Está en Montmartre... En la calle Clichy...” No era en cabaret del otro mundo. Simplemente uno de las cinco docenas que se encuentran escondidas por todas las calles de Montmartre. Estaba en los altos del teatro Apolo, y nunca había gozado de mayor notoriedad. Gardel fue con Pierotti a echarle una ojeada, y casi se le va el alma a los pies. Era un local lindo, bien arreglado, mucha felpa, mucho rococó, mucho “vestiaire”... ¿Che..., pero aquí “pas” de clientela... rezongó Gardel. Si, no anda muy bien...--¡Pero, qué rica banana éste!...--¡Callate! Por eso hizo un contrato macanudo. Ya te dije que Santolini es una fiera...¡Vas a ver!. Así llegó el día del debut. Esa noche inicial, en el Florida, se dieron cita otra vez todos los argentinos de París, y Gardel no necesitaba que se lo dijeran, porque apenas terminaba un número, voces familiares por el acento inconfundible de Buenos Aires le hacían sabias reclamaciones: --¡Mano a mano! --¡Viejo Smoking!--¡Muñeca brava!--¡ Como dudar de que eran porteños!... Después, comentando con Pierotti le decía: --“¡Pero aquí los únicos que forman son los argentinos! ¿Para qué vengo a cantar a París? ¿Me querés decir?....”Dejalo a Santolini...Él sabe. ¿ Estás ensayando esas canciones que te pidió?... Si... Pero no me hagas reír. Lo único que falta. ¡Que cante en francés!. Estos que vienen a escuchar tangos se van a chivar. Pierotti ¿eh? ? y con un tonito frenado, marcándole el compás con la cabeza, recordó: --Mirá que yo conozco a los marchantes...

...Estaba estudiando unas canciones para cantar en francés, por recomendación de Santolini. Le había hecho ver que eso sería muy simpático para el público francés. Este Santolini es corso, me dijiste, ¿no? le preguntaba a Pierotti. Si, claro.-- ¿Corso de qué?... ¿de contramano?... ¿De qué público francés me hablás?... Pero de pronto cuando Gardel quiso acordar, el Florida estaba lleno de franceses. Y no era sólo eso, sino que se trataba de gente que, por su aspecto era de lo mejorcito. Mujeres con grandes toilettes, caballeros de etiqueta... Pierotti le recomendó en el camarín: -- Hoy te podés cantar una de esas canciones francesas , Carlos... Y bueno... hizo uno de esos gestos muy suyos, como para decir que no entendía nada. Después ratificó la intriga: --Pero, ¿que pasó aquí? ¿ Me vas a decir que Santolini es brujo?... No , brujo no. Pero te aseguro que es vivo. Andá y hacé tu número.... Y Gardel esa noche cantó en francés por primera vez ante el público parisiense, alternando con su repertorio de tangos, y obtuvo los aplausos estruendosos y unánimes que, de ahí en adelante, se iban a oír en el Florida todas las noches durante tres meses…

Horacio Estol



Con estos versos, Enrique Dizeo saluda al popular jilguero criollo, rindiéndole un justo y merecido homenaje.

lAlberto Rasore


BATIENDO EL JUSTO
A Carlos Gardel (El más trovero de los troveros), derecho viejo.

 

 

¡Es un coloso, compadre!
Es el artista, predilecto, el único hasta la fecha.
Es el nuevo “Santos Vega”; si hay que creer o reventar.
Cuando interpreta un estilo, hay que darle la derecha...
Si es un criollo de mi tierra: que sabe lo que es cantar.
Por su voz clara, dulzona, melodiosa y cristalina
Hace rato que en la escena tiene fama este zorzal.
Con razón si entona un tango “plange” el bacán y la mina.
Mejor dicho, se emocionan los pobres del arrabal.
Con “Barbieri” y con “Ricardo”, dos “nenes” pa la guitarra,
en el “Centro”, donde raye, aunque “trine” en tren de farra
El más mísero “gotán”,
es el trovero de moda, porque hay alma, fibra y gracia,
Y si los reos lo quieren, lo adora la aristocracia
Porque a más de cantar lindo...
¡Es un “morocho” bacán!...

Enrique Dizeo
28 de septiembre de 1926

 

CARLOS GARDEL HOMENAJEADO POR JAIRO

Al cumplirse el 11 de diciembre de 1990 el centenario del nacimiento de Carlos Gardel, Jairo es invitado para desarrollar un espectáculo, patrocinado por la ciudad de Toulouse, lugar donde naciera nuestro querido cantor.


CARRERA ARTÍSTICA DE JAIRO

Mario Rubén González, tal su verdadero nombre, nació en Cruz del Eje, provincia de Córdoba, el 16 de junio de 1949. Sus primeros pasos, los dio en varios programas de la ciudad de Córdoba. Con el nombre artístico de "Marito" González, debutó en el Hotel Savoy, en Buenos Aires, acompañándose con la guitarra y se presentó en el "Show del Mediodía" y en "Escala Musical" por Canal 13, y en "Sábados Continuados" por Canal 9, mientras graba su primer disco titulado "El laberinto".

Excediendo la mediocridad del movimiento nuevaolero de esos años, decide tentar suerte en Europa. En 1970 adopta el nombre artístico de JAIRO, nombre bíblico que en arameo significa "El Iluminado Fiel", y viaja a Madrid donde graba su disco "Emociones" y en 1971 gana el primer premio de la Crítica y el segundo premio en el Festival de la Costa del Sol, en Málaga con la canción "Javier y Paloma". En 1974 obtiene un gran suceso con el tema "Amigos míos me enamoré", y al año siguiente graba "Jairo canta a Borges", con doce poemas del escritor musicalizados por otros tantos compositores argentinos, como Astor Piazzolla, Carlos Guastavino, Julián Plaza, Eladia Blázquez, Alberto Cortéz, Facundo Cabral, Daniel Piazzolla, Eduardo Falú, Rodolfo Mederos y Gustavo "Cuchi" Leguizamón.

En 1977, ya radicado en Francia graba en francés "LIBERTE", que incluía el famoso poema de Paul Eluard musicalizado por el propio Jairo. En 1979 graba su segundo disco en francés, "LES PLUS BEAUX NOEL DU MONDE", con el que obtuvo el disco de oro, y luego su tercer disco "JAIRO 1980", grabado en vivo durante su tercera presentación en el Teatro Olympia. Realiza otros dos trabajos musicales en el mismo idioma "SINFONIA" y "CHANSONS A REGARDER".

Es en 1981 cuando graba con Astor Piazzolla canciones compuestas especialmente para él por el propio Piazzolla y por Horacio Ferrer, entre ellas, la hermosa "Milonga del trovador". En 1982 edita su disco "L´AMOUR AU PRESENT", al mismo tiempo que se edita en Buenos Aires "Morir enamorado", uno de sus grandes éxitos.

Recién en 1983, con el regreso de la democracia en nuestro país, es cuando los argentinos, descubrimos a este excepcional cantor, ya consagrado en Francia.

En 1984, graba un nuevo disco: "LE DIABLE", realizando sobre la canción homónima un cortometraje Jean Paul Bourdeauducq, que fue presentado en varios circuitos cinematográficos de Francia. En 1986 graba "LA TRACE DE MES PAS". En este trabajo discográfico incorpora la canción "Gotango", escrita por Astor Piazzolla especialmente para él, con texto del autor francés Jean Marc Chérino.

ELEGIDO PARA HOMENAJEAR A GARDEL

Habiendo adquirido renombre internacional, es elegido en 1990, para los festejos del centenario del nacimiento de Carlos Gardel, en el Teatro des Mazades de Toulouse. Para la ocasión Jairo presenta el espectáculo "REVOLVER -El fantasma del Río de La Plata-". El espectáculo se llevó a cabo bajo el patrocinio de la ciudad de Toulouse, siendo grabado en vivo y luego presentado en el Teatro Casino de París.

El programa del espectáculo, dividido en ocho actos, fue el siguiente:
1) Gardel, en la eternidad, se eterniza eternamente.
2) Gardel dialoga, entre los nubarrones, con el hacedor del rayo misterioso y recibe graciosa prebenda.
3) Gran velada en el cabaret "El ángel de lata”.
4) Gardel asiste a una clase magistral dictada por Jorge Luis Borges acerca del tango, los payadores, y una cierta sonrisa.
5) Gardel, gaucho de Hollywood, canta con un ramo de rosas bordado en el chiripá.
6) Gardel, inmigrante de lujo, escribe desde el Waldorf Astoria una carta intercontinental a su viejita querida.
7) Gardel traba una amistad con un niño, Astor Piazzolla, que toca el tango como un gallego.
8) Gardel escucha, apesadumbrado, la implacable sentencia de la muerte: Contra el destino nadie la talla.

Jairo canta temas clásicos del repertorio de Gardel como, "Volver". “Cuesta abajo", "Melodía de arrabal", "Caminito", “Mano a mano", “Caminito soleado" y "Guitarra mía", más los temas especialmente compuestos con Daniel Salzano como: “Revolver", "El fantasma del Río de la Plata", "El libro de la ciudad", "El ángel de lata", "Rey del charol”, "EL gatorrante", "Los inmigrantes", "La canción de los aerolitos", "El aeropuerto de los amores", y "Santa Argentina".

EL DISCO GRABADO EN VIVO

REVOLVER
"El Fantasma del Río de la Plata"
Homenaje a Carlos Gardel
Incluye canciones originales del repertorio de Carlos Gardel
Estrenada en 1990 en el Teatro Mazades de Toulouse, Francia.
Producción de Jairo y Jacqueline Levasseur
Grabado en directo en el Theatre des Mazades, en el quartier des Minimes de Toulouse, donde nació Carlos Gardel.
Grabado los días 15, 16 y 17 de noviembre de 1990
Arreglos musicales y Dirección de orquesta: Dominique Sucetti.
Guitarras: Leonardo Sánchez, Pascal Danae, Raúl Mercado
Contrabajo: Thibault Delor
Aerófonos: Raúl Mercado
Bandoneón: Domingo Moles

REVOLVER, LA RAZÓN DE UN TÍTULO
Personificado como Gardel, imitando su vestimenta, su sonrisa, su peinado, Jairo intentó a través de las canciones de Gardel, más las suyas propias con letra del también cordobés Daniel Salzano, con el convencimiento de que si Gardel volviera de verdad, a lo mejor las hubiera cantado.

La letra de “Revolver” tiene que ver esencialmente con el hijo de Berta Gardés, pero también con el tango, los aviones, la Reina del Plata, los “burros”, las mujeres, la memoria y el olvido.

Sin perder de vista en ningún momento los aspectos documentales del personaje, “Revolver” hace hincapié en la representación del mito, su manera de cantar, de ser y de moverse, su fantástico equipaje, su manera infantil de entusiasmarse y su inimitable peinado reflectante.

La letra es la siguiente:

“REVOLVER”
Tango
Música de Jairo y letra de Daniel Salzano.

Hay veces que sueño que vuelvo a Argentina
montado en el aire, bajando del sol.
En casa me esperan un millón de amigos,
la vieja, el canario, y el funghi marrón.

Hay veces que sueño que vuelvo a Colombia,
que me hago el otario y no subo al avión.
Que con Peggy y Mary vamos al Retiro,
y en el tren fantasma hacemos el amor.

Si vieran muchachos que fiera es la muerte,
no hay timba, no hay patria, no hay burros ni sol.
Si cantás no te oyen, si hablás no contestan,
no se ve una mina por alrededor.

Hay veces que sueño que vuelvo a Argentina
montado en el aire, bajando del sol.
En casa me esperan un millón de amigos,
la vieja, el canario, y el funghi marrón.

Hay veces que sueño que abro el ropero,
descuelgo la viola y empiezo a cantar.
Que en el obelisco la Reina del Plata
levanta la antorcha de la libertad.

Pero lo más lindo que sueño en el sueño
es cuando me pongo el funghi marrón,
los tamangos nuevos, la biaba en el pelo,
y un par de diamantes en el comedor.

Si vieran muchachos que fiera es la muerte,
no hay timba, no hay patria, no hay burros ni sol.
Si cantás no te oyen, si hablás no contestan,
no se ve una mina por alrededor.

Hay veces que sueño que vuelvo a Argentina
montado en el aire, bajando del sol.
En casa me esperan un millón de amigos,
la vieja, el canario, y el funghi marrón.

Mi Buenos Aires querido
cuando yo te vuelva a ver

COMENTARIOS DE LA PRENSA

VOLVIO CARLOS GARDEL (De la mano de Jairo)
Hasta aquí Jairo había demostrado que era uno de los máximos representantes de la canción local e internacional. El timbre, la colotura y el extenso registro de su voz, más ese personalísimo "touch' a la hora de interpretar lo erigían en un grande de verdad. Desde el lunes se puede asegurar, sin temor a errar, que también es un cabal intérprete de comedia musical. En esta ocasión el cantante cordobés personifica a Carlos Gardel, de nuevo en la tierra, tras cincuenta años de eternidad. Más que una lectura fiel de la historia del Zorzal Criollo es una "mezcla" de acontecimientos, algunos verídicos y otros productos de la inventiva de Daniel Salzano. Se toma muy en serio la compenetración con el personaje. Lo consigue, pero no se mimetiza con él. Mantiene sus propias características expresivas y así gana una brava partida contra los riesgos de la emulación. De paso vuelve a demostrar que, como su homenajeado, cada día canta mejor.
Gustavo Lladós - EXTRA

Este fantasma, claro, ustedes lo han reconocido, lleva un nombre célebre en todo el mundo, Carlos Gardel. Hace cien años nacía en nuestra ciudad, un muchacho cuyo destino era el de hacer del tango una explosión en todo el planeta. El espectáculo en si, tiene la antes que nada la presencia de Jairo. Sabíamos, después de su espectáculo en el Bijou de nuestra ciudad, que este argentino posee la envergadura de los grandes. Servido por una voz educada en lo clásico, su interpretación utiliza todas las facetas de un canto que pasa de la súplica a la declamación, de la picaresca al surrealismo con una facilidad sorprendente. Eso es ARTE con mayúsculas. Gardel puede dormir tranquilo, tiene en Jairo un embajador ideal.
Robert Pènavayre - LA CROIX DU MIDI

VOLVER SIN LA FRENTE MARCHITA Y CON EL ALMA DE GARDEL
Salvando ciertas distancias, las vidas de Gardel y Jairo guardan ciertos paralelismos y correspondencias que seguramente al "propiciador" de éste espectáculo le habrán resultado irresistibles. Estos elementos, sumados a la indudable sensibilidad y talento del cantante cordobés enriquecen una propuesta ya de por si atrayente. Los momentos más emotivos se producen cuando Jairo interpreta dos canciones realmente sublimes: "Los inmigrantes" y "Santa Argentina". Los jóvenes bailarines, los trabajos escenográficos, la magnífica orquesta dirigida por Dominique Sucetti son otros puntos muy altos de ésta producción. El espectáculo ofrece magia, nostalgia, belleza y emoción y, como si fuera poco, cuenta con la formidable calidad interpretativa de Jairo, que también, cada día canta mejor.
Amadeo Lukas - LA PRENSA

JAIRO NOS DEVUELVE A GARDEL SANO Y SIN EL PESO DEL MITO
El homenaje a Gardel es obra de dos creadores de hoy. Seguramente por eso Jairo y su poeta Daniel Salzano han preferido tomar distancia del ídolo popular, antes que prolongar ciegamente la reverencia al mito. "Revolver" muestra a Jairo en la cúspide de sus condiciones vocales e histriónicas. Espléndida, vibrante, flexible, la voz de Jairo sabe de matices y refinamientos. Pero además su estilo interpretativo descarta sabiamente la copia del modelo al que rinde su tributo: Gardel. Es un nuevo desafío de Jairo-Salzano. Y el afianzamiento de un nuevo camino de exigencias que merece todo aplauso.
René Vargas Vera - LA NACION

Aporte de Alberto Rasore


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